“No corresponde que ciertos ingenieros desconectados de la
realidad tengan la
llave del destino de la humanidad y que, encima, entren caminando por
una alfombra roja” . (Eric Sadin, sobre la IA, en la Feria del Libro de Buenos Aires,
2023).
¡Qué menos que una mínima ilustración radical, a modo de humanismo general básico...y qué menos que una mínima democracia! (Antón Dké, 2025)
Primero fue sustituido el pensamiento reflexivo por el periodismo de twits o titulares, que sirviera de precedente inspirador de las redes sociales, las que a su vez trajeron el metaverso y la IA. Nos
dimos cuenta de las cosas cuando ya era tarde, por eso que ahora estemos forzados a intentar
captar y entender el engendro de la IA que se nos viene encima.
Acabo de preguntarle a la IA de quien es esta frase (yo sé que es de Eric Sadin) (1): “En el momento en el que las tecnologías dotadas de capacidad de habla se consolidaron y todos nos acostumbramos a que nos hable un o una asistente con una voz humana y agradable, resultó un sistema de consulta y conversación del que esperamos la verdad". Y la IA me responde ésto: "El autor de esa frase es Pedro García Cuartango. La cita proviene de un artículo de opinión titulado "Dios no ha muerto" publicado en el diario ABC". Busco y leo ese artículo y compruebo que ni la frase es de ese periodista, como que su artículo nada tiene que ver con mi pregunta ni sobre la IA. Deduzco por eso que esa respuesta artificial es menos inteligente que un diálogo entre besugos, algo así como cuando mi abuela Rosa me decía: "anda, manguán (2), no me mezcles la velocidad con el tocino".
Entre quienes
investigan las relaciones entre tecnología y sociedad, me interesa Eric Sadin, el filósofo francés que ha trazado en sus libros un diagnóstico -que yo comparto- a partir del impacto que los artefactos tecnológicos
producen en las actuales masas de homo sapiens, mi especie, que es la mayoritaria (con cerca de 8.500 millones de individuos en la actualidad) entre los simios pertenecientes a la familia "hominidae", que incluye a orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos.
Ya en 2011, un joven filósofo francés, Eric Sadin, con solo 38 años de edad publicaba "La sociedad de la anticipación. La Web Precognitiva o la ruptura antropológica", mientras por estos lares mucha gente, y yo mismo, andábamos enzarzados en las asambleas del 15M. Era, ciertamente una anticipación de toda su obra posterior dedicada a la cuestión tecnológica y la IA. En ese libro reflexionaba sobre la dimensión antropologica y supuestamente fundamental y consustancial, que hace de la vida humana algo indeterminado, impredecible y azaroso, "que se está desvaneciendo gradualmente en favor de modos de existencia discretamente administrados y gobernados por robots dotados de inteligencia
adivinatoria". A comienzos del siglo XXI, ya nos dominaba un deseo prometeico de querer
anticipar el curso de las cosas con la mayor precisión posible. La Sociedad de la Anticipación analizaba el
surgimiento de una socialidad dotada de poderes técnicos que producen vértigo, buscando asegurar y optimizar el dominio, "ahora
posible", sobre el futuro, modificando gradualmente nuestras relaciones
históricas con el resto de humanos (los otros), además de con el tiempo y el espacio.
A ello dedica Eric Sadin todo su pensamiento y todas sus publicaciones: "Supervisión global. Encuesta sobre las nuevas formas de control
(2009), La sociedad de la anticipación (2011), La humanidad aumentada
(2013), La vida algorítmica (2015), La silicolonización del mundo
(2016), La inteligencia artificial o el desafío del siglo (2018) y La era del individuo tirano (2022).
"El abandono de nosotros mismos" es su último libro, recién publicado con el subtítulo de "El punto de inflexión intelectual y creativo de la inteligencia artificial", editado por l'Echappée, que lo presenta como "un análisis meticuloso y crítico de las características de la IA generativa, así como de la ruptura antropológica que supone".
Según Eric Sadin, las consecuencias sociales, culturales y civilizatorias que ésto acarreará son fundamentalmente estas tres:
-"Primero, las tecnologías que generan un pseudolenguaje —matematizado, estadístico y estandarizado— están al alcance de todos, destinadas a convertirse en hegemónicas.
-Segundo, ya no conoceremos la naturaleza ni el origen de una imagen. Surge una era de indistinción generalizada, plagada de numerosos peligros a medida que crecen el resentimiento y la desconfianza.
-Tercero, los dispositivos realizarán un número cada vez mayor de tareas cognitivamente exigentes, con mayor rapidez y, supuestamente, con mayor eficiencia que nosotros. Como resultado, un cambio radical azotará los sectores de servicios y cultura".
Yo también tengo muy claro que vivimos un momento de extrema gravedad, mientras estamos siendo pasivos espectadores de cómo nuestro mundo y modos de vida son automatizados a toda prisa (téngase en cuenta que el chat GPT fue presentado hace solo 3 años (2022). Por supuesto que nada tiene que ver la IA con proyectos mínimamente democráticos y sociales, sino que más bien es el resultado de una concreta visión ideológica (transhumanista) de unos cuantos ingenieros, junto a la ambición capitalista de las multinacionales que integran el actual imperio tecnológico.
Este libro de Eric Sadin me parece a mí que es toda una defensa cuasiagónica de las facultades propiamente humanas, además de una advertencia cargada de razones ante el riesgo cierto que corremos, de pertenecer -en apenas una década- a una humanidad que el autor califica como "ausente de sí misma".
A la espera de poder leerlo pronto en lengua castellana, he repasado algunas de las muchas reseñas en francés que están apareciendo estos días en los que se suceden las presentaciones del libro. Por ejemplo, Elea Cauvin, en Le Fígaro del 30 de octubre de 2025 dice: "La AI nos esclavizará, el manifiesto profético de Eric Sadin: ante el fundamentalismo de la IA, el autor nos invita a levantarnos para salvar los
escombros del alma que sobrevive en nosotros".
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| Imagen que ilustra el artículo de referencia (revista digital Mare Nostrum) |
Y en especial, me ha parecido interesante esta reseña de Mare Nostrum (3): "Inteligencia artificial: hacia la desaparición programada de los humanos: ¿Y si la revolución tecnológica enmascarara una disolución silenciosa, una desertificación lenta e inexorable de nuestro ser interior?
Del libro de Eric Sadin se dice en esa reseña que "es un acto político, más que un ensayo: una disección de la humanidad en proceso de desintegración. Oscilando entre una alegoría inaugural, una crítica radical de las nuevas estructuras de poder y un diagnóstico antropológico de nuestra desvitalización, la obra teje un hilo narrativo implacable, el de la deliberada eliminación del lenguaje humano".
A mí lo que más me interesa del libro es su relevancia política, la de un pensamiento crítico en el que Éric Sadin ofrece un mapa
preciso de nuestra propia desposesión, en el sentido que yo acostumbro a decir: a escala individual y de especie.
En esa misma reseña, se dice también que el autor "revela los mecanismos ocultos del fundamentalismo digital. En lugar de lamentar los síntomas, Éric Sadin examina la estructura misma del problema. Su libro comienza con la parábola del ruiseñor, ese virtuoso del canto que, seducido por autómatas que producen melodías sin esfuerzo, elige la comodidad en lugar del arte. Este prólogo al drama revela la matriz de nuestra servidumbre voluntaria, esa preferencia por la pasividad que impregna toda la crítica del filósofo".
Epílogo
A la espera de una próxima lectura en castellano de este ultimo libro de Eric Sadin, presiento que, aún estando muy de acuerdo en el análisis, echaré de menos, otra vez más, un pensamiento estratégico que plantee y arriesgue una propuesta política, además de filosófica y moral, un llamamiento a la acción que sirva para evitar el estado de melancolía que nos queda después de la crítica, para que el deseo de rebelión pueda prender, como proyecto político integral, antes de que el proceso histórico sea definitivamente irreversible.
Insistiré una vez más que esa reversión será imposible sin antes entender que el núcleo del Sistema que criticamos no está solo enfrente, en la clase dominante, sino que nos habita como especie. No es posible mientras no abordemos la revolución necesaria como un proceso permanente de "evolución perfectiva", que ahora permanece atascado -desde el Neolítico-, cuando comenzamos a instituir nuestras sociedades a partir de nuestros instintos animales más primarios, empleando como "principios políticos" los instintos de jerarquía y propiedad: social, sexual y territorial.
Siempre seremos simios, no cabe duda, porque esa es la naturaleza original de nuestra especie "homo", pero digo yo que cabe esperar una mayor inteligencia "natural", antes que esa artificial (IA) preparada para perpetuar nuestra animalidad más primaria, enfocada en "perfeccionar" el mismo sistema de dominio sobre la especie y el planeta, todo un sofisticado y radical "cambio" que no cambia, sino que perpetúa el mismo Sistema institucional de origen neolítico: el de la Propiedad (territorial y reproductiva), culminante en un Estado crónico de división identitaria, según sexo, raza y clase...y eso, desde hace no menos de diez milenios.
Lo que la IA viene a perfeccionar es el Sistema de dominación, haciendo del simio común un perfecto "idiota", en el sentido griego de este calificativo, un individuo perfectamente apolítico, desinteresado por lo público y comunitario, alguien perfectamente anónimo y sumiso, como un autómata de cuerda, del siglo XVIII, o como un autómata ciborg (4) del siglo 21.
En lo que no voy a estar de acuerdo con Eric Sadin, seguro, es en su afirmación de que "la IA modificará la naturaleza del ser humano" (5). No, porque yo pienso que la tecnología de la IA no es "mala e irreversible por sí", como tecnología, sino por su carga ideológica, continuista del sistema propìetario y jerárquico de dominación que ha marcado la historia humana y frenado su evolución en los últimos siglos. Podríamos desarrollar una tecnología similar con principios radicalmente opuestos.
Lo que yo pienso es que, de no cambiar los "principios" constituyentes de nuestra relación con la sociedad y la naturaleza, ésta seguirá siendo la propia de un simio escasamente evolucionado, detenido en el Neolítico. Lo que hará la IA del Sistema estatal/capitalista, si antes no lo impedimos, es desactivar toda posibilidad de "inteligencia-social-integral", ecológica y política, toda posibilidad de pensamiento propio y de futuro, de vidas autónomas y de organización comunal de nuestras sociedades en modo de autogobierno en asambleas convivenciales de iguales, o sea: el viejo proyecto humano de "dignidad y democracia real".
Solo el olvido de ese proyecto es lo que devendrá en un abandono de nosotros mismos y en la definitiva domesticación de nuestra especie.
Notas:
(1) Eric Sadin: https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89ric_Sadin
Su web: http://ericsadin.org/
(2) Manguán, en el Diccionario General de la Lengua Asturiana: torpe, desmañado, holgazán, negligente, descuidado, desocupado, poco útil para el trabajo, que no pone atención en lo que hace, sin oficio, que no trabaja, pelitrique, con poco juicio, sin responsabilidad, sinvergüenza, mangante, golfo, pendenciero, pusilánime, apocado. Ejemplos: 1. El mui manguán nun fixo nada en tol día. 2.Labraor gordu o ta malu o ye un manguán.
(3) Mare Nostrum, revista digital que publicó el artículo "Inteligencia artificial: hacia la desaparición programada de los humanos".
(4) El término "Cíborg", según la propia IA, "es acrónimo del inglés Cybernetic Organism y se puede referir a personas con implantes médicos, como un marcapasos, como a ficciones que fusionan la biología con la tecnología avanzada para crear superhumanos".
(5) Esta afirmación la hizo Éric Sadin durante la primera jornada del Evento Tendencias, organizado en 2024 por El País en el Teatro Real del Retiro (Madrid).


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