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domingo, 25 de mayo de 2025

LA METAFÍSICA (PRIMITIVA Y TOTALITARIA) DE LA PROPIEDAD Y DEL ESTADO

 

PREVIO."¿Para qué hablamos, si sabemos que ya no podemos engañarnos?"...no recuerdo quién dijo ésto, pero bien podría haber sido Rüdiger Safranski, quien hablando de su libro "Cuanta verdad necesita el hombre?" decía que aunque sabemos que todas las explicaciones son construcciones, aproximaciones e hipótesis, sin embargo dependemos de ellas, pero no deberíamos confundirlas con la cosa en sí. Por eso que sólo podemos confiar en las explicaciones científicas en tanto que se responsabilicen de su carácter hipotético, "al diablo con ellas si pretenden un grado de verdad superior".

Los humanos necesitamos creer no solo en verdades concretas, sino también en la existencia de la Verdad, así, en abstracto. Rüdiger Safranski (1945), el gran pensador y ensayista alemán dedica gran parte de su obra a una profunda  reflexión  en torno a los grandes sistemas filosóficos, las abstracciones del pensamiento, concluyendo que las leyes universales ideadas por el pensamiento pueden acabar devorando a sus mismos creadores, como nos advierte la vieja leyenda china del pintor que acabó desapareciendo dentro de su propio cuadro. En ¿Cuánta verdad necesita el hombre?, Safranski alerta de que las grandes verdades ayudan al ser humano, pero también pueden llevarlo al callejón sin salida del dogmatismo y el totalitarismo.

Meta-física, palabra de origen griego, significa en origen  "lo que está después de la física o más allá de la naturaleza"; es el saber que se ocupa de los primeros principios y de las primeras causas, del "ser" como tal y de aquello que constituye su fundamento. Para la metafísica dominante, platónica y cristiana, solo es real  lo que es eterno e inmutable.  Al respecto,  tanto Hegel como Nietzsche vinieron a decir  que eso es cierto solo si comparamos lo real/cambiante con una inexistente realidad  "eterna y verdadera". 

La discusión sobre la metafísica viene de muy antíguo, ya se daba entre los primeros filósofos griegos. Parménides decía que el cambio o movimiento es algo ilusorio, que no es real, porque lo real es el "ser", los sentidos nos engañan haciéndonos creer que todo fluye y cambia, pero la razón demuestra que solo existe el Ser, único, inmutable y eterno. Al contrario, para Heráclito, lo único permanente en la naturaleza es el cambio, el devenir, la lucha constante de contrarios, representada por el fuego, y de ese conflicto constante nace todo lo existente. La lucha de contrarios, (día-noche, masculino-femenino, vida-muerte, luz-oscuridad, bueno-malo) es el auténtico origen de todo, según Heráclito. Aristóteles no dudó en enfrentarse a su maestro Platón, quien concebía un mundo de las ideas separado del mundo físico y sensible. Aristóteles consideraba absurdo que para explicar el mundo que tenemos delante haga falta inventar "otro mundo". La visión dualista de la realidad le sirve para  introducir esa dualidad en el mundo físico-real ("las ideas existen pero están en las cosas") y para Aristóteles el cambio es explicado como el paso de la Potencia al Acto.

Este mundo físico y sensible, continuamente cambiante, al menos para mí es el único mundo real. No me consta, ni sé de ningún otro mundo que no sea imaginario. A partir de esta básica premisa me apresuro a decir que tanto la Propiedad como el Estado, sean como ideas o como instituciones,  ambas son realidades  históricas concretas, cambiantes y perecederas por tanto, contrariamente a su ilusoria interpretación metafísica. 

Entiendo que la Propìedad y el Estado son las dos básicas, inseparables y arcaicas instituciones que a día de hoy siguen estructurando las sociedades humanas. La Propìedad al menos desde que nuestra especie dejara de ser nómada, hace unos diez mil años, al comienzo de la gran revolución neolítica. Y el Estado desde hace unos cinco milenios, como orden social  propio de las primeras grandes "ciudades-estado" surgidas en el Creciente Fértil, un Orden impuesto  por la alianza de clases dominantes (propietarios de la tierra y sacerdotes, básicamente), para el dominio de la sociedad, para la defensa de "sus tierras" (propiedades) y, en consecuencia, de su "estatus" social-jerárquico,  como "naturales y legítimos" propietarios-gobernantes. 

Su explicación del mundo solo puede ser metafísica y totalitaria, para adaptar la realidad a sus básicos principios, de propiedad y jerarquía, en sintonía con los más primarios instintos animales de nuestra especie, los de dominio territorial y reproductivo.  En su inmutable visión metafísica del mundo, toda posición contraria a ese estatus no es permitida,    no caben refutaciones; la metafísica totalitaria del sistema propiedad/estado interpreta la realidad, de lo que llamamos "mundo" mediante un simplón esquema maniqueo, de amigo/enemigo, por lo que o te conviertes a su causa, o eres su enemigo.

Esa metafísica totalitaria constituye la perversión de un pensamiento universalista. Nos ayuda a  desembarazarnos de nuestra precaria unicidad de especie y nos oferta imágenes, representaciones identitarias (de clase, nación o raza fundamentalmente)  en las que sentirnos partes integrantes de un todo, en oposición a quienes no pertenecen a ese "todo" que es el nuestro-propio. El significado de esta oposición es el sentimiento de una "propia totalidad", que en realidad no es sino  el resultado de un ataque contra los otros y  lo ajeno. La vida comunitaria y con igual libertad,  para un metafísico totalitario  comporta exigencias que no puede afrontar, por eso busca cobijo y total seguridad ante lo abierto y lo extraño, y  para poder sentirse como en casa necesita destruir la morada ajena, sólo puede sentirse pleno si destruye en los otros aquello que pueda recordarle que algo le falta, que su vida nunca podrá ser algo completo, que una parte de ella siempre está lejos, en lo extraño. Sin duda que estaría pensando en eso quien dijera aquello de  "cuando nos crearon hubo un error, algo se nos amputó, no se me ocurre cómo podemos llamarlo, y tampoco vamos a arrancárselo al vecino de las entrañas, ¿a qué andarse reventando cuerpos?”("La muerte de Danton", 1835, del  dramaturgo alemán  Karl Georg Büchner).

*** 

DE LA PROPIEDAD Y SU METAFÍSICA PRIMITIVA. Nuestro mundo actual es propietarista. Lo sé porque lo veo donde mire y a todas horas. Lo veo en todas las Mayorías:  en la mayoría de la gente con dinero y propiedades, en la mayoría de la gente pobre y deseante -más deseantes cuanto más pobres-, deseantes de justicia en forma de propiedades,  y lo veo en la mayoría de la gente de clase media, mediopropietaria, la del quiero pero no puedo. Lo veo en la mayoría de la gente conservadora y en la mayoría de los progresistas. Incluso lo veo en la mayoría de los extremos ideológicos -fascistas, comunistas y anarquistas-;  y como lo veo, pienso que por eso están a punto de hacerse con los gobiernos de la mayoría del  mundo los propietaristas más acérrimos, los anarcocapitalistas como Trump o Milei,  capitalistas "libertarios" que así se etiquetan a sí mismos, propiamente como "Partido Propìetarista". Ellos son  los candidatos  "antipolíticos" que más gustan a las mayorias-deseantes  que colmatan hoy las ciudades del mundo, hacinadas en pisitos y condenadas de por vida a soñar con la propiedad de un chalet en las afueras, con  piscina  y renta básica universal a ser posible. 

Sin ir más lejos, yo mismo soy propietarista en alguna medida, si no por ideología, sí al menos por necesidad...mi casa, mi pensión, mi ropa, mi comida, mis desplazamientos, mi consumo diario, mi cuenta corriente de ingresos y gastos y mi tarjeta de crédito... propietarismo funcional,  por frugal que sea, y porque no puede ser otra cosa mientras vivamos en un mundo ordenado para la vida en modo capitalista, que es el modo moderno de la primitiva ideología propietarista en la que nos educa el Estado.

Para el individuo propietarista medio, la libertad no pasa de ser una extensión del derecho de propiedad, y por eso defenderá con todas sus fuerzas su carácter de derecho "natural y absoluto", a la vez que el derecho a la vida lo contempla derivado del derecho de autopropiedad... todo normal, lógico y natural, porque eso es lo que ve alrededor de sí: la verdad de un mundo capitalista donde son más libres los individuos más brutos y astutos, junto a quienes acumulan más dinero y propiedades ..."Conoceréis la verdad y ella os hará libres", tal como decía  el Evangelio de Juan (8:32).

Para John Locke (1632-1704), el filósofo y médico, padre del liberalismo, el derecho de propiedad estaba legitimado por su “naturalidad”:

Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores pertenecen en común a todos los hombres, cada hombre tiene, sin embargo, una propiedad que pertenece a su propia persona; y a esa propiedad nadie tiene derecho, excepto él mismo”. (Locke, 2012. pp. 56-57). 

Para Locke es el trabajo aportado por cada hombre a la propiedad, lo que le otorga naturalidad y legitimidad a esa original apropiación privada de la tierra:

El trabajo de su cuerpo y la labor producida por sus manos, podemos decir que son suyos. Cualquier cosa que él saca del estado en que la naturaleza lo produjo y la dejó, y a la que mezcla su labor y añade a ella algo que es de sí mismo, es, por consiguiente, propiedad suya. Pues al sacarla del estado común en el que la naturaleza la había puesto, agrega a ella algo con su trabajo, y ello hace que no tengan ya derecho a ella los demás hombres. Porque este trabajo, al ser indudablemente propiedad del trabajador, da como resultado el que ningún hombre, excepto el, tenga derecho a lo que ha sido añadido a la cosa en cuestión” (Locke, 2012. pp. 56-57).

Con ello, entiendo que John Locke entraba en contradicción irresoluble con su previo reconocimiento de la tierra -junto a las criaturas inferiores- como bien perteneciente en común a todos los hombres, lo que es “naturalmente” anterior a todo trabajo. Y ahí están todos los liberales y buena parte de los anarquistas, a la zaga de esta idea contradictoria en esencia, del "derecho natural" a la apropiación de la tierra común. 

Por el contrario, para el historiador y filósofo escocés David Hume (1711-1776), la propiedad no es una cuestión de derecho natural, sino una convención social y legal, establecida para promover la estabilidad y el bienestar social. En lugar de una base natural, Hume ve la propiedad como una institución que la sociedad crea y mantiene a través de leyes y prácticas comunes. Téngase en cuenta que Hume siempre se posicionó contra la existencia de ideas innatas, postulando que todo el conocimiento humano se deriva únicamente de la experiencia (en eso estoy básicamente de acuerdo). Por eso argumentaba Hume que el razonamiento inductivo no puede justificarse racionalmente, ni tampoco la creencia en la causalidad que, en cambio, son resultado de la costumbre y el hábito mental.

Y estando plenamente de acuerdo con su criterio de la convencionalidad y no naturalidad de la propiedad, a mi entender David Hume cometía un error de mayúscula  ingenuidad cuando pensaba que la institución de la propiedad se debe a la voluntad de una supuesta “sociedad soberana”, cuando al menos en los últimos cinco mil años, no sabemos de la existencia de ninguna sociedad humana que no estuviera sometida a la soberana voluntad de un Tirano o un Estado. En los Diálogos sobre la religión natural”, a través de su escéptico portavoz de nombre Filón, David Hume llegó a sugerir la existencia de muchos mundos creados por un diseñador incompetente, a quien llamó "mecánico estúpido" (y que a mí me recuerda mucho al “relojero ciego” de Richard Dawkins):

Muchos mundos podrían haber sido estropeados a lo largo de una eternidad antes de que este sistema fuera tachado: mucho trabajo perdido, muchas pruebas infructuosas realizadas y una mejora lenta, pero continua, llevada a cabo durante edades infinitas en el arte de hacer mundos”. David Hume, 1779, p. (D 5.7, KS 167). 

Entre 1865 y 1877, el ruso  León Tolstoi escribió sus dos obras principales: “Guerra y paz” y “Ana Karenina”, describiendo su experiencia vital de entonces como un despertar espiritual  que le hacía  sentirse atormentado, por la  injusticia y la desigualdad social entre las clases de su país en esa época. Sus ideas sobre la propiedad de la tierra se hicieron más  radicales con el tiempo, llegando a creer que cada hombre debía poseer solo el trozo de tierra que pudiera trabajar con sus propias manos para alimentar a su familia (lo mismo que siguen diciendo los anarquistas, todavía: "la tierra para quien la trabaja". 

"¿Cuánta tierra necesita un hombre?" es un cuento escrito por León Tolstoi en 1886, en el que narra las aventuras del campesino Pajom, quien a pesar de estar contento con la calidad de su vida campesina, se lamenta: "¡La única pena es que disponemos de poca tierra! ¡Si tuviera toda la que quisiera, no tendría miedo de nadie, ni siquiera del diablo!"... así que emprende un viaje para comprar nuevas tierras a buen precio y poco a poco va aumentando sus posesiones, pero nunca las considera suficientes. A León Tolstoi, que también había logrado reunir grandes propiedades de tierra, el final de su vida lo pasó atormentado por su estatus social. 

En las páginas de su diario escribía en 1.889: "siempre pesa en mi conciencia el hecho de que, deseando desligarme de la propiedad, legué  mi propiedad a mis hijos...me siento ridículo al pensar que parece como si quisiera proveer para mis hijos...pienso que  les he causado un daño enorme... Es tan contrario a mis pensamientos y deseos, a lo que vivo». Ya en su madurez,  Tolstói  afirmaba convencido que "la tierra no puede ser objeto de propiedad" y "la agricultura, que delsplaza al nomadismo y que experimenté en Samara, es el primer paso hacia la riqueza, la violencia, el lujo, la depravación y el sufrimiento. Ese primer paso lo muestra todo". Tolstói observó que la agricultura, que él había venerado como el motor providencial de la expansión imperial de Rusia y que había considerado como la empresa humana más digna e importante, también podría ser en sí misma la raíz de todo mal.

Quiso deshacerse de sus posesiones dándoselas a  pobres y necesitados,  y acabó rechazando sus primeras obrals literarias porque sentía que  contradecían sus nuevos ideales. En 1910, a los 82 años, abandonó a su esposa, Sofía Andréyevna (que se negaba a renunciar a las propiedades en favor de los pobres). En ese mismo viaje, Tolstoi  contrajo una neumonía y falleció en una estación ferroviaria.

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Hobbes, Locke y Rousseau

DEL ESTADO Y SU METAFÍSICA TOTALITARIA. A todos los defensores de la institución estatal, actualmente repartidos por todas las latitudes del mercado político, les resultará tan útil como ilustrativa -pienso yo- una básica reflexión acerca de este pensamiento de Benito Mussolini -quien fuera primero socialista y definitivamente fascista- para quien el Estado era lo primero, por delante de todo:

Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada en contra del Estado.” (Mussolini, 1928)

Unos años antes, Mussolini ya había comparado su socialismo estatal/nacional (totalitarismo fascista) con el estatal/comunismo de Stalin (totalitarismo comunista), en un momento histórico en el que el estado soviético iniciaba su Primer Plan Quinquenal, que buscaba la industrialización acelerada a través de la planificación-estatal centralizada, en medio de una gran tensión social debida a la forzosa colectivización-estatal de las tierras:

"Al igual que ellos (los comunistas), creemos en la necesidad de un estado centralizado y unitario, imponiendo una disciplina de hierro a todos, pero con la diferencia de que ellos llegan a esta conclusión a través de la idea de clase y nosotros a través de la idea de nación. (Benito Mussolini, 1921)

Las  ideas de "clase" y  “nación” son igualmente modernas, surgidas de la moderna revolución burguesa. La idea de "nación" como fundamento del Estado moderno, referente al conjunto población-territorio-ley, se debe a Napoleón y se hizo común a todo tipo de Estados. La relación de todo Estado moderno con el nacionalismo es directa, se fundamenta en la idea abstracta de una  "comunidad política" basada en la pertenencia cultural, histórica y territorial común, que por experiencia sabemos que se trata de una pertenencia variable y coyuntural, en función de los vaivenes históricos de los gobiernos, de los apaños y conflictos familiares entre dinastías gobernantes, así como de sus guerras  comerciales y militares, por la propiedad de territorios y  materias primas en casi todos los casos.  

Antes, en la Edad Media, el uso del término "nación" se refería a grupos de personas por su origen cultural y geográfico, nunca en el sentido político de "comunidad nacional/estatal". Fue el movimiento de la Ilustración-Revolución Burguesa del siglo XVIII lo que sentó las bases de las modernas  Sociedades-Estado en sus  variables formas, nacionalistas y proletaristas (internacionalistas). Será en el siglo XIX cuando surja el "nacionalismo" como ideología política del Estado que pretende la unidad cultural y política dentro de unas fronteras bien delimitadas.

El sociólogo Benedict Anderson acuñó la definición de "comunidad imaginada" para describir el concepto de Nación moderno, según el cual "la pertenencia a una nación se basa en la creencia compartida de pertenecer a un grupo con una historia, cultura y destino común".

Se atribuye a Napoleón una expresión que apunta a esa misma idea imaginaria o creativa de "nación”: "Ya tenemos a los franceses, ahora hay que crear la Nación francesa". Napoleón era bien consciente de que aunque la Revolución había reunido a los ciudadanos bajo una misma bandera, faltaba forjar una identidad de “comunidad nacional”. Sin duda, se refería al nuevo Estado-Nación de la República,  con la pretensión de  identificarlo con la sociedad. Ese arte del "ilusionismo político" lo conocen muy bien todos los estatistas, todos necesariamente nacionalistas, como lo sabía el fascista Mussolini cuando decía: Los hombres no mueven montañas; solo es necesario crear la ilusión de que las montañas se mueven.”

La creación liberal de la escuela Pública-Estatal respondía a ese objetivo propio del Estado-Nación-Moderno: la educación de la ciudadanía en la idea de comunidad estatal/nacional” o Sociedad/Estado; de ahí la propaganda del tipo “el Estado somos todos”, o la identificación de la ciudadanía con la Hacienda estatal: “Hacienda somos todos”. La educación “pública” surge en la baja Edad Media por iniciativa del clero y la nobleza, pasando durante el Renacimiento a manos de una clase burguesa dominante que llegaría a liderar una incipiente ilustración en el llamado Siglo de las Luces. En el Estado Español, la Constitución Liberal de 1812 creó la Escuela Pública y de ahí proviene el contemporáneo modelo de educación en su vertiente de "instrucción social", que la dictadura franquista denominara  "formación del espíritu nacional", sin los complejos propios de los nacionalismos parlamentarios.

El período en el que surge el estado-nación moderno coincide con dos revoluciones: la  industrial iniciada en Inglaterra, que inicia el dominio de la máquina en el mundo de la producción, junto a la planificación científica  y a la explotación de la fuerza de trabajo que caracterizará al sistema económico que llamamos capitalismo,  junto a otra revolución de carácter político, la francesa, que da lugar al parlamentarismo como instrumento  para el dominio político de la nueva clase burguesa sobre la aristocrática y sobre el conjunto de la sociedad. 

Así, el estado-nación moderno surge en el siglo XVI intrínsecamente ligado a la formación de la clase burguesa y su pretensión de soberanía absoluta sobre las poblaciones y territorios incluidos en las fronteras de la Nación-Estado. Así se justifica la necesidad del nuevo estado para reorganizar y centralizar el poder político a fin de superar la fragmentación del poder político de la sociedad feudal gobernada por la aristocracia.  Los principales teóricos de ese periodo son Maquiavelo y Hobbes.

Después, en los siglos XVII y XVIII, se justifica la necesidad del nuevo estado burgués ligado al " contrato social" como expresión de un supuesto pacto entre las nuevas clases emergentes (burguesía y proletariado) representante del interés común general, en oposición al interés privado de la aristocracia derrotada en la revolución.  Locke y Hume son sus principales exponentes dentro de la escuela inglesa,  Rousseau y Montesquieu  de la escuela francesa, y Kant y Hegel de la alemana.

Así se fue conformando una teoría metafísica del Estado-Nación-Capitalista-Moderno, como  encarnación de un ente superior, tan glorioso como abstracto, un ideal identificado como "espíritu nacional",  común y por encima de la división y jerarquía social en clases, de dominantes y dominados:  "No importa mucho si somos ricos o pobres, si estamos sanos o decrépitos, si sabemos personalmente de la felicidad o la miseria; más aún, no parece importar mucho si somos justos o injustos, virtuosos o depravados, porque somos parte integrante de algo mucho más amplio y noble que la vida individual, algo ante lo que el bien y el mal simplemente humanos, la felicidad o la miseria, resultan asuntos insignificantes, meros elementos constituyentes que, sean lo que fueren para cada uno de nosotros, desempeñan su parte muy bien dentro de la esplendorosa totalidad" (Teoría metafísica del Estado, según Leonard T. Hobhouse).

Sobre el Contrato Social

Hobbes:  La naturaleza humana es egoísta y competitiva. El estado de naturaleza es un estado de guerra de todos contra todos. El Contrato Social es un acuerdo en el que los individuos renuncian a sus derechos a favor del Estado soberano. El Estado tiene el poder absoluto y la autoridad para mantener el orden y la seguridad.

Locke: La naturaleza humana es racional y pacífica. El estado de naturaleza es un estado de libertad y igualdad. El Contrato Social es un acuerdo en el que los individuos renuncian a parte de su libertad a favor de un gobierno limitado. El gobierno tiene la responsabilidad de proteger los derechos naturales de los individuos.

Rousseau: La naturaleza humana es buena, pero se corrompe por la sociedad. El estado de naturaleza es un estado de libertad y felicidad. El Contrato Social es un acuerdo en el que los individuos renuncian a su libertad natural para convertirse en miembros de una comunidad política. La soberanía reside en el pueblo y la voluntad general es la expresión de la voluntad de todos.

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EPÍLOGO. Ya no podemos seguir engañándonos:                                                                 

-Ahora, que por las graves crisis que enfrentamos vamos teniendo una cierta conciencia ecosocial y de especie; ahora que ya sabemos que es inviable todo futuro humano que no pase por compartir la Tierra y el Conocimiento, reconocidos como Bienes Comunales Universales mediante un nuevo Pacto Social. 

-Ahora, que ya sabemos que  la democracia solo es real si tiene un tamaño humano-convivencial,  y si es comunitaria y directa, en comunidades autónomas y soberanas de verdad, sin intermediación alguna, libremente asociadas para el intercambio, la cooperación y la ayuda mutua en todas las escalas territoriales. 

-Que por eso deberíamos hacernos a la idea de acabar cuanto antes con las estructuras no convivenciales, fundadas en las comunidades ficticias (de escala nacional/estatal y corporativa/global), que han impuesto las clases dominantes durante los tres últimos siglos de la modernidad liberal/burguesa, en esta época totalitaria, del Estado y el Capitalismo globalizados.

-Porque, aunque sepamos que el mal siempre existirá (porque forma parte de la potencialidad/libertad individual que nos constituye), lo que sí podemos hacer es impedir que forme parte de las leyes y del gobierno de nuestras sociedades, al menos en sus dos principales formas estructurantes: 1) el mal como derecho a la apropiación o robo (privado o público) de lo común y 2) como ley de organización jerárquica/estatal que ordena nuestras sociedades en modo anticomunitario, que institucionaliza la división en clases sociales y que hace imposible cualquier aproximación a una vida social realmente simbioética, convivencial, justa y democrática en modo integral. 

miércoles, 2 de abril de 2025

NO NOS RESIGNAMOS ANTE EL REARME Y LA GUERRA

La primera y última "razón de Estado" es su Fuerza Militar, es el conjunto de sus ejércitos y policías. Esa es  la fuerza que en esencia constituye su  razón de ser y  en la que los estados fundamentan su "derecho" -¿histórico, divino?- al monopolio de la violencia armada, sea contra otras poblaciones o contra las propias;  es una razón de fuerza que emplea "normalmente" en tiempos de paz y máxima servidumbre voluntaria de las poblaciones, y "extraordinariamente"  en los llamados "estados de excepción", que son esos tiempos en los que "la necesidad de la guerra" es bien aprovechada para justificar la propia necesidad del Estado.

El caso es que el pasado 26 de marzo, me sumé al manifiesto "No nos resignamos al rearme y a la guerra en Europa", que reproduzco a continuación, a la vez que hago un llamamiento para firmarlo (ya somos más de 21.000 firmantes). 

Comparte y reenvía este enlace a todas aquellas personas/organizaciones/colectivos que creas que pueden sumarse:

https://forms.komun.org/manifiesto-contra-el-rearme-y-la-guerra-en-europa

 MANIFIESTO

No nos resignamos al rearme y a la guerra en Europa

¿Hay alguien, en Europa o en cualquier otra parte del mundo, que no quiera defender a sus seres queridos de una posible amenaza? ¿Que no desee alejar la sombra terrible de la violencia de su vida y la de los suyos? ¿Que no sueñe con un futuro en el que sus hijos e hijas, los de sus amigos y vecinas puedan vivir en paz, desarrollarse como personas, tener trabajos dignos, habitar un planeta habitable, tener un techo sobre sus cabezas, disfrutar de la cultura o de las relaciones sociales enriquecedoras y constructivas y vivir vidas libres de todo tipo de violencias? La sociedad necesita la seguridad que da una sanidad y educación públicas de calidad para todas las personas, la juventud necesita una casa donde vivir, nuestros mayores no quieren ver peligrar su pensión y, sobre todo, no queremos que nuestros hijos y nietos vivan el horror de la guerra.

¿En qué medida exactamente contribuye a ese futuro en paz el aumento desenfrenado del gasto militar que se proponen aprobar los gobiernos europeos sin debate ciudadano, sin transparencia ni detalle y con urgencia? ¿Qué parte de esos miles de millones va destinada a mejorar la educación, la sanidad, la terrible situación de la vivienda, la precariedad en la cultura, la armonía medioambiental o la solidaridad internacional? ¿No sería necesario invertir en mayores esfuerzos políticos y diplomáticos que ante las amenazas de agresión busquen caminos de diálogo todavía no explorados?

¿Es estúpido, simplista o naif desear esto, defender la paz y la justicia social? ¿Es quizá más inteligente, elaborado y maduro creer que los vientos de guerra, el lenguaje belicista y la apuesta por las armas traerán un futuro mejor?

No, no nos resignamos a la guerra. El rearme de Europa no traerá la paz, no contribuirá a la distensión, sino que nos acercará aún más a la guerra. Los contextos militaristas suelen ir acompañados, además, de retrocesos en derechos, libertades y políticas sociales, originan miedo y alarma social, escenario idóneo para normalizar mecanismos de represión y de autoritarismo, como ya se está empezando a ver.

Nos preocupa que esta estrategia lleve a una larga guerra con Rusia, que sabemos que no es para defender el Derecho Internacional Humanitario, la libertad, los derechos humanos o para proteger a los más débiles. De ser así, la actitud frente a Netanyahu sería la misma que frente a Putin. Esta Europa que calla o, peor aún, apoya a Israel en su genocidio en Gaza y Cisjordarnia e incluso persigue a quienes lo denuncian, necesita redefinir claramente cuáles son esos valores comunes cuya defensa se plantea como justificación para el rearme.

La ciudadanía de nuestro país ha demostrado sobradamente en el pasado su compromiso con la paz y con las políticas antibelicistas. Forman parte de nuestra memoria colectiva reciente las multitudinarias manifestaciones en contra de la guerra de Irak impulsada de manera ilegal por el Gobierno de José María Aznar, el movimiento de rechazo a la permanencia de nuestro país en la OTAN que llegó a movilizar más del 43% del voto emitido en aquel lejano referéndum, o el movimiento de lucha contra el servicio militar obligatorio hasta su eliminación en el año 2001.

El aumento del gasto militar europeo -hasta 800.000 millones de euros en cuatro años- anunciado por la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen, se va a realizar a través de un mecanismo de excepcionalidad que evitará el debate en los parlamentos y, en general, la información clara y detallada a la ciudadanía europea.

No podemos ni queremos aceptar que el dinero de nuestros hospitales públicos, nuestras escuelas y nuestras Universidades públicas, nuestro sistema de atención a la dependencia, nuestras políticas de protección y de cobertura social para los momentos de dificultad, de lucha contra el cambio climático, la violencia machista, el racismo o de protección frente a emergencias, de cooperación, vaya a ser destinado a comprar tanques, fusiles, cazas y misiles para la guerra, porque así lo hayan decidido las élites belicistas que gobiernan actualmente Europa y los EEUU.

La verdadera seguridad que necesitamos es la seguridad vital que nos aportan con su sola existencia nuestras pensiones públicas, nuestros médicos y médicas de atención primaria, nuestros tratamientos gratuitos en hospitales públicos contra cualquier dolencia o enfermedad que nos afecte, nuestra formación garantizada en escuelas y Universidades públicas que nos dotan de igualdad, nuestro sistema de becas, nuestras prestaciones por desempleo en caso de necesidad, el Ingreso Mínimo Vital, nuestros bomberos y bomberas apagando incendios en nuestros montes o rescatando gente en nuestros pueblos y ciudades cuando se desata una emergencia, o el desarrollo y puesta en práctica de políticas públicas feministas que avancen en la defensa y protección de los derechos de las mujeres y en la lucha por la erradicación de las violencias machistas.

Los climas bélicos se diseñan en cómodos despachos, pero son los pueblos quienes pagan las consecuencias. Por ello, este momento es de extrema importancia para disipar la tensión creciente y defender un modelo de paz, de bienestar social y de ampliación de derechos para todos. El momento presente requiere de responsabilidad, políticas audaces, altura de miras y cultura de paz.

No nos resignamos a la guerra, porque no queremos la paz de los cementerios, porque la historia nos demuestra que el único camino realista para conseguir la paz no es militar, sino político. Pónganse manos a la obra y trabajen por la paz, se lo exigimos.

https://centredelas.org/mapes-interactiu-industria-militar-espanyola/?lang=es 

Mapa Interactivo “La industria militar en España”

El objetivo de este mapa interactivo es visualizar las empresas que fabrican armas, materiales o componentes de armas, y servicios que suministran al Ministerio de Defensa español o se destinan a la exportación. En este mapa solo se muestran las empresas más relevantes que encontramos en España.
El Ministerio de Defensa de España tiene unas 500 empresas suministradoras de bienes y servicios. Este mapa muestra las empresas más importantes de producción militar, considerando como tales armas, bienes y servicios que tienen una función militar; y se han descartado todas aquellas que suministran servicios de carácter doméstico (catering, limpieza, energía, etc.). Se ha aplicado una discriminación en función de la facturación militar, mostrando solo aquellas empresas que muestran ventas superiores a un millón de euros anuales, las cuales están marcadas en color rojo. El resto de empresas se muestran en color amarillo y son de menor relevancia.

viernes, 7 de marzo de 2025

EN EUROPA HUELE A GUERRA...Y A GRANDES NEGOCIOS

"Tres por Dos" (collage digital de A. Dké)     

En el orbe capitalista, la enfermedad y la guerra son mucho más rentables que la salud y la paz, por eso que dicho orden mundial necesite una buena guerra cada poco, o al menos una pandemia, porque ya van quedando pocos “nichos” de negocio que sean más rentables que la enfermedad o la guerra.

No hay espacio o actividad humana que no sea vista por los “expertos” científicos-economistas como potencial nicho de negocio. Da igual lo que sea: beneficencia, ayuda humanitaria, prostitución, religión, drogas, ciencia, universidades, farmacéuticas, ecología, turismo, feminismo, comunicaciones, transportes, depresión, tecnología, redes sociales...todo, Todo es un nicho de negocio. Resulta que al marketing lo estábamos llamando “política”, y “democracia” a la ingeniería social del nuevo orden corporativo en ciernes, el del neocapitalismo tecnofeudal.

Me suben a más de cien las pulsaciones, cada vez que oigo decir estos días, a los “expertos en geopolítica”, que hay que rearmar a la desunida Unión Europea, porque la americana USA se desentiende de nuestra defensa -o sea, de la defensa de la UE- ante la amenaza de la europea Federación Rusa...no puede darse una organización (UE) ni una posición más estúpidas.

Una buena referencia para situarse en una posición mínimamente inteligente, es ponerse en las antípodas de los estatales y privados “institutos de inteligencia, caso del Real Instituto Juan Sebastián Elcano, el think-tank financiado y dependiente del Estado español, que de sí mismo dice ser “líder en estudios internacionales y estratégicos, y un centro de pensamiento de referencia en Europa y en el mundo”. Pues digan lo que digan los de ese y todos los think-tank, todos los media privado/estatales, el estercolero asocial de las redes, todas las organizaciones paraestatales, como partidos, sindicatos, oenegés y ceoes, incluida la Conferencia Episcopal, el Real Madrid o el mismísimo Cristo que resucitara...en estos momentos lo que yo defiendo es UN ACUERDO GENERAL DE DESARME TOTAL Y CUANTO ANTES: un inmediato desmantelamiento de los Ejércitos, el reciclaje de todo el armamento y la reconversión civil de la industria militar. Lo defiendo por ser ésta la posición que me parece menos estúpida, la que parte de suponer que para la humanidad en general la paz es mejor negocio que la guerra. Me refiero, claro está, a su mayor parte: a esa humanidad que no vive de los trabajos, la enfermedad o la muerte ajena.

Ninguna otra estrategia sería más económica, más democrática o más ecológica. Pero no soy tan ingenuo, ni tan estúpido como para esperar del Poder un gesto de auténtica inteligencia estratégica, menos aún cuando vivimos un momento histórico en que la mayoria de la sociedad que trabaja, enferma y muere por ajenas banderas y ajenas cuentas corrientes, ha sido bien domesticada en más de dos siglos estatales, de Escuela y Empresa, y por eso seguirá, no me cabe duda, la inercia histórica puramente reaccionaria, la que conduce al Rearme Nuclear de Europa y a la creación de un ejército europeo...¡qué buena ocasión perdida para salir de aquella OTAN en la que los pueblos del estado español fueron metidos por obra y antojo del  dicharachero y gracioso Felipe González.

Se está preparando un frente UE contra Rusia como en tiempos del comunismo ruso (aquel que, por cierto, salvara a Europa de las garras de Hitler)...pero, sucede que no siendo un frente “anticomunista” (¿porque Putin no es comunista, no?), entonces,  ¿cómo denominarlo, si no es estúpidamente, a este frente de la UE capitalista, contra la Rusia no menos europea, ni menos capitalista?

Pues ahí se les pudo ver, en Bruselas, ayer mismo, a los representantes de los Estados monárquicos y republicanos afiliados a la UE y a la OTAN: dándole paternales palmaditas en la espalda a Zelenski, todos tan contentos con su gran proyecto de alianza militar en ciernes (un negocio de nada menos que 800.000 millones de euros), al mismo tiempo que estaban matándose soldados a sueldo, a uno y otro lado del frente de guerra, al servicio de generales, empresas y estados enemigos igualmente capitalistas. ¡Hay que ver qué mágicamente aparece el dinero para lo que se quiere!, en este caso la guerra.

Por el solar ibérico, lo veremos muy pronto: carcas-peperos y progres-socialdemócratas, todos estúpidamente unidos en la misma causa liberal y patriótica. Lo único bueno de todo ésto es que siendo este sistema constitutivamente autodestructivo, ya está en su fase terminal, por lo que tiene los días contados el estúpido sistema de capitalismo estatal-público-privado que impera en este mundo-parque-temático-capitalista, que eso es lo que es este mundo: básicamente estúpido.  

El sistema está condenado a su propia extinción, porque en esencia es sistemáticamente estúpido, ya que no puede decirse otra cosa de un Orden social fundado sobre principios tan estúpidos como los de "morir matando" o construir tirando piedras al propio tejado”, tan parecidos al principio de la selección natural -en versión darwinista- que sitúa a nuestra especie en el mismo contexto zoológico que nos condena a la extinción, más pronto que tarde, ese mismo principio que devuelve a nuestra especie a la casilla de salida de la Evolución, recuerden: aquellas manadas de primates chillones y violentos deambulando por la sabana africana, enzarzados en una continua lucha de clases y castas, por el dominio territorial y genético, ay, aquellos primitivos primates que iban para humanos, que todavía no sabían HABLAR.

Pues hacia allí vamos, en medio de un patriótico ardor guerrero, capitalistas contra capitalistas, ejércitos de estúpidos primates combatientes en un campo de espejos, estúpidamente determinados cada uno a exterminar al prójimo como a sí mismo, por ser éste su principal enemigo.

Sucederá por razón (científica) de su propia y acientífica teoría capitalista: 1.Lo primero: si agotas la fertilidad de la tierra, acabarás comiendo tierra. 2.Lo segundo: si te dedicas a domesticar humanos, puede sucederte: a) que éstos acaben siendo tan estúpidos y faltos de creatividad que llegue un momento en que te serán inservibles, incluso como criados; b) que acaben por rebelarse y salvajemente te coman por los pies; y c) que acaben imitándote, sea por contagio o por envidia de clase, con lo que haciéndose capitalistas como tú igualmente estúpidos, acabarán como tú, matándose a sí mismos, a bombazos y aranceles, en cruentas batallas mercantiles y militares.

Preparando la estúpida posmodernidad en que vivimos, las élites de estúpidos han logrado reducir el mundo a un desértico paisaje bipolar, único y al tiempo relativo, lo que resulta cierta y definitivamente estúpido. Solo dos bandos, ambos fratricidas, capitalistas liberales o capitalistas estatales, pseudodemocracias parlamentarias o pseudodemocracias de partido único. Y no deja de ser chusco el auge del pensamiento auxiliar- relativista, todo para evitar el más mínimo compromiso moral, y para disponer de todas las opciones, del bien y del mal, y que nuestras personales existencias emulen, como poco, la variedad de consumo de la que disponemos en los hipermercados, y tener una vida a la medida, sin tener que pringarnos las manos... y que todo sea cierto o todo verdad, lo uno, lo otro y lo contrario, porque eso de “nada es verdadero, porque todo es relativo”...además de una estupidez mayúscula es una excelente excusa para no andar por ahí perdiendo el tiempo en buscar la verdad.

No se puede negar que haya sociedades más ignorantes que otras, y no me refiero solo al conocimiento científico, sino también a una básica con-ciencia ética y moral. Seguirá atascado este mundo en su estúpida posmodernidad si no defendemos el derecho de personas y pueblos a no ser violentados, y si no confundimos este derecho con el “derecho a la ignorancia”.

Tras el estúpido relativismo posmoderno, además de una estúpida “moda intelectual” hay un interés político implícito: el relativismo otorga poder político, porque permite que la realidad pueda ser determinada por la Autoridad Correspondiente “a demanda de los consumidores”. También en los mercados electorales.

Un historiador y economista italiano, Carlo Maria Cipolla, escribió sobre las leyes fundamentales de la estupidez humana. Así, redujo el comportamiento estúpido a cuatro estereotipos en función de la relación coste/beneficio. 1. El malvado: te fastidia a ti y él se beneficia. 2. El incauto: trata de beneficiarse él, pero le suele salir mal y te beneficia a ti sin quererlo. 3. El inteligente: beneficia a los dos, y 4. El idiota: te perjudica a ti y, encima, o no saca provecho o se perjudica a sí mismo. En su estudio de la estupidez, C.M.Cipolla destacó cuatro leyes a tener en cuenta:

1. Siempre e inevitablemente, cada uno de nosotros (estúpidos o no) subestimamos el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.

2. La probabilidad de que una persona cualquiera sea estúpida es independiente de cualquier otra característica que tenga esa misma persona.

3. Una persona estúpida es alguien que causa un daño a otra persona o grupo de personas, sin obtener al mismo tiempo un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

4. Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas, olvidando constantemente que, en cualquier momento, lugar y circunstancia, asociarse con individuos estúpidos, infaliblemente deviene en un costosísimo error. 

Cierto que la mayor parte de individuos estúpidos causan daños limitados, pero hay bastantes que llegan a ocasionar daños terribles, a individuos concretos y a comunidades enteras. Una persona estúpida tiene una capacidad de hacer daño que depende de dos principales factores: uno genético (es indudable que hay un gen de la estupidez que se hereda) y otro factor depende de la posición de poder que el estúpido ocupe en la sociedad. La más exquisita élite de individuos fundamentalmente estúpidos, se encuentra integrada, a mi entender, por militares, burócratas, empresarios y políticos (tanto de a pie como jefes de Estado), cuya capacidad de hacer daño al prójimo es proporcional a su poder sobre individuos y sociedades.

Debido al comportamiento errático de todo individuo estúpido y  siendo imprevisibles sus acciones y reacciones, solo es seguro que quien se fíe de un estúpido lo más probable es que acabe arruinado y destruido, a consecuencia de su estupidez (pues imagínese en el caso de estúpidos con poder). Y si no, véase la actual situación de Preguerra europea, la que ahora mismo están preparando en Bruselas. La pacifica, hispitalaria y ecológica Europa, la de los derechos humanos, reino y república de la democracia liberal y del ecologismo antinuclear, la acomplejada Europa que ahora se pone a silbar, mirando a otra parte, ante el genocidio  del pueblo palestino, acomplejada por su pasado como campo nacional-socialista de exterminio...esta Europa capitalista que en un alarde de máxima estupidez mancomunada, se dispone a convertir a Donald Trump, sumo sacerdote del Imperio Estúpido, en el más reconocido pacifista de la Historia y más famoso Premio Nobel de la Paz, junto a Putin…¡manda huevos!