lunes, 18 de abril de 2016

LA MAGIA DEL ESTADO



Consiste en un truco magistral: hacer creer al espectador que el pan se fabrica con crédito (capital) y no con harina ni con el trabajo de los agricultores y panaderos. Que el Bienestar depende de los servicios públicos (estatales), como la sanidad y la educación, que "provienen" del Estado. Así, a los ojos del espectador todo parece natural y lógico, el patriotismo es eso, un espectáculo de magia, un truco perfecto que convierte al espectador en miembro de una falsa comunidad de contribuyentes-patriotas, así todos somos Hacienda (Estado).
A pesar de su perfección, el truco tiene una paradoja que, a la larga, acabará poniendo al descubierto la trampa en que se basa. Las élites económicas y políticas que defraudan al Estado organizadas en redes criminales, dedicadas a evadir impuestos en paraísos fiscales, acostumbran a presentarse a sí mismas como patriotas, son los más firmes defensores de la libertad de mercado, son los más liberales, los que quieren menos Estado, pero al tiempo son los más necesitados de él, los más interesados en la reproducción y perpetuidad del aparato mercantil-estatal. 

Así, quienes más desprecian al aparato son los verdaderos beneficiaros del Estado, de su Bienestar. Por eso invocan al patriotismo de las masas, solicitando su amor por el Estado, porque de ello depende la hacienda pública y su modus vivendi.

Ahora salen los papeles de Panamá con la intención de producir el escándalo de los honrados contribuyentes. Hasta ahora nadie parecía saber nada. Pero es que ahora los Estados tienen una gran merma de ingresos, cada vez tienen más deuda y menos contribuyentes seguros, menos trabajadores, porque el capitalismo necesita cada vez menos trabajo para producir lo mismo o más que cuando había trabajo. ¿Quién contribuirá en adelante a sostener el aparato estatal?...La solución pasa por reducir al máximo las concesiones a las clases populares (los servicios públicos y las pensiones). Pero eso no basta, y aunque bastase, hay un tope a partir del cual podría producirse una rebelión generalizada e incontrolable. Por eso, es preferible hacer una ofrenda, sacrificar a unos pocos defraudadores profesionales para escarmiento y ejemplo de las masas. Es el mal menor que han pensado, mejor eso y no que se hunda todo el tinglado. 

De lo que tratan ahora es de ganar tiempo, de rehacer el balance de la cuenta de beneficios, que los más perjudicados por la crisis se sientan confortados en su sacrificio personal, al ver que el Estado también obliga a pagar impuestos a la jet tradicionalmente defraudadora. Que vean las clases populares que la justicia del Estado funciona. El caso es que el aparato siga en pie, que las masas populares refuercen su patriotismo, su adicción al Mercado y al Estado...Deslumbrante, perfecto el truco.

viernes, 1 de abril de 2016

PARA QUE PRENDA LA REVOLUCIÓN INTEGRAL (Parte 2)

Ayuntamiento estatal-Ajuntamiento comunal

II

¿QUÉ HACER?


 
1. Planteamiento

En nuestro primer encuentro pareció quedar sentado que lo que denominamos revolución integral es un proceso todavía incipiente, insuficientemente maduro y que, por tanto, necesita ser elaborado con mayor profundidad. Yo también lo creo, pero también pienso que esa maduración nunca será completa, ni del todo real, si es carente de experimentación vital y de acción política. No es contradictorio seguir reflexionando y debatiendo acerca de principios y estrategias, al tiempo que experimentamos formas de organización y estrategias que nos permitan avanzar, en coherencia con la ética y la integralidad que proclamamos, afrontando los riesgos que eso conlleva.

Se trata de ser consecuentes al tiempo que corresponsables en la realidad que está sucediendo y que nos hemos propuesto transformar. Pienso que en la actualidad, tanto en el estado español como a escala global, se dan unas circunstancias óptimas para la propagación de la idea de revolución integral, porque la deriva autodestructiva de la globalización neoliberal está propiciando un posicionamiento personal de base ética y escala universal, que es compartido, aún de forma difusa, por una masa crítica de personas y movimientos sociales en todo el mundo.