La sociedad abierta de la Granja Global |
En
1854, John Stuart Mill hizo una
valoración de la felicidad que otorgaba a ésta una dimensión filosófica como
“única, cierta y definida regla de conducta o norma de moralidad”; pero
advertía de la necesidad previa de tener en consideración tanto su cantidad
como su cualidad, concluyendo que a menor cantidad de una clase más alta de
felicidad, es preferible una mayor cantidad de una clase más baja, teniendo en
cuenta que la determinación del grado de
cualidad queda establecida por la preferencia de quienes tienen conocimiento de
las dos”. Ahí es nada…y para explicarlo, ponía un ejemplo muy claro: “Sócrates
preferiría ser un Sócrates insatisfecho antes que un cerdo satisfecho; el cerdo
probablemente no; pero el cerdo sólo conoce un lado de la cuestión, mientras
que Sócrates conoce ambos.”
Tengo
la certeza de que las élites económicas y políticas manejan estas ciencias como útiles herramientas para la más eficiente gestión del
mundo, al que consideran una granja global,
en la que ellos, los socráticos granjeros, se esfuerzan por criar cerditos estabulados,
con la religiosa y democrática esperanza de que muchos de ellos, los más
competitivos, llegarán a redimirse en cuanto comprendan cual de los dos lados
es el mejor.