Venezuela
se ha convertido en un asunto “español” por voluntad de una
opinión pública fabricada por los serviciales medios de
comunicación que sirven al estado español. Produce vergüenza ajena
ver cómo cualquier reportaje televisivo sobre Venezuela está
dirigido a ridiculizar al actual presidente Maduro, como hicieran
anteriormente con el presidente Chávez. No digo yo que no le
merezcan, pero aún asi, ¿es necesario llegar a la grosera
manipulación que supone presentar declaraciones e imágenes sacadas
de contexto?. Pero eso causa no menos vergüenza ajena que la que provoca el
partido Podemos en su defensa a ultranza de un regimen no menos
corrupto que el de España, facilitando el juego a los periodistas especializados en las cloacas del estado. Y junto a Podemos, toda una izquierda oficialista y reaccionaria, que
en su deriva a ninguna parte ya es incapaz de tener criterio propio,
que sólo actúa sectariamente y a remolque de lo que
diga y haga la derecha.
No
me hizo falta esperar a ver lo que decía la televisión para opinar
libremente sobre el regimen bolivariano hace ocho años. Podía equivocarme o no, pero era mi reflexión propia, personal y autónoma. Creo que no me equivocaba mucho, sólo había
que ver el origen de quienes lideraban aquella "revolución bolivariana" y molestarse en conocer su proyecto,
consistente en crear nada menos que ¡un estado comunal!...nada más absurdo: una
revolución social dirigida desde el Estado con espíritu cuartelero.
Esto escribía yo en 2011:
En
2012 le envié a Hugo Chávez un mensaje personal por twitter, donde
tenía más de tres millones de seguidores. Le proponía presentar en la ONU la declaración del esperanto como lengua neutra internacional. Por supuesto que no tuve
respuesta. Era solo un juego...por si de casualidad sonaba la flauta:
Y en
2013 publiqué un artículo dirigido a
Heinz Dieterich a
cuya autoría se debe el proyecto político teórico
del “socialismo del siglo
XXI”, del que se apropió
Hugo Chávez para titular a su
“revolución” bolivariana.
El
propio señor Dieterich, prestigioso sociólogo alemán, ex asesor de
Hugo Chávez, señalaba en 2017, en una entrevista publicada por el
periódico argentino Clarín:
“El gobierno de Nicolás
Maduro es hoy una dictadura socialdemócrata. Pero que se está
acercando a una dictadura militar”. Y añadía: “el
objetivo de la política de Washington en Venezuela es romper la
unidad monolítica de los militares, porque como el gobierno sólo se
sostiene por los militares, si logras dividir ésto, el
gobierno cae de inmediato. Todos los factores se enfocan en los
militares: el gobierno tiene que mantener la unidad, la oposición
tiene que lograr la división de los militares, Washington también”.
.../...
“Cuando
tú analizas científicamente una sociedad, en el centro del poder
está el Estado. Y el Estado es como una cebolla, que tiene
diferentes estratos, pero en el núcleo está la fuerza armada. Por
eso, una revolución nunca ha terminado mientras no se destruya al
Ejército del enemigo. Y eso vale en tiempos de paz. El último
criterio del éxito es la fuerza armada. En Venezuela eso es muy
característico porque el Gobierno está ya con las manos vacías.
Hay diferentes formas de poder en una sociedad: las masas, los medios
de comunicación, el carisma, los dólares. ¿Pero con un 20 por ciento
de apoyo, a Maduro qué le queda? Sólo los militares. Todo intento
de cambiar al sistema, desde la izquierda, desde la derecha, se
dirige a ese punto”.
Nada más.