Hace
unos días leí en el blog de mi amiga Ane (“musgo de estrellas”) un texto
dedicado al hexagrama 49 del “libro de las mutaciones” (I Ching), que versa
sobre la revolución y que logró
interrogarme sobre mi propia idea de revolución integral.
Me
inquieta, de alguna manera, el hecho constatado a partir de mi propia
experiencia, de que cuando hurgo en lo que pasa a mi alrededor y en la
conciencia que de ello se deriva, cuando aparece lo que creo una nueva idea, no
tardo en descubrir que alguien ya la pensó mucho antes que yo; sin tratarse de la
misma experiencia histórica, cosa imposible, parece que sí lo es el estado de
conciencia que conduce a esa idea, en este caso acerca de la revolución
necesaria: ¡una conciencia que nos es común a personas desaparecidas hace miles
de años y a personas que vivimos en la actualidad, en lugares y tiempos tan remotos
y diferentes!, en una sucesión de ocasiones cíclicas, como si de las estaciones del
año se tratara. Esto me lleva a pensar que entre esas personas y yo hay mucho más en común
de lo que pudiera parecer a primera vista aunque, como en el caso del hexagrama
49, sean personas que vivieron en China hace más de tres mil años. Dice Ane:
49.-Ko
(La Revolución). Los cambios son ahora posibles.