jueves, 6 de noviembre de 2025

UNA INTELIGENCIA ARTIFICIAL PARA SIMIOS IDIOTAS Y AUTÓMATAS


“No corresponde que ciertos ingenieros desconectados de la realidad tengan la llave del destino de   la humanidad y que, encima, entren caminando por una alfombra roja” .                                           (Eric Sadin, sobre la IA, en la Feria del Libro de Buenos Aires, 2023).

¡Qué menos que  una mínima ilustración radical, a modo de humanismo general básico...y qué menos que una mínima democracia! (Antón Dké, 2025)

 

Primero fue sustituido el pensamiento reflexivo por el periodismo de twits o titulares, que  sirviera de precedente inspirador de las redes sociales, las que a su vez trajeron el metaverso y la IA. Nos dimos cuenta de las cosas cuando ya era tarde, por eso que ahora estemos forzados a intentar captar y entender el engendro de la IA que se nos viene encima. 

Acabo de preguntarle a la IA de quien es esta frase (yo sé que es de Eric Sadin) (1): “En el momento en el que las tecnologías dotadas de capacidad de habla se consolidaron y todos nos acostumbramos a que nos hable un o una asistente con una voz humana y agradable, resultó un sistema de consulta y conversación del que esperamos la verdad". Y la IA me responde ésto: "El autor de esa frase es Pedro García Cuartango. La cita proviene de un artículo de opinión titulado "Dios no ha muerto" publicado en el diario ABC". Busco y leo ese artículo y compruebo que ni la frase es de ese periodista, como que su artículo nada tiene que ver con mi pregunta ni sobre la IA. Deduzco por eso que esa  respuesta artificial es  menos inteligente que un diálogo entre besugos, algo así como cuando mi abuela Rosa me decía: "anda, manguán (2), no me mezcles la velocidad con el tocino". 

Entre quienes investigan las relaciones entre tecnología y sociedad, me interesa Eric Sadin, el filósofo francés que ha trazado en sus libros un diagnóstico -que yo comparto-  a partir del impacto que los artefactos tecnológicos producen en las actuales masas de homo sapiens, mi especie, que es la  mayoritaria (con cerca de 8.500 millones de individuos en la actualidad) entre los simios pertenecientes a la familia "hominidae", que incluye a orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos.  

Ya en 2011, un joven  filósofo francés, Eric Sadin, con solo 38 años de edad publicaba "La sociedad de la anticipación. La Web Precognitiva o la ruptura antropológica", mientras por estos lares mucha gente, y yo mismo, andábamos enzarzados en las asambleas del 15M. Era, ciertamente una anticipación de toda su obra posterior dedicada a la  cuestión tecnológica y la IA.  En ese libro reflexionaba sobre la dimensión antropologica y supuestamente fundamental y consustancial, que hace de la vida humana algo indeterminado, impredecible y azaroso, "que se está desvaneciendo gradualmente en favor de modos de existencia discretamente administrados y gobernados por robots dotados de inteligencia adivinatoria". A comienzos del siglo XXI, ya nos dominaba un deseo prometeico de querer anticipar el curso de las cosas con la mayor precisión posible.  La Sociedad de la Anticipación analizaba el surgimiento de una socialidad dotada de poderes técnicos que producen vértigo, buscando asegurar y optimizar el dominio, "ahora posible", sobre el futuro, modificando gradualmente nuestras relaciones históricas con el resto de humanos (los otros), además de con el tiempo y el espacio.

A ello dedica Eric Sadin todo su pensamiento y todas sus publicaciones: "Supervisión global. Encuesta sobre las nuevas formas de control (2009), La sociedad de la anticipación (2011), La humanidad aumentada (2013), La vida algorítmica (2015), La silicolonización del mundo (2016), La inteligencia artificial o el desafío del siglo (2018) y La era del individuo tirano (2022).

"El abandono de nosotros mismos" es su último libro, recién publicado con el subtítulo de "El punto de inflexión intelectual y creativo de la inteligencia artificial", editado por l'Echappée, que lo presenta como "un análisis meticuloso y crítico de las características de la IA generativa, así como de la ruptura antropológica que supone" 

Según Eric Sadin, las consecuencias sociales, culturales y civilizatorias que ésto acarreará son fundamentalmente estas tres: 

-"Primero, las tecnologías que generan un pseudolenguaje —matematizado, estadístico y estandarizado— están al alcance de todos, destinadas a convertirse en hegemónicas.

-Segundo, ya no conoceremos la naturaleza ni el origen de una imagen. Surge una era de indistinción generalizada, plagada de numerosos peligros a medida que crecen el resentimiento y la desconfianza.  

-Tercero, los dispositivos realizarán un número cada vez mayor de tareas cognitivamente exigentes, con mayor rapidez y, supuestamente, con mayor eficiencia que nosotros. Como resultado, un cambio radical azotará los sectores de servicios y cultura". 

Yo también tengo muy claro que vivimos un momento de extrema gravedad, mientras estamos siendo pasivos espectadores de cómo nuestro mundo y modos de vida son automatizados a toda prisa (téngase en cuenta que el chat GPT fue presentado hace solo 3 años (2022). Por supuesto que nada tiene que ver la IA con proyectos mínimamente democráticos y sociales, sino que más bien es el resultado de una concreta visión ideológica (transhumanista) de unos cuantos ingenieros,  junto a la ambición capitalista de las multinacionales que integran el actual imperio tecnológico. 

Este libro de Eric Sadin me parece a mí que es toda una defensa cuasiagónica de las facultades propiamente humanas,  además de una advertencia cargada de razones ante el riesgo cierto que corremos, de pertenecer -en apenas una década- a una humanidad  que el autor  califica como "ausente de sí misma".

A la espera de poder leerlo pronto en lengua castellana, he repasado algunas de las muchas reseñas en francés que están apareciendo estos días en los que se suceden las presentaciones del libro. Por ejemplo, Elea Cauvin, en Le Fígaro del 30 de octubre de 2025 dice: "La AI nos esclavizará, el manifiesto profético de Eric Sadin: ante el fundamentalismo de la IA, el autor nos invita a levantarnos para salvar los escombros del alma que sobrevive en nosotros".
 

Imagen que ilustra el artículo de referencia (revista digital Mare Nostrum)

Y en especial, me ha parecido interesante esta reseña de Mare Nostrum (3): "Inteligencia artificial: hacia la desaparición programada de los humanos: ¿Y si la revolución tecnológica enmascarara una disolución silenciosa, una desertificación lenta e inexorable de nuestro ser interior? 

Del libro de Eric Sadin se dice en esa reseña que  "es un acto político, más que un ensayo:  una disección de la humanidad en proceso de desintegración. Oscilando entre una alegoría inaugural, una crítica radical de las nuevas estructuras de poder y un diagnóstico antropológico de nuestra desvitalización, la obra teje un hilo narrativo implacable, el de la deliberada eliminación del lenguaje humano".

A mí lo que más me interesa del libro es su relevancia política, la de un pensamiento crítico en el que  Éric Sadin ofrece un mapa preciso de nuestra propia desposesión, en el sentido que yo acostumbro a decir:  a escala individual y de especie.

En esa misma reseña,  se dice también que el autor "revela los mecanismos ocultos del fundamentalismo digital. En lugar de lamentar los síntomas, Éric Sadin examina la estructura misma del problema. Su libro comienza con la parábola del ruiseñor, ese virtuoso del canto que, seducido por autómatas que producen melodías sin esfuerzo, elige la comodidad en lugar del arte. Este prólogo al drama revela la matriz de nuestra servidumbre voluntaria, esa preferencia por la pasividad que impregna toda la crítica del filósofo".

En ese texto se añade que el núcleo del discurso fundamentalista de la IA, es desmantelado por Eric Sadin mediante un formidable análisis, en el que éste identifica los cinco pilares que sustentan esta nueva religión secular:

"-Primero, líderes políticos fascinados, que actúan como fervientes promotores de un poder que los supera y al que financian con miles de millones de dólares.  

-Segundo, un «mundo interno» —ingenieros, investigadores, emprendedores— que, fingiendo preocupación por los posibles riesgos mediante discursos sobre «ética», aceleran implacablemente el proceso. 

-Tercero, los economistas, los nuevos teólogos del crecimiento, para quienes la automatización es un destino inevitable y deseable. 

-Cuarto, los comités y organismos oficiales, los garantes morales del sistema, cuyos estrechos vínculos con los actores de la industria tecnológica constituyen un conflicto de intereses sistémico. 

-Finalmente, los medios de comunicación, que, por fascinación o falta de distanciamiento crítico, transmiten incansablemente las declaraciones de quienes ostentan el poder. A estos cinco pilares, Éric Sadin añade un sexto, invisible y quizá el más poderoso de todos: "la gran ilusión de la regulación". La regulación, explica, se limita a avalar la lógica que pretende controlar, razonando dentro del marco utilitarista de la relación beneficio/riesgo, sin abordar jamás la cuestión fundamental de la ruptura antropológica y  civilizatoria".

El habla humana fue reemplazada por cálculos de probabilidad estadística: En el centro de este proceso se encuentra un actor clave: el lenguaje. Éric Sadin acuñó el concepto de «tanatólogo» para designar este lenguaje muerto, este pseudoverbo de las inteligencias artificiales generativas. No se trata de una herramienta nueva, sino de un «antilenguaje» basado no en la intencionalidad, la ambigüedad o la singularidad del sujeto, sino en la correlación estadística y la probabilidad. Este lenguaje de conformidad, que tiende a reproducir lo ya dicho, empobrece nuestra comprensión y sofoca el pensamiento.

Creencia excesiva y estupidez generalizada: el caos político que se avecina. La consecuencia de esta doble desposesión —del poder político y del lenguaje— es una profunda transformación antropológica que Éric Sadin denomina «anhumanidad» . No se trata del fin de la humanidad en el sentido poshumanista, sino del advenimiento de una humanidad vacía de sustancia, desvitalizada. Es el retrato de seres retraídos, espectadores de su propia existencia, satisfechos con su pasividad asistida.

Esta atrofia de la acción individual tiene consecuencias políticas devastadoras. Éric Sadin muestra cómo la destrucción de los puntos de referencia compartidos y la atomización de los individuos en sus burbujas de certeza crean un terreno fértil para un nuevo tipo de violencia. Lejos de la guerra convencional, se trata de una «guerra de estupideces colectivas», una guerra de dogmas y creencias excesivas, donde la imposibilidad de diálogo conduce a la negación del otro. La crítica a la violencia política que emerge es sutil y poderosa, y nos recuerda que la erosión de los controles y equilibrios (la prensa, el poder judicial, el conocimiento crítico), amenazados por esta ola, deja el campo abierto a todas las formas de autoritarismo. El estilo de Éric Sadin, a menudo polémico y profético, es en sí mismo un arma. Frente a la prosa neutral y desvinculada de la tecnocracia, opone un estilo visceral y comprometido, donde cada frase es una declaración de opinión. No solo describe, sino que recalca su punto de vista con vehemencia. Su retórica del colapso es una estrategia para despertar conciencias anestesiadas.

Quienes afirman -como se dice de otras muchas tecnologías- que el problema no reside en la herramienta en sí, sino en cómo la utilizamos los humanos, incurren en una grave y pésima interpretación. No ven que no es una  herramienta neutral, sino  un sistema diseñado, financiado y desplegado por un complejo tecnocapitalista con su propia agenda, que consiste en automatizar oficios y profesiones, capturando toda la atención para moldear el comportamiento y, en última instancia, desmantelar toda posibilidad de reflexión y deliberación. 

A estas alturas, preguntarse si la máquina «piensa» es una posición superficial que desvía la atención de las preguntas esenciales:  ¿quién se beneficia de éste sistema y qué tipo de mundo produce?. No hacerlo demuestra que no hemos comprendido ni la naturaleza sistémica, ni las implicaciones políticas del fenómeno.

Así se concluye en esa reseña del libro que "a  diferencia de una filosofía que prefiere ofrecer diagnósticos elegantes del paciente sin llegar a operarlo, la obra de Éric Sadin es un acto quirúrgico. No adormece el dolor, lo revela; no comenta la gangrena, la disecciona. Un manual de supervivencia para una sociedad en peligro".

 

 Epílogo

A la espera de una próxima lectura  en castellano de este ultimo libro de Eric Sadin, presiento que, aún estando muy de acuerdo en el análisis, echaré de menos, otra vez más,  un pensamiento estratégico que plantee y arriesgue una propuesta política, además de filosófica y moral,  un llamamiento a la acción que sirva para evitar el estado de melancolía que nos queda después de la crítica, para que el deseo de rebelión pueda prender, como proyecto político integral, antes de que el proceso histórico sea definitivamente irreversible. 

Insistiré una vez más que esa reversión será imposible sin antes entender que el núcleo del Sistema que criticamos no está solo enfrente, en la clase dominante, sino que nos habita como especie. No es posible mientras no abordemos la revolución necesaria como un proceso permanente de "evolución perfectiva", que ahora permanece atascado -desde el Neolítico-, cuando comenzamos a instituir  nuestras sociedades a partir de  nuestros instintos animales más primarios, empleando como "principios políticos" los instintos de jerarquía y propiedad: social, sexual y territorial.

Siempre seremos simios, no cabe duda, porque esa es la naturaleza original de nuestra especie "homo", pero digo yo que cabe esperar una mayor inteligencia "natural", antes que esa artificial (IA) preparada para perpetuar nuestra animalidad más primaria, enfocada en "perfeccionar" el mismo sistema de dominio sobre la especie y el planeta, todo un sofisticado y radical "cambio" que no cambia, sino que perpetúa el mismo Sistema institucional de origen neolítico: el de la Propiedad (territorial y reproductiva), culminante en un Estado crónico de división identitaria, según sexo, raza y clase...y eso, desde hace  no menos de diez milenios.

Lo que la IA viene a perfeccionar es el Sistema de dominación, haciendo del simio común un perfecto "idiota", en el sentido griego de este calificativo, un individuo perfectamente apolítico, desinteresado por lo público y comunitario, alguien perfectamente anónimo y sumiso,  como un autómata de cuerda, del siglo XVIII, o  como un autómata ciborg (4) del siglo 21.

En lo que no voy a estar de acuerdo con Eric Sadin, seguro, es en su afirmación de que "la IA modificará la naturaleza del ser humano" (5). No, porque yo pienso que la tecnología de la IA no es "mala e irreversible por sí", como tecnología, sino por su carga ideológica, continuista del sistema propìetario y jerárquico de dominación que ha marcado la historia humana y frenado su evolución  en los últimos siglos. Podríamos desarrollar una tecnología similar con principios radicalmente opuestos. 

Lo que yo pienso es que, de no cambiar los "principios" constituyentes de  nuestra relación con la sociedad y la  naturaleza, ésta seguirá siendo la propia de un simio escasamente evolucionado, detenido en el Neolítico. Lo que hará la IA del Sistema estatal/capitalista, si antes no lo impedimos, es desactivar toda posibilidad de "inteligencia-social-integral", ecológica y política, toda posibilidad de pensamiento propio y de futuro, de vidas autónomas y de organización comunal de nuestras sociedades en modo de autogobierno en asambleas convivenciales de iguales, o sea: el viejo proyecto humano de "dignidad y democracia real". 

Solo el olvido de ese proyecto es lo que devendrá en un abandono de nosotros mismos y en la definitiva domesticación de nuestra especie.

Notas:

(1) Eric Sadin: https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89ric_Sadin

Su web: http://ericsadin.org/

(2) Manguán, en el Diccionario General de la Lengua Asturiana:  torpe, desmañado, holgazán, negligente, descuidado, desocupado, poco útil para el trabajo, que no pone atención en lo que hace, sin oficio, que no trabaja, pelitrique, con poco juicio, sin responsabilidad, sinvergüenza, mangante, golfo, pendenciero, pusilánime, apocado. Ejemplos: 1. El mui manguán nun fixo nada en tol día. 2.Labraor gordu o ta malu o ye un manguán. 

(3) Mare Nostrum, revista digital que publicó el artículo "Inteligencia artificial: hacia la desaparición programada de los humanos".

(4) El término "Cíborg", según la propia IA, "es  acrónimo del inglés Cybernetic Organism y se puede referir a personas con implantes médicos, como un marcapasos, como a ficciones que fusionan la biología con la tecnología avanzada para crear superhumanos".

(5) Esta afirmación la hizo Éric Sadin durante la primera jornada del Evento Tendencias, organizado en 2024 por El País en el Teatro Real del Retiro (Madrid).

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