martes, 22 de enero de 2013

¿REFORMAS, REPÚBLICA?...DEMASIADO TARDE



La vía reformista está agotada, incluida la instauración de una tercera república. Sobran las acreditaciones para esta afirmación. No sólo las que provienen del pasado, de la experiencia histórica, también y sobre todo las que nos proporciona el presente: una situación de crisis crónica del capitalismo, que anuncia su irreversible estado terminal.

Alcanzar la Democracia a través de un proceso acumulativo de graduales reformas fue la ilusión republicana y socialdemócrata, una efímera ilusión que contagió a toda la izquierda. La última crisis del capitalismo, ésta en la que estamos, nos ha devuelto a la realidad. Ya no queda tiempo para más ensayos reformistas, ahora sólo cabe ir a por todas, al socialismo, a por la Democracia de verdad, por razón de pura supervivencia, de pura racionalidad. El capitalismo, bajo cualquier forma de gobierno o de Estado, ya no se sostiene porque ha agotado su ciclo, ya no es capaz de producir siquiera la riqueza de la que se beneficiaron las clases medias de la pequeña parte del mundo que explotaba al resto.

domingo, 20 de enero de 2013

LOS FANTASMAS DEL PROCOMÚN

Laboratorio del Procomún, de MediaLab Prado

Sigo con asiduidad el blog "Nómada" de Juan Freire, como también sigo con interés los trabajos del Laboratorio del Procomún, al que JF está vinculado. Acabo de leer un artículo suyo titulado   ¿Qué es (y qué no es) el procomún? losfantasmas de lo comunitario, que él mismo considera como un resumen de su pensamiento al respecto. A mi manera y desde hace tiempo, vengo reflexionando también sobre el procomún, aprovechando las valiosas aportaciones de ambos medios, aunque con  divergencias significativas respecto a la corriente de pensamiento hacker  en la que les sitúo. Este último artículo de JF provoca mi siguiente aportación acerca del ser o no ser del procomún y sus fantasmas asociados:
En principio, estoy plenamente de acuerdo con la definición de  JF: “el procomún es lo que acontece cuando un grupo de personas conviven sin que intervenga un agente externo que regule sus vidas”. Pero en lo que sigue, pasa por alto que en el  “capitalismo real” eso es absolutamente imposible, porque el agente externo tiene omnipresencia religiosa, como propiedad-mercado-estado: tres agentes distintos y un sólo Poder verdadero. De ahí que el procomún no pueda acontecer.
Reconozco que la desaparición del agente externo no conllevaría la desaparición del conflicto, como tampoco conllevaría la abolición del pecado,  ni barra libre para la dicha eterna. Pero sí afirmo que sería la condición necesaria para la producción del procomún, tanto en el sentido de “suceso” que apunta J.F, como en el sentido de “materia” que  yo añado y defiendo.

sábado, 19 de enero de 2013

ORWEL Y HUXLEY TENÍAN RAZÓN

George Orwell y Aldos Huxley

Distopía es una palabra que no viene en el diccionario de la lengua castellana. Es un préstamo de la lengua inglesa que podemos entender como utopía negativa, en la que la realidad sucede en términos contrarios a los de una sociedad ideal. Tanto Aldos Huxley como George Orwell imaginaron en su tiempo la distopía en la que actualmente vivimos, caracterizada por una doble esclavitud ante la violencia corporativa y la sociedad del espectáculo tecnológico. Sin duda que ambas versiones -descritas en sus respectivas obras “1984” y “Un mundo feliz”-,  debieron tener su fundamento en algo más que una ocurrencia literaria; sin duda que ambos autores vislumbraron en su propio tiempo algunos indicios acerca de la sociedad futura, ésta en la que hoy vivimos.

A nosotros nos sobran evidencias sobre la  distopía anunciada por ambos autores, al tiempo que podemos percibir los indicios de la utopía democrática que habrá de suceder en el próximo futuro; “que habrá de suceder” necesariamente, porque de otro modo tampoco el futuro hallaría lugar. 
Esta hipótesis sólo podrá  funcionar en el caso de que, como creo, no seamos la más estúpida de las especies condenadas a la extinción, la única que podría extinguirse voluntariamente, por razón de su propia y suicida estupidez.
En un artículo titulado “2011: distopía feliz” el periodista norteamericano Chris Hedges, planteaba una oportuna reflexión al respecto, cuya lectura recomiendo: 

jueves, 17 de enero de 2013

LA METANOIA DE LAS IZQUIERDAS

Resetear  el sistema


Tradicionalmente, la teología cristiana ha empleado el concepto “metanoia” para referirse al arrepentimiento; sin embargo, en su origen griego y filosófico, se trataba de un concepto retórico utilizado para cambiar de opinión con el fin de mejorarla, retomando el camino en una nueva dirección.
Para poder pasar de un estado actual a un mejor estado, lo primero es comprender en qué fundamentamos esa mejora; en el pensamiento filosófico a eso se le ha llamado siempre axiología -filosófica o existencial-, integrada por aquellos valores que dan sentido y coherencia a nuestras acciones y que, por tanto, nos pueden llevar a ese deseado nuevo estado, que pensamos como mejor que el actual.
Pues bien, pienso que por razón de la actual crisis estructural del capitalismo,  todas las izquierdas, tras asumir su continuada derrota están abocadas a su propia metanoia… si de lo que estamos hablando es de un cambio sistémico.

domingo, 13 de enero de 2013

PRESENTACIÓN DEL PROYECTO DEMOCRACIA



HACIA UN MOVIMIENTO SOCIALISTA Y LIBERTARIO, LOCAL Y GLOBAL, DE TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA 

La Democracia es un viejo proyecto de la sociedad humana, orientado al autogobierno de las comunidades, para que tanto los recursos comunes como el poder tengan una distribución igualitaria y, por tanto, para que la libertad sea un hecho y no sólo una “potencia del alma”. Es un proyecto aún inédito, directamente vinculado con el anhelo civilizatorio de emancipación individual y colectiva, que hasta ahora viene siendo derrotado tras múltiples intentos y que desde hace dos siglos se enfrenta a un sistema hegemónico de pensamiento único y totalitario, que organiza la sociedad en modo de permanente conflicto entre el género humano y la naturaleza, así como entre los individuos, las clases sociales y las naciones.

Las democracias hasta ahora ensayadas han sido parciales e insuficientes, con el agravante de que en el estadio de hegemonía cultural logrado por el sistema capitalista, las democracias se han ido convirtiendo en oligarquías de hecho, pero han mantenido la denominación de democracias a pesar de seguir direcciones contrarias al ideal original, libertario e igualitario, de la Democracia.

jueves, 3 de enero de 2013

EN DEMOCRACIA, LA ECONOMÍA SE BASARÁ EN EL PROCOMÚN

Cabecera del periódico anarquista de Valladolid
En parte de la izquierda existe un renacido movimiento en defensa de los bienes comunes, a la vista del permanente proceso de saqueo al que éstos están sometidos y que se ha ido acelerando con la agudización de la actual crisis capitalista. Yo pienso que se trata de una reclamación manifiestamente insuficiente en todas aquellas formulaciones que no cuestionan  la propiedad del suelo ni de los medios de producción. Una de las iniciativas que tiene más audiencia es la conocida como Economía del Bien Común, promovida por el alemán Christian Felber. Este economista, junto con un grupo de empresarios, emprendió en 2010 el desarrollo de un modelo al que ellos consideran alternativo, tanto al capitalismo de mercado como a la economía planificada o socialista. La implantación de este modelo la fundamentan en una adaptación de la economía capitalista a valores humanos, como los de confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad, generosidad y compasión. Bien es verdad que el modelo prevee algunos límites a la propiedad privada y a la herencia, pero de ahí no pasa y todo su modelo apunta a un modelo idílico de empresas capitalistas sostenibles y ejemplares, capitaneadas por propietarios muy ecologistas y solidarios, cuya finalidad es supuestamente distinta a la convencional, basada en el beneficio personal  a través de la explotación del trabajo asalariado. A buen seguro que se trata de una iniciativa bienintencionada, pero tan inútil como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que al omitir el derecho al más común de los bienes humanos -la Tierra común-, enmascara  y protege la sistemática apropiación privada de ésta y la mercantilización del trabajo humano, impidiendo de raíz  el desarrollo efectivo de todos los derechos humanos.