Cuando se sustituye la realidad por su representación, la percepción de la misma se hace ambígua y confusa, estamos entonces en la sociedad del espectáculo, fundada en una patología que conocemos por paranoia. Consiste ésta en proyectar hacia el exterior -el mundo, los demás- las frustraciones y fantasías que no podemos explicar, las que nos resultan insoportables en nosotros mismos. El pensamiento paranoide es, pues, patológico, totalitario e incorregible, desprecia a priori todo otro pensamiento posible, sólo atiende a los datos que puedan confirmar su prejuicio de partida, su intención es rígida y unívoca, va exclusivamente dirigida a convertir ese prejuicio en convicción, quiere institucionalizar el espectáculo -la representación-, quiere normalizar la paranoia.
La mayor parte del tiempo, el
pastor pasa desapercibido para las ovejas, acostumbradas al
perro que determina su existencia diaria, creen que su condición
de rebaño es sólo atribuible al perro que las agrupa y ordena; su
rebelión, en caso de producirse, obedecerá al objetivo revolucionario de hacerse con el
subalterno poder del perro. El perro piensa que debe su existencia al
pastor que le alimenta, que su vida depende de su buen oficio con
las ovejas y, por tanto, de su obediencia al pastor. A su vez, el
pastor piensa que su existencia depende del buen funcionamiento de
las ovejas y del perro, que si éstos no cumplen su función -las
ovejas produciendo carne, los perros poniendo orden en el rebaño-,
el desorden está servido y su propia existencia corre entonces
peligro.
Este
mismo planteamiento que acabo de hacer es paranoide, recurre a una
trampa, a una fabulación con la que se pretende una interpretación
interesada de la realidad social. Parte de una ficción que quiere
pasar desapercibida, oculta tras un relato que hace una
representación de la realidad social como si ésta fuera un rebaño. Una
representación que con la costumbre acaba convirtiéndose en realidad, a pesar de
que en ésta, pastores, perros y ovejas no seamos seres
diferentes, sino que formamos parte de la misma especie, la humana.
Pero lo que vemos no es esa realidad ontológica sino su
representación, una sociedad humana organizada en clases o funciones
preestablecidas, un prejuicio convertido en una convicción, esa que
fundamenta la paranoia institucionalizada en la que vivimos
atrapados, cada cual en su función, de oveja, perro o pastor.
“No
era deseable que los trabajadores tuvieran sentimientos políticos
intensos. Todo lo que se les pedía era un patriotismo primitivo al
que se recurría en caso de necesidad para que trabajaran horas
extraordinarias o aceptaran raciones más pequeñas. E incluso,
cuando cundía entre ellos el desconcierto, era un desconcierto que
no servía para nada porque, por carecer de ideas generales,
concentraban su instinto de rebeldía en quejas sobre minucias de la
vida corriente” (George Orwell, 1984) (*)
Hace
unos días volví a ver la película “El asesinato de Carrero
Blanco” (**), una representación (espectáculo) sobre lo realmente
sucedido aquel 20 de diciembre de 1.973, en el que un comando de ETA
mató al almirante designado por Franco como presidente de gobierno
en junio de ese mismo año. El hecho real es la propia muerte del
almirante y que ésta frustró los planes de sucesión y continuidad
del franquismo genuino en el almirante asesinado, abriendo una ventana de
posibilidad para la evolución del regimen totalitario hacia su
“homologación” democrática a partir de la constitución de
1.978. Si con aquel atentado ETA se proponía un objetivo
revolucionario, patriótico o independentista, es evidente que no lo
alcanzó, pero sí puede decirse que aquella “operación ogro”
fue muy útil al proyecto de “evolución democrática” del
regimen franquista. No sería exagerado, pues, afirmar que la
democracia española fundada en 1978 contrajo aquel 20 de diciembre
una importante deuda histórica, tanto con el franquismo como con
ETA.
La
película introduce una interpretación de los hechos que lleva al
espectador a la justificada sospecha de que los servicios de
inteligencia USA apoyaron el plan de ETA sin que los miembros del
comando etarra fueran conscientes de ello. Este planteamiento
argumental no compromete el prestigio de ninguna de las partes: 1º)
ETA no lo sabía y, por tanto, resulta inocente de aquella
coincidencia estratégica con los intereses del imperialismo USA .
2º) De ser cierta la intervención de esos servicios de
inteligencia, USA hizo un buen trabajo al servicio de la democracia
española. 3) Y siendo así, las partes que pactaron la nueva
democracia española, tanto el franquismo aperturista como la izquierda titular
del republicanismo en el exilio, pasaban a compartir el mérito
histórico consistente en “devolver la democracia al sufrido
pueblo español”.
Tanto
si los hechos que narra la película son ciertos como si no, ello es
irrelevante para las consecuencias reales derivadas de los
mismos. Da igual que sean falsos o verdaderos, da igual que haya
versiones opuestas y contradictorias, porque más que los hechos en
sí (aquello que podríamos llamar realidad), lo que se convierte en
histórico y en trascendente por tanto, es su relato desde el poder, su representación...¡una y otra vez la política como espectáculo-ficción,
como sucedáneo de la realidad!
“La
alienación y la opresión en la sociedad no pueden ser mantenidas en
ninguna de sus variantes, sino únicamente rechazadas en bloque con
esa misma sociedad. Todo progreso real queda evidentemente suspendido
hasta la solución revolucionaria de la crisis multiforme del
presente” (Extracto del manifiesto de la Internacional
Situacionista, 1.960)
Ahora
me
acaban de llegar unos vídeos (***)
sobre
el
congreso
inaugural de la Plataforma
del
Siglo
XXI,
celebrado
el 27 de noviembre de 2010 en el Ateneo de Madrid. La noticia fue
recogida en la prensa española como “el lanzamiento de un
movimiento ciudadano similar al Tea Party norteamericano”. Sus
principales convocantes fueron el Club Liberal Español y Plataforma
Cívica Ciudadana. Por ejemplo, el diario
El Mundo decía en su edición del 7 de noviembre: “Margarita
Rabassa, del Club
Liberal Español, ha explicado que el objetivo
de este encuentro es promover un manifiesto de trabajo y organizar
un movimiento que empiece a luchar
contra lo que está sucediendo. En parecidos
términos se ha expresado uno de los responsables de su difusión por
Internet y promotor del llamado movimiento masby, Juan Vicente
Santacreu, quien ha explicado que se trata de un
movimiento contestatario que quiere canalizar el creciente enfado de
la sociedad con la clase política.
Según
ha precisado, no son un partido político sino un movimiento
ciudadano que pretende sumar
fuerzas y unificar sinergias,
proyectando la voz libre del ciudadano. Queremos
plantarle cara a los políticos y que los políticos miren hacia
abajo, ha manifestado”.
Como se dice en uno de los vídeos, así “nace
la mayor rebelión cívica de nuestra historia: la sociedad civil se
une contra la casta política en defensa de la democracia, la
libertad y la unidad de España.” Unos días antes, el
15 de noviembre de 2010, Eduardo Sierra (mantenido en el
ministerio de defensa por los sucesivos gobiernos de UCD, PSOE y PP)
y actualmente presidente de la fundación Everis (una
de las organizaciones promotoras de la Plataforma Cívica Ciudadana)
entregó al rey un informe llamado “Transforma España”, firmado
por 100 empresarios y “expertos”. Entre los
empresarios estaban los de BBVA, Banco Santander, La Caixa, Grupo
PRISA, Vocento, Repsol, CEPSA, Telefónica, Bankinter, MAPFRE,
Barclays, Inditex, etc y entre los expertos destaca el mediático Eduardo Punset, quien fuera economista del
FMI, director económico de la edición
latinoamericana de The Economist y que así se dirigiera al 15M:
“muchas
gracias por mantener viva una esperanza que llevamos cultivando...que
estamos esperando...desde hace mucho tiempo.”
Todo
parece indicar que asistimos a una creíble operación de ingeniería
social, de largo alcance y diseñada por los pastores del sistema para
la regeneración de la industria ganadera, ahora sumida en una
profunda crisis multiforme.
Según esta interpretación de los
hechos, Democracia Real Ya, convocante del 15M, sería el primer
perro nuevo puesto en escena para reunir a las ovejas en la plaza del
Sol de Madrid y, por contagio, en otras muchas plazas de pueblos y
ciudades (...y allí acudimos las indignadas ovejas). El objetivo de DRY
sería reformular el nuevo partido de la Izquierda Capitalista, el
que habría de relevar a PSOE e IU, pero se vieron desbordados por un
movimiento social expontáneo, una amalgama de corrientes
ideológicas, entre las que primaba una confusa multitud de
primitivo instinto anarcoide, pero carente de teoría y práctica
revolucionaria. Había que terminar con aquello y en eso consistía
la siguiente fase, la operación 25s y el movimiento “Toma el
Congreso”, cuyo objetivo exclusivo sería el de convocar
manifestaciones diseñadas para el fracaso.
En
2013 comenzaría la fase en la que, mediante una profusa campaña
mediática, se lanzaron diferentes propuestas de frente cívico y
unidad popular, en torno a la idea “regeneracionista-constituyente”.
Llegan las elecciones al parlamento europeo en las que la abstención
supone la mayoría del censo (54,16%), gana el PP con una
representación del 11,73%, pero el vencedor real resulta Podemos
con un 3,59% de los votos. El plan consistiría en dar paso a un
nuevo gobierno populista de izquierdas y a un nuevo periodo
constituyente, como salida más conveniente a la crisis, a la consolidación del
Capital y el Estado, al insignificante precio de sacrificar para ello a la gastada clase
política surgida de la Transición.
Como
sucediera con la “operación ogro”, me da igual que esta
interpretación sea o no producto de una paranoia, que sea un relato
falso o verdadero. Lo que me parece sustancial es que el espectáculo
tenga garantizado el éxito de antemano, ya que seguiremos “actuando” cada
cual en el papel asignado -como pastores, perros y ovejas-, esa es la paranoica realidad: la sociedad de la representación, del espectáculo.
Referencias:
(*) La sociedad del espectáculo, de Guy Debord.
(**) El asesinato de Carrero Blanco, película
(***) Génesis del 15M (de "15mnomerepresenta")
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