jueves, 7 de febrero de 2019

DESDE GUATEMALA




Mantengo correspondencia con Ileana Valenzuela, activista guatemalteca que a pesar de su avanzada edad sigue muy comprometida con los colectivos revolucionarios de su tierra, así como con el  movimiento por la revolución integral que, poco a poco, es emergente en sudamérica. Conocí a Ileana en uno de los encuentros que venimos haciendo gentes de la peníndula ibérica que nos sentimos vinculados por esa corriente  de pensamiento autónomo. Es coordinadora del Grupo Solidario de Acción y Propuesta de Petén (Guatemala) y, además, está realizando una valiosa tarea que consiste en conectar a diferentes movimientos y organizaciones sociales, para la puesta en común de reflexiones y estrategias colectivas. Con su permiso, publico aquí el último escrito que me envió recientemente, en el que se refiere a la situación venezolana, por su actualidad y porque nos puede ser útil su visión de la misma, desde la óptica de las minoritarias organizaciones revolucionarias que allí se están abriendo paso, organizándose autónomamente frente al sistema dominante, en este momento crucial de crisis sistémica capitalista, en el que las derechas más reaccionarias, e incluso directamente fascistas, se aprestan a gobernar esta fase de decadencia sistémica, teniendo enfrente unas izquierdas autoanuladas por su trayectoria reformista y  como poco desconcertadas, cuando no corruptas.  

Ni golpismo de derecha, ni un gobierno entreguista y autoritario, la unión y organización consciente de los pueblos para acabar con la guerra y construir su futuro

 La situación en Guatemala, como en todo el continente, está muy complicada y amenazante ya que estamos en año de elecciones y casi nadie sale del marco institucional/constitucional para crear un movimiento autónomo. Con el pretexto de luchar contra la corrupción la CIA ha logrado crear una doperan icotomía entre la gente distrayéndola de los graves problemas del país (extractivismo, despojo de tierras de campesinos y comunidades indígenas, degradación de los ecosistemas, pobreza, etc.) y haciendo que ella misma pida más seguridad, mas control de la población y más totalitarismo. Siempre ocultándose tras la fachada de la “democracia” el Estado de Derecho y la institucionalidad burguesa cada vez hay más control de la población y represión de las comunidades que defienden sus territorios, agua y tierra, más militarismo y totalitarismo. Como en casi todos los países del continente americano hay un viraje hacia la derecha agravado por  la situación en Venezuela en la que cada uno se alinea contra el otro, sin analizar las políticas en su contexto tanto nacional como internacional, tratando du subordinar la emancipación de los seres humanos y de los diferentes país a etiquetas del pasado, lo que divide a la población y hace que muchos, incluso entre aquellos que se consideran de izquierda, se declaren a favor de la guerra, sin tomar en cuenta la amenaza de que el conflicto se extienda a toda la región con gran destrucción y derramamiento de sangre. Ya que la guerra contra un pueblo hermano afectaría grandemente a todos los países de la región destruyéndolos, utilizando a los jóvenes como carne de cañón y poniéndolos completamente bajo el yugo de los imperialistas y sus lacayos, que seguirían despojándonos de nuestras riquezas, destruyendo nuestros territorios, nuestras comunidades y nuestra madre tierra.

Por otra parte, si bien es cierto que no se puede permitir que el imperialismo siga invadiendo, despojando y haciendo lo que se le antoja en nuestros países y reconocemos que los gobiernos llamados progresistas aportaron la ilusión de que en el marco del sistema capitalista y de la institucionalidad burguesa (nacional e internacional) se podían resolver los problemas sociales y acabar con las injusticias, no podemos ignorar que dichos gobiernos prosiguieron con el despojo y la represión, desarticularon los movimientos sociales y prosiguieron con la explotación de los trabajadores, con el extractivismo, la corrupción y la pobreza, como dice Zibechi “destruyeron la potencia emancipatoria de los pueblos porque dispersaron a los movimientos sociales, se llevaron a los dirigentes a los ministerios, se corrompieron… Es una política de despojo que fuerza a los indígenas a desplazarse. Y en esto no hay ninguna diferencia entre los gobiernos progresistas y los gobiernos de derecha conservadores, como el de Perú o el de Colombia… La actitud anti-indígena es una constante en ambos casos” (Raúl Zibechi, El saldo negativo de los gobiernos “progresistas” en América Latina y la llegada de AMLO a la presidencia de México, una revisión de Raúl Zibechi por Gloria Ramírez). Por lo que el objetivo es no solamente luchar contra la guerra imperialista, ni caer en la dicotomía que nos quieren imponer los medios de comunicación y la partidocracia sino que, al mismo tiempo que se lucha contra el imperialismo, la intervención y el sometimiento también será necesario luchar por desenmascarar a los gobiernos totalitarios y demagógicos (de izquierda y de derecha) actuales.  Hay que luchar contra todo aquello que siga impidiendo al pueblo venezolano y a todos los pueblos, incluyendo al estadounidense y a los pueblos de Europa, informarse, tomar conciencia y organizarse en forma autónoma, saliendo de los caminos trillados para construir otra sociedad y otra vida. 
 
No se puede permitir que bajo el pretexto de salvar a la patria y oponerse al imperialismo sigan reproduciendo al sistema capitalista y enardeciendo a la población (sobre todo a los jóvenes soldados) para llevarlos al matadero. Por lo que cada vez estoy más convencida de que sólo uniendo y organizando lo que cada persona, comunidad y pueblo está haciendo actualmente, las miles y millones de acciones autónomas, individuales y colectivas, de personas honestas y comprometidas, orientándolas hacia un cambio integral y radical a todos los niveles (local, nacional e internacional) se podrá constituir una fuerza lo suficientemente potente como para afrontar  la guerra, el despojo y la destrucción, terminando con la barbarie, el extractivismo, la represión y el totalitarismo en todos nuestros países. Ir a la guerra solo fortalecerá el totalitarismo y la represión, a los productores y vendedores de armas, a los narcotraficantes y demás traficantes en personas, armas, etc., todo el comercio y la especulación que se desarrollarán a su alrededor. Esta situación nos obliga a que cada uno y cada una, no solamente en los pueblos latinoamericanos sino que también en el pueblo estadounidense y los pueblos europeos, continuemos haciendo lo que hacemos cotidianamente, tratando de ser lo más discretos y actuar lo más subterráneamente posible, sin exponer la vida y la dignidad de las personas pero uniéndonos, trabajando juntos, creando redes y apoyándonos mutuamente. Es terrible pensar que la historia se vuelva a repetir en nuestros países por lo que una toma de conciencia, una organización y una red de redes lo más subterráneas y extensas posibles a todos los niveles son cada día más urgentes y necesarias.

Simultáneamente tenemos que emplear toda nuestra energía para golpear al sistema en sus puntos más débiles pasando de la defensiva a la ofensiva y multiplicando las acciones que desde ya algunas personas están realizando (la imaginación y creatividad de los pueblos es muy grande): Uniéndonos y trabajando juntos mujeres y hombres, queriéndonos, respetándonos y cuidándonos sin diferencia de sexo, de edad, de nacionalidad, etc.; Dejando de consumir y boicoteando los productos de las compañías que financian y se benefician de la guerra, en todos sus aspectos (militar, alimentario, salud; etc.);  Luchando contra toto tipo de dominación y explotación, contra el narcotráfico, la droga y el crimen organizado y dejando de consumir productos, medicinas y alimentos chatarra/veneno; Haciendo proliferar el intercambio y las monedas sociales y empleando lo menos posible al dinero oficial; Produciendo e intercambiando bienes hechos con materiales locales de buena calidad, alimentos y medicinas de plantas ecológicos sanos y frescos; Impulsando la industria y artesanía nacional que produzcan los bienes necesarios cotidianamente sin explotar a sus trabajadores y sin destruir a la naturaleza, etc.; Al mismo tiempo que se multiplican las escuelas y los centros de salud y de cuido de enfermos, niños y ancianos, los festivales culturales y artísticos y las redes de intercambio en todo el continente; implementando sobre todo la desobediencia civil y protegiéndonos los unos a los otros, que ni un solo joven sirva de carne de cañón, en ninguna parte del mundo, que el movimiento por la paz logre parar la producción de armamentos y restructurar al complejo militar/industrial, reconvirtiéndolo a la producción de algo útil para la sociedad.


Es urgente crear un movimiento internacional ambicioso y potente contra la guerra que trabaje al mismo tiempo por construir una sociedad y un mundo de justicia, paz, amor, cooperación, autonomía en el que se respeten a todos los seres humanos y a la naturaleza, llamando a la fraternidad y al trabajo conjunto de todos los pueblos de la tierra, sin dejar que los ismos, la partidocracia, las religiones e ideologías nos dividan. No es una utopía, es una necesidad absoluta si la especie humana quiere subsistir en tanto tal y construir una vida digna para las generaciones futuras.

Hay que apostarle con todas nuestras energías, lucha y trabajo al derrumbe lo más rápido posible de este sistema de destrucción y de muerte que como un cáncer está carcomiendo todos los valores y todas las cosas buenas y bellas que el ser humano ha logrado construir. Ya que, la única esperanza que nos queda es tomar al toro por los cuernos nosotros mismos y responsabilizarnos de nuestro propio futuro y del de las generaciones futuras, consolidando  un Movimiento Anticapitalista integral y radical, descentralizado y autónomo (no estatal, ni partidista ni religioso, que no dependa de ninguna potencia capital/imperialista), acelerando su construcción y fortaleciendo la correlación de fuerzas del pueblo, lo que será extremamente difícil y dependerá de nuestra toma de consciencia y capacidad de consolidar al mismo tiempo una Inteligencia Colectiva, Creativa Constructiva Anticapitalista Antiextractivista Antipatriarcal EcoSocialista con alternativas concretas de construcción del futuro y estrategias de movilización y lucha contra la guerra que incluyan la investigación, concientización-Capacitación-


El tiempo que llevará el proceso de cambio dependerá de la rapidez con la que logremos conformar redes y acciones de lucha conjuntas, puede ser que el sistema actual se desplome en unos días, como se desplomó la Unión Soviética o puede ser que el caos y la muerte se nos adelanten y logren destruirnos, todo depende de la decisión que cada uno de nosotros tome ahora y del tiempo que tomemos en reconstruirnos a nosotros mismos y comprender nuestro rol histórico. Tenemos ejemplos sumamente importantes que nos dan pistas para el camino como los zapatistas y el pueblo kurdo, no los dejemos decaer, apoyémoslos ayudándolos y haciendo críticas constructivas, saliendo de toda política politiquera y haciéndoles llegar nuestro amor y nuestra solidaridad, ya que del éxito que tengan sus movimientos dependerá en mucho el éxito que tengamos todos los que estamos luchando con una visión de comunidad, de amor y de paz. Porque esas tres son nuestras armas más fuertes e indestructibles y sólo con ellas lograremos despertar de la pesadilla que estamos viviendo.

Para ello, sigo sosteniendo que será necesario definir los lineamientos de una estrategia de cambio social integral y radical basada en una estrategia popular/comunitaria que al unificar objetivos, principios y valores una las diferentes luchas y las convierta en una fuerza lo suficientemente potente como para hacer frente a la guerra y a la destrucción ¿Cómo? Involucrando a todas las personas honestas y comprometidas que ya no soportan la situación actual y están dispuestas a construir otro y otros mundos y sociedades diferentes. Uniendo las miles y millones de acciones individuales que se dirijan al cambio y convirtiéndolas en una fuerza los suficientemente potente como para afrontar la guerra y la destrucción, terminando con el despojo, el extractivismo, la represión y el totalitarismo de unos como de los otros, sin importar la etiqueta que se pongan. Eso de derecha e izquierda, de conservadores y progresistas, de cristianos o no cristianos son otras de las dicotomías que nos han impuesto para dividirnos a la gente buena y honesta (pero muchas veces ingenua e ignorante), haciéndonos perder el tiempo con el gran show político/mediático y peleando entre nosotros. Hay gente buena y honesta en todos los países y lugares, al mismo tiempo que hay gente mala, egoísta, enferma y manipuladora en todos los países y lugares que sólo busca su interés personal también en todos los lugares. Por lo que, sin negar la lucha de clases, la explotación y la opresión, lo primero es realizar ese cambio integral y radical contra la guerra, debemos impedir simultáneamente la guerra contra Venezuela y cualquier manifestación del imperialismo en el mundo, dándonos cuenta de la responsabilidad histórico/social de cada una y cada uno de nosotros, desdomesticandonos y descolonizándonos, reestructuranonos par ir realizando simultáneamente a  lo primero lo segundo, que sería impedir cualquier tipo de totalitarismo/entreguismo.

Ileana Valenzuela

PD. Enlazo aquí una publicación de la revista argentina  THEOMAI, de la que Ileana es habitual colaboradora, con un texto suyo sobre la construcción de una economía solidaria:

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=12415108012
 

No hay comentarios: