Al “demos” -comunidad de iguales- podríamos llamarlo municipio. Democracia
sería, por tanto, el autogobierno del
municipio. Acracia es la ideología propia de los libertarios individualistas; “sin-gobierno”
(a-cracia) es un concepto tan impropiamente usado como el de “contra-cultura”. No
queremos un sin-gobierno, como tampoco vamos contra la cultura. Este error es la
mejor estrategia para alcanzar el
estatus de irrelevancia y marginalidad.
El
demos, la comunidad, es necesariamente libertaria y socialista, porque la
libertad sólo puede crecer y desarrollarse en el territorio de la igualdad. Así
que a lo que hoy seguimos llamando anarquía perfectamente podríamos
llamarlo democracia, sin dejar de ser lo
que somos. Reconozcámoslo: nos llaman anarquistas porque somos demócratas. Y, por
eso mismo, también somos municipalistas.
Con
lo anterior como punto de partida, la presente reflexión tiene por origen el
artículo de Rafael Cid, titulado “Horizonte2015: toma el municipio”, publicado en Red Libertaria, que ha suscitado polémica entre la gente anarquista. Por ejemplo,
en Rojo y Negro, Octavio Alberola
la ha alimentado con un escrito titulado “Toma el municipio: ¿por abajo o por arriba?”
Me veo implicado
en la polémica y tengo algo que
decir al respecto: