“La responsabilidad del ser humano consigo mismo es indisociable de la que debe tenerse en relación a todos los demás. Se trata de una solidaridad que lo conecta a todos los hombres y a la naturaleza que lo rodea. Por tanto, resulta innegable que la deducción final de esa reflexión busque atender también lo universal”.
José Eduardo de Siqueira (del “O princípio de responsabilidade de Hans Jonas”, revista del Centro Universitário São Camilo, 2009).
Pensamos que el mal es siempre exterior a nosotros. Y ésto es así
porque hemos sido amaestrados en este pensamiento durante siglos de
mala educación, crónica y normalizada (familiar, escolar y
universitaria), siglos de sumiso trabajo asalariado, de aleccionamiento partidista y adocenamiento
mediático, muchos años de fundamentalismo consumista y de practicar
la costumbre de llamar democracia al parlamentarismo, a lo que no lo
es.
Pensamos que el mal nos es ajeno, que pertenece a quien tiene la
responsabilidad de gobernar y ni por un instante llegamos a imaginar que esta
responsabilidad pudiera ser nuestra, nos lo impide esa perversa
tradición heterónoma que arrastramos desde muy antíguo, ese
pensamiento administrado desde las instancias del poder, por quienes
sólo entienden la seguridad en el orden y éste en la jerarquía
social.