lunes, 27 de octubre de 2025

CIEN VISTAS DEL MONTE FUJI

 He publicado infinidad de dibujos; pero estoy descontento de todo lo que he producido antes de cumplir los setenta años. Fue a la edad de los setenta y tres cuando comprendí más o menos la forma y verdadera naturaleza de los pájaros, de los peces, de las plantas, etc. En consecuencia, a la edad de ochenta años habré hecho muchos progresos, llegaré al fondo de las cosas; a los cien, un punto o una línea, todo estará vivo. Pido a los que vivan tanto como yo que vean si mantengo la promesa”. 

Katsushika Hokusai, postfacio a Cien vistas del monte Fuji, 1834

  

Tres de las 102 viñetas del libro “Cien vistas del monte Fuji”, de Katsushika Hokusai

 

Eso mismo me está pasando, y a la misma edad que le sucediera a Hokusai. Y pienso que también le pasa a mucha gente, que a medida que nos hacemos viejos empezamos a tener algunas certezas sobre lo que pudiera ser èsto del vivir y el habitar un mundo, al tiempo que un lugar, y hasta cierto entendimiento de lo que sucede a nuestro alrededor...a buenas horas mangas verdes, decimos por costumbre cuando presentimos que nos queda poco tiempo y la vida reclama una prórroga. Y es que antes de llegar a la vejez, aunque lo intuyamos, no acabamos de entender que nuestra principal diferencia respecto del resto de especies consiste en que los humanos somos los únicos animales que viven sabiendo que van a morir. Lo que no es una diferencia pequeña.

Por mucho que lea, escuche o vea, lo que más puede en mí es una intuición poderosa que proviene, seguro, de una especie de fondo o sedimento vital, producto de la experiencia  acumulada en ese montón de años que cargo con creciente pesadumbre, lo reconozco, sí, porque los huesos me duelen cada día un poco más y tienden a respetarme solo si me humillo y camino algo encorvado, un poco más cada día. 

No tengo una clara conciencia del día que entré en la vejez, pero tuvo que ser después de entrarme esta obsesión que tengo con la idea de un mundo nuevo y comunal, “del común y lo común”, construido a partir de un pacto de especie...es una poderosa obsesión como la que le supongo a Hokusai con el monte Fuji: una idea fija que te absorbe el pensamiento y toda tu creatividad hasta en sueños, que te tiene como sumido y preso de una fiebre constante en el tramo final de tu vida, una pasión compulsiva que sin parar te dice date prisa, date prisa, dilo, dilo y déjalo por escrito, que mañana igual se hace tarde, o ya no recuerdas, o ya no llegas ni puedes.

Composición, a partir de la Gran Ola de Kanagawa y el monte Fuji, de Hokusai, y la Noche estrellada de Van Gogh.

Obsérvese que al fondo de la Gran Ola amenazante se vislumbra la pacífica silueta nevada del monte Fuji, siempre omnipresente, estableciendo obsesivamente un contraste radical entre movimiento y serenidad, lo mismo en el cuadro que en todas las 102 escenas de su obra “Cien vistas del monte Fuji”.

La composición del cuadro de Hokusai nos coloca en posición de observadores detrás de la ola gigante, capturando el preciso instante que precede al desplome de esa inmensa masa de agua que tiene la envergadura de una gran montaña. Ese instante me parece a mí muy similar al que vivimos hoy en día, mirando atónitos cómo nuestro mundo está a punto de ser arrasado ante nuestra paralizada e impotente mirada.

Es curioso y muy sorprendente lo que sucede con el arte de Hokusai, el artista que habiendo roto con el convencionalismo de la tradición japonesa por influencia de la pintura paisajista europea -concretamente holandesa- rompió con esa tradición al integrar en su arte los paisajes y las actividades rurales, junto a una técnica de largas perspectivas y presencia constante de asuntos cotidianos, lo que en realidad era muy poco frecuente en el arte japonés practicado en su tiempo, a caballo de los siglos XVIII y XIX. Digo que es sorprendente, porque desde Europa se vió la “Gran Ola de Kanagawa”, la más conocida obra de Hokusai, como la quintaesencia del arte japonés y en un rizo de paradojas incluso hubo expertos en arte que llegaron a afirmar que Van Gogh se había inspirado en la Gran Ola de Hokusai al pintar en 1889 su obra "La noche estrellada", donde puso nubes que parecen grandes olas a punto de romper en un cielo oceánico montado sobre un mar de girasoles.

Este paradójico vaivén entre Occidente y Oriente me sirve de ejemplo que ilustra muy bien lo des-orientado que anda nuestro occidente europeo, que ve orientes y orientalismos por todas partes, como ausente y extranjero de sí mismo, una Europa que todavía se cree un continente contra lo que dicen sus propios mapas, que la sitúan en la pequeña parte atlántico-mediterránea del gran continente euroasiático, ignorante de su condición “oriental” respecto del actual imperio USA. Quizá, digo yo, sea por disimular sus viejas vergüenzas coloniales o su condición actual de provincia imperial. 

 

Desde que empecé a subir montañas a temprana edad, allá donde he vivido tuve siempre mi propio monte Fuji como horizonte y referencia espacial y vital, sin que fuera algo premeditado. Fue el pico de  Midi d`Ossau (2884m) mientras vivía en los Pirineos junto a la frontera del Somport, el pico Almanzor (2591m) durante los muchos años que anduve habitando y escalando por las gargantas y circos de la  Sierra de Gredos, y desde hace más de treinta años son  los picos Espigüete (2450m) y Curavacas (2524m), por ahora y mientras viva aquí, en la Montaña Palentina.

Mi monte Fuji no es solo una montaña, es también una poderosa intuición que guía mi pensamiento en este tramo final. Por eso sé (sin saber cómo) que por primera vez en la historia de la humanidad, es ahora, en estos mismos días de máxima incertidumbre y confusión ideológica, cuando empezamos a vislumbrar una mínima conciencia universal y de especie, que nunca antes fue posible, ni lo será del todo mientras sigamos habitando la Tierra con mentalidad de consumidores o propietarios,  repartidos y aislados en solares nacionales, cada cual vivíendo en su raza y nación particular, en sucedáneas comunidades estatales, burocráticas, comerciales y militares, indemocracias todas, naciones y personas abriéndose paso a codazos en este mundo-mercado, a la caza de Grandes Rebajas.

Y ésta es la paradoja inversa de la globalización capitalista en que vivimos, que aunque haya que esperar una década a que pase el tsunami neofascista que hoy recorre el mundo, este Orden irracional no podrá evitar su propia autodestrucción sistémica, que ya está sucediendo a la sombra del falso progreso capitalista, que de tanto andarse por las ramas se ha quedado sin raíces ni sustancia.

Vivimos en un instante congelado, un tiempo muerto que se parece mucho al fin de la Historia que vaticinara Francis Fukuyama, el  filósofo liberal metido a vidente y profeta. Pero éste no es sino el momento previo al romper de la Gran Ola. Puedo intuir el inmenso silencio del espacio vacío que le sigue a ese momento, al que hemos nombrado "colapso", a modo de profecía que espera ser autocumplida. 

Si se observa en sus detalles el cuadro de la Gran Ola, se verá que aparece al fondo, diminuta, la serena figura del Monte Fuji como alegoría de ese lugar o país al que  en sueños siempre quisimos llegar y habitar.  A día de hoy, la enseñanza que yo extraigo,  en contra de la oscura lógica de los tiempos que corren, es que a pesar de tanto ruido y oscuridad, nunca como ahora estuve tan cerca de compartir este sueño/proyecto  que yo tengo,   de una Tierra Común habitable y compartida que, como el Fuji de Hokusai, a mí me desvela y no me deja morir.

jueves, 23 de octubre de 2025

RECORDANDO AL PERIÓDICO COMARCAL "EL AGUILA", FUNDADO EN 1914

 


SE OLVIDA QUE TUVIMOS UN PERIÓDICO COMARCAL, "EL AGUILA", cuya cabecera original tiene fecha de 1914, en la que figuraba, como lema: "PERIÓDICO DECENAL INDEPENDIENTE DEFENSOR DE LOS INTERESES MORALES Y MATERIALES DE LA REGIÓN"

Este viernes 24 tendrá lugar en la biblioteca municipal de Aguilar de Campoo la presentación del último número, el 108, de la revista VALDEOLEA. Sé que en ese acto se va a hablar de algunas otras publicaciones locales, todas desaparecidas, y con tal ocasión quiero recordar que en Aguilar tuvimos un periódico comarcal, El Aguila, que en su última época se editó hasta 2001 (si no recuerdo mal), gracias al empeño personal y perseverancia de Emilio Martínez. 


 
Durante tres años, los que van de 1.999 a 2001, vine escribiendo una colaboración mensual para este periódico comarcal hoy desaparecido. El espacio de dicha colaboración tenía el nombre de “Paralelo 43”. Al cesar esta colaboración, unos amigos me propusieron que reuniera dichos artículos en una publicación. Y a esta solicitud corresponde este libro, que a mi entender es una modesta crónica de lo que pasaba en esta comarca por aquellos años. 
 
Se puede leer o descargar en este enlace:

domingo, 19 de octubre de 2025

MOMENTOS PERFECTOS

 

 

Composición propia a partir de tres fotos que vi en una magnífica exposición presentada en el museo cartográfico Juan de la Cosa, en la casa de cultura de Potes (Liébana).

domingo, 12 de octubre de 2025

EL LADO OSCURO DE LA ILUSTRACIÓN BURGUESA: LO QUE HACE DE LA PROPIEDAD EL FUNDAMENTO DE LA LIBERTAD

 


 

El tiempo de los monstruos donde el abismo se repuebla. Las cosas que la gente no tiene ganas de escuchar, que no quiere ver aún cuando estén bien a la vista son, entre otras, las siguientes: primero, que todos los perfeccionamientos técnicos que han simplificado la vida hasta eliminar de ella casi todo lo realmente vivo, fomentan algo que ya no es una civilización; segundo, que la barbarie surge, como algo natural, de esta vida simplificada, mecanizada y sin espíritu; y, tercero, que, de todos los resultados terribles de esta experiencia de deshumanización a la que la gente se ha prestado de buen grado, el más aterrador de todos es el de su descendencia, ya que este es el que, en resumidas cuentas, ratifica todos los demás. Por ello, cuando el ciudadano−ecologista se atreve a plantear la cuestión que cree más molesta preguntando: «¿Qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos? en realidad, está evitando plantear otra realmente inquietante: «¿A qué hijos vamos a dejar el mundo?”

Esto se decía en el prólogo a la publicación en castellano (Editorial Pepitas de Calabaza, 2016) del libro de Jaime Semprún “El abismo se repuebla”, publicado por primera vez en Francia en 1997 por la editorial Encyclopédie des Nuisances. 

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Lunes, 6 de octubre de 2025, Un cuerno de carnero resuena en la gran sala de conciertos del Movistar Arena de Buenos Aires, el concierto va a empezar...¡viva la libertad, carajo!. Se sabe que vivimos en tiempos en que la libertad es proporcional a la propiedad y a la cuenta corriente y que, aunque solo sea por eso, las masas proletarias se están haciendo libertarias, siguiendo a ciegas a los líderes más ricos: porque adoran, como ellos, esa fuente de libertad que es la propiedad y el consumo. Estamos en ese interregno de incivilización, en el tiempo de los monstruos” que diría Gramsci.

Son las 20:30 y la puesta en escena no es muy sutil que digamos, a base de imágenes generadas mediante inteligencia artificial y proyectadas en pantallas gigantes: edificios que se derrumban, una explosión nuclear y un gran fuego que lo arrasa todo. Y ante ese fondo espectacular, más de quince mil personas gritan de excitación y alegría...¡hola a todos!, el presidente de la República Argentina grita y canta en ese inmenso escenario: “yo soy el León, rugió la bestia en medio de la avenida, corrió la casta, sin entender, Panic Show a plena luz del día, por favor no huyas de mí, yo soy el rey de un mundo perdido, te devoraré, soy el rey, toda la casta es de mi apetito...el concierto puede comenzar, ¡viva la libertad, carajo!”

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En el verano de 1930, Antonio Gramsci dijo esta frase: “La crisis consiste precisamente en que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer y en ese interregno se verifican los más variados fenómenos morbosos”. Por entonces, Gramsci estaba convencido de que tras la Gran Guerra se estaba produciendo una profunda transformación, el aparato hegemónico ha entrado en una crisis orgánica y radical al perder su consenso...dejó de ser “dirigente” y ya solo es “dominante”, detentador de un poder coercitivo puro...las masas se han desprendido de sus ideologías tradicionales, nadie cree en lo que antes se creía y la situación amenaza con derrumbarse porque el campo queda abierto a “soluciones por la fuerza” y a la actividad de poderes oscuros, representados por personajes providenciales y carismáticos, como lo  fueron en su día Mussolini o Hitler y que ahora constituyen un grupo mucho más amplio, que sigue creciendo: Donald Trump, Vladimir Putin, Javier Milei, Nicolás Maduro, Benjamín Netanyahu, Viktor Orbán, Xi Jinping o Kim Jong-Un….

Como dice Nathan Sperber (y yo estoy de acuerdo): "todos estos personajes han hecho contemporáneo al Antonio Gramsci que afirmaba que cuando la crisis no encuentra la solución orgánica (la fusión de una clase bajo una única dirección para resolver un problema dominante y existencial), sino la de un personaje providencial, ello significa que existe un equilibrio estático en el que ni la clase conservadora ni la progresista tienen  fuerza suficiente para vencer”.

Pero también significa, según creo, que en esos interregnos, la desorientación de ambas clases les lleva a necesitar y buscar a ese líder providencial y carismático que viene a ocupar el vacío provocado por el descrédito de las instituciones burguesas, tanto conservadoras como progresistas. Es la salida que Gramsci llamaba “cesarismo”.

La grotesca puesta en escena del concierto de Milei refleja muy bien "el secreto” de esta época nuestra, este amor por la fuerza libertaria de la propiedad, por la destrucción y la oscuridad...¿por qué será que tengamos esta época poblada de figuras tan extrañas, de dónde vendrá esta perversión?...leo en un artículo de la revista Le Grand Continent que en medio del concierto, Javier Milei le dijo al público: hagan luz con los celulares, a ver cómo se ve”.  

Se dice que el nuevo cesarismo lleva la marca de la disrupción o distopía digital, representada por una especie de Golpe de Estado diseñado y perpetrado desde Silicon Valley, una revolución digital que todo lo irradia, a la vez que lo embarulla a favor del pescador más lenguaraz. 

 



Pero, ¿por qué Donald Trump es imbatible en este momento?

A esta pregunta intentaba responder el filósofo Antonio Marina en un escrito publicado en noviembre de 2024, a partir de dar por sentada tal premisa de imbatibilidad.

Pienso que Donald Trump es más irracional y antiilustrado que fascista. Es alguien que puede hablar en defensa de la democracia y maldecirla al poco rato como fuente de todos los males; y puede forzar al mundo a una carrera armamentística irracional y recibir al tiempo (quizá en 2026) el Premio Nobel de la Paz. Para entender lo irracional del personaje hay que leer el radical pensamiento antiilustrado de sus actuales mentores filosóficos y estratégicos, ese trío que forman Peter Thiel (el empresario alemán cofundador de Pay Pal junto con Elon Musk), Curtis Yarvin (el bloguero de extrema derecha, el antisistema teórico de la "monarquía corporativa") y Nick Land (el filósofo ciberpunk precursor del aceleracionismo y principal referente ideológico del movimiento neorreaccionario).

Los   argumentos poco valen para estos personajes, para quienes lo que prima sobre todo es el poder. Su recomendación al individuo-masa al que se dirigen, viene a decir algo como ésto: “si quieres que tu verdad se imponga, no confíes en las razones, que no valen para nada, mejor ¡dedícate a conseguir el poder!”. En este sentido, Hannah Arendt señalaba en su libro “Orígenes del totalitarismo” que “el sujeto ideal de la dominación totalitaria no es el nazi convencido, ni el comunista fervoroso, sino la gente para la que la distinción entre realidad y ficción, entre verdadero y falso, no existe”.

Pues bien, aunque yo tenga mi propio diagnóstico, básicamente estoy muy de acuerdo con la tesis de Antonio Marina al respecto:

Trump ha vencido abrumadoramente en el combate de las ideas, y seguirá haciéndolo mientras nadie sea capaz de enfrentarse a él en ese nivel. Kamala Harris, el Partido Demócrata y los intelectuales progresistas no lo han sido. Resumiré mi tesis. En este momento, tanto los partidos de derechas como los de izquierdas están de acuerdo en una cosa: en arremeter contra la Ilustración y sus logros. Y Trump ha sido más listo, se ha adueñado de ese discurso y ha dejado a los demás sin nada que decir. Tal vez al lector le parezca que me estoy dejando llevar por una deformación filosófica, y que hay causas económicas, viscerales, racistas en la victoria de Trump. Desde luego, pero por debajo hay una infraestructura ideológica que ha debilitado el sistema inmunitario de nuestra sociedad. 

Las ideas básicas de la Ilustración fueron la confianza en la razón y en la ciencia, la universalidad de las verdades, de los derechos y de las normas morales, la necesidad de someter todas las ideas y las instituciones al pensamiento crítico, y el rechazo de los argumentos basados en la autoridad. La Humanidad había llegado a su mayoría de edad.

El movimiento anti-ilustrado promovido por conservadores y progresistas ha producido un descrédito de la noción de verdad, un elogio de las creencias no racionales,  una emergencia del pensamiento tribal, y una infantilización del discurso político. Y, por supuesto, una abolición del pensamiento crítico, como ha demostrado la teoría y práctica de la cancelación en las universidades americanas. Estos fenómenos llevan inevitablemente a una polarización extrema y abren la puerta a un poder autoritario. Trump  ha entendido mejor que nadie el mundo actual y lo ha aprovechado”.

Concluye así su reflexión Jose A. Marina: “En esta situación, ¿quién puede oponerse a Trump? Nadie. Bueno, sí: los que estamos empeñados en rehabilitar el proyecto ilustrado, que en este momento no podemos ser ni de derechas ni de izquierdas".

Y ahí es donde yo empiezo a razonar de otra manera: si el proyecto de la Ilustración ha sido tan fácilmente pervertido, puede que mejor que rehabilitarlo sea radicalizarlo: por ejemplo, pensando y construyendo democracias de verdad, sin partidos o figurantes intermediarios o “representativos”, adoptando modos de vida realmente libertarios en el sentido de vida autonoma, con formas de vida convivencial y comunitaria, plenamente autónoma y responsable de cuidar la dignidad de cada ser humano y de la calidad real de cada vida, tanto como cuidar del equilibrio ecológico del que depende la continuidad y reproducción de nuestra especie como las del conjunto de la Vida. Mejor nos convendría, a mi entender, una Nueva Ilustración Radical, tal como la define muy bien la filósofa catalana Marina Garcés, pero que  yo propongo -con fundamento tan axiológico como estratégico- concretada en un Pacto de Especie  para la realización de tres básicos y radicales ideas/proyecto ilustradas con dimensión de universalidad: 1) Declaración de la Tierra al completo como propiedad comunal de la Vida, o sea, del conjunto de especies y sus generaciones, haciéndonos cargo de ello los humanos, individuos y comunidades, por corresponderle esa responsabilidad a nuestra especie por ser la más adelantada en la Evolución de la Vida y la única que puede tener conciencia de todo ello. 2) Que la libertad tenga sentido como reconocimiento práctico de la autonomía y dignidad humana, que son propias de cada persona y de sus comunidades convivenciales (doméstica, vecinal y paisana), lo que obliga a un respetuoso trato social, entre individuos naturalmente diferentes que se reconocen como políticamente iguales. 3) Reconocer que la democracia solo puede ser ilustrada si es integral, identificada con la ecología, la política y la economía en su conjunto, en modo de comunidad convivencial real, y no ficticia al modo de las sucedáneas "comunidades nacionales" de factura estatal; o sea: democracia sin intermediarios, (sean éstos individuos, partidos o corporaciones) que actúen de figurantes-representantes. Con lo que ya sabemos tras una experiencia histórica de 25 siglos de intentos democráticos, la democracia será ilustrada solo si deja de ser un mero "procedimiento" y la tomamos como un fin en sí misma, practicada como sistema de autogobierno, con plena autonomía personal/comunitaria, con la necesaria inteligencia/responsabilidad ecológica.


 

La Ilustración  Oscura como absurdo sistema-antisistema

Los neorreaccionarios cuando hablan de Ilustración Oscura se refieren básicamente a las democracias  progresistas o liberal/socialistas. Por tanto, hay que tener muy en cuenta ésto: que cuando critican a la Ilustración la identifican y confunden con su versión perversa, la modernidad liberal-burguesa, por lo que bien podríamos decir de este pensamiento neorreaccionario que con su crítica antisistema "escupe para arriba". Se verá nítidamente en cuanto gobiernen durante la próxima y tenebrosa década que tenemos por delante. Como adelanto, el rey de USA, Donald Trump, ha tenido que inyectar hace solo unos días, veinte mil millones de dólares en la maltrecha economía argentina, para salvar el culo de su amigo Javier Milei, el trastornado presidente de esa República americana. 

Para los neoreaccionarios más duros, la democracia no está solamente agotada y condenada, creen que es una condena en sí misma. Salirse de ella llega a ser el imperativo más  importante y urgente. La corriente subterránea que propulsa tal antipolı́tica es hobbesiana, es una ilustración  coherentemente oscura y  predispuesta, en todo caso, a percibir a las masas "polı́ticamente despiertas” como una clamorosa turba irracional. Conciben las dinámicas de la democracia como fundamentalmente degenerativas, que solo sirven para consolidar y exacerbar sistemáticamente todos los vicios privados, resentimientos y deficiencias, hasta llegar a un nivel de criminalidad colectiva y de corrupción social total. Piensan que el polı́tico democrático y su electorado están atados por un circuito de excitación recı́proca, en el cual cada lado -izquierda y derecha- lleva al otro a más extremismos. Donde la ilustración progresista ve "ideales", la ilustración reaccionaria solo ve "apetitos". 

Una corriente de pensamiento muy influyente en este movimiento antiilustrado y neorreaccionario es la que representa el filósofo libertario-anarcocapitalista  Hans-Hermann Hoppe (1949), cuya crítica se basa en un derecho "natural" a la propiedad privada, por el que los legítimos propietarios de las tierras tienen el derecho a excluir a quien crean conveniente, ejerciendo su libertad en su propiedad privada. Como muchos otros libertarios, Hoppe entiende que "sólo puede existir libertad si hay (suficiente) propiedad privada para llevarla a cabo".

Hoppe defiende un “sociedad de ley privada”, anarco-capitalista; pero entre monarquı́a y democracia no tiene duda, y su argumento es estrictamente hobbesiano: como monopolista hereditario, un rey ve a su territorio y a la gente bajo su mandato, como su propiedad personal, así ejerce una explotación monopolı́stica de esta propiedad. Bajo la democracia, el monopolio y la explotación monopolı́stica no desaparecen, lo que sucede es ésto: en vez de un rey y una nobleza que ven al paı́s como su propiedad privada, un cuidador temporal e intercambiable (se refiere a cualquier gobierno democrático) es puesto a cargo monopolı́stico del paı́s. Este cuidador no es dueño del paı́s, pero mientras que esté en el gobierno se le permite usarlo como suyo y para la ventaja de sus protegidos. Es dueño de su uso actual, como usufructo, pero no de su stock de capital. Esto no elimina la explotación, al contrario, hace que la explotación sea menos calculada y se lleve a cabo con nada de consideración por el stock de capital. Así la explotación se vuelve miope y el consumo de capital se promueve sistemáticamente.”

Es precisamente aquí donde Hoppe me proporciona la clave inversa que fundamenta mi propuesta sistémica de "democracia convivencial, integral y comunal". Mi diferencia  no es equidistante, sino radical y más bien frontalmente contraria a esas dos formas, solo en apariencia antagónicas -conservadora y progresista-, perversoras del principio de racionalidad  o "Ilustración", que  a la altura de la experiencia histórica y del conocimiento científico  que acumula nuestra especie, solo puede ser "nueva" y "radical", tal como acierta a pensar Marina Garcés.

Esa clave consiste en la perversión irracional que consiste en fundamentar la idea y práctica de la libertad sobre el principio de Propiedad. Esa básica perversión ideológica es la que yo pienso ha extraviado la evolución de nuestra especie, que desde el Neolítico permanece estancada en una  fase animal cuya organización social sigue siendo muy primaria, a pesar de su espectacularidad tecnológica, que no logra tapar su fundamento en los primarios instintos jerárquicos, de propiedad territorial y reproductiva, los mismos  que tenemos en común con otras muchas especies del reino animal. De ahí la lógica inversa que hace tan "natural" el éxito histórico de las instituciones sociales formadas a partir de esos instintos animales, me refiero a las más principales, como las de la Propiedad, Patriarcado y Estado, las mismas instituciones que siguen la primitiva ley de la selva, que tan del gusto es del pensamiento naturalista y romántico, sea en su versión conservadora o progresista.

No me siento en soledad cuando defiendo, a mi modo, la necesidad existencial, a escala tanto individual como de especie, de una Nueva Ilustración Radical. No me siento del todo en soledad porque es cierto que actualmente está creciendo  en el mundo la gente que está actualizando su pensamiento político hacia las ideas y prácticas de "comunalismo y democracia directa", más a medida que crece (en mayor proporción) la ola neofascista de la Ilustración Oscura.   

Sí que me siento en soledad cuando compruebo que todas esas corrientes, sin excepción, siguen sin tener en cuenta la "clave inversa"   que antes mencioné en referencia al libertario anarcocapitalista Hans Hermann Hoppe: la propiedad como fundamento de la libertad, eso que yo considero como "fallo principal" en la evolución de nuestra especie.

Así, mis amigos de la Revolución Integral, liderados por Félix Rodrigo Mora, siguen atados a una visión romántica y medievalista de una idílica "copropiedad comunal" complementaria de la principal "propiedad privada", a condición de ser ésta una "pequeña propiedad"... como si cada parcela de tierra, por ser pequeña no fuera parte de un único ecosistema terrestre, de la Tierra Común, como si esta ideología "pequeño-propietarista" no fuera también germen de todo capitalismo y  todo nacionalismo. Como tampoco es de extrañar su creencia medievalista que ve revoluciones campesinas y conquistas populares en los Fueros, Comunales y Concejos medievales, donde hubo solo graciosas concesiones de las monarquías feudales y eclesiásticas, a cambio de sumisión integral y a veces como pactos de conveniencia fiscal, que no logran borrar el Estado real de sumisión popular al  Orden totalitario-feudal. 

También otros amigos comunalistas, como los de la corriente marxista que promueve el ecosocialismo (caso de Christian Laval y Pierre Dardot)  o como la corriente comunalista-anarquista  que promueve la gente del "Taller de Ecología Social y Comunalismo", tampoco han llegado a comprenderlo. Y cuando, en teoría han estado cerca, les sucede que en la práctica o bien son incapaces de "deshacerse" de la Propiedad y del Estado, caso de los marxistas, aunque mantengan "la necesidad histórica de acabar con las Clases y el Estado";  o bien, como los de tradición anarquista, tienen una también tradicional carencia ideológica y funcional de pensamiento estratégico, que les impide siquiera imaginar una organización social en modo autogobierno, o sea: propiamente democrática y anarquista. 

Por eso que me sienta tan en soledad con mi denuncia de la ideología propietarista que  al conjunto de la especie humana nos mantiene en un atasco evolutivo y  nos ata al primitivo pensamiento animal, reaccionario/instintivo, de la propiedad territorial y reproductiva, practicado institucionalmente como Propiedad, Patriarcado y Estado, con origen en la revolución urbanoestatal del Neolítico; tan en soledad como me siento cada vez que presento mi propuesta de un básico Pacto de Especie, el que  vengo proponiendo desde hace muchos años en torno a elementales principios de racionalidad humanista, ecológica, comunal y democrática. 

Nunca antes pudo ser ésto pensado, porque nunca antes pudimos tener, como Ahora, una mínima conciencia de especie.

miércoles, 8 de octubre de 2025

EL 7 DE OCTUBRE Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL DE LA INFORMACIÓN

Por el interés de su enfoque como guerra "mundial-mediática", reproduzco a continuación el artículo con este mismo título que fue publicado por la revista "Le Grand Continent" (editada por el "Grupo de Estudios Geopolíticos" de Francia) el pasado 7 de octubre, coincidiendo con el segundo aniversario del ataque terrorista de Hamas en 2023 (*). Al final del texto, he añadido un anexo gráfico, con tres mapas elaborados por esta misma revista, que dan una idea de la evolución "mediática" del conflicto desde sus inicios en 1947 hasta la situación actual, tras 78 años de expansión territorial y ocupación militar permanente. Dan idea de la repercusión de los acontecimientos en el sentido de un claro y progresivo aislamiento internacional del estado sionista de Israel. 

Revista Le Grand Continent, 7 octubre de 2025. "El 7 de Octubre y la primera guerra mundial de la información". Autores: Antoine Jardin y Hugo Mecheron

Desde hace un año, en una superposición de acontecimientos e imágenes, seguimos en directo, día a día, un enfrentamiento de una violencia sin precedentes, que desata y polariza la opinión pública en todas partes. Para Hugo Micheron y Antoine Jardin, el 7 de octubre ha marcado claramente el comienzo de una nueva era: la de la guerra mundial de la información. En el marco de uno de los primeros proyectos de investigación sobre IA, presentan los primeros resultados de una amplia investigación. 

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Desde el 7 de octubre, hemos entrado en una nueva era: la de la primera guerra mundial de la información.

El atentado terrorista de Hamás seguido de la invasión israelí de Gaza marcó un punto de inflexión estratégico en la región. A través de la estupefacción y la intensidad informativa que produjeron, hicieron visible la dimensión global de un enfrentamiento que hasta entonces había sido mucho menos perceptible. Medio Oriente, y Gaza en particular, es ahora el epicentro de un nuevo tipo de guerra.

El 7 de octubre fue un acontecimiento histórico sin precedentes en ese sentido, que puso de manifiesto una situación insuficientemente comentada, documentada y comprendida, como demuestra la explosión de contenidos publicados en las redes sociales.

Los atentados de Hamás desencadenaron inmediatamente un tsunami de reacciones, estableciéndose como tema de debate internacional, multiplataforma y multimedia. El volumen de contenidos producidos, compartidos y comentados inmediatamente después del inicio de la operación «Diluvio Al-Aqsa» alcanzó niveles superiores a los del último pico histórico en este ámbito, provocado por la invasión a gran escala de Ucrania por parte de la Rusia de Putin el 24 de febrero de 2022. La movilización sin precedentes fue visible en todo el mundo y en todas las plataformas sociales: X, Facebook, Instagram, Snapchat, Telegram, YouTube, Discord, etc.

 
Las distintas comunidades activistas invistieron al 7 de octubre de un significado político que iba mucho más allá de la tragedia de Medio Oriente.

Sin embargo, a diferencia de la guerra en Ucrania, el compromiso de los internautas no se ha agotado. Varias semanas después, con motivo de la invasión israelí de Gaza el 21 de octubre, el flujo de contenidos y llamadas a la movilización se mantuvo en niveles excepcionales, confirmando la magnitud sin precedentes del fenómeno.

Otra peculiaridad: el 7 de octubre y sus secuelas se hicieron virales de forma heterogénea en casi todas las principales comunidades activistas en internet. Además de simpatizantes proisraelíes, pro-Hamás y propalestinos, el tema fue cooptado por una amplia gama de movimientos: islamistas de todo tipo, prorrusos, proiraníes, antisemitas, teóricos de la conspiración, extrema izquierda, extrema derecha, supremacistas blancos, activistas antivacunas e incluso escépticos del cambio climático. El conflicto sirvió de catalizador para que estos múltiples movimientos produjeran mensajes sobre temas que, a primera vista eran remotos, pero que se relacionaban con la actualidad de Gaza. Las distintas comunidades activistas invistieron el 7 de octubre de un significado político que iba mucho más allá de la tragedia de Medio Oriente.

La guerra de Gaza también está teniendo un gran impacto político en las democracias occidentales. A las ya profundas divisiones, como las existentes en la izquierda europea sobre la caracterización de las masacres de Hamás, se sumaron en la primavera de 2024 manifestaciones y bloqueos universitarios, así como una renovada amenaza terrorista. Basta una cifra: los intentos de atentado en Europa Occidental se quintuplicaron entre 2023 y 2024, y más de un tercio de ellos iban dirigidos contra objetivos judíos. (1) Las controversias que surgen lógicamente del entrelazamiento de estas dinámicas y los atajos resultantes refuerzan la polarización de unos debates públicos que ya han sido puestos a dura prueba. Se alimentan de la guerra de la información al menos tanto como la alimentan a su vez, prolongándola en las redes sociales.

Está claro que se trata de un fenómeno extraordinario nuevo. La guerra se emancipa de su dimensión física y se traslada al ámbito de la información: más allá de los tradicionales enfrentamientos en tierra, mar, aire y ciberespacio, el 7 de octubre es una revelación mundial de la importancia del conflicto informativo. En este sentido, Hamás parece haber demostrado que es posible sufrir una guerra en el frente militar mientras se libra otra en el frente informativo; en todo caso, sería posible perder en el frente militar mientras se gana en el frente informativo. Queda por ver si el Likud y Benjamin Netanyahu son plenamente conscientes de ello. Si esta hipótesis se hace realidad, representaría un verdadero cambio de paradigma.

Al convertirse en «informativa», la guerra se desmaterializa y el enfrentamiento en torno a Gaza se desplaza: puede infiltrarse en los debates públicos para operar como marcador político en cuestiones mucho más amplias.

En el epicentro informativo de Gaza: características de una nueva guerra

El paradigma de la guerra de la información nos proporciona un nuevo tipo de ejercicio heurístico, basado en nuevas herramientas para estudiarla y, a partir de ahí, documentarla. (2)

Sin pretender ser exhaustivos, tras tener en cuenta más de 10 millones de tuits y cerca de 200 mil artículos y posts en las redes sociales publicados por los medios de comunicación a lo largo del último año, los datos nos permiten proponer algunas pistas iniciales para estudiar sistemáticamente las historias promovidas en las redes sociales por las distintas comunidades y su evolución en el tiempo.

A lo largo del último año, las distintas comunidades implicadas en el conflicto han publicado tres tipos de contenidos bastante diferentes. El primer tipo de mensajes consiste en llamados a la movilización, la acción y las manifestaciones, en apoyo de la causa palestina o de Israel, aunque los primeros son mucho más numerosos que los segundos. La mayoría de los mensajes se publican en Telegram. Transmiten:

1) llamados directos a manifestarse;

2) información logística sobre las concentraciones en cuestión;

3) el número de participantes y las consignas o frases que se difundirán.

El segundo tipo de contenido son los «feeds» en las redes sociales, que proporcionan flujos continuos de información que documentan la situación sobre el terreno. La mayoría de los «feeds» tienen un enfoque específico, que puede agruparse en tres categorías principales:

1) los que se centran en la dimensión estrictamente militar de la noticia;

2) los que se centran en las consecuencias de la guerra, las muertes —con especial énfasis en las víctimas civiles, sobre todo niños— y los daños (la mayoría de las veces causados por la invasión israelí);

3) los que tratan de la dimensión internacional o diplomática del conflicto, transmitiendo, por ejemplo, las posiciones de los dirigentes árabes o extranjeros y las declaraciones oficiales de los portavoces.

Todos estos contenidos, desfavorables o no a Israel, se limitan a retuits o incluyen pequeñas contribuciones editoriales. Sin embargo, incluso cuando son breves, los mensajes suelen estar orientados de tal forma que 1) utilizan una frase, una palabra o un emoji para condicionar la recepción de la información compartida; 2) actúan como filtro emocional para indicar al observador cómo traducir la información compartida y 3) mantienen vivo el fuego emocional, manteniendo los efectos del shock y la indignación causados por la guerra.

Irán en la guerra de la información

Las cuentas proiraníes y pro-Hamas están bien versadas en estas técnicas, y en 2024 también se movilizaron cada vez más dentro de las comunidades en apoyo de la acción militar de Israel.

Estos métodos forman parte de un proceso de narración sutil pero masivo. Refuerzan la indignación y otorgan una fuerte carga emocional a la información que condicionan.

En términos de volumen, Irán es el actor que invierte más masivamente en la guerra de la información, sobre todo en los primeros meses después del 7 de octubre de 2023; tendremos ocasión de hablar de ello en detalle en un artículo dedicado a ello. Los enlaces de la República Islámica en el seno del «eje de resistencia» están presentes en todas las redes y activos en diferentes idiomas, farsi, árabe, francés e inglés, en particular. En francés, se dedican tanto a convocar manifestaciones como a promover contenidos religiosos y políticos.

Los contenidos promovidos por las redes iraníes, rusas y turcas tienden a resonar fuertemente entre sí, sobre todo en su dimensión antioccidental. Producen un campo de fuerza discursivo en las redes sociales que subraya la ilegitimidad y la inmoralidad de las acciones de las capitales europeas. Estas narrativas son tanto más «convincentes» cuanto que tocan la fibra sensible y son retomadas y machacadas por importantes portavoces de comunidades políticas y religiosas muy diferentes en Europa y Medio Oriente. Su difusión masiva da la impresión de una verdad indiscutible a quienes buscan informarse genuinamente en las redes sociales.

En términos de volumen, Irán es el actor que invierte más masivamente en la guerra de la información, sobre todo en los primeros meses posteriores al 7 de octubre de 2023.

Las redes prorrusas, al igual que sus homólogas iraníes, están activas en todos los idiomas. En general, explotan la situación en Gaza para debilitar las posiciones diplomáticas y discursivas de la Unión Europea y Estados Unidos.

Rusia y el subtexto ucraniano

La guerra en Ucrania aparece como una filigrana en casi todas las historias que circulan por estos canales.

Las cadenas prorrusas tienden a promover una cobertura de la guerra en Gaza que incrimina las posiciones occidentales. Los contenidos que denuncian el «doble rasero» de Occidente —también muy apreciados por las redes proturcas y proiraníes— son los más evidentes. Las posiciones adoptadas por los dirigentes europeos son frecuentemente denunciadas por su «indignación selectiva», al estar más preocupados por la situación en el frente ucraniano que por la suerte de los palestinos en Gaza. También son recurrentes los mensajes que insisten en que la situación en Medio Oriente es una prioridad absoluta, frente a Ucrania, que no es más que una cuestión secundaria. Otro aspecto de las narrativas prorrusas es que pretenden asociar directamente las acciones de Israel con las de las potencias occidentales. Por ejemplo, se insiste una y otra vez en la idea de que los partidarios de Israel son los mismos que los de Ucrania. Por último, estas comunidades alaban más o menos sutilmente la diplomacia rusa en Medio Oriente, especialmente en los contenidos en árabe. Se presenta como eficaz y fiable en contraste con la diplomacia occidental, que se considera inmoral, injusta e improductiva.

En la guerra global de la información, las estrategias de influencia operan sutilmente. Las narrativas empleadas no siempre están vinculadas a la política de los países en cuestión. A menudo se conciben de tal manera que pueden ser recogidas por otras comunidades políticas y convertirse en virales dentro de ellas. Así es como el conflicto actual en Medio Oriente puede combinar tan fácilmente cuestiones de política interior y exterior.

Afrontar la guerra de la información: el gran contexto digital del 7 de octubre

Para comprender la conmoción del 7 de octubre, hay que situarlo en su contexto más amplio y volver a examinar las coordenadas de la atmósfera informativa en la que se produjo. El estudio de los fenómenos virales revela cinco grandes tendencias.

Una polaridad activa: la instauración de un clima de insurrección intelectual

La primera de ellas es la enorme polarización que está creando un clima de insurrección intelectual. Esto es palpable a diario en las redes sociales, donde se enfrentan «comunidades» militantes de diversos grados de organización. También se puede ver en el creciente número de disturbios: desde los Chalecos Amarillos en 2018 hasta los disturbios en Inglaterra en el verano de 2024, las virulentas manifestaciones en Alemania y Gran Bretaña después del 7 de octubre de 2023 y los disturbios en Francia en el verano de 2023 tras la muerte de Nahel.

El clima de insurrección intelectual también se reflejó en una tendencia a cuestionar los resultados de las urnas.

El asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, provocado en gran medida por una campaña en las redes sociales que cuestionaba la elección de Joe Biden, fue la manifestación más grave de este fenómeno. En contextos políticos polarizados, lo que está en juego en las elecciones aumenta considerablemente y la victoria de un bando no es sinónimo de derrota electoral para el otro, sino de catástrofe inaceptable. La tentación es entonces grande para los perdedores de negar legitimidad democrática a los ganadores y de preferir creer en resultados amañados, utilizando métodos de votación sesgados.

Polarización y parálisis: neutralizar la capacidad de acción política

Una de las consecuencias menos comprendidas de la polarización política y del consiguiente clima de insurrección intelectual es la neutralización de la capacidad de acción política de los gobiernos electos.

En efecto, si la legitimidad de unas elecciones es puesta inmediatamente en tela de juicio por una gran minoría del electorado, como suele ocurrir en Francia, Estados Unidos y varios países europeos, la amenaza no es meramente insurreccional. En realidad, el principal riesgo es la parálisis política. Un presidente o jefe de gobierno mal elegido o muy disputado ve reducido su margen de maniobra y, por tanto, neutralizada en parte su capacidad de acción política en el interior. Para los responsables públicos en tal situación, el costo de tomar la iniciativa aumenta, mientras que el costo de la inacción disminuye, ya que cada decisión puede provocar una reacción potencialmente violenta. Testigo de ello es el movimiento que cuestiona la reforma al sistema de pensiones en Francia: en un contexto así, la inacción política se convierte en una comodidad envidiable, incluso en una forma de sabiduría que hace eco del adagio atribuido a Henri Queuille según el cual «no hay problema para el que la ausencia de solución no acabe llegando a su fin». El riesgo de parálisis política es inherente a la polarización cada vez mayor en las redes sociales.

El declive económico de Europa: el riesgo de una «lenta agonía»

En un momento en que la hegemonía de los regímenes europeos se cuestiona por doquier, la necesidad de actuar nunca ha parecido tan urgente.

En el plano económico, las recomendaciones de Mario Dradhi, publicadas en estas páginas, son implacables y han suscitado un debate continental. La Unión Europea se está quedando rezagada con respecto a Estados Unidos y China en la competencia económica mundial, entre otras cosas por el creciente retraso de la tecnología y la inteligencia artificial. Tiene un modo de invertir la tendencia y escapar de la «lenta agonía» contra la que advierte el informe Draghi, pero el giro es estrecho. Además de medidas sectoriales claramente identificadas, requerirá inversiones considerables. En resumen, su aplicación —que será más o menos la hoja de ruta de la Unión para el ciclo político iniciado con las elecciones de este año— depende de una condición previa: recuperar la iniciativa y romper la parálisis política.

Retrocesos y aislamiento geopolítico: hacer frente a la «astanaización» de las crisis

Además de la inercia política y económica, la Unión también ha sufrido un retroceso geopolítico, que se ha observado espectacularmente desde el inicio de la crisis en Siria, y del que algún día deberían extraerse todas las lecciones. (3)

La guerra civil siria (2011-2019) fue la última gran crisis en Medio Oriente hasta la actual, desencadenada por los atentados del 7 de octubre y la guerra en curso en Gaza y Líbano. La crisis siria fue un momento crucial para Europa: entre su inicio en 2011 y su resolución parcial en 2019, la Unión pasó de ser una potencia activa en la región a un testigo pasivo en menos de una década. Y ello a pesar de que el continente se ha visto afectado por las dinámicas que allí han tomado forma, en particular la crisis de los refugiados del verano de 2015 y el yihadismo del Estado Islámico, en el que participaron 6 mil europeos y que dio lugar a una campaña de atentados sin precedentes.

Si la influencia de Europa en el curso de los acontecimientos en Siria se ha desvanecido, también es producto de una estrategia puesta en marcha por los rivales geopolíticos de la Unión. En 2018, Rusia, Irán y Turquía se reunieron en Astaná (Kazajistán) para negociar una salida al conflicto sirio. La condición previa para cualquier discusión era simple: las potencias europeas debían quedar excluidas del marco de resolución del conflicto sirio. Fue un acuerdo que debía transponerse a otras crisis, y que desde entonces ha dado lugar a la «astanaización» de las relaciones internacionales. De Libia al Sahel, pasando por África Occidental, la exclusión de las potencias europeas de los marcos de intervención y resolución política de conflictos se extiende a otras partes del mundo.

En un momento en que la guerra hace estragos en Gaza y Líbano, Europa ha perdido su capacidad de influir en las posiciones que se adoptan, mientras que la situación en Medio Oriente vuelve a tener un gran impacto en los debates públicos europeos. Como hemos señalado antes, el 7 de octubre fue un catalizador de la dinámica anterior.

Contragolpe a través de la guerra de la información

Al perder su influencia sobre el curso de los acontecimientos en su entorno inmediato, Europa tiende a convertirse en objeto de las transformaciones que allí tienen lugar.

Además de tratar proactivamente de excluir a la Unión de los marcos de resolución de las crisis que afectan directamente a Europa, los rivales geopolíticos y enemigos declarados de Occidente tratan también de explotar el clima de insurrección intelectual.

Utilizando métodos conocidos como guerra de la información, estos actores intentan explotar las divisiones y las fallas identificadas en los debates democráticos occidentales.(4) Mediante múltiples campañas de desinformación o la amplificación de narrativas y tropos ya presentes en las redes sociales, tratan de reforzar la dinámica de fragmentación y polarización política en curso en el ámbito político. (5)

En tiempos de guerra en Gaza y Líbano, Europa ha perdido su capacidad de influir en las posiciones que se adoptan, a pesar de que la situación en Medio Oriente está teniendo un gran impacto en los debates públicos europeos.

Rusia ha utilizado ampliamente estos métodos: desde explotar la polémica sobre las chinches en París en otoño de 2023 hasta orquestar falsos actos antisemitas pocos días después del 7 de octubre. La iniciativa de otro país de Asia Central ha recibido poca atención en Europa a pesar de su gran actividad: Azerbaiyán. Hostil a la acción de la Unión, en particular por el apoyo francés a Armenia, el país está en el origen del Grupo de Iniciativa de Bakú (GIB), cuyo objetivo es apoyar la lucha de los pueblos «mal descolonizados». Utilizando los mecanismos de campaña de información en las redes sociales antes descritos, el GIB se ha implicado explícitamente, por ejemplo, en la amplificación de contenidos hostiles al Estado francés en Nueva Caledonia, apoyando activamente la independencia de la isla y la salida de lo que sus partidarios llaman «fuerzas de ocupación francesas».

Convertirse en ingenieros de la democracia

La polarización política, el auge de un clima de insurrección intelectual, la desvinculación económica y geopolítica de la Unión Europea y la proliferación de campañas de información se han desarrollado conjuntamente en los últimos quince años.

Estas tendencias se retroalimentan y definen las fuerzas centrífugas que amenazan actualmente la estabilidad de las democracias occidentales: han tomado forma al mismo tiempo que la afirmación de las redes sociales como foros privilegiados de concienciación y socialización políticas.

Al tratarse de una cuestión eminentemente política, la tecnología no puede abordarse únicamente desde una perspectiva técnica. Como tal, debe ser abordada por la ciencia política, y aquí es donde entra en juego una última limitación. Los retos que plantean las tendencias descritas anteriormente son extremadamente difíciles de cuantificar, calificar y, por tanto, objetivar. Por ello, a menudo nos ponemos de acuerdo sobre una constatación —la de la fragmentación política de los países democráticos europeos, por ejemplo— sin poder establecer de manera firme e implacable la constatación en sí.

Lo que se desprende de ello es que las transformaciones tecnológicas nos obligan a adaptar nuestros marcos de pensamiento tradicionales para comprender sus efectos en la política. Estas cuestiones no pueden resolverse sin antes poder

1) objetivar las tendencias mencionadas;

2) analizarlas y comprenderlas, en términos de cómo se materializan, cómo operan y qué efectos tienen;

3) ser capaces de producir conclusiones inteligibles y compartibles en las que basar el discurso y la acción políticos.

Abordar estas cuestiones pondría fin a la desincronización de la política y la tecnología: una se desarrolla más deprisa que la capacidad de la otra para absorberla y regularla. Los dos primeros puntos son retos importantes para las democracias europeas a los que pueden y deben responder las humanidades y las ciencias sociales. Para lograrlo, primero es necesario producir herramientas a la altura de estos retos y explotar todo el potencial de la IA para producir las herramientas de la investigación aumentada.

Notas al pie
  1. Ver en especial Peter R. Neuman, Die Rückkehr des Terrors: Wie uns der Dschihadismus herausfordert, Rowohlt, Berlín, 2024.

  2. Con una docena de nuestros estudiantes de PSIA (Sciences Po) especializados en el estudio del Medio Oriente contemporáneo, pusimos en marcha un proyecto de investigación para estudiar la primera guerra mundial de la información que estaba tomando forma ante nuestros propios ojos. Además de francés e inglés, dominan el árabe, el turco, el ruso, el farsi, el italiano, el español y el alemán. Se trata del primer proyecto de investigación sobre IA realizado a esta escala en Sciences Po, y fue concebido en la intersección de la ciencia política tradicional y los avances tecnológicos en el campo de la IA. Los estudiantes han recibido formación en el estudio de narrativas políticas en línea, así como en el uso de un «explorador de datos humanos», una herramienta de IA de vanguardia desarrollada desde el verano de 2023 específicamente para este tipo de uso. La investigación consiste en recopilar legalmente contenidos públicos en redes sociales desde el 7 de octubre de 2023, en estricto cumplimiento de las normas establecidas por el RGPD. Para ello, hemos identificado comunidades que se presentan como cercanas a las partes implicadas en el conflicto (pertenecientes al «eje de resistencia proiraní», por ejemplo, o que se presentan como pro-Hamás, israelíes, turcas, rusas, etc.). También hemos recogido los contenidos publicados por una veintena de medios de comunicación europeos, rusos y árabes, con el fin de comparar la cobertura de la guerra por las grandes cabeceras durante este periodo. En total, hemos recogido más de 10 millones de tuits a lo largo del último año y cerca de 200 mil tuits y artículos publicados por estos medios. Los datos nos permiten estudiar sistemáticamente las historias promovidas en las redes sociales por las distintas comunidades y su evolución en el tiempo. Esto permite documentar aspectos clave de la guerra mundial de la información.

  3. Fabrice Balanche, Les leçons de la crise syrienne, Odile Jacob, 2024.

  4. David Colon, La Guerre de l’information. Les États à la conquête de nos esprits, Tallandier, 2023.

  5. Renée DiResta, Invisible Rulers: The People Who Turn Lies into Reality, PublicAffairs, 2024.

     

    ANEXO. 



 
 


Nota: 

(*) El ataque de Hamas comenzó con un lanzamiento masivo de cohetes a primera hora de la mañana del 7 de octubre de 2023, al tiempo que se producían varias incursiones en territorio israelí. Los milicianos  de Hamas atacaron y capturaron varias bases militares y mataron a civiles en algunas comunidades agrícolas (kibutz) próximas a la frontera con Gaza, así como en un festival de música. Tomaron como rehenes a civiles y a militares, a los que trasladaron a territorio gazatí. Este ataque, que duró dos días, supuso la muerte de 1.195 personas, de las cuales 766 eran civiles  (entre ellos, 36 menores de edad) y 373 eran soldados. Además, fueron capturadas 251 personas que fueron apresadas y llevadas a la Franja de Gaza.