El mayoritario
feminismo de Estado es un mal viaje, porque partiendo de guatemala se
dirige a guatepeor: del patriarcado machista al patriarcado
estatal-capitalista generador de las condiciones que a su vez
favorecen el machismo. Es una ideología de circuito cerrado, que
victimiza a las mujeres y las hace irresponsables de su propia
autonomía personal, débiles ante el patriarcado machista como ante
el patriarcado estatal. Este feminismo reaccionario impide la
construcción de comunidades igualitarias y fraternales,
atrapándonos, a mujeres y hombres, en una especie de jaula
rotatoria (como las de los hamster), en un permanente conflicto entre
sexos, que nos hunde aún más en el estado de precariedad, depresión
y sumisión al sistema estatal-capitalista en el que vivimos
confinadas, todas y todos...excepto las élites dominantes (ellas y
ellos), que son tan feministas o machistas como les venga en gana.
El
feminismo de Estado, sólo por institucional ya es un viaje
reaccionario, que lleva a peores lugares que aquellos de los que
partía, que nos divide a mujeres y hombres en identidades
funcionales al poder de las élites dominantes, que nos aleja de
nuestro común objetivo liberador, que estrecha y profundiza el
Agujero que es el estado de sumisión en el que transcurren nuestras
femeninas y masculinas existencias, igualmente dañadas y carentes de
sentido vital, convivencial y comunitario.
El
feminismo de Estado se ha convertido en una de las principales
estrategias del poder estatal-capitalista para frenar la revolución
integral, igualitaria y convivencial, que hoy es necesaria, la
revolución que debemos acometer juntas, mujeres y hombres, para
librarnos tanto del machismo como de las estructuras institucionales
del sistema de dominación, porque éstas -capitalismo y estado- son
las que financian y nutren el machismo...y hoy lo retroalimentan
travestidas de feminismo estatal, fascistoide y autodestructivo.