En Estados Unidos se empezó a denominar como ‘phubbing’ (contracción de snubbing y phone) a la acción de
prestar más atención a cualquier dispositivo que a la persona que
se tiene de frente.
Traigo aquí la reseña de una
conferencia de Ivan Illich que, a pesar de haber sido pronunciada
hace unos años, su interés me parece plenamente vigente para
una reflexión actualizada sobre los bienes comunes, que hoy sigue
siendo pertinente y plenamente vigente. Se trata de cómo los bienes
comunes fueron transformados en “recursos” por el capitalismo.
De cómo se pasó del medioambiente como “bien común”, al medio ambiente como
“recurso productivo y producto de consumo”. Esta transformación,
como entonces decía Ivan Illich, se encuentra en el punto ciego de
la economía política y ha sido ignorada incluso por los movimientos
autodenominados “anticapitalistas” o “antisistema”.
El silencio es un bien común, por Ivan Illich
Las computadoras están haciendo a la comunicación lo que hicieron las cercas a los pastos y los coches hicieron a las calles.
Las máquinas tienden a
invadir en cada aspecto de la vida de las personas y obligan a las
personas a comportarse como máquinas. De hecho, los nuevos
dispositivos electrónicos tienen el poder de obligar a las personas
a "comunicarse" con ellos y entre sí en los términos de
la máquina. Lo que estructuralmente no se ajuste a la lógica de las
máquinas es filtrado por una cultura dominada por su uso.
El comportamiento similar a una máquina de las personas
encadenadas a la electrónica constituye una degradación de su
bienestar y de su dignidad que, para la mayoría de las personas, se
vuelve intolerable a largo plazo . Las observaciones del efecto
enfermizo de los entornos programados muestran que las personas en
ellos se vuelven indolentes, impotentes, narcisistas y apolíticas.
El proceso político se rompe, porque las personas dejan de poder
gobernarse a sí mismas; exigen ser manejados.