Hace ya unos cuantos años que el grupo de acción local ADEMPA (Asociación para el
Desarrollo de la Montaña Palentina)
impulsó la denominación “País Románico” con el apoyo de unos pocos
ayuntamientos y asociaciones que creyeron en una idea que surgía como innovadora estrategia de desarrollo para los municipios incluidos en ese vasto territorio
en el que confluyen Palencia, Burgos y Cantabria, caracterizado por reunir la
mayor concentración europea de arquitectura románica. La idea-fuerza consistía
en que ese rico e inmenso patrimonio cultural era
idóneo para funcionar como eje estratégico y articulador del desarrollo integral
de un conjunto de territorios rurales sumidos en una situación de grave crisis demográfica y
económica y, por tanto, en una peligrosa deriva de contínua decadencia.
Tras pasar muchos avatares y desencuentros, tanto de naturaleza personal y colectiva, el
caso es que al día de hoy, quienes hemos trabajado en dicha estrategia sentimos
que ha pasado mucho tiempo y que con éste hemos perdido muchos recursos, energías y oportunidades. Pero en compensación, se ha producido
un dato muy positivo, consistente en que hemos alcanzado un consenso, prácticamente general, en torno al reconocimiento de “País Románico” como marca turística muy potente. Por todo ello, creo que
la situación ha madurado y que ha llegado el momento de dar un paso adelante y de
apostar definitivamente por dicha estrategia.