miércoles, 30 de junio de 2021

AIRE, AIRE...LIBRE Y COMUNAL

 

Me interesa mucho la historia y la ciencia en general, me interesa mucho conocer lo que piensa y ha pensado la gente cuya experiencia y conocimiento de la historia y de la ciencia son superiores a los míos, pero siempre que quiero tener y mostrar mi propia opinión me enfrento al mismo dilema: ¿acaso no puedo pensar por mí mismo?, aunque eso pudiera llevarme a parecidos pensamientos y aún reconociendo la posible influencia de todo lo leído, aún así, ¿no merece la pena hacerlo, pensar por uno mismo usando los libros para consultas, comparaciones y comprobaciones?

Pues eso me pasa cuando pienso en las cuestiones fundamentales que nos afectan en este tiempo de infoxicación y propaganda, que me fuerzo a pensar sin periódicos, televisiones, ni libros al lado, con el papel en blanco y a pecho descubierto, porque en ello veo una mejora de mi propia inteligencia y sentido autónomo de la vida, sin verme previamente condicionado en dicho esfuerzo por obligaciones o, más bien, pretensiones de “calidad científica” por delante de mi propia conciencia. No solo la mente, mi cuerpo y su experiencia me informan de estar hoy, junto a mi especie, en un ambiente irrespirable, submarino, a punto de asfixia en el fondo de una piscina, metáfora-resumen del tiempo y lugar de esta civilización capitalista que ha comprimido el espacio y el tiempo hasta reducirlo al tamaño de una piscina. Sé que no es infundada mi intuición, lo sé por sus efectos, toneladas de plásticos, de enfermos terminales y de cadáveres en suspensión, que veo acumular y depositarse aquí, en el fondo de la piscina (que a buen seguro viene de "peces", nosotros...los criados en esta piscifactoría).

Cuando alguien se está ahogando, no piensa en subir un poco para ganar unos metros, sino en subir cuanto antes a la superficie en busca de aire. A eso me refiero cuando hablo de compartir la tierra y el conocimiento como base de todo programa político en esta hora en la que se ha tocado fondo y ya no queda tiempo para especulaciones filocientíficas y dilaciones reformistas. Y no queda otra que tirar para arriba y llenar de oxígeno los pulmones. Llámalo revolución integral o pura necesidad, llámalo como quieras.

Me ofrecen un equipo de buceo de lo más sofisticado, lo último en tecnología, que podría permitirme respirar gracias a una reserva ilimitada de oxígeno embotellado, que podría llevar cómodamente encima, sólo es cuestión de práctica. Me dicen que llegas a acostumbrarte fácilmente, que ese oxigeno artificial es muy puro y que, incluso, cabe la posibilidad futura de poder desarrollar branquias como los peces, a fuerza de costumbre, pudiendo llegar a prescindir de toda esa carga. Al fin y al cabo, ¿no venimos de ahí?, ¿no fuimos en un principio animales marinos?, ¿no han sobrevivido las ballenas, mamíferos como nosotros, durante millones de años, bien adaptadas a vivir en el agua, razonablemente felices?

Me dicen que es cuestión de raciocinio, ni de intuición ni de conciencia, que hay que aceptar la realidad como es y aprender a navegar en ella. Pero no se me va de la cabeza que unos metros más arriba, por encima de la superficie de la piscina, pueda haber otra realidad al aire libre, donde podría respirar por mí mismo, sin gafas de buceo, sin mascarillas de respiración artificial, ni dependencia del suministro industrial de oxígeno embotellado. No sé muy bien de donde me vendrá esa idea, si será ancestral memoria o mera ilusión de pez que quisiera ser humano. No le des más vueltas, no es más que un sueño, me dicen, una ingenua utopía...pero es que a mí no se me quita de la cabeza ese aire de allá arriba.

La ingenuidad, como la inocencia,  está mal vista, ambas son virtudes despreciadas y vemos a todas horas cómo a partir de habernos acostumbrado a banalizar el mal, se llega también a banalizar el bien. Y, sin embargo, tengo la certeza de que este orden canalla en el que vivimos ya se hubiera derrumbado de no ser que mucha gente todavía practica la empatía, que se levanta cada mañana con idea de reiniciar de nuevo la vida, dispuesta a sumar gestos de cuidado y amabilidad...que sí, que pueden parecer pequeños y pasar desapercibidos, pero que son los que frenan buena parte de los odios y guerras cotidianas a las que “naturalmente” somos impulsados desde la ciencia de la competitividad, en alianza con nuestro más primario instinto de supervivencia. No es que a esa gente se les niegue cualquier esperanza de otro mundo mejor, es que ni siquiera se les concede que puedan pensar en ninguno mundo, ninguno que no sea repetición de este averiado e irrespirable mundo mercantil.

Podría pensar en términos medios, pensar que poco a poco se podrían conseguir logros más altos; pero habiendo tocado fondo, resulta que en el descenso hemos gastado la mayor parte de la reserva de oxígeno que cabe en los pulmones. Por eso que no sea cuestión de método, más o menos científico, ni de sobreponerse a la relatividad de las leyes físicas y morales, es que ya no podemos entretenernos en eso, tenemos que tirar cuanto antes para arriba, donde nos dicen nuestros pulmones que puede haber un aire tan comunal como libre.

viernes, 25 de junio de 2021

CAMBIO CLIMÁTICO, PACTO VERDE Y MELANCOLÍA PROGRESISTA

 

Ilustración de la revista "Anfibia" (Buenos Aires)

 

Según el relato oficial, el Pacto Verde es la supuesta solución a los efectos catastróficos de un cambio climático que, supuestamente, tiene entidad apocalíptica. La estafa no puede ser más vieja ni más eficaz: te inoculan una enfermedad para después venderte la inyección que te puede curar.

La que no es supuesta es la realidad de un sistema dominante cuyo funcionamiento, por sus propios fundamentos y dinámicas, genera necesariamente desastres ambientales como nunca haya presenciado la humanidad en su dilatada historia. Unos efectos que van más allá del cambio climático, arrasando la biodiversidad del planeta y, por tanto, alterando grave e irreversiblemente el equilibrio ecológico del ecosistema terrestre, agotando recursos naturales que ya no podrán utilizar las futuras generaciones humanas, degradando tierras, océanos, ríos y, más grave aún, degradando la naturaleza social, convivencial y comunitaria de nuestra especie, mediante  economías de mercado y democracias estatales que aíslan a los individuos y los enfrentan en fratricida competencia por la propiedad y el consumo, convirtiéndolos de facto en clientes cautivos, dada su absoluta dependencia de un orden totalitario que en menos de tres siglos ha logrado hegemonía a escala global.

Se inicia en esta década la siguiente fase de la gran estafa, la tecno-ecológica. Pero bien matizada y planificada, un mágico cóctel de tecnología y ecología, presuntamente científico, "lo mejor" para la continuidad del empleo servil y de los negocios que se nutren de este empleo, tecnología en la estantería  del supermercado global, junto con ecología casera y conservadora en tierra propia, al tiempo que depredadora  en tierra ajena. Con dobles negocios por todas partes: desertizar el extranjero para, con la ganancia, ajardinar la casa propia, provocando emigraciones desde los desiertos del sur hacia los jardines del norte, para emplear criadas, jardineros y camareros  a precio de saldo, con lo que eso supone en ahorro de gasto en sueldos nacionales. Y así todos quedan supuestamente contentos, porque todos creen salir ganando: el emigrante que consigue mejorar su sueldo aunque su comunidad y su  país se arruinen; el trabajador nacional, que aunque gane menos que antes, podrá cobrar el subsidio de paro y la  jubilación gracias a las criadas, jardineros y camareros neocotizantes...por lo que  todos estarán contentos y agradecidos, siempre en deuda con el Estado, como siempre lo estuvieron los buenos empresarios empleadores, que gracias a esta sintonía podrán conservar intacto su negocio, tan trabajosa y mágicamente conseguido.

Ni es la primera vez que la humanidad afronta un calentamiento global del planeta, ni es creíble que, incluso en el peor de los escenarios previstos (que sería una subida de 5º en la temperatura media del planeta), eso pueda significar un peligro de tal envergadura que hiciera inevitable la extinción de nuestra especie. No cuando nunca antes la humanidad tuvo tanta experiencia y conocimiento, como ahora, para poder afrontarlo. Pero el dramatismo es parte imprescindible del guión previsto, tengamos en cuenta que sólo un enunciado apocalíptico puede concitar una masiva y suficiente adhesión al Pacto Verde, presentado como única forma de evitar "lo peor". Y si no sale bien, siempre será culpa de quienes no se sumaron a esta iniciativa “ecológica global”, panda de extremistas, negacionistas y conspiranoicos.

En ningún caso podrá ser una catástrofe final, sin que quiera con ésto minimizar el problema, ni decir que el cambio climático, aún en las previsiones más moderadas, no llegue a ocasionar grandísimos costes humanos...pero que serán mucho más graves si las poblaciones más afectadas, posiblemente cientos de millones de humanos, lo sufren bajo las condiciones de vida impuestas por el orden estatal-capitalista.

No tengo razones suficientes que me permitan negar los datos científicos. A partir de los mismos, es perfectamente constatable la progresión geométrica del deterioro ambiental en la secuencia histórica del desarrollo capitalista, significativamente agravado a partir de las dos guerras mundiales. Es real un agravamiento progresivo de los datos, en correlación con la aceleración desarrollista experimentada tras esa convulsa época que corresponde a buena parte del pasado siglo XX. Y, aún así, si albergara alguna duda, ésta no afectaría a la identificación de la mayor de las obviedades: que el Pacto Verde proyectado es la tabla de salvación, la más conveniente para un sistema que se ahoga en su propia crisis y que si quiere sobrevivir está obligado a huir hacia adelante, sea cual sea el precio. Es inevitable que su incapacidad para pensar y producir buen progreso humano no traiga consigo la generalización de la guerra, la destrucción de los ecosistemas, la vanalización de la vida en general y de la humana en particular. Porque el Pacto Verde y su milonga de la transición energética no tratan de salvar a la humanidad del cambio climático, sino de reflotar un transatlántico capitalista que hace agua por sus cuatro costados.

Me viene a la memoria algo que dijo hace años Ocalan, el eterno preso kurdo, cuando oponía su método del sentido al método científico que maneja el capitalismo; porque, ¿de qué vale la complejidad analítica y cuantitativa de este método de conocimiento si carece de sentido vital, si su objetivación positivista es un contrasentido que transforma al sujeto humano separándolo de la Naturaleza, convirtiendo en objeto a ésta y al propio sujeto, llegando al trágico absurdo de manejar "científicamente" - como objetos- a la naturaleza toda, lo que incluye al resto de humanos e, incluso, a sí mismos.

Reconozco que me ha inspirado esta reflexión la lectura de un artículo del partido Izquierda Comunista en su web “Communia”. Y estoy plenamente de acuerdo con su diagnóstico, que entiende el Pacto Verde como “no-solución capitalista” y donde se afirma que tanto los economistas como sus estadísticas señalan que “los costes del cambio climático son contenibles dentro de una estrategia sostenible de crecimiento (=acumulación) del capital. No es por eso que el Pacto Verde se haya puesto en marcha. Tampoco para evitar costes humanos. Tras más de un millón de muertos directos censados por el Covid está bastante claro que el capitalismo y el estado están dispuestos a sacrificar las vidas que hagan falta para mantener la rentabilidad del capital. El objetivo y esencia del Pacto Verde no es salvar el medio natural, ni vidas humanas, ni siquiera evitar daños climáticos para sus beneficios: es organizar la mayor transferencia de rentas del trabajo al capital desde las dos guerras mundiales. Su puesta en marcha lo está haciendo evidente con brutalidad a ambos lados del Atlántico, en los precios de la energía, la vivienda, el urbanismo, la alimentación, el transporte…” Y concluyen que “El Pacto Verde utiliza la idea de emergencia climática para imponer una unión sagrada climática vista como necesidad universal, lo que no es más que una estrategia para revalorizar inversiones y reanimar el capital. Dejémoslo claro: el Pacto Verde, en el mejor de los casos puede reducir emisiones de CO2 y metano, pero esa estrategia es solo un objetivo instrumental, una guía. Y lo que es más importante, no va a armonizar las relaciones entre Humanidad y Naturaleza, las va a agravar”.

Sigo estando de acuerdo cuando se refieren a la ruptura por el capitalismo de la relación entre humanidad y naturaleza, y que restaurar esta relación exige constituir un metabolismo común a partir de restaurar previamente la comunidad humana universal. Y no puedo estar más de acuerdo cuando se refieren a la respuesta reaccionaria de la pequeña burguesía en apoyo del Pacto Verde: El problema de estas capas intermedias es que su objetivo primario, mantener su posición social dentro del sistema, las alinea con una comprensión capitalista del mundo…incluso cuando se rebelan contra sus consecuencias. No tienen un modelo alternativo: no pueden imaginar un mundo en el que el capitalismo o sus premisas no existan, porque dejarían de existir ellos mismos como clase. Son por ello impotentes políticamente y reaccionarios históricamente. Y por eso sus reivindicaciones acaban siendo fácilmente instrumentalizadas por el estado o por grupos de la clase dirigente contra los trabajadores”.

Hasta ahí no podríamos estar más de acuerdo. Y me asombra positivamente su descreimiento del Estado y su intuición de comunidad, que veo como un avance. Pero ahí concluyen mis coincidencias, porque el remedio que proponen es el mismo de todos los viejos y nuevos marxistas: esperar confiadamente a la resurrección de una conciencia proletaria tan improbable como inexistente, tanto como la misma clase proletaria que sustenta su religiosa fe progresista. No han comprendido todavía que su cosmovisión economicista retroalimenta el germen propietarista que afecta hoy por igual a dominantes y dominados. Todavía no han comprendido que los trabajadores del capitalismo contemporáneo, incluso los más pobres, por serlo no devienen necesariamente en revolucionarios porque, gracias a la modernidad desarrollista-progresista inoculada por liberales y marxistas, lo que ellos quieren es ser propietarios, como los ricos.  

Quedan todos así sumidos en la melancolía revolucionaria, como estatuas de sal, ese es su nuevo estado desde hace al menos medio siglo,  desde la demolición del muro de Berlín seguida del continuado fiasco en todas las últimas revoluciones "proletarias y populistas".

¿Todavía hay quien crea que es casualidad el resurgimiento actual de los viejos totalitarismos, en este preámbulo del programa neoliberal compuesto de Agenda Climática, Pacto Verde y  Transición Energética?, ¿es que no sabe nadie que esos cafres son su fuerza de reserva, por si les sale mal la jugada tecnoecológica?

A ésto debe referirse Markus Gabriel, el filósofo neoilustrado e hiperrealista de moda en Alemania, cuando sentencia:  “si no logramos hacer realidad un progreso moral que implique valores universales para el siglo XXI —y por lo tanto, para todos los seres humanos—, caeremos en un abismo de una profundidad inimaginable”. Al igual que me sucede con muchos ecosocialistas y ecofeministas, neomarxistas y neoanarquistas, estoy de acuerdo a medias, lo que no deja de ser una forma de empezar a entenderse. Yo les propongo un pacto global del común, un acuerdo de convivencialidad y comunalidad a partir de principios universales, que cualquier individuo puede comprender y aplicar en comunidad, libre y responsablemente. Ni siquiera pido que dejen de pensar como liberales, feministas, anarquistas, marxistas o ilustrados progresistas, les pido un mínimo acuerdo sobre principios universales que caben en menos de tres renglones: 1, cuidado y respeto por la vida humana como por todas las formas de vida, 2, declaración unilateral de la tierra y el conocimiento como bienes comunales universales y 3, democracia comunitaria o de verdad.

Y a todos les recuerdo que sabemos cuando un principio es acertado solo cuando lo medimos por los hechos morales, ¿verdad o no, señor Markus?

miércoles, 23 de junio de 2021

EL SALTO A LA CONVIVENCIA

 

Omnia sunt communia, obra de Paco Garabato

 

Recomiendo la lectura del artículo dedicado a la convivencialidad, recién publicado por Sara Escribano en el blog “Bienes Comunes” de El Salto, centrada en la obra de Ivan Illich:

https://www.elsaltodiario.com/la-comunal/la-convivencialidad?fbclid=IwAR1LQ2ZLNpRBfcz2DQvZ2dnT-7rKS5gU-gBl3o_Ly3ay00i7pOinlg_ZDDo

Para leer o descargar el libro “La convencialidad” de Ivan Illich, seguir este enlace:

http://habitat.aq.upm.es/boletin/n26/aiill.html

Cita adjunta: “En el seminario de enero de 1972 en el centro Intercultural de Documentación (CIDOC) de Cuernavaca, Iván Illich compartió con un grupo de latinoamericanos la siguiente hipótesis: «existen características técnicas en los medios de producción que hacen imposible su control en un proceso político. Sólo una sociedad que acepte la necesidad de escoger un techo común a ciertas dimensiones técnicas en sus medios de producción tiene alternativas políticas.

De la discusión de esta hipótesis surgió su libro “La convivencialidad” en el que Illich esbozó una crítica general de la sociedad industrial en un marco conceptual que permitía analizar conjuntamente la degradación ambiental de consecuencias catastróficas, la marcada polarización social en un mundo caracterizado por la sobreprogramación (institucionalización obligatoria) de los individuos y la obsolescencia planificada de los artefactos tecnológicos, y la creciente impotencia e ineptitud de la gente para moldear su entorno físico y social como consecuencia del monopolio radical ejercido por las instituciones modernas”.

Hernando Calla, texto “La convivencialidad de Ivan Illich, ¿una teoría general de las herramientas?” Web: https://www.ivanillich.org.mx/



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A FAVOR DE LA CASA

Foto de Architectuur Wijzer (Bélgica)

  

Contra cortijos, masías, caseríos, fincas, chalets, bloques de pisos o apartamentos y todas las formas derivadas del sistema neolítico de apropiación de la tierra


Todas estas formas de “habitar” son variantes de una misma ideología individualista y propietarista, viviendas con formas derivadas - aunque cueste creerlo-, de la villas griegas y romanas, de los medievales castillos feudales y de las modernas mansiones burguesas, pasando por las primeras urbanizaciones de adosados y también, cómo no, por la “vivienda social” o proletaria de la postrera modernidad industrial.

Para el poder (gente desempleada), esta última forma “social” fue la más eficiente para sus intereses económicos y políticos, porque permitía levantar con rapidez barrios y bloques en las periferias, donde meter en lata a la gente empleada y a otros aún más pobres, haciendo con ello un triple negocio: se gastaba poco espacio, se obtenían buenas ganancias en tal negocio constructivo y, además, se conseguía otro gran beneficio añadido, este ideológico, consistente en facilitar al proletariado cumplir su sueño, su pequeña ilusión de propietario pequeñoburgués, con sus propias escrituras de propiedad, a imitación de la gente “de bien”, hacerse propietarios como los burgueses de toda la vida, fueran éstos de primera o segunda categoría, nobles, mercaderes, prestamistas, mandos intermedios, funcionarios y profesionales “liberales”, hacerse propietarios como ellos, con mucho sacrificio pero, ¡por fin, propietarios!

Se estrenaba así una nueva forma de pequeña propiedad privada en apartamentos y pisitos sociales, que a todos convertían en honrados ciudadanos, dignamente integrados en la sociedad Moderna y definitivamente bien encarrilados en la senda del Progreso. ¿Quién se lo iba a decir a aquellos sedentarios agricultores del Neolítico, primeros propietarios, que sin saberlo pusieron los cimientos del aberrante sistema que ya hace miles de años empezó a llamarse Estado o Imperio y que desde hace bien poco -poco más de dos siglos- también se llama Capitalismo.

Toda forma de propiedad de la Tierra, individual o colectiva, es antisocial y antiecológica. Sí, no tengo término medio y lo sé a conciencia. Cierto que yo prefiero "la casa", y no es sólo porque a mí me guste más, también tengo razones sociales y políticas, a fuerza de éticas y ecológicas.

La casa permite versiones plurales y creativas de vida en comunidad, pero con intimidad; puede ser vecinal en modo convivencial y permite la individualidad sin aislamiento social. Eso sí, a condición de habitarla mediante derecho de uso y no de propiedad. Espero que la vivienda llegue a ser un bien comunal-vecinal, porque no se me ocurre otro modo mejor de hábitat humano, que sea social y ecológicamente razonable. Algún día, también espero convencer de ésto a quienes enseñan arquitectura y urbanismo. Mi modelo es “la casa en manzana”, unidades de casas no adosadas, que conforman una unidad urbana mayor, que a su vez es unidad constructiva de un barrio, como éste lo es también de una nueva ciudad, una comunitaria, ni rural-aldeana, ni de hormigón vertical: una urbe de tamaño convivencial...y se acabó la batalla campo-ciudad.

Las casas que digo tienen huerto en vez de jardín, lo tienen en la zona interior de la manzana, un huerto comunitario en el que cada casa cultiva su parte proporcional que, si quiere, comparte. En medio de este huerto estaría bien construir, antes incluso que las casas, un edificio de planta baja destinado a usos comunitarios, con amplio salón de reuniones y encuentros, junto a un espacio de cuidados donde atender a personas mayores y niños, además de cocina y lavadora colectivas.

Estará bien un pequeño jardín corrido, sin vallas, delante de las casas. Imagino un espacio entre casa y casa, bajo cubierta, para charlar o donde resguardar de la intemperie a vehículos y aperos. Las casas tendrán tres plantas como mucho, incluyendo la de calle y la bajo cubierta, que será corrida, destinada a invernadero comunitario, con techo-solarium que caliente la casa y aproveche la energía solar y eólica, acercándose lo más posible a la autonomía energética de cada casa y cada manzana (no más de cuarenta o cincuenta casas). Intercalados en esta planta bajo cubierta, podrían quedar integrados unos cuantos apartamentos de acceso independiente, para uso temporal de jóvenes en edad de emanciparse, así como para uso de invitados temporales.

Y algunos detalles no menos importantes: cada casa tendrá en planta baja un recibidor junto a un espacio grande de uso múltiple (oficina-tienda-taller y almacén), donde realizar trabajos y hacer intercambios de productos y servicios, destinando la planta alta al resto de necesidades habitacionales, como sala de estar, cocina-comedor, aseo y dormitorios. En cualquier geografía y clima vendrá muy bien que toda la manzana disponga de aceras o viales peatonales bajo soportales corridos, que protejan a los transeúntes del sol, como del frío o de la lluvia, situando en paralelo viales para bicicletas y otros vehículos de transporte público y privado de velocidad lenta, que serán diseñados y fabricados con tecnologías autónomas propias, personal y/o comunitariamente en cada caso.

Viviendas con intimidad doméstica, formando manzanas comunitarias que a su vez se integran y articulan con plazas dedicadas a servicios públicos y espacios verdes, bien integradas en el conjunto del entramado urbano. Viviendas y manzanas comunitarias que, incluso ahora, en medio de una economía todavía capitalista, pueden acometerse como proyectos cooperativos, similares a otros modelos comunitarios ya experimentados en Dinamarca, Suecia, Uruguay, Bélgica, Alemania o Cataluña (Sostre Civic), el modelo de “cooperativas de uso” que, básicamente, consiste en que la propiedad de la vivienda siempre reside en la cooperativa (no en sus socios individuales) y en las que sus miembros participan y disfrutan de un uso indefinido de la vivienda a través de un derecho de uso asequible (1), todos estos proyectos a futuro podrían contemplar la participación directa en los trabajos de construcción durante la fase destinada a estructura, infraestructura y equipamiento básicos, dejando la terminación de cada vivienda a sus respectivos usuarios, según sus propias necesidades, gusto y creatividad.

Autonomía personal y comunitaria, autonomía como deber voluntariamente adoptado, por responsabilidad y para no cargar a los demás y a la sociedad con obligaciones que son propias. Construir y cultivar tienen que ser actividades integradas en el hacer personal y comunitario, como parte sustancial de esta autonomía convivencial y libertad efectiva, junto con la comunalidad de la tierra y la vivienda (que, no olvidemos, se asienta sobre la tierra común, como todas las edificaciones e infraestructuras). Esta autonomía es principio elemental y de radical trascendencia social, ética, ecológica y política.

La mentalidad propietarista impregnó y determinó la cosmovisión de las gentes y generaciones a lo largo de la historia, pasando desapercibida durante los siglos en que la superpoblación y el deterioro ecológico no tenían la trágica consistencia y dimensión global que hoy tienen y pudo ser considerada una mentalidad “normal”.

Solo desde la carencia de sentido común y de la realidad del tiempo presente, puede pensarse hoy que cabe alguna solución propietarista a la crisis ecológica, agravante de la más general y sistémica crisis civilizacional. Mientras persista el derecho de propiedad privada sobre la tierra y la vivienda, en vez del derecho de uso, mientras no prime el derecho universal al uso de la tierra -incluyente de los de cultivo y vivienda-, mientras no sea interiorizado mayoritariamente como deber personal y comunitario, hablar de sostenibilidad seguirá siendo solo un entretenimiento intelectual para políticos, sociólogos, ecólogos y ecologistas de salón.


Nota:

(1) Ver https://blognanin.blogspot.com/2011/02/techo-civico.html



viernes, 18 de junio de 2021

PODRÍA SER EL FINAL DEL NEOLÍTICO, PERO TAMBIÉN DE LA HISTORIA

 

 Admitamos la presunción de “buenas intenciones” en historiadores y políticos. Pero no es ese el problema que tengo con ellos. Admitamos que todos tuvieran buenas intenciones, los que gobiernan, los que se oponen y los que escriben de encargo convenientes versiones de la Historia, todos los que dicen hacerlo “por el bien común”. No lo voy a discutir, lo considero una pérdida de tiempo. La cuestión que me interesa no es esa, es si esas buenas intenciones y sus versiones del pasado son interesadas y funcionales al poder o no, si encubren o desvelan obviedades, si miran el devenir histórico con los ojos de la clase dominante o con los de la gente del común, si ayudan o perjudican hasta hacer impensable e imposible el proyecto de otro mundo mejor,  ese que nunca dejó de aletear en el sueño de todos los humanos.

Por ejemplo, y con referencia a las Historias "oficiales", he llegado a la conclusión de que todas aquellas que excluyen a las sociedades preestatales son malas historias y, además, se las ve el plumero. Pretenden hacernos creer que la sociedad humana comienza y acaba en el Estado, borrando interesadamente en torno a dos millones de años de experiencia social, como mínimo, todos los que siguieron a la extinción de los australopitecos, cuando los nuevos homínidos sapiens dejaron de ser recolectores-cazados para pasar a ser recolectores-cazadores y hasta que éstos se hicieron sedentarios agricultores  a orillas de grandes ríos, como el Tigris, el Éufrates y el Nilo.

Pienso que para una explicación más científica de la historia humana (para mí la Ciencia no es sino un continuado intento de mejorar la explicación de la realidad), sería más acertada y comprensible la presentación del conocimiento histórico con una clasificación del tiempo histórico pivotando sobre la revolución neolítica, sobre el antes y después de las grandes y decisivas transformaciones  que determinaron la evolución de las sociedades humanas desde entonces hasta el presente:

1.Una primera Era Preestatal, la de las sociedades de recolectores-cazadores, organizados en reducidos grupos, que durante cientos de miles de años siguieron a los grandes rebaños de animales salvajes, hasta la revolucionaria invención de la Propiedad, al inicio de una nueva forma de vida agrícola y sedentaria, en grandes grupos humanos, con la que diera comienzo el nuevo tiempo denominado Neolítico.

2. Y otra Era Estatal, la que desde entonces -hace poco más de diez mil años- se alarga hasta el tiempo presente, sin que conste en ese intervalo ningún registro histórico que signifique  modificación sustancial de las originales y trascendentales innovaciones neolíticas: la propiedad de la tierra, la herencia, el patriarcado, las ciudades, el trabajo, la servidumbre, la esclavitud, la democracia, el mercado...y el Estado como armazón y compendio de todo ello.

Tal es la trascendencia de la revolución agrícola que inaugurara esta era neolítica en la que aún estamos  que, a mi entender, así se explica mejor la historia humana, así organizada, en esas dos Eras que me atrevo a proponerle a la ciencia académica. Podemos constatarlo a partir de sus efectos, que tienen tal alcance que, al menos a mí, me llevan a considerar que desde entonces no hemos vivido otra verdadera revolución que la neolítica, tan sólo reformas puntuales y más o menos radicales, pero todas ellas como cambios o revueltas menores, y todas siempre dentro de la misma continuidad de la mentalidad  propietaria (*) y del mismo Orden, neolítico o estatal, como queramos llamarlo.

  La Era Neolíca o Estatal,  iniciada con el "derecho de presura" (derecho de propiedad o apropiación de la Tierra) (**)

Con la agricultura surge un nuevo concepto de  relación con la naturaleza y con la sociedad: el derecho de propiedad o de apropiación de la tierra. Hasta entonces, los grupos humanos, de no más de treinta o cuarenta componentes, se movían siguiendo las migraciones de los grandes rebaños de animales salvajes, al tiempo que recolectaban plantas y frutos silvestres que fueran comestibles. El sentido de propiedad no podía surgir, referido a la tierra, con esa forma de vida itinerante; si, acaso, la propiedad solo podía ser aplicada a las armas de caza, a las pieles que servían de abrigo y a los pequeños enseres que pudieran portarse en los largos desplazamientos. Pero la práctica agrícola cambió radicalmente este modo de vida nómada. El cultivo de plantas y la cría de animales domésticos exigía trabajo y presencia continuada en la parcela de tierra cultivada, por lo que allí se instalaba una cabaña estable y, al lado, un redil donde cerrar a los animales domesticados. Acababa de inventarse el concepto de propiedad como “derecho” a la apropiación privada de la tierra (y pública o estatal más tarde). 

Veremos, cómo no tardando, este sistema de cultivo y domesticación acabará incluyendo a individuos de la propia especie, aplicando esas nuevas técnicas a su crianza, así estabulada y más productiva. No sucedería de repente, sería un proceso al que se fueron incorporando, en oleadas, nuevos pequeños grupos de nómadas recién llegados a los lugares de cultivo.

Derecho de herencia o de transmisión del derecho de apropiación de la tierra. La cría de los hijos limitaba la capacidad de trabajo y también reducía el tiempo que las mujeres podían dedicar a las tareas agrícolas. Así se perfila una nueva división social del trabajo y acaba siendo cabeza y titular de la propiedad el “padre y varón" de más edad dentro de cada grupo. El mantenimiento y continuidad de la propiedad precisaba de un nuevo derecho subsidiario para la transmisión “legítima” de la propiedad, que siguiera la línea genética del varón-padre y titular de la propiedad. Se daban las condiciones para la instauración del patriarcado.

El patriarcado o exclusión en el dominio de la tierra de las mujeres y de la mayoría de los hombres. La nueva legitimidad construida a partir de los derechos de propiedad y de herencia, excluye necesariamente a las mujeres, porque a partir de esa lógica patriarcal, las mujeres son tomadas "en propiedad" para  asegurar así que sus criaturas fueran “legítimas”, es decir, propias del varón propietario y, por tanto,  "legítimas" herederas de la propiedad.

El trabajo como actividad servil y la esclavitud como condición “natural” de los desheredados o no propietarios. Mucha gente empezó a quedar excluida del acceso a la propiedad de la tierra ya desde el principio. Quedaban excluidos de la propiedad todas las mujeres y todos los hijos menores y,  a medida que nuevos pobladores llegaban al lugar ya no quedaban parcelas sin cultivar o las que quedaban eran baldíos, de mala calidad, por lo que todos ellos, desheredados y nuevos pobladores sin tierra, se veían obligados a ofrecerse como siervos o esclavos al servicio de los propietarios más pudientes. Criados y esclavos incrementaban la producción y permitían al propietario vivir sin trabajar y acumular más tierras en propiedad.

Las grandes aglomeraciones urbanas, en las que se inicia la división del trabajo social junto a la normalización de la moneda y los mercados, son el modelo del hábitat neolítico-estatal (capitalista con el paso del tiempo). La concentración de población en los lugares más fértiles donde prosperaba la producción agrícola, generó nuevas dinámicas sociales y económicas, dando lugar a muchos y nuevos trabajos especializados, realizados en pequeñas industrias artesanales, haciéndose más complejos los sistemas de intercambio, normalizándose el uso de monedas y el establecimiento de talleres, comercios y mercados en esas grandes aglomeraciones urbanas.

La democracia y la categoría de “ciudadanía”. Desde los inicios de la Democracia en la Grecia del siglo VI a.C, sólo eran considerados “ciudadanos” los propietarios. La democracia fue desde esos inicios el sistema de gobierno en el que participaban exclusivamente estos ciudadanos-propietarios, quedando excluida la mayoría de la población, integrada por mujeres, siervos, esclavos y extranjeros.

El Estado como sistema social-económico-político y militar al servicio de la Propiedad. Basado en la alianza de los propietarios para la defensa armada y legal de sus propiedades, como del “estatus” social, económico y político-militar derivado de su condición de clase propietaria y socialmente dominante.

La competencia por la propiedad como motor de la economía ciudadana, estatal y de mercado. Poco a poco, quedaron definitivamente sentados los principios y mecanismos por los que la competencia por la propiedad y por su acumulación se convirtieron en fundamento de las sociedades neolítico-estatales. Con el mercado, se convertía en potencial mercancía:  todo producto del trabajo humano y toda actividad humana, incluyendo el propio trabajo y hasta los propios seres humanos "trabajadores" enseguida serán manejados como mercancía.

El dinero como sistema simbólico de valor y de suma utilidad para la acumulación de "capital". La invención de la moneda como valor de cambio, probablemente tuvo en la sal su primer uso, de ahí el orígen antiguo de los conceptos “salario” y “trabajo asalariado”(***). Con sus posteriores formas, de metal, papel y digital, el dinero se convertía en propiedad móvil y acumulable, hasta llegar a su desarrollo contemporáneo como capitalismo financiero, sistema que convierte al dinero en “producto” por sí mismo, sin necesidad de “representar” el valor de una mercancía concreta, sino abstracta. El sistema estatal-capitalista puede producir, acumular, alquilar, comprar y vender dinero con más facilidad, ventaja y beneficio  que cualquier otra mercancía.

El dinero y la competencia por la propiedad como principal forma de relación social. Al ir ocupando todas los espacios de la actividad humana, el dinero y la competencia por la propiedad se fueron convirtiendo en la principal forma de relación social, aislando a los individuos en esa competencia y desactivando toda posibilidad de convivencialidad y comunidad, favoreciendo aceleradamente la conversión del individuo medio en un ser asocial, al que ya reconocemos como la nueva especie homo economicus, funcional al nuevo orden social del neolítico, mercantil-estatal.

El conocimiento y la técnica como ventajas en la competencia por la propiedad de la tierra y para el dominio de la sociedad. La propiedad de la tierra, junto al dinero y al poder derivado, permitieron comprar, junto al trabajo humano, los saberes, la creatividad y las aplicaciones técnicas resultantes de la experiencia y el ingenio, tratados como mercancías, haciendo de esta apropiación del conocimiento y la tecnología, una ventaja competitiva esencial para el desarrollo del sistema productivo, para el mantenimiento del poder estatal-capitalista y, a la postre, para disponer del control social.

Así quedó establecida la fundamentación del orden propietario, estatal y capitalista, como sistema “natural”, de competencia “natural”, a imitación de la “natural” ley de la selva. Esta naturalidad es una de las principales razones del éxito de la revolución neolítica que inaugurara la Era Estatal en la que todavía estamos, ahora en su máximo apogeo y sin que lleguemos a vislumbrar un posible final y un posible tránsito hacia una nueva Era Postneolítica o Postestatal...a no ser que se cumpla la profecía de Francis Fukuyama y resulte que este tiempo en el que vivimos no sea otra cosa que un presente contínuo e interminable.

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Si tuviera que elegir una imagen representativa de esta Era Neolítica, elegiría la estela en piedra con forma de falo en la que está grabado el Código de Hammurabi.  Repasemos todos los grandes cambios y revoluciones acaecidas durante esta era, la sucesión de imperios y las épocas que marcaron, repasemos sus Edades, antígua, media, moderna y contemoránea, las grandes "revoluciones" sucedidas, sociales, políticas, científicas, tecnológicas y económicas, y veremos que avanzado el siglo XXI, los contenidos de la primera gran revolución neolítica, la que se desencadenó a partir de la impronta que dejara la invención de la "propiedad de la tierra"no solo siguen presentes y actualizados en este siglo XXI, sino que se han ampliado y perfeccionado con nuevas técnicas de dominación. Ahí siguen, bien presentes y actuales: la propiedad de la tierra, la herencia, el patriarcado, las ciudades, el trabajo, la servidumbre, la esclavitud, la democracia y el mercado capitalista...y el Estado. 

Por todo ello, éste es un alegato contra toda forma de apropiación de la tierra. Soy bien consciente de que la historia es irreversible y de que en ninguna época pasada hubiera podido tener una mínima credibilidad este alegato, ni la propuesta que le acompaña. Pero hoy tiene todo el sentido del mundo, cuando la sociedad humana en su conjunto empieza a ser consciente del agotamiento de esta era neolitica, con el presentimiento de estar colgada al borde de un abismo existencial recién abierto; con la presunción de que no cabe, dentro de esta era, esperanza alguna de solución ética, ni ecológica, ni tecnológica, no si no empezamos, a imaginar al menos, la posibilidad de una segunda revolución integral que deje atrás esta Era Estatal, en la que estamos como atrapados en un bucle y como a punto de inaugurar un futuro inexistente. Siquiera, podríamos imaginar una tercera era de la historia humana, una postneolítica.

Mientras lo pensamos, el sistema neolítico-estatal postmoderno nos tiene preparado su verde y tecnológico proyecto transhumanista, con el que prevee ampliar y mejorar su modelo productivo y de control social, para hacerlo más “sostenible”, no limitándose a la domesticación de plantas y animales,  incluyendo, como siempre hizo, a la propia especie humana, pero ahora con un manejo del desarrollo tecnológico y sus aplicaciones eugenésicas que permitirán el control genético y demográfico de la población mundial, su saneamiento y su crianza selectiva, a fin de criar solo humanos sanos y conformes, más útiles y productivos, pero los estrictamente necesarios.

Que nos abrume la dimensión y complejidad de un proyecto alternativo a esta distopía final de la Era Neolítica, no sirve de escusa para cerrar los ojos ante la trágica e inédita realidad del momento que vivimos, para el que no tenemos antecedentes de referencia, nada a lo que agarrarnos que no sea nuestra propia conciencia y nuestra experiencia histórica, con sus aciertos y errores. Sin olvidar que también contamos con la poderosa herramienta del conocimiento y del ingenio humano, de la ciencia y la técnica, a condición de emplearlos en modo que no sea  repetitivo de los perversos efectos ya conocidos.

Podríamos empezar, por ejemplo, poniéndonos de acuerdo en un Pacto Global del Común, y con esta base ir creando nuevos espacios comunales, de vecindad y paisanía, de autonomía y soberanía comunitaria, en redes de ayuda mutua y mancomunidades, en todas las escalas territoriales hasta la global. Algo así como Ayuntamientos Comunales situados al margen, en paralelo y frente a los actuales  ayuntamientos oficiales, los estatales y propiamente neolíticos. Para ello, en anexo adjunto planteo un posible modelo de procedimiento democrático y de básica estrategia.

Lo que estoy planteando es la necesidad ineludible de resetear la historia humana desde sus orígenes neolíticos, pero haciéndolo desde el sitio del siglo XXI, a la altura del conocimiento y la experiencia acumulada en los siglos pasados. Una revolución integral que no se vea abocada y obligada a arrasar con todo el conocimiento y con todas las experiencias humanas positivas que lograron sobrevivir - aunque fuera en segundo plano y cooptadas -  a lo largo de la Era Estatal desde su orígen neolítico. Hablo de una revolución que lejos de repudiar el conocimiento científico, se proponga reconducirlo. De una revolución ética, ecológica y estética, científicamente avanzada, a la altura de las nuevas ciencias biológicas y físicas, simbióticas y cuánticas, una revolución ocupada en los efectos reales del conocimiento en la Naturaleza y, por tanto, en la naturaleza convivencial de nuestra especie, en nuestra experiencia vital,  antes y mejor que perder tiempo y energía en artificiales disquisiciones filosóficas de exclusiva orientación teórica, ontológica y esencialista.

Notas:

 (*) Una mentalidad es algo más que un forma de pensar y más que un pensamiento individual o colectivo. En el sentido que le diera el historiador Jacques Le Goff, es una idea que, sea a fuerza de costumbre o por costumbre de la fuerza, actúa desde el subsconciente, como substrato psicológico, que pasa desapercibido, pero que acaba normalizando la idea inicial, determinando pensamientos y conductas. A eso me refiero cuando digo "mentalidad propietaria".

 (**) El imperio romano incorporaría el "derecho de presura" considerado como derecho de conquista en las invasiones militares de nuevos territorios.Los soldados que optaban por quedarse como colonos en esos territorios gozaban de ese derecho. Los primeros reinos visigodos o cristianos de la península ibérica, tras la invasión musulmana del siglo VIII, adoptaroin este mismo derecho romano para conceder propiedades a nuevos colonos en su avance militar, derechos que serían sancionados como carta-puebla y que derivarían más tarde en los privilegios reales que conocemos como fueros.  


(***) Salarium fue una pequeña entrega de sal que se entregaba graciosamente a los siervos y esclavos en Roma, sin que fuera obligación, al modo de propina. El término estaba tan asociado a la esclavitud doméstica que Cicerón  decía que vivir de un salarium era condición indigna de un ciudadano u hombre libre, ya que era propia de esclavos.

 

Anexo: 

 


CONSTITUCIÓN Y ORGANIZACIÓN

PROCESO CONSTITUYENTE
Inicialmente, un mínimo de tres personas mayores de 14 años, adheridas previamente al Pacto Ǵlobal del Común,  con vecindad en poblaciones de un mismo país o comunidad comarcal, son autoconstituyentes de un Consejo. Un mínimo de dos Consejos  son iniciales constituyentes del Ayuntamiento Comunal de su país o territorio.

AYUNTAMIENTO COMUNAL
Es la institución de la autonomía y soberanía de la comunidad popular en cada país o territorio comarcal, sea éste rural (con poblamiento disperso) o urbano (con poblamiento concentrado).  Forman parte del  Ayuntamiento Comunal el conjunto de paisanos y paisanas del territorio, autoorganizados en un proceso radicalmente democrático: 1. Asamblea (órgano legislativo). 2. Consejos (órganos deliberativos)  y 3. Cooperativas (órganos ejecutivos), en el que todos los constituyentes (mayores de 14 años adheridos al Pacto constituyente están obligados a participar con derecho a voto, a diferencia de los no constituyentes, cuya participación es opcional y sin derecho a voto.

ASAMBLEA
Es el órgano legislativo del Ayuntamiento Comunal, que toma las decisiones de gobierno a partir de las propuestas de los Consejos (órganos deliberativos) y que serán ejecutadas por las cooperativas (órganos ejecutivos). En Asamblea, la comunidad expresa y ejerce su autonomía y soberanía plenas aprobando o denegando las medidas que integran la agenda comunal o de gobierno, mediante el cómputo  de los resultados adoptados por el conjunto de Consejos, reunidos éstos en modo Asamblea, lo que hace posible la democracia directa sea cual sea el tamaño poblacional de la comunidad.

CONSEJOS
Son los órganos deliberativos del Ayuntamiento Comunal, libres agrupaciones de paisanos/as por razón de afinidad, vecindad o amistad. Deliberan y votan los temas de la Agenda Comunal. Cada Consejo propone los temas que integrarán la próxima Agenda Comunal. Para hacer posible la presencialidad y máxima participación de todos los componentes, cada Consejo estará integrado por un máximo de ciento cincuenta personas. Cada Consejo elige un/a portavoz, que le representa en la Mesa del Consejo, que actuará como secretaría permanente, responsable de informar, coordinar y preparar cada Agenda Comunal o de gobierno. 

COOPERATIVAS
Son los órganos ejecutivos del Ayuntamiento Comunal, que ejecutan lo decidido en Asamblea. Autogestionan la producción, distribución y administración  comunal de bienes y servicios. Todas las personas de la comunidad mayores de 14 años y adheridas al Pacto Global del Común están obligadas a formar parte de al menos una cooperativa, siendo opcional la participación del resto. En cada población habrá una Cooperativa Vecinal, responsable de ejecutar los trabajos comunitarios correspondientes a cada población que sean coherentes con la Agenda Comunal. El resto de cooperativas serán Comunales de ámbito territorial, por áreas de actividad productiva/distributiva de bienes y servicios, con especial significación de éstas: a) Cooperativa de Hacienda Comunal, que integra los servicios de administración de la renta y la banca comunitaria; b) Cooperativa de Mercado Social, responsable de la distribución interna de bienes y servicios como del intercambio de excedentes con otras comunidades; c) Cooperativa de Salud Comunitaria; d) Cooperativa de Formación y Cultura Comunitaria; e) Cooperativa de Seguridad (policía y milicia comunitaria) y f) Cooperativa de Administración de Justicia.

 

 CONCEPTOS BÁSICOS DEL SISTEMA COMUNAL PROPUESTO 

 

1.PRINCIPIO CONSTITUYENTE DEL PACTO GLOBAL DEL COMÚN Y SU CONTENIDO           -Las instituciones del autogobierno comunitario que denominamos Ayuntamientos del Común o Comunales, tienen a este Pacto como principio constituyente, junto con la libre adhesión al mismo de las personas mayores de edad (catorce años) que convivan en las vecindades de un mismo país, comarca o territorio. Se proponen como acuerdos universales, integrantes de este Pacto los siguientes postulados (1) en forma de declaraciones unilaterales: 

*Del individuo comunitario como sujeto convivencial y político de la transformación integral que se propone este Pacto. Es un sujeto relacional y libremente autoconstruido, en mutua relación de correspondencia y corresponsabilidad con la comunidad de la que naturalmente forma parte y de la que es constituyente.

*De la Tierra y el Conocimiento como Bienes Comunales Universales, respectivamente de la comunidad biótica universal  y de la comunidad humana global. Lo que conlleva la abolición del derecho a la apropiación de la Tierra y del Conocimiento en todas sus formas. 

*De la Democracia Comunitaria como mejor procedimiento para el autogobierno o democracia en comunidad de iguales, superadora de los regímenes totalitarios como de los limitados y perversos sistemas democrático-estatales que hasta hoy han sido dominantes a lo largo de la historia en forma de monarquías y repúblicas. Lo que conlleva la abolición de todo sistema estatal, nacional o internacional, junto con todas las instituciones estatales desplegadas a lo largo de las épocas históricas precedentes, con máxima prioridad  en la abolición de las más principales, de carácter político, militar y mercantil (Partidos, Ejércitos y Mercados), por constituir éstas el principal sustento de la fuerza y dominio totalitario sobre las comunidades y sobre el conjunto global de la población humana.  

*De la ética y la ecología como ciencias directrices de la relaciones de convivencialidad entre humanos, como de la especie respecto a  la naturaleza de la que somos parte inseparable y  más responsable en el cuidado de la biodiversidad y el equilibrio ecológico del ecosistema terrestre.

2.PROPIEDAD Y TRABAJO
-Son Comunales Universales: 1.La superficie terrestre, marítima y atmosférica que sustenta la Biosfera, así como los bienes producidos por la Naturaleza. 2.Los bienes producidos a partir del Conocimiento humano acumulado y trasmitido entre individuos, comunidades y generaciones.
-Son Comunales de Vecindad: los bienes producidos mediante trabajo comunitario-vecinal (local).
-Son Comunales de Paisanía: los bienes producidos con trabajo comunitario-territorial.
-Son Comunales domésticos: los bienes producidos con trabajo comunitario -doméstico (por los cohabitantes de cada casa)
-Son Bienes de propiedad personal: los producidos mediante trabajo individual.

3.RENTA COMUNAL
-Renta Comunal: es el conjunto de lo producido por cada tipo de comunidad (vecinal, paisana y doméstica).
-Renta  Personal: es la resultante de la distribución individual y equitativa de la renta comunal correspondiente en cada tipo de comunidad (doméstica, vecinal y paisana).

4.MERCADO SOCIAL
-Por principio, forman parte del mercado social todos los bienes y servicios comunales, que por estar al margen del mercado capitalista no son mercancías que se puedan vender, comprar, ni alquilar. Solo los excedentes del mercado social podrán ser objeto de intercambio comercial con el mercado capitalista,  mientras éste siga existiendo.

5.MONEDA COMUNITARIA
-Mientras perdure el mercado capitalista, las comunidades autónomas y soberanas manejarán  internamente (mercado social) su propia moneda comunitaria,  en equivalencia y alternancia con la  moneda circulante en el mercado capitalista exterior, solo  en las transacciones  con este mercado.

6.PROGRAMA ESTRATÉGICO BÁSICO
1.Redacción y divulgación del Pacto Global del Común junto con documento explicativo, traducido al máximo de idiomas y difundido masivamente mediante una página web y en redes sociales, bajo la cobertura legal de una asociación, que pudiera ser  la ya existente Asociación del Común.
2.Proceder a la autoconstitución de Consejos y Ayuntamientos Comunales donde ésto sea posible, por iniciativa autónoma de personas adheridas al Pacto Global del Común, cualquiera que sea su procedencia geográfica o ideológica.
3.Utilizar una cobertura “legal” mínima (asociación),  que proteja tanto a la comunidad como a sus componentes de las esperables y seguras agresiones por parte de las instituciones estatal-capitalistas.
4.Actuación política pública, en paralelo y al margen de las instituciones estatales, incluidas las municipales, construyendo espacios de autoformación comunitaria, de autogestión y de ayuda mutua, así como de cooperación con los movimientos sociales en la confrontación con las instituciones dominantes y en apoyo a todas las luchas populares que guarde coherencia con los principios del Pacto Global del Común.                                                                        5.Abordar, teórica y experiencialmente, un nuevo modelo de hábitat, de vivienda y urbanismo comunal, alternativo al modelo de vivienda y urbe estatal-capitalista
6.Ejercer la crítica política sin participación en la contienda electoral.
7.Participación en la contienda electoral exclusivamente local y solo cuando el censo del Ayuntamiento Comunal  sea mayoritario respecto del municipal-estatal, en cuyo caso el poder local estará tomado de facto y podrá ser proclamada la plena autonomía-soberanía de la comunidad, autoconstituida como Ayuntamiento Comunal.                                                   . 

 

Nota y epílogo 

(1) Esta propuesta es una teoría más humilde de lo que pueda parecer a primera vista,  porque admite de antemano su naturaleza de postulado, siempre discutible y perfectible, que reconoce, como entiendo que hace la buena ciencia, estar basada en verdades indemostrables. Sin pretender  dar respuestas imposibles a perennes incertidumbres, imposibles respuestas para el nivel de nuestro limitado conocimiento del universo y la materia, inútiles preguntas del tipo ¿qué hubo antes del Big-Bang, qué es la Nada o a quien se le ocurrió la idea de crear un Universo?. No, por ahí no va la cosa,

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En todo caso, pienso que una propuesta como ésta solo puede ser  posible a partir de que se cumplan estas condiciones mínimas: 1. Que quienes logren sobrevivir a la tecnología y a la medicina estatal/capitalista sean capaces de converger con personas y movimientos sociales de todo el mundo, con la suficiente contundencia, masa crítica y una  inteligencia estratégica tan proporcional a su finalidad revolucionaria como a la fuerza a la que se enfrentan. 

De no ser así, sepan quienes de todos modos sobrevivan, que tendrán una "feliz" y  cómoda existencia robótica, libres de memoria y preocupación, perfectamente integrados en el orden final que profetizara Francis Fukuyama como remate de la Historia, una república neolítica y global, tan liberal como socialista, por fin un Estado Perfecto para un tiempo futuro que parecerá siempre presente y perpetuo.