jueves, 6 de septiembre de 2018

EL CAPITALISMO NO PUEDE ACABAR CON EL PARO, PERO EL PARO SÍ PUEDE ACABAR CON EL CAPITALISMO


El pasado 31 de agosto fue un día muy señalado, el día en el que más empleo se destruyó en toda la historia del Estado español, con 203.000 desafiliaciones a la Seguridad Social. El paro no es un dato económico más, es el que más se presta a la manipulación.
-No es cierto que el capitalismo produzca una tasa de desempleo forzoso porque le interese, es porque no puede ser de otro modo. El paro es la medida del fracaso del capitalismo como sistema productivo y de la incapacidad de su aparato político-estatal. Es el signo inequívoco de la inevitable decadencia de su proceso histórico, tan destructivo como autodestructivo. Quisiera dar trabajo a todo el mundo, porque ello sería lo más conveniente a sus intereses y a su reproducción, pero no puede hacerlo sin perder tasa de ganancia, sin incrementar la plusvalía y el capital. Definitivamente, no puede, le es imposible acabar con el paro.

Aquí no tengo problema en coincidir con algunos análisis teóricos del marxismo referidos a la economía capitalista, aunque difiera radicalmente de su corta visión, exclusivamente materialista, como de su historial real, el de la praxis política del marxismo cuando alcanza el poder, que lo sitúa en vecindad y hasta en connivencia con el capitalismo, a través de su ferviente entrega al Estado y al Mercado. Si bien, he de reconocer que en algunos sectores menos ortodoxos, como el que edita el blog "Nuevo Curso", puede atisbarse alguna intención autocrítica y correctora, que identifica (¡por fin!) capitalismo y estado, y que hasta deja caer, además, un cierto componente ético para la revolución necesaria. Reconozco mi coincidencia con su análisis económico acerca del paro, y por eso me permito recurrir a un reciente e interesante texto de la mencionada web marxista ( https://nuevocurso.org/cuatro-mentiras-sobre-el-paro/ ), cuya lectura completa recomiendo, ya que aquí me limitaré a presentar sólo un extracto, cuasi literal, a excepción de algunas y leves licencias:
-El capital no consigue, ni puede, explotar toda la fuerza de trabajo a su disposición porque, por definición, sólo puede vender a los trabajadores una parte de la producción, la equivalente al salario. Y siendo así, la plusvalía sólo puede extraerla de la población que produce valor fuera de la relación capital-trabajo (artesanos, autónomos, campesinos, etc). Todos los intentos por salir de esa trampa en los mercados internos le son contrapoducentes: si bajan los salarios (lo que aumenta la plusvalía), están reduciendo la principal base de consumo (la capacidad de compra de la masa asalariada), lo que fuerza al capital a ser más competitivo en los mercados del exterior. Y si mejoran la tecnología y con ella la productividad (lo que sirve para aumentar a su vez la plusvalía), su tasa de ganancia caerá si sus potenciales consumidores desaparecen en esos nuevos mercados, porque están desempleados o porque no tienen capacidad de compra...y se producirá más desempleo. Los capitales nacionales se hacen partidarios del libre comercio si piensan que explotando más van a conseguir exportar más bienes, servicios y capitales, en mercados exteriores. Pero todos se vuelven proteccionistas cuando el resultado global se torna negativo. La oleada de «globalización» que arrancó en los noventa y que llevó a los países europeos a adoptar el euro tuvo la misma causa que la oleada proteccionista que viene con Trump y que genera reacciones anti-euro en más de una burguesía nacional. Son estrategias opuestas, que las burguesías nacionales toman para intentar huir de las contradicciones del sistema en esta fase histórica, las mismas contradicciones que producen el desempleo.
-El euro y la globalización fueron estrategias frente a la falta de mercados, como ahora lo es el proteccionismo de Trump. Al capital le cuesta encontrar mercados en los que vender su producción y realizar la plusvalía, pero cuando ya no hay mercados para los que producir y no puede seguir produciendo más, esta situación lleva al capital a las “burbujas de crédito”, en sus dos modalidades: a) colocando parte del capital no productivo en créditos dudosos que inicialmente generan demanda, con lo que acaban reproduciendo y acrecentando el problema en un ciclo posterior; b) la otra salida es la especulativa, en vez de producir se apuesta en “otros” negocios productivos y por demandas futuras de ciertos bienes, por el resultado de las deudas de “otros”, etc. Aparece así una masa gigantesca de capital ficticio, separado de la producción y por tanto con pies de barro, que hoy triplica ya el capital productivo y que es la causa del carácter periódico y hecatómbico de las crisis financieras.
-Cuando «se abre» un mercado de otra burguesía nacional, el primer interés es colocar en el nuevo mercado la mayor parte del capital propio más frágil. Al hacerlo, como ahora hace China en Africa, en realidad no hace sino «tirar la pelota para adelante», de entrada endeudando al receptor  y creando una nueva fuente de competencia de los capitales en sus lugares de origen. El ciclo se reproduce a una nueva escala y los mecanismos que llevan a la pauperización y el desempleo se ponen en marcha, a pesar de que al capitalizarse un nuevo país, la productividad del trabajo se eleve y la situación de sus trabajadores mejore sólo provisionalmente (como pasó con la misma China hace veinte años).
El problema es que el capital no encuentra usos productivos suficientes, ni tiene nuevos y suficientes destinos donde colocarse. Y eso se arregla con proteccionismo, impidiéndole salir fuera. Pero lo que genera desempleo no es que el capital huya al exterior, sino que no encuentra usos productivos suficientes, porque sus mercados internos -los nacionales- tienen un volumen crónicamente insuficiente, lo que no se arregla impidiéndole salir fuera.

-El problema del paro no es nacional, ni se resuelve con leyes ni nacionalizaciones. La estatalización de la Produción y/o la Banca no acabaría con el paro.
En el momento en que existen salario y capital, existe capitalismo. De darse esa estatalización, sería un capitalismo (de Estado) aún más concentrado que el que tenemos hoy, que no dejará de ser capitalismo y de estar sometido a las mismas contradicciones y tendencias destructivas que vienen dadas por el desarrollo global de las fuerzas productivas y el agotamiento de los mercados. En los países que sufrieron una estatalización más completa, los estalinistas, el paro sólo desapareció estadísticamente, ya que el sometimiento al capital estatizado a través del salario y la pauperización, que se mantuvieron y mantienen allí donde el estalinismo sigue siendo la guía del capitalismo de Estado. No es, pues, una solución válida, porque no resuelve las contradicciones del Capital, sino que las comprime bajo formas estatales que tienden a ser aún más totalitarias.
-El paro es la expresión de que el capitalismo, como un “todo” mundial, es ya un sistema definitivamente caduco, que ni siquiera puede explotarnos a todos y que sólo puede superar su atasco histórico mediante la destrucción sistemática de los recursos naturales. La única salida consiste en superar cuanto antes el dominio del capital sobre la producción y la sociedad, liberando las capacidades productoras que la sociedad capitalista constriñe, desmercantilizando las relaciones humanas y afirmando el metabolismo común de la especie humana y la Naturaleza. 



2 comentarios:

Loam dijo...

Muy interesante. Gracias por el enlace. Salud

J Cima D Vila dijo...

https://m.eldiario.es/andalucia/cadiz/alcalde-Cadiz-antepone-trabajo-dilema_0_811919512.html