viernes, 24 de julio de 2020

LA PESTE SEGÚN FREDY PERLMAN

Portada del libro y su autor, Fredy Perlman

Fredy Perlman (1934–1985) fue escritor y activista checoslovaco. Después de establecerse en EE.UU. escribió Against His-Story, Against Leviathan! (Contra su historia, contra Leviatán), libro muy influyente en el pensamiento postmarxista y anarcoprimitivista. En este libro se describe el proceso histórico de la aparición y desarrollo del Estado y la dominación social usando la metáfora del Leviatán, original de Thomas Hobbes. También con referencia al Estado, escribió The Continuing Appeal of Nationalism (La continua atracción del nacionalismo) y Manual for Revolutionary Leaders (Manual para líderes revolucionarios). Su pensamiento recibe la influencia de la corriente de pensamiento denominada situacionismo y en esa línea escribe otro de sus libros más leídos: "La reproducción de la vida diaria", así como su participación en la traducción colectiva del libro de Guy Debord “La sociedad del espectáculo”. Fue participante activo en los eventos del Mayo francés de 1968, tema de su trabajo descriptivo titulado Worker-Student Action Committees France May '68 (Comités de acción trabajador-estudiante, Francia, mayo del 68).

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La peste es una enfermedad infectocontagiosa que afecta tanto a animales como a humanos. Está causada por una bacteria -yersinia pestis- (1) y es una de las enfermedades bacterianas más agresivas, que puede llegar a provocar la muerte de la persona afectada. Generalmente se transmite por picadura de pulgas infectadas procedentes de roedores, que originan bubones en ingles y axilas, cuadro clínico conocido como peste bubónica. A la gran epidemia de peste que afectó a Europa a mediados del siglo XIV se la denomina también peste negra.

Por su oportunidad, traigo aquí un fragmento del libro de Fredy Perlman “Contra el Leviatán”, dedicado al episodio histórico de la primera epidemia de peste negra en época medieval:

domingo, 19 de julio de 2020

DE PANDEMIAS Y NACIONALISMOS



Introducción: sobre las naturales pandemias causadas por virus y las inoculadas por nacionalismo (de alcance tan global y no menos letal).

Entre la acción combinada de la pandemia de la viruela y la invasión colonial de los conquistadores europeos, la población americana, estimada en doscientos millones de indígenas, se vió reducida en un 95%. Pues bien, aún contando que fuera exagerada la matanza de indígenas atribuida a la Colonización, lo cierto es que aquella pandemia, como luego se ha comprobado en todas, fue aprovechada por los conquistadores (estados e imperios) para debilitar aún más la resistencia propia, natural, del sistema de inmunidad, mediante la expulsión de la población indígena de sus casas y tierras, con la imposición de trabajos forzados y con un radical empeoramiento de las condiciones de vida. Ellos los conquistadores, no padecían esas situaciones y aunque fueran portadores de la enfermedad, siempre serían afectados en una ínfima proporción, confinados como estaban en su posición privilegiada y dominante, por lo que podían saber que en la pandemia tenían un cómplice, un perfecto aliado de la conquista. Preguntémonos por las posibles similitudes de circunstancias en la pandemia que ahora sufrimos, no nos será muy difícil preveer la distribución de efectos en esta pandemia de ahora, a quiénes les tocará el papel de víctimas y a quiénes el de beneficiarios y supervivientes. ¿Quiénes son los indígenas y quiénes los conquistadores en esta pandemia? Lo cierto es que las enfermedades son mucho más letales cuando las víctimas ya se encuentran en situaciones mortíferas.

Las pandemias son una constante de nuestra humana historia, una fuerza de la naturaleza imposible de erradicar, sólo su relativa contención y tratamiento paliativo nos parecen posibles, no su curación ni su eliminación definitivas. Pero no está justificado que pensemos lo mismo de la bestia colonizadora, del leviatán estatal, no que lo situemos en el mismo pedestal, a la altura de las pandemias naturales imposibles de erradicar, no que lo aceptemos como bíblico castigo, necesariamente a soportar, como enmienda a nuestro presunto e imaginario abandono del Edén, ya se produjera éste por huída o por expulsión. Por eso que aquí no se hable de apresuradas necesidades tácticas (que si izquierdas o derechas, feminismos y ecologismos, independentismos soberanistas, que si cambios climáticos, planetas reciclables, emigración sostenible, rentas universales, que si estilos de consumo y entretenimiento a la carta), no sin antes hablar de principios y estrategia, no sin antes hacer una coherente evaluación de la historia contada, esa carente de sujeto, un ciego autorrelato de sí misma o, lo que es lo mismo, sin hablar de quién domina las malas artes de la historia-escritura. Hacerlo será necesario en su momento, hacerlo ahora, con prisa, sería un error fatal, una vuelta más en la jaula circular en la que ya venimos pedaleando desde hace demasiados siglos, las generaciones de humanos, como si fuéramos un sólo hamster, temeroso de que la máquina se pare. Mejor es ir al grano, averiguar cuanto antes la identidad de esa semilla de la que igual nacen pájaros que jaulas-máquinas destinadas a encerrarlos.
Lo que estoy proponiendo es abordar un orden lógico de prioridades, primero un acuerdo de principios y estrategia, saber quiénes hacemos qué y luego cómo y cuando lo hacemos.

sábado, 4 de julio de 2020

¡AY, LA NUEVA MODERNIDAD!

De Erik Thor Sandberg


Ay, si no fuera un viaje al principio de los tiempos, si al menos fuera un regreso a la época feudal

De la tribu nómada a la aldea agrícola, de allí a la ciudad-Estado, siempre colonial y con ganas de Imperio, necesariamente militar, política e industrial. De la guerra a la guerra, de revolución en revolución y vuelta a empezar. No será la última vez que lo diga: todos los que se suicidan también quieren pasar a mejor vida, ellos son los últimos creyentes de la Modernidad.

No pudo ser, al menos hasta ahora no pudo ser, el sueño del Progreso no pudo ser. Se hizo una separación artificial entre historia y prehistoria, se pensó que lo no conocido no podía ser escrito y que, por tanto, no había sucedido. Y punto. La Historia sólo podía dedicarse a lo suyo, a escribirse a sí misma - sea cual sea lo que realmente sucediera antes o pudiera suceder ahora- porque su finalidad no es la verdad, sino el Progreso, lo único autorizado a suceder...Y lo que “eso” es no lo sabe cualquiera.

En esa versión incompleta de los sucesos y con interesado método científico, el saber quedó limitado a lo escrito. Y ésto fue llamado Ciencia, Tecnología y Progreso, todo con mayúsculas, para no dejar rastro de duda acerca de su autoridad, de su esencia jerárquica y respaldo militar, ni de su prisa por guiar a la humanidad hacia su destino, a este tiempo de nunca acabar al que la propia ciencia histórica puso punto final y lo llamó políticamente Economía y/o culturalmente “Modernidad”. La verdad es que no se le puede pedir más a esta Historia, a una especialidad estanca del conocimiento, autodenominada “ciencia”, que con esas limitaciones no podía ser otra cosa que apariencia o ficción, narración y propaganda de su propio y moderno relato, eso sí, siempre nuevo, como escrito está desde siempre.

Pero al punto que hemos llegado, éste en el que hemos sido nuevamente convocados a reentrar, con renovada normalidad (*) en una época nueva, de nueva modernidad ahora totalmente nueva, y ya que reconocemos no tener nuevas opciones para un futuro realmente nuevo, qué menos que pedir una nueva normalidad en modo de innovador regreso a una nueva época feudal, qué menos que un nuevo pacto con el nuevo Estado nacional y su nuevo Capitalismo global (sea éste nuevamente liberal, nuevamente proletarista o nuevamente fascista), pero un pacto nuevo, de no agresión: yo te pago nuevos impuestos y tú me dejas vivir nuevamente en paz, en mi tierra y con mi comunidad, tú con tus nuevas leyes totalitarias y nosotros con nuestras antíguas costumbres campesinas y comunitarias. Nuevamente premodernas, sí, y de nuevo muy limitadas por este nuevo Fuero que os pedimos, sí, ya lo sabemos, pero en paz, al menos en paz: tú en tu nuevo castillo nacionalista y nosotros en nuestra vieja aldea comunal....¡pero ni ésto siquiera cabe esperar!
 
¡Quién nos lo iba a decir!, que pudiéramos llegar a añorar, como si fueran nuevos tiempos, aquellos de la época feudal.

Nota: 
(*) Novedad referida exclusivamente a la mascarilla o bozal, no a la distancia social, que eso no es nuevo.








jueves, 2 de julio de 2020

AGUILAR DE CAMPOO Y EL FUERO REAL




Un fuero intitulado “Fuero Real de España” (*), fue dictado por Alfonso X (“el Sabio”) con la intención de homogeneizar las leyes vigentes en su reino, básicamente constituidas por una gran cantidad y diversidad de fueros locales. Aguilar de Campoo fue la primera villa a la que le fue otorgado este  Fuero Real, lo que sucedió en marzo de 1255, conservando la villa este privilegio hasta 1332.
Sería después, en 1256, cuando el Fuero se extendiera a otras villas y ciudades del reino: Burgos, Palencia, Sahagún, Santo Domingo de la Calzada, Valladolid y, probablemente, Miranda de Ebro. Incluso alcanza aquellas localidades donde rige claramente un derecho concejil, como las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana (Alarcón, Alcaraz, Atienza, Arévalo, Avila, Buitrago, Cuéllar, Hita, Peñafiel, Segovia, Soria y, posiblemente, Cuenca, e incluso de la Extremadura leonesa (Trujillo). En 1257 se concedió a Talavera de la Reina, para tres años después retomar la política de concesiones del mismo texto a localidades como Ágreda (1260), Béjar, Escalona, y Villa Real (1261) y, finalmente, a Guadalajara, Madrid, Plasencia y Tordesillas, en 1262. La política de uniformidad del Derecho mediante la aplicación del Fuero Real se vio paralizada coincidiendo con los problemas económicos que atravesaba el reino y con el levantamiento de los mudéjares en Murcia y Andalucía en 1263. (**)