sábado, 8 de noviembre de 2014

SÍSIFO, EL REVIVAL



Como ya es sabido, un revival es un movimiento social o artístico que tiende a revalorizar modas o estilos del pasado. El concepto es perfectamente ampliable a la política, como queda de manifiesto en la revolución bolivariana, un revival del “socialismo por vía estatal”, algo tan imposible como el empeño de Sísifo, como un oximorón de blanco carbón o como un parto por vía anal. Pero que, aún así, tiene la osadía-astucia de llamarse a sí mismo “socialismo" del siglo XXI.

miércoles, 29 de octubre de 2014

SIN DEMOS (PUEBLO) NO PODEMOS


Podemos es un signo de nuestro tiempo, un simulacro de insurgencia popular creado desde la lógica postmoderna de la hiperrealidad. Hoy la realidad subyacente es el irresuelto combate entre el Demos ( la comunidad de individuos libres e iguales que se llama a sí misma Pueblo soberano)  y  el artefacto estatal-capitalista, el mismo al que viene a rescatar Podemos, partido político recién constituido como sucedáneo del Demos y que, por tanto, es cosa distinta al Pueblo. El antagonismo real sólo puede producirse entre  el Pueblo  y  su oponente, el Estado/Mercado. El Demos  no  puede ser sustituido por  una comunidad ficticia, la ciudadanía, obra del aparato estatal, a partir de sus propias reglas amañadas. La forma de organización de la convivencia que  es propia del Pueblo -el autogobierno, la democracia- tampoco puede ser sustituida por una falsificación de la misma, como lo es cualquier otra forma no democrática.   La corrupción que hoy escandaliza es sólo un síntoma de la corrupción mayor que es su causa, del propio sistema corrupto fundamentado en la dominación de los seres humanos.  Y lo que va a hacer Podemos es atacar al síntoma para fortalecer su causa, al estado de corrupción original que hoy es el sistema Estado-Mercado, contribuyendo así  a su reproducción y perpetuación.

martes, 21 de octubre de 2014

LOS HUMANISMOS

Posthumanismo. Escultura de Bogdan Rata


Pudiera ser que este vertiginoso suceder de la política, que nos provoca una continua opinión y posicionamiento sobre cada noticia, nos haga perder de vista lo general y nos lleve a una falsa comprensión de la realidad, como una maraña de árboles sueltos e inconexos que brotan del suelo a cada instante ocupando nuestra atención en lo inmediato e impidiéndonos ver la magnitud integral del paisaje, del mundo en que vivimos. Si así fuera, parece necesario detenerse un momento a cada poco, para tomar perspectiva e intentar comprender el porqué de lo que sucede, más allá de su descripción mediática, escapando a la dinámica de acción-reacción a que nos han acostumbrado los medios de comunicación. De no hacerlo, seríamos objeto de esa exitosa estrategia de domesticación que nos atrapa en lo superficial y nos oculta el conocimiento de lo esencial. Pudiera ser, entonces, que el conocimiento surgido de la reflexión personal y colectiva, sólo pudiera fundamentarse en la experiencia vital y nunca en un relato retransmitido por escrito y por los nuevos medios de domesticación...tengo mis dudas y también la certeza de que, en todo caso, es un conocimiento no abordable desde un blog, un twit o un comentario en el facebook. 

lunes, 6 de octubre de 2014

PASTORES, PERROS Y OVEJAS



Cuando se sustituye la realidad por su representación, la percepción de la misma se hace ambígua y confusa, estamos entonces en la sociedad del espectáculo, fundada en una patología que conocemos por paranoia. Consiste ésta en proyectar hacia el exterior -el mundo, los demás- las frustraciones y fantasías que no podemos explicar, las que nos resultan insoportables en nosotros mismos. El pensamiento paranoide es, pues, patológico, totalitario e incorregible, desprecia a priori todo otro pensamiento posible, sólo atiende a los datos que puedan confirmar su prejuicio de partida, su intención es rígida y unívoca, va exclusivamente dirigida a convertir ese prejuicio en convicción, quiere institucionalizar el espectáculo -la representación-, quiere normalizar la paranoia.

lunes, 29 de septiembre de 2014

MALAGUSTO

Páramos de León


En los años setenta y ochenta yo visitaba con frecuencia el páramo leonés, donde ayudaba en las inacabables tareas de una casa hecha a fines de semana por Leandro, mi suegro, en su tierra, en la que él quería acabar sus días tras muchos años de ausencias forzadas por la necesidad de subsistir.
Para él, como para tanta otra gente que he conocido, ir los fines de semana al páramo era una vuelta a casa.
Poco a poco empezó a fascinarme el lugar, aquellas parameras inmensas y deshabitadas que parecen convocar a la desolación , donde me empezaron a pasar cosas inauditas; como que los cantos no se desgastaban con el paso del tiempo y la lluvia, sino que crecían y se multiplicaban; como que un lobo surgía de la niebla y pasaba tranquilo a nuestro lado mientras labrábamos la viña en una helada mañana; como aquel “tomar las diez” en compañía, una jarra de clarete con unas raspas de queso y un puñado de nueces.

viernes, 12 de septiembre de 2014

ORBE ES URBE


Fotografía de Spencer Tunick


Puede que tenga razón Silberius de Ura cuando dice que tenemos un cerebro formado en el paleolítico que no se ha adaptado bien a la vida neolítica que le ha seguido después. Al fin y al cabo, Ur, la primera ciudad conocida, aquella en la que naciera Abraham, se fundó hace poco más de seis mil años, al sur de lo que hoy es Irak, en la antigua Mesopotamia. Puede, entonces, que seamos seres sedentarios, neolíticamente urbanos, que cargan malamente con su alma paleolítica y nómada, grupal, recolectora y cazadora; puede, entonces, que nuestras incertidumbres y contradicciones procedan en última instancia de esa inadecuación a la vida sedentaria de las urbes. La agricultura retuvo al nómada que éramos junto al curso de los ríos y creó la ciudad. Y el pastoreo se hizo de proximidad, transhumante a medias, antes de estabularse en cuadras y corrales.



Ur y las siguientes ciudades debieron nacer con el tamaño entonces necesario, pequeñas y autosuficientes, como nuestras aldeas medievales, las que dieron origen a la mayoría de nuestros pueblos actuales. Como aldea o megalópolis, el neolítico mundo del presente es definitivamente urbano. Urbe -no hacía falta decirlo- viene de Ur, como de esa misma raíz procede el nombre de muchas otras ciudades del mundo, como Jaipur o Singapur en Asia, o Edimburg y Estrasburg en la europa germana, o como aquí al lado, en las ibéricas ciudades de Urueña o Burgos. Así, la palabra burguesía debería referirse, en rigor, a la población que habita una ciudad; lo que ha pasado con nuestra experiencia histórica, tras unos cuantos siglos de vivir en las ciudades, es que esa experiencia nos ha llevado a restringir el uso de esta palabra para referirnos excusivamente a una clase social, la que desde la primera modernidad medieval empezó a ordenar y dominar la vida en las ciudades...y así hasta hoy, cuyo uso es propio de aquellos habitantes que se sienten incómodos y excluídos de la ciudad, burgueses que dicen “burgués” como un insulto. Será por algo. Quizá porque la ciudad haya experimentado una evolución nada positiva.