Si en EEUU hay más asesinados blancos que negros no es porque los negros en EEUU sean más malos, sino más pobres que los blancos. Y no por eso habría que crear un ministerio de los blancos que defienda a éstos de la violencia de los negros. Pues eso pasa aquí con las mujeres que son agredidas por hombres, porque ¿cuál es la diferencia entre el asesinato de una mujer por un hombre y el de una mujer por otra mujer o el de un hombre por una mujer, o el de un hombre por otro hombre? ¿es que no se trata de un asesinato en todos los casos?, ¿es que en todos los casos no debe ser perseguido y castigado ese crimen de igual manera?, ¿es que el delito varía con el sexo de la víctima o del agresor?
En
virtud de la política “feminista” del Estado, los hombres
españoles somos negros potencialmente maltratadores de inocentes
mujeres blancas, para cuya defensa y auxilio el Estado ha creado una
compleja estructura burocrática, policial, jurídica y asistencial,
con el apoyo entusiasta de la corriente feminista mayoritaria. Aquí
tenemos una estructura estatal especializada en el asesinato de
mujeres por hombres, algo que sale de ojo. En 2008 se creó un
Ministerio de Igualdad
durante la presidencia de Zapatero, para impulsar las políticas
recogidas en la Ley para la Igualdad y en la Ley Integral contra la
Violencia sobre la Mujer, así como los programas sociales del
Instituto de la Mujer. Este Ministerio también recogía las
competencias de Igualdad que tenía el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. Durante 2010, en una remodelación del Gobierno
presidido por Rajoy, esa estructura fue integrada en un nuevo
“Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de España”,
manteniendo y potenciando una nueva Secretaría
de Estado de Igualdad.
¿Qué
es lo que sale de ojo y que le
pasa desapercibido al hoy hegemónico feminismo de Estado?
Este
feminismo ha conseguido, de la mano de los sucesivos gobiernos del
PSOE y del PP, que el concepto de “igualdad” se haya reducido al
exclusivo campo del género (la igualdad entre hombres y mujeres). La
igualdad ya no es aquel antiguo concepto aplicado a todos
los seres humanos en general, no, ahora se trata de la igualdad
entre hombres y mujeres. Y esta reducción del concepto tiene unas
consecuencias de enorme trascendencia en todos los órdenes de la
vida humana (ésto es la biopolítica), constituyendo uno de los
logros estratégicos más importantes del hegemónico sistema
estatal-capitalista. La igualdad queda así borrada como objetivo
emancipador y civilizador, la lucha entre clases sociales ha sido
superada por el Progreso, lo importante ahora es alcanzar la igualdad
entre los sexos, el objetivo ahora es la implantación de un sexo
único, ni masculino ni femenino, del mismo modo en que ha sido
implantado un pensamiento único.
¡Por
supuesto que la sociedad ha de perseguir y castigar a los hombres
maltratadores de mujeres y a los curas pederastas!, pero del mismo
modo que a las mujeres maltratadoras y a los pederastas ateos, aunque
éstos últimos representen un número menor en la estadística
criminal, ni más ni menos, ¡igual!
Y no
podemos -hombres y mujeres- dejar de criticar a las mujeres que
alcanzan los puestos de poder sólo por el hecho de ser mujeres y por
miedo a no incurrir en “machismo”. Debe sernos igual el género
de Merkel o de Patricia Botín, lo sustancial es su rol de poder, su
papel dominante, cualquiera que fuera su sexo.
Olvidan
los progresistas, de derechas y de izquierdas, que el viejo objetivo
de la igualdad no se refiere a la naturaleza individual sino a la
naturaleza social de los seres humanos. Olvidan que siempre seremos
diferentes en lo individual, altos y bajos, masculinos o femeninos,
más o menos inteligentes, feos o guapos, generosos o egoístas...que
esas desigualdades naturales son inevitables, pero no así las
desigualdades sociales, en aquello que cada individuo tiene en común
con la sociedad en la que vive, en sus relaciones sociales, en la
política, en la economía, en la gestión de nuestros comunes
intereses vitales...ahí sí que podemos y debemos de ser iguales.
Si
no lo remediamos, la utopía progresista va camino de conseguir su
objetivo de pensamiento único y falsamente igualitario, el que
pretende “igualarnos” en nuestras diferencias individuales, para
mantener la desigualdad social que le es propia y conveniente a su
sistema de control social y negocio estatal-capitalista.
7 comentarios:
He descubierto hace poco tu blog, como me ha gustado mucho tengo la osadía de compartir contigo esta breve tesis sobre el "feminismo moderno":
http://agnosis2.blogspot.com.es/2014/06/edad-moderna-vs-edad-media-iv-feminismo.html
Agradezco tu comentario así como el enlace a tu artículo dedicado al feminismo moderno, que acabo de leer y al que, por su interés, pienso dedicar una segunda lectura más detenida. Salud
Siempre te costó entender estos temas ¿ eh compañero?... Al ver la foto que has elegido ya me di cuenta que no me iba a gustar el contenido de tu artículo esta vez. Te leo muchas veces, algunas discrepo y otras no. En esta ocasión no tengo argumentos, bueno si pero sería agotador rebatir palabra por palabra. Por eso te invito a que leas a Amaya Pérez Orozco... A ver si con ella, nos entiendes un poco mejor a quienes pensamos que la igualdad entre mujeres y hombres es requisito fundamental para que en el mundo se viva mejor.
Veo que palomajm no ha leído del todo o no ha entendido lo que este hombre dice, porque ha dejado bien claro, que cree y aboga por la igualdad social de hombres y mujeres.
Pero una cosa es la igualdad social y otra que los hombres se vuelvan afeminados y las mujeres machorras.
Si se me permite voy a comentar, intentando ser muy comedido.
Lamentablemente la propaganda del poder ha logrado dos cosas:
- por una parte identificarnos personal y emocionalmente con estos "argumentos" igualitarios de modo que los defendemos "pasionalmente", lo cual es un grave error porque impide razonar sobre ciertas cuestiones y ver las "invisibilidades" de los mismos razonamientos.
- por otra parte se ha logrado imponer un razonamiento muy simplista, autoritario e intransigente con cualquier divergencia.
Que se critique el modelo de "igualitarismo" que nos quieren imponer -cosa que no debemos olvidar- no quiere decir que se esté en contra de la "igualdad" de derechos fundamental entre seres humanos.
Aquí lo dejo.
Querida Paloma:
Siempre me costó entender éste y otros muchos temas, por eso hago un gran esfuerzo de reflexión a partir de lecturas y, sobre todo, de la experiencia vital. Por eso conozco desde hace años el pensamiento de Amaya Pérez Orozco y de otras feministas y no solo entiendo, sino que comparto radicalmente el objetivo de igualdad entre hombres y mujeres, pero ese no es el tema fundamental de mi artículo, que solo pretendía alertar sobre la imponente manipulación ideológica que desde el Estado se está haciendo sobre la cuestión y que está consiguiendo poner una cortina de humo sobre el común objetivo de la igualdad entre clases sociales -tú sabes que las mujeres con poder no sufren el problema de la desigualdad de género-, con un alcance ideológico y estratégico que justifica el enorme despliegue especializado que el Estado está haciendo en esta cuestión (policial, mediático, cátedras universitarias, asistencial, legal...un voluminoso despliegue de funcionarios y presupuesto) al servicio de esa manipulación ideológica en cuyas redes ha caído buena parte del movimiento feminista. Permíteme que yo te recomiende leer a otras feministas como Prado Esteban o Casilda Rodrigáñez.
Hola Nanin, muy interesante. Hablé de este mismo tema en este post: http://lasinterferencias.blogspot.com.es/2013/12/sobre-los-vendedores-de-humo-e-igualdad.html
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