El
movimiento de “indignados” tiene sobre sí potentes amenazas que han empezado a emerger en estas últimas
semanas. La principal es, sin duda, el riesgo que corre el movimiento de quedar
aislado en un limbo político que le condena a ser lo que no quería ser: un
partido político. Y a este aislamiento se puede llegar no sólo porque las
fuerzas contrarias son muy poderosas, sino también porque desde el propio 15M
no seamos capaces de construir pronto un programa de futuro y dotarnos de una estrategia que vaya dirigida a incluir al máximo de gente, profundizando en las dos ideas-fuerza que llevaron a tantas personas, de España y del mundo, a
tomar la calle.
Refresco estas ideas: Primera, “los de abajo, que somos el 99%, hemos decidido que la crisis la paguen los de arriba, ese 1% que concentra todo el poder junto con la mayor parte de la riqueza”. Segunda, “no nos sentimos representados por los políticos y hemos decidido representarnos a nosotros mismos, construyendo una democracia real.
Refresco estas ideas: Primera, “los de abajo, que somos el 99%, hemos decidido que la crisis la paguen los de arriba, ese 1% que concentra todo el poder junto con la mayor parte de la riqueza”. Segunda, “no nos sentimos representados por los políticos y hemos decidido representarnos a nosotros mismos, construyendo una democracia real.
Supongo
y deseo que en las próximas semanas y meses, los debates ya iniciados habrán de
alcanzar gran intensidad en torno a esta imperiosa necesidad de programa y
estrategia que aqueja a todo el movimiento. Habrá tiempo para profundizar en
ello, pero quiero hacer mi aportación al
respecto, con algunos apuntes dirigidos a tal fin, que iré ampliando en los
próximos días y semanas. De momento, como resumen, avanzaré un par de apuntes.
Apunte uno. El programa debe tener un nombre que, desde el
principipo, deje bien claros sus objetivos.
Propongo la denominación de “Programa
de Transición” / De la partitocracia a la democracia / De la economía de
mercado a la economía del procomún.
Apunte dos. Este programa debiera centrarse, prioritariamente, en dos estrategias complementarias, que debieran ser abordadas simultáneamente y a escala tanto local como global: A) Movilización permanente, pacífica e intensiva, contra los recortes sociales con los que el poder político-financiero quiere sufragar su crisis. B) Transformación de las asambleas del 15M en Asambleas Ciudadanas Constituyentes, dando un paso formal hacia la institucionalidad de las asambleas como órganos soberanos del gobierno local. El tránsito se habrá producido cuando las asambleas logren la participación mayoritaria de la ciudadanía, convirtiendo en obsoleto el actual sistema de representación política, en el que la soberanía popular está secuestrada por los partidos políticos. Los objetivo centrales de las asambleas ciudadanas en el periodo constituyente serían los de: 1.Actuar como espacio democrático de participación ciudadana orientada al control efectivo del poder político-económico en los municipios, tomando la iniciativa en todos los campos de la actividad política, económica, ecológica, cultural y social. 2. Iniciar un proceso de empoderamiento de los municipios (de ciudades y comarcas) como instituciones democráticas soberanas y autónomas, dotadas con todos los poderes y competencias, de las que ahora están privadas y que, en el futuro, por propia voluntad, podrán compartir con otros municipios, federados en ámbitos territoriales más amplios (regionales, nacionales o internacionales). 3. Elaborar una Carta Universal de Ciudadanía, como documento de consenso y alcance global, que las asambleas ciudadanas podrían desarrollar en modo abierto y colaborativo, que viniera a corregir los errores y limitaciones democráticas de la actual Declaración Universal de los Derechos Humanos, incorporando los renovados valores y principios de una democracia real.
3 comentarios:
"Empoderamiento de los municipios..." y con todo lo demás, en completo acuerdo.
Ya solamente me falta confiar en "los nuestros". No me riñas, es porque tantas veces he sentido con Carkuff que "quieren tan poco, Dr. Rogers!"
1bs
A mí tampoco me sobra confianza en unos “nuestros” que no sé muy bien quiénes son. Me cuesta menos apostarla en la racionalidad última, emotiva y contagiosa, del sentido común, de la inteligencia colectiva…de todos modos, no acierto a ver el paralelismo de lo político-colectivo con lo terapéutico-individual. Un día de éstos, de breves tardes y largas noches que se prestan a la tertulia, podrías ilustrarme al respecto. 1abz
ja, pues emplazados quedamos e intercambiamos ilustraciones (la tuya de la -delgada- línea roja supuso todo un descubrimiento!)
bss
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