Desde hace unos años -en principio interesado por su visión del urbanismo contemporáneo como crítica de la modernidad- vengo siguiendo los contenidos y avatares de la revista argentina "Contratiempo", que dirige Zenda Liendivit, filósofa y arquitecta. Dirige la revista desde el año 2000, en edición impresa y digital. Forma parte de Contratiempo Ediciones y de Meletea Libros. Ha publicado más de diez libros sobre la Modernidad y sus cruces, y tres libros de ficciones (una novela y dos libros de relatos). Es docente e investigadora en el Centro de Arte y Pensamiento de Revista Contratiempo. Y también ejerce el periodismo.
Por esta última lectura he sabido que en Contratiempo va a pasar algo:
"...Tal vez esta sea la última actualización de la revista así como la veníamos construyendo. Estamos a la búsqueda de formas nuevas, disruptivas, a contracorriente de lo que abunda, que se duplica y se descarta a la misma velocidad que la tecnología que a la vez, también, se encarga de reproducirlo al infinito. Círculo vicioso y viciado que enrarece la atmósfera, hostil al pensamiento y a la vida.
Estamos en una saludable crisis creativa. Ya veremos su devenir y sus desenlaces. Por el momento, algunas imágenes, palabras, conexiones y reflexiones de lo que pasó y está pasando en este peligroso mundo actual".
Y con esta incertidumbre me dirijo a una sección, la de vídeos, que contiene un fragmento de una conferencia de Deleuze, que parece puesta a propósito de la ocasión: Deleuze, contrainformación y resistencia. La charla versa sobre la sociedad disciplinaria y de control. Esto es un extracto de la misma:
..."la comunicación es la transmisión y la propagación de una información. Pero ¿qué es una información? No es muy complicado, lo sabemos todos: una información es un conjunto de consignas. Cuando se informa, se está diciendo lo que se supone que hay que creer. Dicho de otro modo, informar es hacer propagar una consigna. Las declaraciones de la policía se llaman acertadamente, comunicados. Se nos comunica la información. Es decir, se nos dice lo que se supone que estamos en condiciones de creer o debemos creer, lo que tenemos obligación de creer.
O ni siquiera creerlo, sino hacer como si lo fuera, no se nos pide que creamos, se nos pide que nos comportemos como si lo creyéramos. Eso es la información, la comunicación. Independientemente de esas consignas, y de la transmisión de las consignas, no hay comunicación, no hay información. En resumen, la información es exactamente el sistema de control.
"La sociedad disciplinaria se definía (son famosos los análisis de Foucault y siguen siendo famosos con razón) como la constitución de lugares de reclusión: cárceles, escuelas, talleres, hospitales. Y las sociedades disciplinarias necesitaban eso. Pero ha provocado algunas ambigüedades en ciertos lectores de Foucault, porque creyeron que era el pensamiento último de Foucault. Está claro que no. Foucault nunca creyó, e incluso lo dijo muy claramente, que esas sociedades disciplinarias no eran eternas".
"Estamos entrando en sociedades de control que se definen muy distintamente de las disciplinarias, ya no necesitamos, o más bien, los que procuran nuestro bien, ya no necesitan o no necesitarán lugares de reclusión. Dirán ustedes, pues no queda claro hoy en día, con todo lo que hoy está pasando, pero eso no es la cuestión ni mucho menos. Se trata de a lo mejor para dentro de 50 años, pero hoy en día, ya todo ésto, las cárceles, las escuelas, los hospitales, son lugares de discusión permanente. ¿No sería mejor extender los cuidados a domicilio? Sí, probablemente ahí esté el futuro. Los talleres, las fábricas, todo se está rompiendo.No sería mejor, pues, las fórmulas de subcontratación e incluso el trabajo a domicilio? Pero bueno, lo de las cárceles es una cuestión...¿Qué hay que hacer? ¿Qué podemos encontrar? ¿No hay otros medios de castigar a la gente que la cárcel? Son viejos problemas que vulven a salir a relucir. Porque, saben, las sociedades de control acabarán por prescindir de los medios de reclusión.Hasta la escuela. No hay que dejar de vigilar de cerca hoy en día los problemas que surgen. Sólo se desarrollarán dentro de 40 o 50 años, para decirles que lo alucinante sería trabajar a la vez la escuela y la profesión. Eso sería muy interesante, porque la identidad de la escuela y de la profesión en la formación permanente, que es nuestro futuro, ya no implicaría necesariamente la agrupación de escolares en un medio de reclusión. Podrá hacerse de forma absolutamente diferente, se hará por internet...o sea, todo eso. Lo alucinante serán las formas de control.
Entienden por qué control no es disciplina. Yo pondría por ejemplo, una autopista, que ahí no se encierra a la gente, pero al hacer autopistas, se multiplican los medios de control. Yo no estoy diciendo que ese sea el objetivo único de las autopistas, pero la gente puede estar dando vueltas eternamente sin estar encerrados, ni mucho menos, y a la vez no dejan de estar controlados. Ahí reside nuestro porvenir, puesto que las sociedades de control son sociedades disciplinarias".
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