No
basta compartir
la causa igualitarista,
ni estar
radicalmente
en
contra de la violencia machista. Si
alguien, hombre o mujer, critica la
deriva del
feminismo
como
ideología
identitaria
y
estatalista,
ello es inmediatamente equiparado con
posiciones
de extrema derecha y,
llevado al extremo, equiparado
con
la
posición
de
quienes niegan el holocausto judío. Este
feminismo convertido
en ideología estatal e identitaria,
ya
es
dominante
y
está muy cerca de convertirse en asignatura obligatoria en todas
las escuelas, públicas y privadas. Y
creo
no exagerar si digo que el
paso siguiente podría ser que
cualquier
crítica al feminismo
llegue
a ser
tipificada
legalmente
como delito de opinión.
El
bombardeo mediático es contínuo y machacón. La realidad objetiva,
no siendo menos tozuda, es invisibilizada, ocultada por la profusión
e intensidad de las
campañas de propaganda y el
ruido mediático. La
segregación de sexos está servida como reminiscencia fáctica del
más rancio catolicismo, ahora blanqueado por este feminismo de clase
media, patrocinado por el capitalismo y el estado. La huelga
feminista tiene
asegurado su éxito porque
cuenta
con el
patrocinio de
las instituciones del estado y
de las corporaciones capitalistas, mediáticas,
financieras, nacionales
y multinacionales.
Pero,
¿por qué podría interesar este
apoyo al feminismo, tanto
a ministerios como a empresas, a
la Guardia Civil como al Corte Inglés,a
la Iglesia Católica
o
al Partido Comunista?...¿podría
ser que siendo el feminismo
un
movimiento
transversal e
igualitarista,
estuviera
contribuyendo con ello a
tapar
la desigualdad
estructural, la que origina el sistema capitalista y su aparato
estatal de control social?...sólo es
un suponer.