martes, 26 de enero de 2021

DESCONFIANZA NO ES TERRAPLANISMO (2)

 

Dos portadas: Del Informe 2021 del Foro Económico Mundial sobre los riegos globales (1) y del libro "Manual para detectar la impostura científica" (2), del biólogo Emilio Cervantes (3)

 

Desde hace tiempo, habitualmente me asomo al facebook un par de veces a la semana, como mucho. Esta vez me he encontrado con una cantidad inusual de comentarios y con reacciones que me avisan de haber tocado alguna fibra muy sensible en una parte de quienes llegan a leer algo más que el titular de lo que ahí escribo. Antes que nada, quiero aclarar que el texto que utilizo de referencia en mi artículo proviene de medios políticos afines al movimiento zapatista, con los que mantengo buenas relaciones a pesar de algunas discrepancias, más estratégicas que de principios, pero que son bien compatibles con la amistad y con mi propia autonomía de pensamiento. Me disculparán que me extienda en la respuesta y que lo haga en bloque. 

Hacer un cálculo especulativo sobre el efecto negativo, ¡y hasta peligroso!, que en la opinión pública pueda tener hablar sobre desconfianza en el relato oficial de la pandemia, es un gesto radicalmente político, en el sentido más sectario o faccioso del término “político”. Defiendo que ante todo poder político la desconfianza es por sí misma una medida de sentido común, de salud mental y autonomía personal. Puedo llegar a entender que desconfiar del poder político sea considerado “opcional” en el contexto faccioso en el que sucede la política, y que cada hijo de vecino opte por depositar su confianza en quien quiera, lo entiendo pero no lo comparto, porque esa confianza política implica una grave dejación de libertad y responsabilidad, pero es que en el plano del conocimiento científico, el de la Ciencia, la desconfianza es consustancial a su propia definición y método. La confianza, sí es ciega y no es entre iguales, hace inviable todo avance del conocimiento, niega el método científico con el que la ciencia justifica su propia autoridad. Ni en el contexto científico, ni menos aún en el plano político, estoy dispuesto a entregar mi confianza. Me ha llevado mucho tiempo, porque es muy incómodo, pero a día de hoy tengo muy claro que sólo estoy dispuesto a depositar mi confianza en mis iguales, nunca en quien ejerza una posición de poder sobre mí, sea político, científico o sea el mismísimo Verbo divino.

De haber sido otro el color político del actual gobierno, puedo imaginar cuál sería la “lógica” desconfianza de quienes hoy me la desprecian, aunque ese hipotético gobierno estuviera igualmente guiado por los mismos expertos científicos. Hasta puedo imaginar que contaría con su adhesión y apoyo si se diera tal circunstancia. Solo espero que si fracasan las medidas contra esta pandemia no me atribuyan parte de la culpa. 

La desconfianza ante todo poder político no sólo es una medida de salud mental y sentido común, además es, como ya dije, inherente al método científico, por lo que la desconfianza está mucho más justificada si es despreciada desde ese ámbito científico, porque en éste es hipótesis obligada, camino a explorar y a tener siempre en cuenta, a no ser que el proceso sea de naturaleza no científica, política por ejemplo. Ésto es muy difícil de aceptar, lo sé, desde el paradigma dominante y su relato oficial. 

Pero, ¿cómo no desconfiar cuando el relato científico - su discurso comunicativo- coincide con el político?, ¿cómo que la pandemia y la política son planos distintos?, es como decir que la economía no tiene que ver con la política. ¿Quién puede decir, sin sonrojo, que el modelo de medicina hoy dominante es exclusivamente científico, que no está infectado por intereses económicos y políticos?, ¿cómo no desconfiar cuando se afirma que todas las medidas políticas se toman con subordinación al criterio de los expertos “científicos”?...de unos concretos científicos, que sin rubor han contribuido a fijar en la opinión pública la idea, tan contraria a la ciencia, de que este coronavirus y todos los virus son “bichos” y son “malos” (4). Habrá quien justifique esta barbaridad científica como mentira piadosa, “para que lo pueda entender el público ignorante y no se relaje su obediencia durante la pandemia”. No sé qué es peor. 

¿Dónde estaba esta ciega confianza en la ciencia moderna y su tecnología, cuando nos oponíamos al despliegue de la energía nuclear o de las aplicaciones industriales de la investigación genética (contra los transgénicos)?

Quede bien claro que aciertan quienes sospechan que mi intención es la de promover la desconfianza, pero fallan si piensan que esa intención es oculta, porque para mí la desconfianza en el poder es un principio tan ético como científico. Y hasta me atrevo a decir que tan ecológico como político (5). 

Si no fuera por el interés general y la gravedad de la situación, le dedicaría más tiempo a refutar los gratuitos ataques personales. Tiene toda la razón uno de los comentaristas cuando afirma que no se puede frivolizar con los muertos en esta pandemia. Tan de acuerdo estoy que por eso reclamo no sólo investigación y transparencia -si no política, sí al menos científica-, reclamo justicia y castigo por las muertes no provocadas por la pandemia sino por la gestión no científica y nulamente ética de la misma, así como por las muertes provocadas por mala gestión y por mala praxis médica, por el abandono de las personas mayores y de la gente con  enfermedades crónicas y graves, por ejemplo, de todos los enfermos oncológicos que dejaron de ser detectados y tratados a tiempo (¡¿dónde está esa estadística?!), por centrar los recursos  en el control de la gente sana y, en definitiva, por la burda subordinación a la agenda económica capitalista,   por su coincidencia con la misión eugenésica que le es consustancial a este sistema, ¿o hay quien lo duda todavía?.

Y a propósito de tal agenda, éste es mi mensaje al bando de los ingenuos negacionistas-conspiracionistas : no busquen intenciones ocultas, ni grupos masónicos en la sombra, no pierdan más tiempo y energía, dejen de prestarse al juego haciendo de tancredos útiles. Si el darwinismo produjo el creacionismo, ustedes, conspiranoicos y negacionistas, son el producto útil al afirmacionismo que hoy, a todos, nos manda callar y confiar a ciegas.

A todos recomiendo una dosis de realidad, como por ejemplo: leer el último informe del Foro Económico Mundial, publicado a principios de este año 2021. Dedicado a los riesgos globales; es su propio análisis y previsión, basada en la generalización de las tendencias puestas de manifiesto en esta pandemia. No puede ser más tremendo, es una verdadera e histórica confesión de incompetencia sistémica, que ya no tienen reparo en confesar, no al menos mientras tengan asegurada su propia supervivencia, bien ligada ésta a la acumulación/concentración de capital y poder, nada que ver con la vida de la gente. La pandemia del covid19 se desvela como el desastre perfecto para el capitalismo del desastre. En ese informe, éste es, resumido, el cuadro de sus previsiones a corto, medio y largo plazo, que debajo he traducido: 

Riesgos a corto plazo (0 a 2 ños): Enfermedad infecciosa- Crisis de subsistencia-Meteorología extrema-Medidas de ciberseguridad-Desigualdad digital.

Riesgos a medio plazo (3 a 5 años): Estallido de la burbuja de activos-Ruptura de la infraestructura informática-Inestabilidad de precios-Choque de materias primas/productos básicos-Crisis de la deuda.

Riesgos a largo plazo (5 a 10 años): Armas de destrucción masiva-Colapso del Estado-Pérdida de biodiversidad-Avances tecnológicos adversos-Crisis de recursos naturales.

Que la perspectiva de la Humanidad a diez años tenga como principal riesgo el desarrollo de guerras nucleares y la descomposición de potencias globales, evidencia hasta qué punto el mantenimiento del sistema se asocia al desarrollo de la barbarie… incluso entre la propia clase dirigente.

 

Notas:

(1) El Foro Económico Mundial dice de sí mismo: "El Foro involucra a los líderes políticos, empresariales, culturales y otros líderes de la sociedad para dar forma a las agendas globales, regionales y de la industria. Fue establecido en 1971 como una fundación sin fines de lucro y tiene su sede en Davos, Ginebra (Suiza). Es independiente, imparcial y no está vinculado a ningún interés especial. El Foro se esfuerza en demostrar el espíritu empresarial en el interés público mundial, al tiempo que mantiene los más altos estándares de gobernanza. La integridad moral e intelectual está en el centro de todo lo que hace. Nuestras actividades están moldeadas por una cultura institucional única, fundada en la teoría de las partes interesadas, que afirma que una organización es responsable ante todas las partes de la sociedad. La institución combina y equilibra cuidadosamente lo mejor de muchos tipos de organizaciones, tanto del sector público como del privado, organizaciones internacionales e instituciones académicas. Creemos que el progreso se logra al reunir a personas de todos los ámbitos de la vida que tienen el impulso y la influencia para hacer un cambio positivo".

(2) El autor, Emilio Cervantes, hace un análisis del libro de Darwin "Sobre el origen de las especies"  a partir de la crítica del mismo por Pierre Flourens (1794-1867), biólogo y médico considerado uno de los fundadores de la neurobiología experimental. La ilustración es de P. Gustave Doré, dibujo para la edición en 1861 de "Inferno", primer poema de la Divina Comedia de Dante. La leyenda dice: "En  medio de esta nuestra vida mortal, me encuentro descarriado en un bosque sombrío". 

(3) Emilio Cervantes es biólogo, científico titular del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca. Encabeza así su blog "Biología y pensamiento" : La buena ciencia no teme a la historia. La biología es la ciencia de la vida; pero, .....la vida, impredecible e indefinible, escapa como agua del cesto de la ciencia".(www.madrimasd.org/blogs/biologia_pensamiento/)

(4) ¿Cómo podemos esperar rigor científico de lo que nos dicen los expertos que asesoran a los gobiernos en la pandemia, cuando desde la propia clase científica se reconoce un profundo desacuerdo acerca de lo que es un virus? Desde hace décadas subyace en la comunidad científica un debate  acerca de si los virus son una forma de vida o son sólo materia orgánica que interactúa con los seres vivos. Sí es cierto que aunque no exista un consenso científico absoluto, se tiende a no considerar a los virus como estructuras biológicas vivas. Se asemejan, porque tienen genes, se multiplican, tienen una estructura compleja y evolucionan, sim embargo, existen contundentes contraargumentos, porque al carecer de una célula no pueden cumplir las funciones vitales que definen la vida, como metabolismo, homeostasis, irritabilidad, desarrollo, reproducción, adaptación y autopoiesis. Son entidades mucho más simples que una célula, compuestas de un tipo de ácido nucleico (ARN o ADN) y proteinas, en estado inerte. De acuerdo con la teoría celular los virus no son organismos vivos y por eso la inmensa mayoria de científicos los excluyen de los sistemas de clasificación biológica. Sin embargo, y a pesar de este consenso, en la propia definición del  National Human Genome Research Institute se afirma que los virus "necesitan" infectar células y usar sus componentes para hacer copias de sí mismos...como dice el biólogo Máximo Sandín: "la atribución de una "necesidad" a una partícula inerte se enmarca en el esquema mental de las delirantes afirmaciones que no nos cansamos de oír a los expertos en los medios de comunicación, sobre las estrategias, la maldad, las intenciones de los perversos virus".

Máximo Sandín es doctor en Ciencias Biológicas y en Bioantropología ,ahora jubilado, fue profesor de Evolución Humana y Ecología en el Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid. Recomiendo leer sus artículos sobre los virus y la covid-19 en su blog "Somos bacterias y virus", donde aduce argumentos tan inquietantes como éste:  

"Si el SARS CoV2 era sospechoso (más bien imputado), éste se puede calificar de procesado y declarado culpable de manipulación tecnológica y social, porque su descripción es prácticamente la narración de cómo se fabrican en laboratorio los virus “quimera”. Pero ¿de qué nos quieren convencer? ¿De qué mentes brillantes salen estas “explicaciones científicas”? ¿Cómo se pueden ensamblar espontáneamente en la Naturaleza fragmentos de virus de aves, cerdos, humanos y “de otros mamíferos”? Aquí les voy a ahorrar un comentario humorístico porque el tema es lo suficientemente indignante como para bromear. ¿De qué hablan cuando especulan con “descendencia genética” y “linajes” de virus? ¿De reproducción sexual o asexual de los virus? Resulta, (al menos a mí me resulta) incomprensible que científicos que saben qué son y cómo son los virus utilicen estos argumentos. Si intentamos buscar una posible explicación, tal vez sea que no se puede esperar que alguien comprenda algo cuando su sueldo depende de que no lo comprenda. Hay otra alternativa, pero es mucho peor: Que lo comprendan. Que sepan lo que están haciendo. Ellos sabrán los motivos".

 (5) Por supuesto que todo ésto tiene que ver con Ética y Ecología. Como dice Adrián Almazán al hablar de su reciente libro "La batalla por las ideas tras la pandemia", es imposible comparar, sin desesperarse, la imagen de la crisis que ofrecen los medios de masas con la que ofrecen las publicaciones científicas. De su anterior libro ("La economía política del desastre"), el propio autor dice que "pretendía ganar adhesiones ecologistas, mostrando la inevitabilidad de un colapso ecosocial catastrófico", pero reconoce que "el intento era muy complicado habida cuenta del carácter negacionista de nuestra ortodoxia cultural". En "La batalla por las ideas tras la pandemia" dice que ha sido más explícito, "identificando esa cultura medioambiental ortodoxa y poniendo de relieve su desconexión con los hechos y con cualquier interpretación sensata del principio de precaución. La intención no es tanto la de ganar adhesiones -que también, claro- como la de explicar por qué la vaga adhesión ambientalista de la cultura de masas es en el fondo una adhesión a la devastación ambiental".Atención, pues, a la agenda en marcha, la del Green New Deal, la del liberalismo verde que nos invita a abandonar todo proyecto de transformación social y a admitir que, para hacer frente a la grave crisis ecosocial en curso, de la que forma parte esta pandemia, lo que necesitamos es  contribuir a engrasar la  maquinaria de las democracias liberales capitalistas, nada de desconfianza, a callar pues, que este problema de la pandemia y de la crisis sistémica que la envuelve, nada tiene que ver con el Capitalismo ni con el Estado, porque es culpa de la Naturaleza, incluida la naturaleza humana.   



jueves, 21 de enero de 2021

DESCONFIANZA NO ES TERRAPLANISMO

 

 

Si la verdad necesita imponerse por decreto y a la fuerza, desconfiar de esa verdad es de sentido común, lo más natural y lógico. Acusar de terraplanismo a todo aquel que desconfía de la versión única/oficial, además de inmoral, es una burda maniobra que no favorece la causa de la verdad, no si esa versión  es la única que se permite expresar, no si se ocultan otras versiones, si se hurta el debate. La democracia, creo yo que  se la juega más en la deliberación que en la votación, es en la libertad de expresión donde tiene su prueba del algodón. Se niega la democracia si se impide la deliberación y la libre expresión  de las ideas. Aún es de mayor bajeza moral utilizar los canales de propaganda oficial  para ridiculizar a la disidencia presentándola como un sólo bloque, representado por la versión "friki" de la misma, mientras que se oculta e invisibiliza a quienes mejor pudieran representar la pluralidad de la disidencia. Es, además de inmoral, políticamente perjudicial para quienes creen defender “la verdad”, porque así están favoreciendo que el debate público quede confinado en el mentidero de las redes sociales, en las que calculan que “como todo es mentira, la verdad acabará resplandeciendo”...en los canales oficiales, claro: en la opinión pública creada por el poder mediático.

Desde Guatemala me llega un texto que, procedente de Uruguay (La Libertad Press), ya es viral en los países de habla latina y que viene a expresar una queja universal por el agresivo y burdo ataque a la libertad de expresión que caracteriza al manejo de la opinión pública durante la Pandemia, que por las evidencias que vemos, tiene  interpretación  y dimensión tan única y global como la propia Pandemia. Esto dicen por allí:

TENGO DERECHO A DESCONFIAR (AUNQUE ESO TE MOLESTE)

Si se mueren 23 ancianos en Noruega tras recibir una supuesta vacuna contra el COVID-19, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si varios políticos en todo el mundo, ante cámaras, simulan aplicarse una vacuna y al hacerle zoom al video descubren que la jeringa no tenía aguja, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si hay autoridades que ignoran los códigos de la UNESCO, los de ética médica y la Constitución de sus países, para sugerir que vacunarse debe ser obligatorio, tengo derecho a oponerme, aunque eso te moleste.

Si casualmente los protocolos pasan por evitar hacer autopsias, como para establecer de manera precisa las causas de muerte, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si hay un estímulo económico internacional para que los gobiernos hagan tests PCR y para vacunar, como en Francia, que se le pagará 5,4 euros a los médicos por cada vacuna, veo un claro conflicto de intereses entre el plano comercial y el sanitario, entre el interés personal y el bienestar general, y tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si cambian la definición de pandemia para ajustar un relato donde no estamos viendo una tasa de mortalidad exultante ni diferente a la que siempre hubo, ni estamos viendo vecinos que salen en ambulancias todos los días, ni gente muriendo de COVID-19 en las calles, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si dicen que el problema no es la mortalidad, sino la posibilidad de que se desborden los centros de terapia intensiva, y luego aparecen imágenes donde esos CTI con supuesto riesgo de colapso resulta que estaban vacíos, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si la OMS presidida por un acusado de terrorista, tras haber financiado y otorgado armas al Ejército de Liberación De la Gente de Tigray en Etiopía (Ejército de Liberación, ¿te suena?) felicita a China y Venezuela por su manejo de la pandemia, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si tras publicar las estadísticas de COVID del día, aparecen familiares de fallecidos a decir "mi papá se murió de un infarto, no se murió de COVID, ¿por qué mienten?", tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si me tratás de ignorante, alegando que se debe confiar en los expertos, y aparecen expertos a decir que los protocolos son exagerados y se está manipulando a la gente con información que no se ajusta a sus conocimientos, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si primero aseguran que es una idiotez usar tapabocas "porque se pueden agotar para el personal médico", y luego somos idiotas quienes no lo usamos, es decir que somos idiotas de cualquier modo dependiendo de qué humor se levanten las autoridades, y yo no creo ser un idiota, tengo derecho a desconfiar, aunque eso a vos te moleste.

Si anuncian que "la curva va a ser mayor en invierno", y luego se retractan diciendo que "no es un virus estacional", me queda la sensación de que la ciencia pasa por investigar, confirmar, y recién ahí hacer afirmaciones, en vez de asegurar tanto una cosa como la opuesta en cuestión de días. Eso no es ciencia, y los desinformadores, los irresponsables, no seríamos los que desconfiamos, serían los que manejan nuestra vida sin evidencias, y tenemos ese derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si dicen que hay que testear asintómaticos, y luego el CDC dice que no, tengo derecho a desconfiar, aunque eso a vos te moleste.

Si hacen tests PCR a 35 ciclos, y científicos calificados (como el que los inventó) manifiestan que ese test no es fiable, porque en realidad lo útil son los tests serológicos, tengo derecho a desconfiar, aunque eso te moleste.

Si el abogado alemán Reiner Fuellmich, que trabajó en el escándalo de Volkswagen y también en el de Deutsche Bank, pretende llevar a la Justicia a la OMS y al científico que sugirió los tests PCR para manejar la situación, y dice que además está en duda que su título lo habilite para trabajar como científico, tengo derecho a desconfiar, aunque eso a vos te moleste.

Si aseguran en varios lugares que "desapareció la gripe", yo tengo derecho a sospechar que están haciendo pasar casos de gripe como Coronavirus. La misma gripe que todos los años ya ha terminado lamentablemente con la vida de pacientes con otras afecciones y/o de edad avanzada. Han hecho pasar casos de accidentes de tránsito por COVID-19, perfectamente podrían hacer lo mismo con otras enfermedades respiratorias que -repetimos- siempre han estado ahí y siempre han ocasionado muertes, aunque te moleste que lo digamos y desconfiemos.

Si conozco más médicos y personal de enfermería indispuesto a vacunarse y con reticencias sobre la pandemia, que pacientes de COVID-19, tengo derecho a desconfiar, aunque eso a vos te moleste.

Si mañana permiten autopsias, y esos médicos y científicos no alineados con la narrativa oficial, dijesen que se equivocaron, y que el COVID-19 es un mal que amerita los protocolos, el tapabocas, vacunar, y paralizar la economía a nivel mundial, yo estaría dispuesto a aceptar que mi desconfianza no tenía fundamentos. Podría cambiar de opinión, porque lo único que me interesan son los datos transparentes y reales. Pero si en vez de fundamentos recibo hostilidad gratuita, sigo desconfiando, aunque a vos te moleste. No me importa que te moleste, para mí no significa nada tu opinión si carece de argumentos. Es más, sería un adelanto que adquieras plena conciencia de lo siguiente. Yo no tengo que creerte, no tengo obligación, por mucho que te frustre que no piense como vos querés dictar.

El 100% de lo anterior está respaldado en artículos de prensa. Antes de insultar, o creer que nos hacés cambiar de opinión o que "ganaste la discusión" calificándonos de "ignorantes" (como si eso fuera una evidencia en el sentido contrario a una afirmación), ese mismo tiempo que ibas a emplear para eso, molestate en utilizarlo para corroborar la información y escuchar la otra campana, porque de lo contrario tenemos derecho a bloquearte y lo vamos a hacer, y en la medida que se incrementen los ataques, vamos a incrementar la publicación de datos, porque tenemos derecho, aunque eso a vos te moleste. Si querés vivir en un país donde no haya derecho a opinar distinto, hacer preguntas, demandar que se respete la Constitución, donde se reprima y coarten libertades a la gente porque sí, andate a Cuba o Venezuela, o esperá tranquilo que se implemente el sistema comunista chino en todo el mundo, mientras vos acusás de comunistas a los que están denunciándolo. (La Libertad Press)

 

PD.: Solo un par de apuntes al respecto:

En este mensaje que corre desde México a la Argentina, entiendo que cuando dicen "comunismo" se refieren al sistema capitalista del gobierno "comunista" de la República Popular de China, cuya "eficiencia" es mirada con gran envidia desde nuestro "libre y democrático" mundo. Ya no se puede mentar casi nada sin ponerle comillas.

No es del todo cierto que el aparato de propaganda desplegado en esta Pandemia Global (probablemente el más colosal de la historia) califique de "comunistas" a quienes lo denuncian, más bien, su calificativo es el de "negacionistas" y/o "populistas" (según el caso), con lo que construyen un saco en el que caben todos los que no entran en el saco oficial, el del afirmacionismo, cuyo programa oficial ya es el del Foro Económico Mundial, el  Green New Deal que promete una "reforma verde" del capitalismo, una especie de alianza global en la que caben "progresistas" de todo tipo, desde neoliberales y neomarxistas,  a nacionalistas y globalistas, pasando por ecologistas, feministas, la banca y, por supuesto, amazon y microsoft...esa especie de mesianismo tecnológico basado en la creencia de que la ciencia y sus innovaciones tecnológicas sabrán resolver la crisis sistémica en la que estamos sumidos (desigualdad y cambio climático incluidos), sin necesidad de cambiar los fundamentos  del sistema, o sea, lo que viene a ser su esperanza y promesa de una pirueta imposible: conjugar capitalismo con ética, con naturaleza y con democracia...y a la vista del panorama presente, yo añadiría conjugar "capitalismo con supervivencia". 

 

 

lunes, 11 de enero de 2021

LA OMS, DE VIAJE A WUHAN

 

 

Los padres se preguntan por qué los ríos son amargos, cuando ellos mismos han envenenado la fuente. J.Locke


Esta mañana puse la radio a las siete, mientras desayunaba, y la primera noticia que dan es que un comité de la OMS viajará próximamente a China, concretamente a Wuhan, para investigar el origen del virus causante de la pandemia. Repaso el tiempo que ha pasado, más de un año desde que allí comenzara la cosa y pienso que igual es un poco tarde para averiguar eso. La misma noticia dice que el grupo de comisionados, todos reconocidos científicos expertos, del más alto nivel, se van a encontrar  allí con notables impedimentos por parte de las autoridades chinas, según prevee la propia OMS en su comunicado; parece ser que al gobierno chino no le hace mucha gracia esa anunciada visita. La OMS estaba obligada a realizar esta investigación para no dejar sueltas en el aire las muchas acusaciones acerca de su dependencia financiera de la República Popular de China. Pero no me cuadran esos impedimentos a priori,  que parecen incomprensibles, a no ser que estuvieran avisando a la opinión pública   de que no van a encontrar nada por culpa de la tradicional opacidad del gobierno chino. Veremos.

Doy por hecho que se trata de una noticia más, sólo de trámite, a añadir a la fabulosa historia de esta pandemia que vivimos como espectadores de una película de ciencia-ficción, una de esas historias “reales” que a priori nadie te creería, que todos pensarían que es "de película", si no fuera porque algunos han visto enfermos y hasta muertos, en su casa o bien cerca. En ese contexto literario, de ciencia-ficción, me permito dar una pista a los investigadores de la OMS para que empiecen por algo, que menos es nada y más ya saben ellos que no van a encontrar, como no sea el cuerpo disecado de un pangolín. Se trata de que lean el libro que yo leí antes de que la OMS declarara la pandemia. Si de ahí no extraen alguna pista, les aseguro que al menos tendrán entretenimiento. Lo primero que sorprende del libro al que me refiero es que fuera escrito antes de ver todo lo que hemos visto. Es una novela que no lo parece, se titula Crónica del creador del virus SARS-CoV-2: la historia real de un arma para desestabilizar el mundo”, su autor es Winston Canaris, aunque sospecho que este nombre es un alias colectivo, un modo de firma tras la que está un grupo de escritores "anónimos". En el propio libro pone que los derechos de autor pertenecen a Mariano Garcia-Abril Goyanes que, indagando, resulta ser un empresario que ejerce en la provincia de Valladolid y que estrenó su curriculum empresarial ejerciendo de administrador solidario de la empresa Symbiosis Strategy & Management Consulting SLL...no me digan que la propia historia del libro no es ya la base de una verdadera historia de ciencia-ficción.

Más que una novela, parece la autobiografía del supuesto científico chino creador del virus del Covid 19. Yo lo leí en e-book, ya digo, hace casi un año y, por tanto, el autor no podía saber todo lo que estaba ocurriendo y, menos, lo que vendría después. Reconozco que durante la lectura me costaba discernir entre  realidad y ficción, tal es la verosimilitud de la narración. Del libro se han dicho cosas como éstas:

-"Escrita con brillantez, con tremenda verosimilitud y un ritmo que te va atrapando magistralmente en una inquietante trama, la novela nos hace reflexionar sobre todo lo que estamos viviendo y nos hacer ver la realidad desde otras perspectivas." - Elplacerdelalectura.com y Librosyliteratura.es

-"Se publicarán miles de páginas sobre el coronavirus: tesis, estudios científicos, ensayos, guiones y novelas... Pero seguramente ninguna de ellas tendrá el prodigio de la navegación por un río tan turbulento entre el sueño y la vigilia, entre la verdad y la falsedad, entre la realidad y la conspiración, como la presente obra." - Forolibro.com

Quien sea Winston Canaris monta su relato a modo de  autobiografía que le envía el creador del virus (un tal Li Yun), que quiere permanecer en el anonimato. Así lo justifica el autor del libro en la introducción:

¿Son ciertas estas memorias que recibí de un oscuro virólogo que proclamaba ser el creador de un virus? ¿Fue diseñado el SARS-CoV-2? ? La respuesta es hasta cierto punto secundaria, pues la Naturaleza lo habría logrado antes o después como tantas veces a lo largo de la historia de la humanidad. Lo crucial es lo que ahora representa: un nuevo concepto más insidioso y dañino que la más febril de las armas biológicas concebidas por la ciencia-ficción. Lo perturbador es lo que su creador supo ver: que la arrogancia y complacencia de la ciencia podían ser puestas de rodillas; que la apuesta correcta no consistía en esparcir la muerte con un virus extremadamente letal, sino desencadenar la respuesta desproporcionada, caótica y autodestructiva de un mundo que daba demasiadas cosas por sentadas. Lo que se cuenta, aun si no fuese veraz, funciona como una moderna fábula acerca de nuestra sociedad. El virólogo, un investigador casi siempre absorto, vuelca sus vivencias subjetivas y limitadas: una infancia marcada, el olvido como obsesión, sus motivaciones e intuiciones, una Naturaleza que cree que le inspira e impulsa, el proceso de creación de un nuevo modelo de virus y los recuerdos en torno a quienes apoyaron y financiaron el desarrollo del virus. El lector encontrará en estas páginas desmesura, soberbia y codicia en un mundo siempre regido por la chapuza, el azar y la improvisación, donde sus protagonistas se ven superados. Esta es la crónica de Li Yun, pionero de una estirpe de virólogos chinos; el primer cazador de virus cuya obra podría abrir paso a una estremecedora era de armas biológicas que, confundidas con zoonosis, se propaguen sin hacer saltar tempranamente las alarmas epidemiológicas debido a su sigilo, al acierto de combinar una altísima infecciosidad y una limitada virulencia".

No sé si los investigadores de la OMS, de leer este libro, encontrarían en sus páginas alguna pista o inspiración para sus investigaciones, pero tienen asegurado gran entretenimiento para esos largos días que tienen por delante, allí en Wuhan.

Pueden leerlo tranquilamente, tanto afirmacionistas como negacionistas y conspiranoicos, todos ellos disfrutarán de la lectura, unos porque se quedarán tranquilos sabiendo que esa historia es sólo literatura de ciencia-ficción y los otros porque fliparán con su realismo.


sábado, 9 de enero de 2021

HAY ANDANCIO

 


Hay andancio”, se dice por estas tierras del norte de Castilla donde vivo. “Dícese de una enfermedad epidémica leve” es la definición de andancio que hace la RAE en su diccionario. Recuerdo que hace unos años por aquí se comentaba que Zapatero, el expresidente del Gobierno de España, propuso recuperar esta palabra en desuso que, según él, por entonces todavía conservaba cierta vida en su tierra natal leonesa. Oficialmente, andancio tiene mi edad, porque no figuró en el diccionario hasta 1952. Decía Zapatero que su uso se ceñía a León, Cuba y Salamanca y que estaba presente en novelas como “Volvoreta”, de Wenceslao Fernández Flórez, o enRetratos de ambigú”, de Juan Pedro Aparicio. Alguien me comentó que la había escuchado en las islas Canarias. Aunque frecuento mucho la vecina tierra leonesa, lo cierto es que yo sólo he oído la palabra andancio por aquí, en los pueblos de la Montaña Palentina y siempre referida a episodios de “cagalera”, que es como aquí llamamos a la diarrea por gastroenteritis.  

Reflexionando sobre el uso de estas palabras, andancio y cagalera, caigo en la cuenta de que ambas se prestan a  un uso que se amplía a lo mental, me refiero al contagio de la cagalera mental o miedo. Lo he visto y comprobado más de una vez en mis propias carnes, el miedo es tan contagioso o más que la cagalera. En su forma física la cagalera se pasa en dos o tres días, a base de beber mucho agua, pero la cagalera mental es más grave y duradera, porque te deja deprimido y débil, afloja todas tus defensas, te deja zorrostrado (1), con las tripas al aire, expuestas a coger cualquier otra cosa, todo tipo de enfermedades. En su modo  más agudo se sabe que puede llegar a provocar la otra cagalera y que, incluso, se puede llegar a perder el conocimiento, yo lo he visto y me ha pasado.

Lo cierto es que ahora que hay tanto andancio por todas partes, no puedo evitar esta extrapolación del andancio que, sin quererlo, igual me lleva de lo corporal a lo mental y de lo local a lo global, lo que no puede ser más obvio en este andancio que ahora recorre el mundo. No es la suposición ingenua de un aislado aldeano de las españas vacías, que yo también he olido estos aires de cagalera en medianas y grandes ciudades, como Valladolid, París, Londres o Sâo Paulo...y años antes de “aquella infausta primavera de 2020”, que diremos a partir de ahora: esa mirada vacía de la gente cuando camina a toda prisa, como agobiados por un apretón de tripa y les apremiara llegar a casa como si en ello les fuera la vida, temerosos de un andancio que se extiende como la pólvora.  

Hoy esas mismas calles, a causa del andancio, andan silenciosas y vacías. Pienso que para la autoridad y el Orden no puede haber momento más sublime que este silencio oficial y esta retirada de la gente, mayormente voluntaria, a sus íntimos cuarteles. Todo por el prójimo y el bien común, se dice, baste que se lea prójimo o bien común, da igual, donde pone "patria" y confiar en que lo entienda la gente...venga, vamos, todo quisqui (2) a casa, sea por dios o por la patria o por el prójimo o por el bien común, por lo que sea, pero ¡no os juntéis, maldita sea!, si no es para trabajar, comprar o haceros un test, que hay andancio y no es broma, ¡mucho andancio!

En los tiempos que corren, con tantas urgencias encima, no me extraña el estado de confusión que padecemos, ni esta cagalera híbrida, entre corporal y mental, local y global, material e intangible, que nos lleva a no saber dónde empieza y acaba una cosa y la otra, ni a qué creencia atenernos. Deambula por todo el mundo, junto al andancio, como sonámbulo recién empadronado, un viejo y contagioso presentimiento de cambio de época, algo así como un andancio de fondo, muy parecido al que anticipara certeramente Antonio Gramsci, el filósofo que fundara el partido comunista italiano, a principios del pasado siglo XX: el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Y, sin duda, todavía estamos en la prórroga de ese espacio claroscuro en el que brotan fácilmente fantasmas y monstruos infectos, contagiosos como un andancio, o epidemia, que diría un “experto”.

Para qué gastar la virtud pudiendo tirar de instituciones y de miles de obligatorias leyes para todo; y para qué la austeridad y la vacuna de una vida sana, si para cada dolencia contamos con una especialidad médica y podemos elegir entre miles de medicamentos y vacunas prêt-à-porter. Sí, hay andancio y cagalera y tiene su historia, ahora  todavía más obvia que en tiempos de Gramsci y más que en ningún otro tiempo. Porque la tele (después de la Segunda Guerra Mundial) y la internet (después de la crisis del petróleo), han reducido el inmenso mundo a una pequeña aldea global y hacinada, pero aldea al cabo, donde las malas noticias vuelan como siempre,  la diferencia es que ahora se nos meten en casa y en la cabeza, ya condimentadas, ¡y repartidas gratuitamente! por un ejército de mensajeros, librándonos del enorme peso que supone pensar y discernir por nosotros mismos.

Parece absurdo, pero es constatable que a más ciencia más cagalera nos entra. Algo está pasando que no encaja en el sentido común, algo que justifique la nueva normalidad, este raro andancio que paraliza y enferma a la gente, incluso a los privilegiados de la nueva clase,  los "asintomáticos".

Desde el observatorio de mi pequeña aldea rural, hace años que veo el panorama global como la representación teatral de una encarnizada contienda, lo más parecido a una performance o un paripé (3), entre bandos que pelean por imponer su propio "relato", otra palabreja que por aquí siempre entendimos como “cuento”, a fin de que todos miremos el mundo con sus mismas orejeras (4). En este alargado claroscuro, trance de espera entre un mundo que se va y otro que viene, cierto es que ya casi nada nos sorprende, que nos hemos familiarizado con cada monstruo que surge de la niebla, declarada universal por andancio de zoonosis vírica (5) que, no olvidemos, viene de un oriente que ya no se puede decir lejano, no quienes tienen una sucursal en su barrio y hasta Correos  se lo trae a casa, incluso a nosotros, en los pueblos más pequeños: un oriente ideológico-mercantil, contagioso y perfectamente empaquetado.

Todo individuo con sentido común, a partir de los catorce años e incluso antes, sabe que la democracia de verdad es autogobierno en comunidad de iguales y sabe cuáles son de verdad sus derechos naturales (a la vida, a la libertad y a la dignidad), como sabe que estos derechos suyos son al tiempo iguales deberes para todos, pero ninguna de esas verdades las veremos escritas en textos oficiales, porque yacen confinadas en el cajón de las “utopías”. De ahí que, a lo sumo, nos merezcamos sólo una parlamentaria representación de la Democracia, como una pomposa Declaración Universal de los Derechos Humanos funcional al Orden establecido. Tal es el grado de falsificación que hasta la verdad fue declarada utopía.

Observo, leo, me interrogo y pregunto todo cuanto puedo y espero que nadie me cuente otra vez eso que decía Gramsci, lo de que se barrunta un mundo nuevo, sin decirme qué mundo es el que quiere, qué proyecto es el suyo y qué papel reserva para sí en ese mundo por venir. Aparte del proyecto en marcha de las corporaciones que dirigen el aparato estatal-mercantil, no veo enfrente sino esbozos, incompletos proyectos sólo anticapitalistas: ecosocialismos, feminismos y anarquismos que, o no saben qué hacer con  Estados y Mercados, o se guardan ese as en la manga, por si a futuro le viniera bien a su proyecto. No es  lo único que nos distancia, es también la idea de uno  mismo, del individuo soberano que de natural es cada uno, individuos que se saben nacidos para vivir en comunidad de pares, sin dejar de ser libres y diferentes, con natural soberanía que ellos le niegan si no es en masa colectiva y gregaria. Pero no ven contradicción cuando a ese mismo individuo sin conciencia de sí, le exigen “conciencia histórica”, de clase...olvidan su propia historia, que ya puso en evidencia, más que de sobra, que por ese camino en bucle, la repetición de la derrota sigue siendo el horizonte único. 

Mientras andamos en esa discusión y en medio de un mayúsculo Andancio - este contagioso chinamiento que nos entró en la última primavera - hace unos días me decía algo así un amigo de la infancia: “razón no sé si tienes, pero intuición mucha...lo he comprobado, lo que pasa es que te adelantas diez o quince años”...pues bien, por si este amigo estuviera en lo cierto, diré que a estas alturas de mi vida ( ¡hay que que ver lo que me ha costado! ), creo saber qué mundo quiero (6) y cuáles son sus probabilidades, ciertamente escasas. Espero que viváis para contarlo. 

 

Epílogo: el mundo que quiero es muy concreto y por supuesto mucho más complejo que el simplón y abstracto mundo que hemos heredado; véase, si no,  su mítica y "lógica" complejidad: sálvese quien pueda, comunista, fascista, machista y maricón el último, democracia y capitalismo, libertad y propiedad, violencia y razón de estado, ecología de jara y sedal, propiedad privada, contrato social, alquiler y compraventa de personas-mercancía, trabajo esclavo y progreso con la garantía y seguridad jurídica del Estado, etcétera. El mundo que quiero  va en dirección contraria a ese mito y a esa lógica, tan inversamente “natural” que nos lleva a creer, por ejemplo: en la natural hispanidad de algunas  islas africanas, en la institución natural  de la lucha de clases , en la natural españolidad del castellano y demás lenguas maternas... o en la natural "comunidad nacional" llamada España, esa lustrosa  idea de la gente lista, que de natural nos une y nos hace  naturalmente iguales, aún a sabiendas de que sólo es - ahora sí naturalmente - “de boquilla” (7).

Para sortear a los monstruos que nos van asaltando en este  claroscuro, y en lo que dure este Andancio, resumo mi programa para esa transición: anticipar la sociedad que queremos, no esperar a que nos la den hecha y bien empaquetada. Una única persona basta que se junte con otra y algunas más, para iniciar en su "país" o comarca la fundación de una democracia real y concreta (autogobierno en asamblea de iguales) o lo que es lo mismo: comuna, ayuntamiento paisano,  a partir de un pacto glocal del común para el que bastarían unos pocos, pero básicos automandamientos :

1. Estoy obligado a respetar la dignidad del prójimo, incluso si llego a no respetar la mía propia.

2.Cometo delito de robo si me apropio, individual o colectivamente, de cualquier parte de la Naturaleza o  Tierra (que a nadie  puede pertenecer  por ser bien comunal universal, de la vida en su conjunto, de todas sus especies, comunidades e individuos).

3. Cometo igual delito si me apropio, solo para mí  o en asociación con malhechores, del Conocimiento humano producido socialmente, acumulado y transmitido  a lo largo de la historia (que por eso es  nuestro  comunal propiamente humano-universal, de todos los individuos, comunidades, pueblos y generaciones). 

4. Soy corresponsable, local y global, de la transformación   personal y social hacia una vida ética, ecológica y realmente democrática; en democracia convivencial, que no es otra cosa  que autogobierno o asamblea de iguales; a partir de un pacto glocal de libertad y comunidad,  tejidas en proximidad y projimidad (que no es lo mismo aunque lo parezca), un pacto del Común, acordado entre iguales individuos libres y soberanos, de todo el mundo (gente que entiende el significado de estas palabras sin necesidad de buscarlo en internet).


 

Notas:

(1) "Zorrro" se llamaba al utensilio usado para limpiar el polvo,  lo que ahora se hace con un plumero.   Se componía de un mango al que se le unían unas tiras de piel, de  tejido basto o la cola de un animal, de un cordero o un zorro lo más frecuente. El uso contínuo en casas e iglesias hacía que  acabase deteriorado y lleno de porquería, por lo que el lenguaje popular   adoptó el vocablo para referirse al que iba sucio y desaliñado, llegando hasta nuestros días como un modismo frecuente y coloquialmente utilizado: "hecho unos zorros",  con una variante de esta expresión  para indicar que alguien ha pasado mala noche y amanece fatigado o muy cansado, como "zorrostrado".

(2) Vocablo de uso coloquial-popular, pronombre indefinido, del latín “quisque”, que significa “cada uno”.

(3) Performance es vocablo procedente de la lengua inglesa y refiere a un arte que combina elementos del teatro, la música y las artes visuales, en el que el medio es la propia imagen del artista, su cuerpo. Tiene sus orígenes en el futurismo y el dadaísmo y se le considera como una rama del arte conceptual, que llevado a la política emplea con profusión una retórica repetitiva y efectista. Paripé es un engaño o fingimiento con intención de guardar las apariencias o para conseguir lo que se desea.

(4)Ya ni la wikipedia se acuerda de que orejeras es el nombre del apero, generalmente de cuero, que se le ponía a los animales de tiro (mulas, vacas, burros o caballos), en la cabeza y sujeto a las orejas, para limitar su campo de visión de modo que el animal se centrara en el camino a seguir o en el campo a labrar y así no se distrajera con otras cosas.

(5) Las zoonosis son enfermedades que se transmiten directamente entre animales, incluidos los seres humanos, a través de medios como el aire, picaduras o saliva.

(6) Recomiendo no perder el tiempo buscando el significado de esta palabra (projimidad) en un diccionario, ni siquiera en internet.

(7)Tampoco será fácil encontrar en un diccionario el significado de este adverbio coloquial (“de boquilla”), si bien, quien tenga el castellano por lengua materna sabe perfectamente lo que significa: anuncio de algo por alguien de quien, de antemano, se sabe que no tiene intención de llevarlo a cabo.