De
acuerdo, propongo otra Constitución, pero universal y de verdad, cuyos dos
primeros artículos sean: 1º. “Nadie es más que Nadie” y 2º “La Tierra es del
Común”. A partir de ellos, que cada comunidad humana añada los artículos que
quiera, haciendo un desarrollo de la misma adaptado a sus propias
circunstancias.
Gastar
el capital político del 15M en redactar
una nueva Constitución que se quede en una mera reforma de la actual,
pero sin resolver lo sustancial, es un despilfarro inútil a todos los
efectos.
El
revuelto ideológico que convive en las asambleas del 15M expresa muy bien el estado
de desconcierto y fragmentación de la izquierda en estos líquidos tiempos, tan
influidos todavía por el relativismo postmoderno, en coincidencia con el
desmoronamiento evidente del sistema financiero y productivo que sostiene al
neoliberalismo hegemónico. La decadencia del obrerismo sindicalista y de los
aparatos militantes centralistas tras la caída del muro de Berlín, ha devenido
en una masiva proliferación de frentes sectoriales y especializados,
minoritarios e inconexos, como el ecologismo, el feminismo, el movimiento
antiglobalización, el decrecentismo, varios
anarquismos,…junto con los escuálidos y aún supervivientes aparatos
militantes de la socialdemocracia y el
marxismo. El 15M es una expresión
confusa de todo ese magma ideológico que pugna por sobrevivir al capitalismo en
esa frontera difusa en la que todo puede suceder: rendirse al enemigo o
reagruparse para continuar el combate.