miércoles, 11 de julio de 2018

EL “RIGOR HISTÓRICO”, UN BIEN ESCASO


El Espectáculo puede dejar de hablar de algo durante tres días y es como si ese algo no existiese. Habla de cualquier cosa y es esa otra cosa la que existe a partir de entonces. Como puede verse, sus consecuencias son inmensas” 
(Guy Debord, Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, 1988)
 

No puedo evitarlo, me pasa cada vez que escucho una conferencia y cada vez que leo un libro que trata de historia. Puedo entender el deslumbramiento del público ante la erudición académica y no me extraña el ensimismamiento de los especialistas ante su poder de “producir” la verdad histórica. Y sin embargo, no puedo dejar de advertir, casi siempre, una constante y notable pereza intelectual en esas conferencias y libros, casi siempre hábilmente disimulada tras una conveniente abundancia de referencias documentales, pretenciosamente autolegitimada sobre lo que a mí me parece una pobre concepción del método científico aplicado a la “ciencia” histórica.