jueves, 28 de abril de 2022

SOLUCIONES LOCALES

La fuerza del agua es contínua, ahí está, disponible a todas horas para ser aprovechada. Los ríos no fallan, como sí lo hace el viento, o  el sol cada noche y todos los días nublados...pero, por alguna misteriosa razón prescindimos de las soluciones sencillas, como si la gravedad o el sentido común no tuvieran fundamento científico.



EL APOCALIPSIS SEGUN FRANCO BERARDI

 


Franco Berardi, “Bifo”, piensa la realidad, la reflexiona, la interpreta y luego propone qué hacer. No se queda pensando, es un filósofo de la acción reflexionada. Dice algo en lo que estoy muy de acuerdo: que las pantallas nos apartan del mundo, que nunca estuvimos más informados, ni nunca peor, que la sobreabundancia de información, la infoxicación, nos impide pensar, reflexionar, interpretar la realidad, y que por eso no sabemos qué hacer ni a donde ir, y que en esa tesitura somos impredecibles, podemos tirar en cualquier dirección, como le sucede a cualquiera que se sienta perdido en medio de una densa niebla, sin referencias en el paisaje. Bifo es, como muchos de nosotros, hijo de los sesenta, cuando la consigna era “socialismo o barbarie”. Pero lo que resultó de aquello fue el triunfo de la barbarie; el socialismo que naciera de las luchas obreras y feministas no fue capaz de mantener su posición, cedió ante la barbarie neoliberal, de la que fueron cómplices los gobiernos socialdemócratas.

Lo inevitable por lo general no sucede, porque prevalece lo impredecible”, es frase atribuida a John Keynes, que Franco Berardi repite como un mantra. Dice que es fácil ver sucediendo ya lo inevitable, una Tercera Guerra Mundial con apariencia de lucha entre potencias imperialistas y en realidad como una extendida guerra civil global, que enfrenta a clanes financieros, movimientos políticos y creencias religiosas, en un contexto en el que la democracia y la opinión crítica no valen nada, al lado de la cultura identitaria, de la rabia y la depresión, que  expresan muy bien el triunfo histórico de la barbarie.

En uno de sus últimos libros, Respirare. Caos y poesía” (Prometeo Libros, Buenos Aires, 2020), Bifo insiste en algo que también a mí me obsesiona, acerca del triunfo del pensamiento abstracto, conspiranoico, simplista y descerebrado al cabo, que abre los caminos a la brutalidad del fascismo postmoderno:

La abstracción ha ganado terreno en el pasado reciente. La financiarización de la economía es la prueba más evidente de esta expansión del reino de la abstracción. La sumisión creciente de la vida a la abstracción está provocando un contragolpe: la vida reacciona contra la abstracción, y ese regreso a lo vital toma la forma de una reafirmación agresiva de la identidad, sea nacional, religiosa, racial. El retorno del cuerpo descerebrado, distanciado de la razón universal y de la empatia corpórea, se manifiesta como una reaparición del fascismo postmoderno a escala mundial.

Hay dos tendencias técnicamente interconectadas y culturalmente distintas: una se basa en la hipertrofia del cerebro sin cuerpo, en la inervación de la red digital en el sistema neural; la otra, en la explosión demente del cuerpo descerebrado, en el frenesí identitario que está devastando el orden político de la civilización humana. Al haber perdido la fe en la universalidad de la razón y sin tener acceso a la esfera de las decisiones (la democracia real)(1), la población se aferra a las identidades imaginarias que se asientan en la mitología de la nación, de la raza y de la identidad. Es así como el orden abstracto del sistema de control coexiste y se entrecruza con el Caos de la mente hiperestimulada de la metrópolis global”.

Su último libro es “La segunda venida: neorreaccionarios, guerra civil global y el día después del Apocalipsis” (Caja Negra, Buenos Aires, 2021). Este libro invita a prepararnos para cuando acontezca lo imprevisto. “No dejemos de pensar –nos dice Bifo– porque puede que lo impredecible pronto requiera ser pensado, y ese es nuestro trabajo: pensar en tiempos de trauma apocalíptico”

La idea de que el mundo pueda cambiar para mejor parece enterrada cuando ha pasado un siglo después de la revolución comunista. Pero el hecho de que ya nada vaya a salvarnos no debería verse como una fatalidad: si este mundo está muerto, entonces puede aparecer otro que nos saque de esta existencia de zombis. La segunda venida para la que tenemos que predisponer nuestras mentes es la de un comunismo otro, sin Estado, que tendrá muy poco que ver con el de 1917. Podemos concebir el Apocalipsis como una metáfora comunista o del Común, como yo prefiero decir para no caer en equívocos: la metáfora de un posible despliegue convivencial de nuestro potencial creativo, de la mente y de la solidaridad humanas.

Que nadie espere a reaccionar cuando llegue el Apocalipsis, porque ya estamos metidos en él, lo que es “es” y no tiene vuelta de hoja. Lo que ahora toca es interpretarlo y comprenderlo para no seguir filosofando sobre todo y sobre nada. Lo que ahora hace falta es juntar reflexión y propuesta, ya no vale seguir especulando sobre posibles evasiones. Como Franco Berardi, detesto a los filósofos y a los poetas que no se mojan.

 

Nota: (1) El paréntesis aclaratorio es mío.


 

 

 

 

 

 

martes, 26 de abril de 2022

LO DE FRANCIA Y UCRANIA

 

¿Qué esperar en tiempos de fragmentación social y crisis sistémica acelerada? ...A veces me alegro de ser tan viejo, porque así no tendré que ver lo que verán mis hijos y mis nietos en los próximos años. A veces siento un inmenso cansancio, lo siento sobre todo cuando me paro a reflexionar en el inmediato futuro, a cuyo desenlace yo no asistiré. Pero la vida me puede, y como un sísifo penitente vuelvo cada mañana a pensar futuros posibles... y ya quisiera yo que la fatiga de vivir, como dice Byung Chul Han en su libro “La sociedad del cansancio”, fuera un “amable desarme del yo”.

Pase lo que pase en las legislativas francesas de junio, en las que lo más previsible será una república ingobernable, dará igual para la marcha que siguen todas las francias de este mundo, donde lo único que por ahora podría mejorar es esa ilusión de las masas por la “igualdad republicana” que esperan recibir de una república propia y exclusiva,  un estado protector que proteja y amamante solo a los propios nativos y patriotas, los desocupados y la pequeña burguesía, antes que a nadie.

En el bando de la ira, protagonista de las elecciones francesas, como de tantas otras, no solo se sienten incluidos los perdedores de la globalización neoliberal, también los capitales nacionales y las  clases medias precarizadas tienen su alma patriotera, cuando de lo que se trata es de hacer balance contable. Ellos y ellas también necesitan del estado protector para recomponer sus cuentas, su propio derecho a la acumulación de capital y al consumo. Y es esta suma de patrióticas ilusiones e intereses la que en volandas llevará al gobierno de la República a estas masas, de la mano  de las corporaciones  nativas, igualmente poseídas por la ira contra la globalización neoliberal. Calculo que durará poco más de una década, la del Gran Reajuste global, energético y financiero. Pero será, me temo, al precio de muchos millones de muertes voluntarias y de otras contabilizadas como efectos colaterales, porque el saldo final tendrá un inevitable coste demográfico, de millones de vidas “sobrantes” durante al menos una década de guerras generalizadas, entre capitales, entre repúblicas y monarquías estatales, y entre sus bloques. Lo de Francia, como lo de Ucrania, me parece solo un ensayo anticipador de la década que viene, ese gran reajuste de cuentas.

Sin embargo, de toda catástrofe se puede esperar un reequilibrio de resultado impredecible y cierto es que también cabe una remota esperanza. Porque la materia de lo social tiene mucho de magma geológico, que evoluciona lenta pero imprevisiblemente (como la lava que nutre a los volcanes) pero que por algún sitio acaba por reventar, construyendo al exterior relieves nuevos, mundos radicalmente diferentes.Tengo la hipótesis de que por debajo de las noticias y de las novedades tecnológicas, en lo profundo de la historia de las sociedades humanas, desde hace al menos diez mil años viene cociéndose un magma de mentalidades contradictorias, cuyos componentes esenciales son la propiedad, el poder y el amor por la vida.Y tengo la intuición (nada que pudiera parecerse a la pretenciosa exactitud de las ciencias), de que esas contradicciones están a punto de reventar. Y el amor por la vida es, sin duda, el componente magmático más impredecible, la parte más díscola y contraria a la ley de la entropía, el más resistente a la sentencia de descomposición que pesa sobre la Materia, sobre el futuro de éste y de todos los mundos que pudieran existir.

Somos la especie con más posibilidades de sobrevivir a sus límites materiales, entrópicos, somos los únicos depredadores que en potencia tenemos el conocimiento que puede realimentar el ciclo de la energía vital por tiempo indefinido. A diferencia del resto de las especies, los humanos sabemos cómo cuidar la diversidad y el equilibrio ecológico de la biosfera, sabemos cómo nutrir la Tierra sin agotarla, para que siga siendo fértil y nos siga alimentando, al igual que sabemos que la energía del sol, del agua, la del viento y la geotérmica, pueden seguir moviendo por tiempo ilimitado los molinos, que es lo que son, al cabo, todos los motores que nos sirven para producir la energía extra que necesitamos, para que nuestra especie siga sobreviviendo y reproduciéndose en un mundo limitado, éste: apenas un resto del magma original, en un rincón de las galaxias.

No todo está perdido a pesar de los malos precedentes y de los pésimos augurios. Pensemos que las sociedades humanas, aunque nos parezca que su historia,  al menos durante los últimos milenios, viene siendo determinada exclusivamente por la Propiedad y el Poder, pensemos que sin la fuerza convivencial, subterránea y equilibradora del amor por la vida, ni siquiera hubieran sido posibles estos pocos miles de años, dada la potencia destructora de esa perversa alianza histórica entre la Propiedad  y el Poder (hoy actualizadas como capitalismo y estado). Hace tiempo que hubiéramos desaparecido si no fuera porque en el sustrato de nuestras sociedades vienen operando también las fuerzas cotidianas y domésticas del amor por la vida, el gusto por convivir entre nosotros y con la naturaleza de la que somos parte, esa inclinación natural por cuidar de los “otros”, de la tierra y de la misma vida, por aquello que le otorga sentido a nuestra existencia, como a la del planeta mínimo que habitamos, perdido en el silencioso confín de las esferas celestes.

Este deseo mío pudiera parecer ilusorio - y reconozco que lo es en cierta medida - pero me atrevo a discutir que tiene mayor fundamento material que todas las ilusiones fundadas en la abstracta fe religiosa profesada por las ciencias prometeicas de la Propiedad y el Estado, sencillamente porque éstas chocan con la realidad material de un mundo limitado. Soy bien consciente de que esas fuerzas aliadas, las de la Propiedad y del Estado, no pueden ser diluidas fácilmente; tengo muy claro que la propia libertad, el imprevisible constituyente del ser humano, alimenta sin cesar tanto la conducta dirigida hacia el bien como la orientada hacia el mal. Mi esperanza opera a favor de un cambio radical en la correlación de fuerzas, para que el mal común pase a la oposición, que no pueda legislar ni gobernar, que se quede en su lugar, la disidencia o la delincuencia, como excepción y minoría, hasta el fin de los tiempos. Y no como ahora, que ordena y manda con el voto o la abstención de la mayoría de la sociedad, contaminada por una tradición histórica de miles de años, de amaestrada costumbre social, moral por la que hoy, todavía, esclavos y señores, poseedores y desposeídos, siguen compartiendo un mismo deseo de apresar  el mundo y la vida para sí, la misma mentalidad depredadora y propietarista.

Yo sueño otro modo de trascendencia real, material, que proviene del combate contra el mal que gobierna este mundo, no de la falsa paz de los vencidos, no de una falsa esperanza en el favor de dioses que solo existen en nuestra imaginación fantástica y en la literatura religiosa. Este combate, por sí mismo nos acerca a la perfección evolutiva del ser convivencial y trascendente que queremos ser cada uno y en conjunto. Tras el combate sí creo que será posible sentir una fatiga reconciliadora al final de cada batalla y de la propia vida, ese cansancio amable al que me refería al principio, tras haber desarmado a nuestro yo propietario, exclusivo y dominante.

Sueño un mundo aldeano real, no una virtual aldea global, no la representación teatral de una ilusoria asamblea, sea estatal o global, sino muchas asambleas democráticas, comunitarias y convivenciales, mancomunadas y confederadas en red, plurales, presenciales y soberanas de verdad, donde cada individuo sea lo más importante para la comunidad y ésta lo más importante para cada individuo. Donde ética y ecología, economía y política, no sean ciencias estancas, como hoy lo son la física y la sociología, las matemáticas o la filosofía...una vida donde la ciencia y el arte no tengan tapias de por medio. No se trata de cumplir la prometeica promesa de poseer la Tierra y la Sabiduría, sino de compartir el uso de los comunales universales, que no siendo propiedad de nadie, pertenecen al uso del Común humano. No se trata solo de cambiar o mejorar el Sistema, eso sería casi nada, se trata de construir otra forma de vivir, radicalmente dedicada a con-vivir, cuidando la tierra madre y la vida toda.

De ahí que lo de Francia y Ucrania no pasaría de ser una mala noticia pasajera, pero una más, si no fuera por las muertes que la "ilustran" y que momentáneamente acaparan los titulares de celulares, periódicos y televisores...aunque en la memoria histórica de ambas batallas, electoral y territorial, solo acaben trascendiendo los daños económicos al capital y a los salarios, junto a las ganancias o menguas en las respectivas fronteras estatales, ideológicas y territoriales. Nótese que no son batallas entre pueblos, que éstos se reparten a uno y otro lado del territorio a defender o a conquistar, nótese que en Francia y en Ucrania lo que se libra es una batalla territorial, ideológica, militar y comercial, interna al Sistema, entre facciones igualmente estatales y capitalistas. Y tómese nota.

viernes, 22 de abril de 2022

DEMOCRACIA MONOTEISTA, DEL MERCADO Y DEL ESTADO: EL OTRO SIN ROSTRO

 


Las religiones monoteístas fundamentan su carácter totalitario en un principio ontológico, el principio de que sólo Uno puede y debe ser señor de todo y de todos, así el Ser es uno y por eso “no soporta nada ni a nadie junto a sí”, su consecuencia es la intolerancia, el fanatismo y la supresión del otro. Las masas, promercantiles y proestatalistas son a su modo monoteístas, maníaco-activistas, mesiánicas y expansionistas. La subordinación al Estado (monoteismo ideológico) tuvo su punto culminante en el comunismo de Estado, que hizo suya la verdad de los monoteísmos religiosos (judaismo, cristianismo e islamismo), tomando dogmáticamente las propuestas proféticas de la religión sobre el fin último, adaptadas a las demandas y consignas del modernismo burgués/proletario, persiguiendo el universalismo político a través del monoteísmo ideológico. Si Moisés, Jesús y Mahoma fueron sus respectivos profetas, en el comunismo de Estado lo fue Marx, proclamando como valor supremo la esencia productiva del ser humano.

Si todas las primeras utopías surgieron de un entramado sociorreligioso, el pensamiento utópico moderno pierde su referencia trascendente hasta arraigarse en un suelo nutricio inmanente, total y absolutamente materialista, que transmuta toda posible ira antiestatal o anticapitalista en metafísica consumista. La fase tardía de la modernidad se hace así tiempo "líquido” en expresión de Zygmunt Bauman, para significar el tránsito de una modernidad estable y sólida a una líquida , voluble , en la que los modelos y estructuras sociales ya no perduran lo suficiente como para enraizarse y gobernar las costumbres y en el que, sin darnos cuenta, hemos acabado viviendo bajo el imperio de la caducidad y la seducción, de la acumulación funcional y del individualismo exacerbado, lo que ha determinado una nueva configuración de las relaciones humanas, tornándolas precarias, transitorias y volátiles.

Lo que vivimos es una renuncia a la memoria, como condición de un tiempo post-histórico. La complejidad del ser humano se disgrega en un contacto instrumental que rehuye la franquicia del cara a cara. Internet se convierte así en un simulacro del encuentro persona a persona, en una sociedad donde rozarse en un supermercado o acariciar por la calle a un niño puede dar motivos para disculparse o para ser sospechoso de desorden sexual.En esta líquida modernidad hay que hablar de conexiones en lugar de relaciones, de descompromiso en lugar de compromiso mutuo, convertidos en navegantes solipsistas por la web. El Eros contemporáneo se siente temeroso de establecer lazos fuertes, produce la angustia ambivalente de querer “vivir juntos y separados”, la de una sexualidad sin compromiso, entre parejas que comparten vidas semiadosadas.

Se habla de “excedentes” y ello significa “gente superflua”, innecesaria, cuantos menos trabajadores haya, mejor funciona la economía. Para la economía lo mejor sería que los desempleados desaparecieran. Con esta racionalidad utilitarista, en la actual producción social los pobres se corresponden con los residuos que las fábricas vierten, contaminando sus entornos. Los pobres son detritus, se abandonan como stocks improductivos en las aceras, quietos como estatuas de carne en las esquinas de los barrios periféricos de las grandes urbes, se alcoholizan en los suburbios, formando parte del aire tóxico de los cordones industriales. La pobreza no se reduce, sin embargo, a la falta de comodidades y al sufrimiento físico, es también condición social y psicológica, el grado de decoro se mide por los estándares establecidos por la sociedad consumista, la imposibilidad de alcanzarlos es en sí misma causa de angustia y mortificación, ser pobre significa estar excluido, con sentimiento de culpa y vergüenza, carente de autoestima, la “vida normal” es la de los consumidores y su consecuencia es un resentimiento nihilista que, al desbordarse, se manifiesta en forma de actos agresivos o autodestructivos, o de ambos a la vez.

Hasta aquí, yo estaría de acuerdo con esta negativa conciencia del tiempo presente, tan profusamente explicada por filósofos contemporáneos, como Bauman, Sloterdijk o tantos otros, el problema que tengo con ellos es que no veo que se mojen, porque acertando en el diagnóstico se sumergen, bien secos, en su propia incertidumbre salpicada, sin pretensión de atisbar caminos de salida. Resulta muy difícil no coincidir en ese oscuro diagnóstico, lo realmente raro es encontrar propuestas de salida.

Al respecto de esa búsqueda de respuestas, según Vasquez Rocca, Sloterdijk (1) se refiere a un proceso de intoxicación voluntaria, a la manera del homeópata que debe intoxicarse a sí mismo antes de poder dar consejo alguno. El teórico debe estar dispuesto a arriesgar su identidad en la práctica. Al referirse a este tipo de “experimentos con uno mismo”, Sloterdijk no piensa en un experimento de vivisección en las propias carnes, ni tampoco en la psicosis romántica del psicoanálisis, sino que más bien hace referencia a un fenómeno perteneciente a la historia de la medicina moderna, al movimiento homeopático que se remonta a hace más de doscientos años, los mismos de la modernidad ilustrada. Se discute la convicción heterodoxa de que el médico estaría obligado a intoxicarse a sí mismo con todo lo que él más tarde prescribirá a los enfermos, quien quiera ser médico necesita previamente ser su propio conejillo de Indias, el pensador valioso y útil es el que se contamina él mismo con las materias con las que trabaja, con sustancias de alto contenido tóxico. Y este planteamiento no ha cambiado, todos los grandes pensadores del siglo XX han sido, de algún modo, maestros del pensamiento peligroso.

Pondré un ejemplo de pensamiento peligroso”, imagine el lector que en el debate reciente entre Macron y Le Pen, un solo comentarista hubiera dicho la verdad: que ganó Le Pen...eso sí sería peligroso, y por eso nadie lo dijo, porque sabían que la verdad  les hubiera condenado al ostracismo, que nunca más les contrataría ningún periódico, ninguna televisión, ninguna empresa, ningún gobierno. Mienten, pero les cabe la sospecha de que con esa mentira le hacen la propaganda gratuita a la extrema derecha, no aciertan a comprender por qué el próximo tiempo será, ya es, de Le Pen y de la extrema derecha, no pueden comprender que esta facción ideológica es la sucesora natural del progresismo liberal de Macron y de Sánchez, que lo es gracias a ellos, pero, sobre todo, por razón de que el tandem capitalismo-global/estado-nación así lo necesita ahora, cuando ha llegado a su límite extremo, de depredación y acumulación, y así lo exige para su reproducción contemporánea, para su transmutación tecnófila y transhumanista. Necesita de la candidez conspiranoica de las masas, así entretenidas. La extrema derecha es  la forma "natural" de gobierno militar, del nuevo orden mundial, porque el fascismo solo puede ser monoteísta y militar, ésta es su patológica forma propia. Véase, si no, el programa-espectáculo diario sobre la guerra de Ucrania, interestatal e intercapitalista, donde los que mueren son todos del mismo lado, los mismos muertos de todas las guerras (todas estatales), gente llevada al matadero "por su nación", por una bandera. 

La verdad es hoy definitivamente peligrosa: fascismo es trabajo asalariado, es internet, es nacionalismo y democracia de mercado; antifascismo es abolición del “sagrado” derecho al estado de excepción, a la expropiación de la tierra común, del conocimiento y del autogobierno o democracia. La verdad es bien sabida, que sólo en democracia comunitaria el individuo puede ser alguien, la pluralidad es posible sólo en comunidad de individuos igualmente libres y responsables. La "democracia" de mercado o estatal, la representativa, es necesariamente monoteísta o fascista; en ella el individuo es un ausente, convidado de piedra, un individuo y un pueblo-nación fantasma, la democracia sólo puede ser real a condición de ser plural y directa, asamblearia, sólo si tiene la palabra y el rostro, plural y reconocible, del otro.

Sin necesidad de ser filósofo o político, cada individuo sabe su particular verdad, la que habita en su propia conciencia, como sabe la verdad Común, esa comprensión del ser humano “que se fundamenta en la responsabilidad por el otro”, como dijera Emmanuel Lévinas. Comparto plenamente la tesis del filósofo lituano-francés, según la cual, la subjetividad se construye desde la alteridad, como ser-para-el-otro, en la que el yo adquiere su identidad desde la responsabilidad por el humano “otro”. Lévinas, a pesar de su creencia religiosa (era creyente judío), por su condición de prisionero de guerra llegó a experimentar en carne propia la ontología del ser propiamente humano, alejado de toda especulación filosófica, y por eso no dudó en atacar a su antiguo maestro, Heidegger, cuya ontología del ser asociaba  egoísmo y voluntad de poder.

 

Nota: (1) El Artículo “Peter Sloterdijk: Experimentos con uno mismo, ensayos de intoxicación voluntaria y constitución psicoinmunitaria de la naturaleza humana” tuvo su origen en el marco de las Jornadas de “Biología Cultural”, que se desarrollaron bajo la dirección de Humberto Maturana, biólogo, filósofo y escritor chileno, que junto con su alumno y colaborador Francisco Varela, desarrolló su concepto original de la autopoiesis en su libro “De máquinas y seres vivos”.

domingo, 17 de abril de 2022

¿POR QUÉ LAS IZQUIERDAS ESTÁN CONDENADAS A PERDER SIEMPRE, INCLUSO CUANDO GOBIERNAN?

 

La trampa-contradicción entre teoría y práctica (éthica y moral)

Lo resumiré con una explicación sencilla tomada, hasta donde es posible, al margen de la infoxicación totalitaria que promueve la propaganda del conocimiento paracientífico dominante, cuya confusa, deliberada e implícita complejidad esconde, la mayor parte de las veces, aquello que es obvio y que, precisamente por serlo, pasa desapercibido. Ësta es mi respuesta: porque las izquierdas, desde sus orígenes, comparten con las derechas el mismo culto por la Propiedad y la Jerarquía, modernamente actualizadas como Capitalismo y Estado. Siendo así, quienes ocupan la realidad, gracias al poder real que proviene de la alianza propiedad/estado (o sea las derechas), tienen todas las bazas para ganar siempre, incluso cuando temporalmente no gobiernan.

Acabo de leer el último libro de Heleno Saña, esclarecedor como todos los suyos, dedicado a reflexionar sobre la dualidad humana, esa constitución del ser que le permite consciencia de sí, de su propio y libre comportamiento en sociedad; ética y moral, teoría y práctica o costumbre, del ethos o del “ser” social propiamente humano, una dualidad que le permite optar entre obrar bien o mal, no como categorías abstractas, sino como concreto comportamiento social/antisocial, donde las finalidades de individuo y sociedad se identifican. Y aquí reside el nudo gordiano que explica la enfermedad, la esquizofrenía, que padecen las izquierdas, como la autista comodidad de las derechas en un mundo construido a su medida.

Urge desvelar esta perfecta mentira científica, que sostiene una civilización que me permito seguir denominando “neolítica” con científica argumentación histórica. No existen, ni pueden existir, sociedades “libres”, esta expresión es un absurdo oximorón, es como decir “nieve negra”, que se puede decir, cierto, a sabiendas de que es un imposible, porque la nieve es blanca o no es nieve y ésto es una verdad absoluta, ya que lo más que se puede hacer es teñir la nieve de negro. La libertad es cualidad de la conciencia que emana de un cerebro y solo tiene cerebro el individuo, no existe un cerebro colectivo, ni los pueblos ni las naciones tienen cerebro propio, ésta es una expresión literaria, pura ficción, la misma ficción mental que provoca la esquizofrenia en la que están atrapadas las izquierdas desde su común origen proletario/burgués, como mínimo desde la revolución francesa. El individuo social es naturalmente empático, por su conciencia sabe distinguir entre obrar bien o mal, su ethos le lleva a considerar al prójimo como a un igual, le obliga al deber de convivir con normas sociales dirigidas al bien común. Va contra su propia conciencia empática todo orden social que promueva el mal, sea contra él o contra cualquiera de sus iguales, mientras que un individuo carente de empatía, imagina y promueve unas normas “universales” que le favorezcan a él aunque hagan daño a los “otros”. Esta es la patología propia de las derechas, la de un individuo que entiende la sociedad ordenada en función de su propio interés y hace de este deseo una categoría de gobierno universal; de ahí su natural comodidad con el mal social que es en sí el orden jerárquico, el Estado y su imposible democracia, que ordena la sociedad como “natural” sistema de dominio sobre la propiedad de la Tierra, del Conocimiento y de las vidas de los “otros” humanos, los desposeídos, los no gobernantes.

Creerse representante del bien, al tiempo que profesar el culto al mal social que es la Propiedad y el Estado, es el origen de la esquizofrenia mental que destruye a las izquierdas, es lo que frena e imposibilita la revolución integral necesaria. No hay solución al colapso de la civilización que presentimos próximo, que no pase por la cura de estas dos enfermedades: la esquizofrenia de las izquierdas y la autista carencia de empatía que padecen las derechas. Permítame Heleno Saña completar su reflexión: una sociedad sana no puede ordenarse sobre la misma dualidad del individuo, no puede ordenarse sobre esta ambigüa dualidad, que es la propia de la enfermiza doctrina liberal, una sociedad sana solo puede inclinarse éthicamente por el bien moral, del Común humano, necesariamente. Nunca desaparecerá esa tensión o conflicto entre individuo y sociedad, pero no por eso tenemos que admitir que la sociedad legisle a favor del mal, ni siquiera en condiciones de igualdad con el bien.

Pero vayamos al simultáneo origen histórico de izquierdas y derechas: Revolución Francesa, primeras décadas de la revolución industrial y últimos años del siglo XVIII, reinado de Luis XVI, la revolución es el levantamiento popular del llamado Tercer Estado, integrado por burgueses y proletarios, contra los otros dos Estados, los respectivamente integrados por religiosos y nobles, por la autoridad religiosa los primeros, propietarios del conocimiento, y los otros, los feudales señoríos territoriales, como autoridad legal y militar propietaria de tierras y vidas. Los representantes, burgueses y proletarios, de quienes se enfrentan al poder de curas y nobles, se reparten los asientos de la Asamblea, unos a la derecha y otros a la izquierda...y así hasta ahora van ya 233 años.

Espero que alguien pueda convencerme del orígen civil y moderno del Estado-Nación, contra la evidencia histórica de su neolítico orígen religioso, como ciudad-estado, en la región sumeria del Creciente Fértil, hace no menos de 6.000 años. Su legitimidad histórica se sostiene solo a partir de la ancestral, continuada y sumisa creencia en un “orden jerárquico natural”, que establece un orden social naturalmente supeditado a la autoridad política-estatal, cultural y militar, representante en la Tierra de la divina Justicia, que “así reina en la Tierra como en el Cielo”.

Veáse también el mismo origen neolítico/mental de la institución del derecho “natural” de Propiedad, del derecho a la apropiación individual o tribal del Conocimiento, de la Tierra y por extensión, de las especies incluida la humana. Obsérvese el absurdo científico montado históricamente sobre el falso supuesto de que puede ser apropiado aquello que es inasible por ser inmaterial, como lo es la creatividad intelectual, todo el conocimiento humano producido en sociedad y en relación dialéctica y simbiótica con la Naturaleza de la que nuestra especie forma parte inseparable.

Y me digan, con razonamiento bien científico, si la institución del Patriarcado como derecho “natural” a la apropiación de la vida de “mujeres-madres legítimas”, garantes de una herencia igualmente legítima, o la institución de la esclavitud, aún en su contemporánea forma asalariada, como apropiación de la vida de los trabajadores y de la servidumbre de la Hacienda, no provienen ambas instituciones de la atávica creencia en un hipotético “derecho natural” a la Propiedad de la Tierra, del Conocimiento y del Gobierno. Este derecho de presura sobre la Naturaleza y sobre las vidas humanas, al servicio de la Propiedad y el Gobierno, pudo pasar por “natural” durante los religiosos siglos pasados, pero hoy ya no se sostiene, no en un mundo sobrepoblado y al borde del colapso energético, climático, ecológico y existencial al cabo. ¿Quién podrá convencerme, con mínima seriedad científica, que hay una posible solución ecológica (como esa broma de la Transición Energética, del Green New Deal o de la Agenda 2030), mientras persista el neolítico “derecho natural” a la apropiación mercantil de los comunales universales que son la Tierra y el Conocimiento, sobre los que hoy sólo es razonable un derecho de uso igualmente universal?, ¿quién, mientras persista el orden jerárquico que consagra la subordinación de las vidas humanas al orden patriarcal y comercial que gobierna el mundo, esa ancestral alianza de oligarquías propietarias y gobernantes? ¿quién, mientras siga vigente el pacto social por el que nos regimos, un pacto que hemos suscrito (sin saberlo), según la cachonda teoría del filósofo Thomas Hobbes (1), autor de el Leviatán?

Espero otra explicación mejor, a la que me sumaré con entusiasmo. Mientras espero que alguien pueda convencerme con un paradigma mejor, lo que propongo es un nuevo pacto social, un Pacto del Común, global y local, a partir de estos principios básicos: 1º.Principio de posibilidad: sí hay alternativa. 2º.Principio de emancipación universal: la autoconstrucción del sujeto empático, político en modoccomunitario, para el cuidado de sí, de la vida y de la Tierra en su conjunto. 3º.Principio de legítima propiedad: por el derecho de uso responsable del Procomún universal (Tierra y Conocimiento). 4º.Principio de democracia real (local y directa) y de solidaridad global (mancomunada y/o confederal).

 Nota:

(1) Leviatán, o La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil  comúnmente llamado Leviatán, es el libro más conocido de Thomas Hobbes, filósofo y político inglés. Publicado en 1651, su título hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, de poder descomunal ("Nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios") La obra de Hobbes, marcadamente materialista es una justificación del  Estado Absoluto, a la vez que  la proposición teórica del Contrato Social, por el que establece la doctrina del derecho moderno como base de las sociedades y de los gobiernos legítimos.  



domingo, 10 de abril de 2022

CARTA ABIERTA A PABLO IGLESIAS, DE MARGA MEDIAVILLA (HABAS CONTADAS)


A Pablo Iglesias no hace falta presentarle, todo el mundo sabe quién es el exsecretario general del partido Podemos y exvicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España entre 2020 y 2021. Pero poca gente sabe quién es la persona que le dirige esta carta abierta, Margarita Mediavilla: licenciada en Ciencias Físicas y doctora  por la Universidad de Valladolid, actualmente es profesora titular en el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Escuela de Ingenierías Industriales de esta misma Universidad. Sus líneas de investigación se centraron en la ingeniería de control y la robótica hasta el año 2003, en que orienta su investigación hacia la energía y la sostenibilidad. Desde el año 2008 sus líneas de investigación se centran en la Dinámica de Sistemas aplicada a modelos energía-economía-medio ambiente (WoLiM, MEDEAS) y al estudio de la transición hacia las energías renovables en el contexto del agotamiento de los recursos fósiles y cambio climático. Desde el año 2016 trabaja en el proyecto europeo MEDEAS (http://www.medeas.eu/), cuyo objetivo es la creación de una nueva herramienta para la toma de decisiones en la transición de la Unión Europea hacia un sistema energético sostenible. Participa en publicaciones y foros de debate como el blog Ultima Llamada (http://www.eldiario.es/ultima-llamada/), la Revista 15/1515 (https://www.15-15-15.org/webzine/es/) y el Foro Transiciones (http://forotransiciones.org/), así como en movimientos de fomento de la soberanía alimentaria y el consumo ecológico (Ecogermen http://ecogermen.com/) y en Ecologistas en Acción. Sus artículos de divulgación y publicaciones no académicas se recogen en su blog Habas Contadas https://contadashabas.wordpress.com/.

Reproduzco aquí su carta porque en ella Margarita da en el clavo de un debate hasta ahora evitado por las izquierdas, a las  que pienso les va a salir muy caro su acrítico seguidismo pseudocientífico, más bien político, al rebufo de la verdad corporativa del Estado y de la todopoderosa industria farmacéutica.  Aunque se tarde un tiempo, no podrán evitar los juicios y condenas pendientes, menos aún el debate pendiente, a partir de datos realmente científicos. Se tardará, pero no podrán ocultar el manoseo informativo que logró adocenar sumisamente a la sociedad española, la más sumisa de toda Europa, incapaz de exigir de sus gobernantes una información realmente científica y no  pura propaganda.   Este es el texto de la carta, publicada el pasado 5 de Abril en su blog "Habas Contadas":

Estimado Pablo,

Hace unos meses pude ver aquella entrevista tuya en la que arremetías con enorme beligerancia contra quienes han optado por no inyectarse las vacunas covid y defendías la vacunación obligatoria. Me sorprendió enormemente, más que tu mensaje en sí, la vehemencia y seguridad con que hablabas de una medida que, en aquellos momentos, se me antojaba, como mínimo, inmensamente compleja y espinosa.

He de reconocer que la lógica que exponías en tu discurso era clara como el agua y perfectamente coherente. Decías, más o menos, algo así: “si es cierto que las vacunas son la única solución conocida a una enfermedad que está saturando las unidades de cuidados intensivos, es lógico que sean obligatorias para poder proteger a las personas más débiles que necesitarán el cuidado hospitalario”.

Tu razonamiento es lógicamente perfecto. Se basa en valores de solidaridad, cohesión social y cuidado de los más débiles que suscribo completamente. Pero la lógica y los valores sólo son instrumentos útiles cuando se basan en premisas verdaderas. La lógica necesita del empirismo. Sin ese cuidadoso análisis de los datos que nos permite acercarnos lo más honestamente posible a la realidad, la lógica se convierte en entelequia manipulable y capaz de llevarnos a las mayores aberraciones.

Tampoco los valores altruistas sirven para mucho cuando son conducidos ciegamente. No deberíamos olvidar la cantidad de veces que valores como el “compromiso social” el “amor a la patria” y la “caridad cristiana” han sido utilizados a lo largo de nuestra historia para quemar herejes, fusilar ilustrados o enterrar vecinos en las cunetas.

Y me temo, Pablo, que ese razonamiento tuyo tan impecable estaba basado en tres premisas cuya veracidad, a estas alturas, no sé si todavía eres capaz de sostener: que las vacunas eran la única solución y que son seguras y eficaces. Porque imaginemos, por ejemplo, que los datos confirmasen algo que en estos momentos todavía suena bastante “conspiranoico”, pero quizá algún día se convierta en la versión oficial (como tantas otras cosas que han cambiado de bando estos meses): que las vacunas tienen muchísimos efectos adversos y, aunque reducen muertes por covid, causan más ingresos en UCI de los que evitan. Si esta suposición que ahora parece “rocambolesca” se confirmase, Pablo, tu clara y coherente lógica se volvería contra ti y te acusaría de ese crimen que ves en los otros: de la muerte de los más débiles, no tanto por egoísmo, como por inconsciencia.

¿Cuál es la diferencia entre la lógica del ideal solidario y la lógica de la barbaridad extrema? Ninguna. Lo que separa la barbaridad del heroísmo es la conciencia, la sensibilidad ante la realidad, la visión libre de dogmas y prejuicios.

Y bien… ¿qué nos dice la realidad? Para saberlo es preciso revisar los datos, todos los datos, no solo aquellos que aparecen en los medios de comunicación de masas, que sabemos bien (y tú más que nadie, Pablo) a quién pertenecen.

No soy experta en biología, ni médico ni epidemióloga, pero mi trabajo consiste en revisar y analizar cientos de estudios científicos. A mediados de 2020 empecé a analizar estudios sobre esta enfermedad que estaba condicionando tantísimo nuestras vidas y tropecé con un aspecto especialmente insidioso: los ensayos clínicos de los tratamientos precoces. A la luz de los datos que empezaron a destapar notables médicos y científicos de todo el mundo (y que me tomé el trabajo de revisar desde las fuentes originales, cosa que pocas personas hacen) la brillante narrativa oficial del “seguras, eficaces e imprescindibles” se empezó a hacer añicos en mi mente.

No voy a explicar los estudios que me llevaron a dudar en un primer momento y a confirmar, más adelante, que el discurso oficial estaba lleno de peligrosísimas verdades a medias, porque convertiría esta carta en un texto ilegible, pero, para quien quiera tomarse el trabajo de revisarlos, he escrito varios posts[1] y existen buenas recopilaciones[2]. A estas alturas, quien quiere abrir los ojos, puede ver que hay millones de datos que muestran que el discurso oficial sobre la covid y las vacunas ha estado lleno hasta arriba de inconsistencias.

Existen pocas personas en este mundo con conocimientos científicos suficientes para juzgar si, como afirman los doctores de la FLCCC, se conocen ya más de una docena de tratamientos precoces cuya eficacia es superior a la de las vacunas y cuyo uso podría haber salvado millones de vidas; o si, como afirman los doctores Peter McCullough, Tess Lawrie, Luc Montagnier  o Robert Malone, las vacunas covid son las inyecciones más tóxicas de la historia de la medicina[3]. Pero lo que sí tengo conocimientos suficiente para juzgar (tanto yo como cualquier persona que lea inglés, tenga una formación mínima y se tome la molestia), es que existe una cantidad inmensa de información científica sólida y enormemente relevante para la vida de millones de personas que debería hacer sido debatida extensamente en los medios de comunicación, en los parlamentos y en todo tipo de organizaciones sociales  y, durante dos años, ha sido marginada, silenciada, censurada…y, lo que es peor, autocensurada.

A pesar de que la pandemia ha salido súbitamente del foco de atención mediático (o quizá, precisamente, por ello) es de una importancia extrema que la sociedad preste atención a las cicatrices que estos dos años han dejado en el tejido social. Creo que no exageran quienes dicen que 2020 dio paso una nueva época histórica con unas tendencias políticas extremadamente preocupantes que algunos llaman “globalismo”.

No creo que lo que estamos viendo estos años sea la manipulación “de siempre”, como me decís muchos amigos y amigas a quienes intento explicar (inútilmente) la imperiosa necesidad de que vuestras organizaciones reaccionen. Y lo creo, no sólo porque la cantidad de información ocultada es varios órdenes de magnitud mayor, sino porque se ha establecido un peligroso precedente que podríamos llamar “la excepción sanitaria”: el miedo a criticar la oficialidad en cuestiones relacionadas con la salud.

Personas y organizaciones que durante décadas habéis sacado a la luz numerosas corrupciones empresariales y gubernamentales, estáis teniendo unos reparos ridículos a la hora de investigar la corrupción farmacéutica que ha acompañado a la pandemia, porque, decís “no ser expertos en medicina”.  Es cierto que la avalancha informativa es inmensa y es lógico que nos sintamos incapaces de distinguir la realidad de la falsedad, pero ¿no podemos siquiera exigir a las autoridades sanitarias que nos expliquen bien los datos y promuevan debates públicos entre científicos sin conflictos de intereses? ¿Tan peligroso es dejar debatir públicamente a todas esas personas a las que se ha silenciado y marginado por ser “antivacunas”? Peligroso…¿para quién?

Podríamos debatir, pero no lo hacemos, porque la manipulación mediática no sólo ha crecido en magnitud sino en calidad. Los medios de incomunicación de masas han trabajado extensamente los prejuicios y han conseguido que la izquierda y gran parte de sus mentes más lúcidas renuncien voluntariamente a saber. ¿Veremos dentro de unos años cómo a la “excepción sanitaria” se suma la “excepción ecológica”, la “excepción política”, o la “excepción tecnológica” y nos acostumbramos a ver con malos ojos el pensamiento crítico y el tener opiniones disidentes de las versiones oficiales en todo?

La ausencia de debates reales sobre este tema ha hecho extremadamente difícil informarse, pero los datos están ahí para quien se tome el trabajo de revisarlos. Lo malo es que revisar los datos no sólo requiere tiempo, también requiere humildad, porque es frecuente que los datos nos digan que todo aquello en lo que creíamos es mentira. Quizá por eso este país ha sido el menos crítico con las vacunas de Europa:  nunca hemos sido muy dados a la humildad ni tampoco al empirismo.

Es mucho más sencillo y agradable “crearse una opinión” a través de las “narrativas” que se nos ofrecen, y durante estos dos años se han utilizado narrativas muy hermosas. Se nos habló de la necesidad de contar con “un estado fuerte que imponga medidas orientadas al bien común”. Esta es una narrativa muy del gusto de la gente de izquierda por todos esos valores “socialistas” del compromiso, la responsabilidad, el esfuerzo colectivo, la sanidad pública, etc. Ha sido también una narrativa “ecologista”, al asociarse la pérdida de biodiversidad con las pandemias e incluso “feminista” por el empleo de la palabra “cuidados”.

Pero, si los insidiosos datos empiezan a hablar, quizá nos demos cuenta de que la preciosa narrativa no era más que un vulgar cuento y no ha habido estados fuertes protegiendo el bien común sino algo mucho más parecido a lo de siempre: gobiernos que actúan al dictado de los grandes fondos de inversión internacionales con los que estamos endeudados hasta las cejas.

He visto que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos …decía León Felipe

Aquellos que nos decimos de izquierda ¿queremos ver la realidad o preferimos cuentos “socialistas, ecologistas y feministas” porque nos han enseñado que criticar las vacunas es “hacer el juego a la ultraderecha”? Porque… ¿quién nos ha enseñado que los antivacunas son de ultraderecha… quizá los mismos que nos enseñaron que la creación de las vacunas de ARNm fue el más fabuloso ejercicio de la ciencia de todos los tiempos mientras escribían en la letra pequeña del artículo que sirvió para su autorización que había el mismo número de muertes en el grupo placebo que el vacunado y no se podía demostrar que redujeran la mortandad [4]?

El gobierno español participó hace unas semanas en la primera reunión del órgano intergubernamental encargado de la negociación de un acuerdo internacional vinculante sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias promovido por la OMS.  ¿Dónde están todas las organizaciones sociales que se opusieron hace años tan activamente a otros acuerdos internacionales como el TTIP?  ¿Van a investigar qué se está negociando en este nuevo tratado internacional? ¿No es muy probable que, como otros tratados internacionales, esté dirigido por intereses corporativos y destinado poner los beneficios de las grandes empresas por delante de las políticas estatales y la vida de las personas?

¿Por qué ahora no hay reacción del movimiento alterglobalización ante un tratado dirigido por una institución financiada ampliamente por multinacionales farmacéuticas y fundaciones como la de Bill y Melinda Gates?  ¿No es un poco vergonzante que la única oposición a esta oleada globalizadora venga de los sectores ultranacionalistas mientras la izquierda alterglobalizacion se alinea con instituciones internacionales que hace muchos años dejaron de estar controladas por los gobiernos democráticos?

El mundo se ha vuelto mucho más complicado desde marzo de 2020. El tradicional eje derecha-liberal versus izquierda-socialdemócrata partidaria del estado se ha roto. Estamos viendo un panorama mucho más complejo de estados permeados por los intereses corporativos, derechas nacionalistas opuestas al globalismo y clases populares sufriendo los intereses de ambos. A todo ello se suma el choque contra los límites planetarios y un más que probable aumento del autoritarismo de tintes “ecofascistas”. La izquierda debe saber posicionarse en este nuevo panorama y ofrecer alternativas para este mundo tan complejo y no caer en la trampa de todas esas narrativas-cuento con las que la poderosa industria mediática digital nos está intentando adormecer.

Publicada originalmente en Diario 16


[1] https://contadashabas.wordpress.com/2021/12/09/dinamicas-incubadas-en-un-ano-de-pandemia-que-deberian-preocupar-al-mundo-ecologista/   https://contadashabas.wordpress.com/2021/02/09/evidencias-y-noticias-sobre-la-ivermectina/

[2] https://contadashabas.wordpress.com/2021/10/24/la-pandemia-desde-otros-angulos-si-se-nos-permite/  https://covid19criticalcare.com/   https://bird-group.org/  https://worldcouncilforhealth.org/  https://c19early.com/

[3] https://tv.gab.com/channel/endtimeevangelist/view/dr-peter-mccullough-vax-most-lethal-61f2de345eb4cb218eb03ed7

[4] Este dato fue presentado por el doctor Joan Ramón Laporte en el Congreso de los Diputados https://odysee.com/@Ant%C3%ADtesis:5/Joan-Ramon-Laporte-congreso   y puede revisarse en el material suplementario de este artículo (tabla S4)   https://www.nejm.org/doi/suppl/10.1056/NE