jueves, 10 de marzo de 2022

¡AY, UKRANIA!

 

 

¡AY, UKRANIA!

La guerra hoy: de la realpolitik a la welpolitik, o de Guatemala a Guatepeor

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El conservador príncipe Klemens von Metternich (1773-1859), ministro de Asuntos Exteriores al tiempo que Canciller del Imperio Austriaco, fue el defensor de las monarquías europeas y enemigo de Napoleón I, que a partir del Congreso de Viena y de la derrota en Warterloo del imperio napoleónico a manos de una coalición internacional (1815), propuso la restauración del Antíguo Regimen formulado como “La Europa de Hierro”. Pedía encontrar un método para equilibrar el poder entre los imperios europeos. Fue Otto von Bismarck (1815-1898), artífice de la unificación alemana y figura clave de las relaciones internacionales durante la segunda mitad del siglo XIX , apodado como “el Canciller de Hierro”, quien cumpliera la petición del príncipe Klemens y quien acuñara el término “realpolitik” como método de creación y mantenimiento de un sistema de alianzas internacionales que aseguraran la supremacía y seguridad del Imperio Alemán. La realpolitik como política o diplomacia pragmática”, es decir, basada en las circunstancias dadas en lugar de en principios ideológicos o premisas éticas o morales. Se trataba de buscar la paz equilibrando el poder entre los imperios europeos intentando evitar la carrera armamentística. Pero a principios del siglo XX esta política pragmática fue abandonada y sustituida por la doctrina Weltpolitik: la nueva política mundial iniciada por el Káiser Guillermo II al acceder al trono en 1890, quien tras apartar al viejo Bismarck de la cancillería, se propusiera la construcción de la hegemonía mundial de Alemania. Así se recuperó la carrera armamentística que condujera a la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

La realpolitik tuvo como principal precursor a Nicolás Maquiavelo (1469-1527), autor de “El príncipe” y considerado como fundador del pensamiento político moderno, quien sostenía que todo gobernante (príncipe) debería tener como principal preocupación conseguir y retener el poder para lograr el beneficio de su Estado, obviando las consideraciones éticas o religiosas, por inútiles a esa finalidad. Para Maquiavelo, todo gobernante debía aprender a “utilizar el mal para lograr el bien,” empleando los engaños e intrigas que hicieran falta para no incurrir en las argucias de los Estados rivales. Tuvo como primer alumno al Cardenal Richeliu en su razón de Estado” ensayada durante la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), definida como guerra religiosa entre católicos y protestantes- la guerra más letal de la historia europea hasta la I Guerra Mundial -, en la que lo religioso actuaba de coartada para motivaciones más relacionadas con el poder político que con la religión. Al poco fue convertida en conflicto internacional de intereses netamente políticos Esta guerra supondría la decadencia del Imperio Español y dejó una Europa arrasada, abriendo paso a la configuración de una nueva geopolítica mundial.

Pero lo cierto es que mucho antes que Maquiavelo, el estratega militar chino Sun Tzu (544-496 aC) y el historiador griego Tucídides (460 -395 aC) son hoy considerados como los más antiguos precursores de la realpolitik, al coincidir en que los mandatos éticos y religiosos de sus respectivas culturas eran inútiles para explicar o asegurar el éxito político”. En alemán, el término realpolitik es frecuentemente utilizado para distinguir las políticas modestas (realistas) de las políticas exageradas. Hoy en día, a la parte “realista” de un partido o ideología política no le importa ceder en algunos de sus principios, si es necesario, con tal de conseguir cierto progreso en otros considerados más importantes; mientras que los sectores más “fundamentalistas” evitan ceder en sus principios aunque esto suponga renunciar a posiciones que les permitan influir en su desarrollo o en la toma de decisiones.

El pragmatismo es entendido hoy como corriente filosófica centrada en la vinculación entre práctica y teoría, describiendo el proceso en el que “la teoría se extrae de la práctica y se aplica de nuevo a la práctica para formar lo que se denomina práctica inteligente”. Posiciones características del pragmatismo, incluyen el instrumentalismo, el empirismo radical, la relatividad conceptual y el fabilismo. Para esta corriente la filosofía ha de tener en cuenta los métodos y conocimientos de la ciencia moderna, siendo su idea axial “la redención de las ideas de verdad, bien o belleza en la filosofía postkantiana”. Según los pragmatistas, si bien el conocimiento objetivo podría ser imposible, “se puede redefinir la verdad como aquello que funciona desde nuestra limitada forma de experimentar la realidad”.

Charles Sanders Pierce describió el pensamiento de la escuela pragmatista con esta máxima : “Considera los efectos prácticos de los objetos de tu concepción. Luego, tu concepción de esos efectos es la totalidad de tu concepción del objeto”.

El realismo geopolítico, desarrollado en general en Alemania, Gran Bretaña y los Estados Unidos como respuesta al idealismo político, percibe al Estado como entidad suprema, siguiendo la estela antígua del pensamiento político de Sun Tzu, Tucídides, Maquiavelo y del más cercano Thomas Hobbes, cuya concreta propuesta es dejar atrás el estado de naturaleza y producir una sociedad-Estado como “red de seguridad”, que percibe al Estado como una entidad suprema y de máxima relevancia.

Para esta corriente de pensamiento el elemento conductor entre la razón y los hechos es “el interés definido en función del poder”; y éste es el principal indicador de la política internacional, que permite hacer una relimitación de lo político que permitiría pensar que un estadista piensa y actúa en el marco del interés definido como “acrecimiento del poder”. Refiere a que las motivaciones del estadista y sus inclinaciones ideológicas son inútiles para definir la política internacional. Supone que las buenas intenciones tampoco justifican, ni moral ni políticamente, la satisfacción de las políticas, porque el interés que determina la acción política es coyuntural y relativo, depende siempre del contexto político, económico y cultural.

El realismo político clásico entiende que la política posee leyes invariables enraizadas en la naturaleza humana, donde el ansia de poder para alcanzar intereses variables es muy amplia y muy fuerte. Hace un cálculo racional de costes y beneficios para la política nacional, en la que el Estado se sitúa como estructura que trasmite su necesidad de poder a las relaciones internacionales, que serán más o menos conflictivas en función de las características internas de cada Estado. Supone que el mundo esta políticamente organizado por Naciones y, por ello, “el interés nacional“ es el elemento clave, y para ello surge el Estado-Nación. El mundo está formado por Naciones que compiten entre sí y se enfrentan por el poder, todas las políticas exteriores, de todas las naciones, refieren a su propia supervivencia y de ahí surge el patrón Estado: “para proteger la identidad física, política, y cultural, frente a la amenaza constante de las demás naciones”, por lo que la relación entre interés nacional y estatal, entre Nación y Estado, es así explicada como producto histórico y como un Todo”. La relación entre Estados-Nación no es benévola, sino egoísta y competitiva, asume que el sistema internacional es anárquico, en el sentido de que no existe ninguna autoridad por encima de los Estados-Nación. Así mismo, el realismo político clásico parte de considerar la primacía de la soberanía del Estado-Nación, no de las instituciones internacionales, de las ONG o de las corporaciones multinacionales. Para el realismo político, el Estado-Nación es el principal actor en las relaciones internacionales, cada Estado es un actor “racional” en el sentido de que actúa siempre según sus propios intereses, siendo el objetivo principal de cada Estado garantizar su propia seguridad. Y buscando esta seguridad los Estados intentan acumular el máximo de recursos a su disposición, de modo que las relaciones interestatales estén condicionadas por su relativo nivel de poder, a su vez determinado por sus propias capacidades económicas y militares, porque piensan que “todos los Estados son inherentemente agresivos”, que su expansión territorial es la propia de su condición estatal y que solo queda limitada ante el poder superior de otros Estados.

Pues bien, tras la Segunda Guerra Mundial, surgió una nueva escuela, el realismo estructuralista o neorrealismo, siguiendo la tradición americana de las ciencias políticas, que vino a redefinir la teoría realista como una ciencia positivista que incorpora el concepto de “estructura política dentro de la idea de la anarquía de los Estados-Nación”. Es un modelo sistémico en contraposición a una explicación reduccionista, un modelo para el que existe una primacía de los condicionantes impuestos por la estructura internacional; excluye los factores internos para simplificar la teoría y se centra solo en las grandes potencias, donde hay más interés de actuar internacionalmente. Es un modelo explicativo donde la variable independiente sería la distribución de capacidades y la variable dependiente sería la estrategia adaptativa de los Estados, es decir, su capacidad para la emulación, para la innovación y para el equilibrio de poder. Se impone el enfoque de “realismo defensivo”, cobrando importancia el equilibrio ofensivo-defensivo, cuya balanza puede oscilar de un lado a otro dependiendo de factores como la geografía donde tengan lugar las ofensas y las defensas, si hay recursos de interés para el agresor, su capacidad tecnológica y, sobre todo, la fuerza militar de los ejércitos. La presencia o ausencia de Estados agresivos, que puedan iniciar conflictos bélicos, resulta trascendental. En general, los Estados prefieren mantener el status quo y apuestan por el equilibrio de poder, para no estar en continuo enfrentamiento o bajo amenaza, lo que supone un gasto interminable en defensa y seguridad. La conquista militar ya no es rentable y los Estados agresivos son una anomalía. Hasta hace apenas unos días (estallido de la guerra en Ucrania), la amenaza parecía provenir solo de grupos reducidos, terroristas, no de los Estados. El realismo defensivo entiende que la agresividad contiene a los rivales y suscita el apoyo de terceros. Se produce a consecuencia de la ambición de las élites políticas y económicas y sostiene que la conducta de los Estados que pueden contrapesar al agresor está condicionada por la percepción que tienen sobre éste, estando condicionada su defensa y su protección a la proximidad geográfica de un Estado económica y militarmente más poderoso con intenciones ofensivas. El realismo ofensivo es un enfoque estructural referido a todas las grandes potencias. Estas potencias poseen capacidades ofensivas y pueden perjudicarse entre sí porque no se contentan con un nivel adecuado de poder, y porque su expansión y supervivencia son sus principales e inseparables objetivos.

Como decía Miranda E. Carlos en “Hobbes y la anarquía internacional“ (1984), con referencia al realismo neoclásico en auge: “Los actores, tanto en las relaciones internacionales como en el estado de naturaleza, se hallan en un estado de guerra al menos potencial, de todos contra todos. La competencia, la desconfianza, la búsqueda de gloria, están en la base de la política exterior de todos los Estados. Las consideraciones morales (…) son siempre secundarias ante el “interés nacional”. Las proclamas de comportamiento moral en asuntos internacionales son, en su mayor parte (…) retórica o hipocresía.”

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¡Ay Ucrania, ay la paz! Me diréis que ahora lo importante es detener la guerra y tomar partido por los agredidos. Yo digo que siempre hay que ponerse del lado de los agredidos, de las víctimas, pero también digo que a quienes dirigen la guerra a uno y otro lado les da igual el partido que tome yo o quienes lean ésto que escribo. Decidirán lo que convenga a sus propios intereses, no lo que convenga a los que combaten, ni mucho menos a nosotros, espectadores de la guerra ahora emplazados a opinar y tomar partido.

A nosotros, a los no propietarios ni gobernantes de ningún Estado, a los que siempre acaban poniendo los cadáveres en todas las guerras, nos han hecho creer que el Estado es una invención moderna y asociada al “progreso” de forma natural; que en Europa, con la firma de los tratados de la Paz de Westfalia (1648), los que pusieron fin a la guerra de los Treinta Años en Alemania y a la guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos, quedaban consagrados los principios de soberanía territorial, de no injerencia en asuntos internos y el trato de igualdad entre los Estados al margen de su tamaño, de su riqueza económica y de su fuerza militar. Pero la Historia oficial que nos enseñaron en las escuelas y universidades desprecia su propio método científico cuando ignora el germen milenario del Estado, ignora su existencia de más de 5.000 años y, de paso, intencionadamente, evita identificar el rol histórico del Estado como guardaespaldas ancestral” de las oligarquías que se hicieron propietarias de la Tierra y gobernantes de las sociedades humanas desde tiempos inmemoriales

Primero fue la Propiedad y luego, en consecuencia, sus Estados y sus Guerras. Fue la apropiación de la Tierra y del Conocimiento (por entonces representado por chamanes y sacerdotes), lo que enseguida necesitó de la Fuerza para perpetuarse, y lo hizo, como Estado, apenas surgieron las primeras ciudades a partir de la invención de la agricultura y la consiguiente acumulación de tierras y excedentes en propiedad. Karl Marx no pudo imaginar que su teoría de la acumulación primitiva pudiera llegar a ser tan acertada desde la perspectiva histórica actual, tras el fracaso de la moderna revolución proletaria, precisamente ahora, cuando la evolución histórica ha situado a nuestra especie al borde de un abismo existencial. Es, pues, equívoca y distractora la teoría histórica que sitúa el origen del capitalismo en la modernidad, ocho milenios después de su germen neolítico, tras la apropiación privada o colectiva de la tierra, y su automática conversión en mercancía. Pienso que hoy Marx comprendería que el Estado es posterior, y consecuencia por tanto, de aquella apropiación o robo primitivo de la Tierra Común. Puede que llegara a comprender que sus directas secuelas fueran los “derechos de herencia y patriarcado”, instrumentos igualmente genuinos, consecuentes y constituyentes de todos los Estados; ahí es donde se encuentra la explicación de su innata voluntad acumulativa y expansionista, colonial, guerrera y depredadora al cabo. Ni la Propiedad, ni sus Estados, pudieron tener nunca verdaderos amigos, como mucho solo socios, aliados coyunturales en el mismo Negocio de la propiedad, la producción y el mercado, asignando al resto – a la mayor parte de la sociedad – el rol de súbditos, productores/explotados cuando no esclavos, al tiempo que clientes/consumidores.

En paralelo, mercado y guerra. Cualquiera puede comprender que la competencia en los mercados es paralela a la guerra en los campos de batalla. La Propiedad enviará a sus Estados a la guerra cuando en ello vea posible hacerse con el monopolio de los mercados. Si hiciera falta, no dudará en sacrificar a sus súbditos, ni siquiera a sus propios socios.

No pudo imaginar Karl Marx que la Propiedad de la Tierra pudiera llegar a desvelarse hoy como auténtico pecado original” de la especie humana, el que sirviera para institucionalizar el patriarcado y la esclavitud, así como una sofisticada división social por el trabajo, además de desencadenar la envidia, por la propiedad y por el poder, conceptualizada como lucha de clases. Hoy, como siempre, lo esencial de cada Estado, su razón de ser, es su Fuerza armada, imprescindible para la defensa de los derechos de propiedad, de patriarcado y de clase, para su imperiosa necesidad de conservar el monopolio de la violencia, junto a su innata vocación colonial-imperial. La Fuerza armada de los Estados incluye a las Policías como al conjunto de instrumentos legales e institucionales que sirven para legitimar elstatus” totalitario que hace posible el control de las sociedades contenidas en cada Estado, alumbradas y bautizadas por el propio Estado como “Naciones”. La Fuerza armada es, pues, el instrumento cohercitivo, disuasorio y represivo imprescindible ante cualquier eventual rebelión social, como es el instrumento militar necesario para la conquista de nuevos territorios y poblaciones, de nuevas materias primas y nuevos mercados. La Fuerza armada se dice “instrumento de paz” cuando logra superar a la Fuerza de los Estados con los que compite por la supremacía económica, territorial, militar. Todos los imperios económicos lo son, sobre todo, por la supremacía de la Fuerza militar que sostiene a su potencia económica. La Propiedad y sus Estados no conocen otra lógica.

El Estado es condición existencial de la Propiedad y el Gobierno, implica un orden social necesariamente jerárquico, organizado en clases sociales incompatibles con cualquier forma de democracia real o autogobierno en asamblea de pares. De ahí que la expresión “Estado Democrático” sea un oximorón, algo imposible. Por eso que se defina más frecuentemente como “Estado de Derecho”, si bien sabemos que tal “derecho” se refiere a la apropiación oligárquica de la tierra y el conocimiento. La democracia genuina no admite grados, no puede ser incompleta ni representativa, la democracia solo puede ser sin clases y en modo completo, o sea: autogobierno en asamblea de iguales, o no es democracia.

En todas las guerras los muertos y heridos los pone la gente del Común, en ningún caso los ponen las oligarquías propietarias o gobernantes. El Común queda repartido entre los dos frentes que combaten en una guerra y entre sus respectivas retaguardias civiles, de familiares, vecinos y amigos. El Común está por construir, será la clase social única y universal del próximo futuro a condición de lograr la disolución del orden jerárquico impuesto por las oligarquías propietarias y gobernantes, mediante la abolición definitiva de sus instrumentos de dominación, la Propiedad y sus Estados. Seguiremos por un tiempo, cada vez más breve, imaginando revoluciones y futuros diferentes, que no dejarán de ser ficción, literatura, representaciones o mapas-esbozos de la realidad, pero no la realidad necesaria a la dignidad y supervivencia de nuestra especie. La división en clases sociales es la razón original de todas las guerras, ya pasó el tiempo en que una clase social, la proletaria, se propusiera a sí misma como clase social universal y única, porque fracasó en su intento igualitario, dejándose dirigir por vanguardias que la traicionaron. Ahora hay que llamar a todos los socialistas, comunistas, anarquistas y ecologistas conscientes y honrados, a construir juntos el Común, la clase única del Nuevo Tiempo que ya barruntamos, la humanidad empática, ecológica y fraternal que quiere ser usuaria del mundo y renuncia a ser su propietaria, la que quiere autogobernarse comunalmente, en comunidades convivenciales fundadas a partir de un Pacto del Común, formando mancomunidades y redes confederales en todas las escalas territoriales, compartiendo los universales y naturales bienes de la Tierra y del Conocimiento. Nunca podrán desaparecer los conflictos que son inherentes a las diferencias y a las relaciones sociales, pero cabe pensar que se puedan resolver mejor en un sistema democrático y universal de paz, y no necesariamente con violencia, destrucción y muerte. No cabe pensar otro futuro que un sistema global de paz entre individuos y sociedades. Y entre nosotros y la Naturaleza de la que somos parte, porque destruir la Naturaleza significa nuestra propia extinción como especie, lo que hoy presentimos como nunca sucediera en la historia de la humanidad. Puede que todavía estemos a tiempo de evitarlo, dependerá del tiempo que tardemos en comprenderlo y en ponernos a ello, antes de que el camino sea irreversible.

¿Estrategias de paz basadas en la Fuerza? Podemos seguir dejando el diseño de la sociedad futura en manos de los “expertos” en Geopolítica, para que puedan seguir decidiendo por nosotroslas mejores estrategias para la paz, basadas en la Fuerza”, en el arte de la guerra y en la supremacía, al cabo, de la “racionalidad” propietarista, estatal, nacionalista. Podemos sentir desesperación e impotencia ante la agresión de Ucrania por el Estado ruso. Que nadie dude que ni nuestra opinión, ni nada de lo que podamos sentir ante esta barbarie, será tenido en cuenta por los Estados en conflicto. Podemos darle todas las vueltas que queramos, pero en todo caso solo llegaremos a conocer algunas claves de esta guerra si comprendemos que EEUU y China son los Estados contendientes en la sombra y los únicos beneficiarios de esta guerra, mientras que la gente del Común se mata entre sí, a uno y otro lado de la frontera. Sabed que no hay camino más contrario al de la paz que el de la racionalidad nacionalista y guerrera en esencia, en ésta como en todas las guerras.

El Estado lo pretende, pero no es la sociedad. La cuestión fundamental es que los Estados no defienden a la población en general, sino a sus estructuras: ejércitos, policías, jueces, políticos y demás funcionarios que operan en un determinado territorio nacional-estatal, protegen en todo caso a la “nación” de propietarios, gobernantes y funcionarios de todo tipo. La “razón de Estado” es su prioridad, el interés de la sociedad es secundario, supeditado a la conveniencia abstracta del Estado, que no puede ser otra que la de su clase propietaria y gobernante, la de perpetuar su poder. Así no puede darse una democracia, ni siquiera formal. Los representantes de los partidos políticos, formen parte o no del Gobierno, obedecen en primer lugar a la razón de Estado y de esta manera la democracia queda siempre “pendiente”, evitada y supeditada a la voluntad política de quienes organizan y dirigen a la sociedad. Si los individuos y los pueblos están “despolitizados” no es porque no les interese la política, que también, sino porque hemos sido acostumbrados a actuar como irresponsables, a fiarlo todo a unos representantes a los que mantenemos con los impuestos pagados al Estado, unos representantes a los que no conocemos más que de verlos en la televisión, de cuyas verdaderas intenciones nada sabemos. Las estatales “naciones” las forman hoy mayorías irresponsables y mediocres, por su falta de interés por todo lo que les conciernen y que afectará irremediablemente a sus vidas. Por dejar en otras manos su propio destino.

Militarismo, nuevo virus, nueva pandemia. En apenas una semana, hemos visto surgir una “nueva Europa” a partir de la decisión del estado alemán de dotar a su ejército de un fondo extraordinario de cien mil millones de euros. Las sanciones golpean ya a millones de personas en Rusia y encaminan a la precariedad más absoluta al menos a treinta millones de trabajadores a uno y otro lado de las fronteras en guerra. Putin retoma la ofensiva en Ucrania y amenaza con apuntar hacia Europa sus fuerza nuclear. La UE se entrega al militarismo y frente a la barbarie en marcha, y a pesar de la invisibilización mutua de la propaganda de guerra por ambos lados, aparecen las primeras chispas de resistencia al militarismo: madres de soldados, jóvenes, desertores… aunque solo sea una chispa esperando prender entre la gente del Común a ambos lados de la frontera.

Ya dije que las más perjudicadas por esta guerra son, sin duda, las poblaciones ucranianas y en segundo lugar las rusas y europeas, mientras que los únicos beneficiarios serán a la postre las dos grandes superpotencias comerciales y militares, EEUU y la República Popular de China. Pero conviene matizar algunos detalles que expresan las muchas contradicciones que dibujan el contexto geopolítico de este conflicto:

1. Ucrania no es un estado miembro de la Unión Europea y, por tanto, ningún “patriota” ucraniano puede atribuirse la representación de Europa, no puede decir que lucha “por la libertad de Europa”, porque las poblaciones de Ucrania no son más europeas que las rusas.

2. La UE no es Europa, del mismo modo que los EEUU no son América, ni España es Iberia. Europa no es un continente, es la parte más occidental de un inmenso continente euroasiático. La UE es un bloque de estados, un protoimperio en construcción liderado por el estado alemán; la UE es un imperio fallido, cuyos estados miembros, para entenderse entre sí hablan una lengua “extranjera”, la inglesa y propia del antiguo imperio británico, ahora integrado en el imperio USA.

3. Ucrania es el territorio poblado por comunidades eslavas contenidas en un Estado-Nación. Como España es una parte del territorio peninsular habitado por comunidades ibéricas igualmente contenidas en otro Estado-Nación. Iberia es el nombre de esa península, la más meridional del continente euroasiático, no existe un continente europeo. Que los habitantes de Ceuta y Melilla tengan cultura hispanoeuropea no elimina su condición natural de ciudades africanas, ni su condición histórica de colonias del Estado español. Y es así de igual manera que las islas Canarias son un archipiélago africano por razón geográfica y que, por razón política, son una colonia del caduco imperio español. Es así por lo mismo que la ciudad de Gibraltar es una colonia inglesa, situada en la geografía ibérica como consecuencia de una conquista militar, como todos los casos anteriormente citados.

4. La cosmovisión capitalista del mundo tiene por ideal el Monopolio de los mercados respaldado por la fuerza militar de los Estados, por lo que todo Estado es militar, imperial y colonial en potencia. Los Estados que no logran el status de imperio no es porque no quieran, sino porque no cuentan con la suficiente fuerza económico-militar para lograrlo.

5. Las guerras siempre son conflictos entre Estados, no entre pueblos. Los “ejércitos populares” no existen, todos los ejércitos son apéndices de un Estado, son su brazo armado. Los militares son profesionales de la guerra y todos son funcionarios contratados por los Estados. Pero no entenderemos nada sin discernir la función histórica de los Estados y su directa relación con el interés económico de las oligarquías nacionales que dictan la política de cada uno de los Estados. Sin ese punto de partida no entenderemos las contradicciones que son constitutivas de los Estados, que por una parte comparten y colaboran en una misma defensa global del Mercado, mientras que cada oligarquía nacional, por la propia dinámica competitiva del orden capitalista, está necesariamente abocada a librar una brutal competencia con otras oligarquías nacionales, que fácilmente puede derivar en conflicto armado, entre estados “guardaespaldas” obligados a competir por ampliar sus mercados y territorios, en defensa de sus respectivas oligarquías nacionales. Lo vemos a pequeña escala en el comercio, incluso local, en el que dos comercios próximos pueden forman parte de una misma asociación empresarial al mismo tiempo que harán todo lo posible por arruinar a la competencia, o bien para integrarla en el propio negocio y así lograr su ideal capitalista: el Monopolio. Monopolio es a Negocio lo mismo que Estado o Imperio es a Guerra o Política; se le puede dar todas las vueltas que se quiera, sin posibilidad de encontrar otra explicación que no sea ficticia. Y de igual manera podemos apreciar esta misma dinámica en la competición política entre partidos: todos contra todos, derechas contra izquierdas, aunque todos formen parte del mismo Negocio, cada cual lucha por su cuota electoral creando su clientela con las mismas técnicas de marketing que una marca comercial, todos persiguiendo el mismo ideal que éstas, la mayoría absoluta, es decir, el absoluto control del mercado electoral, o sea: el Monopolio.

6. El Estado milenario. Si durante los casi seis mil años que tiene la historia del Estado, la expansión territorial ha sido su dinámica propia, identificada con la expansión económica-mercantil, la tecnificación financiera de las transacciones económicas en la reciente globalidad capitalista ha cambiado radicalmente estas dinámicas, de modo que la conquista y ocupación de territorios ajenos ya no es condición necesariamente asociada a la conquista del Mercado; es condición ideal, conveniente, pero no necesaria; ahora al imperio le basta una relación de vasallaje al modo feudal. A los modernos estados imperiales el dominio financiero del Mercado les permite, de facto, la automática sumisión económica, política y militar de los Estados subordinados, generando una relación de vasallaje similar a la feudal, como es el caso del Estado español y los europeos respecto del imperio USA. Pero este proceso es similar en torno a todos los estados con ambición imperialista en el actual contexto geopolítico de la globalización capitalista, en el que se está conformando una nueva geometría de bloques imperiales, actuando China y EEUU como núcleos aglutinadores de todo este proceso, que de no romper con su inercia histórica, acabará resolviéndose en una lucha a muerte por el Monopolio, razón que nos permite barruntar malos tiempos, hasta poder decir que suenan tambores de guerra y que a comienzos del siglo XXI el mundo huele a Tercera Guerra Mundial.

7. Todo ejército es estatal y su función es militar en esencia, guerrera al cabo, sea en forma agresiva o defensiva. Pero una cosa es la narrativa estatal que justifica la existencia de los ejércitos en la necesidad de autodefensa y otra cosa es la realidad: una vez que se tiene la Fuerza, se puede justificar la agresión justificándola como defensa propia, cuando no como “guerra preventiva”, ante una potencial agresión. Entiendo y justifico el derecho a la autodefensa, tanto personal como colectiva, pero es irracional admitir el derecho a la agresión como está sucediendo ahora mismo, en Ucrania. Al protoimperio ruso no le vale ninguna justificación. Como tampoco valían en el caso de las flagrantes agresiones ejecutadas por EEUU y su OTAN en la última historia. Es fácil de imaginar la reacción de EEUU si, por ejemplo, México permitiera la instalación de misiles rusos en su territorio, junto a la frontera de EEUU. ¿Alguién se acuerda de la crisis de los misiles rusos en Cuba y sus consecuencias?...pero aún siendo esto así, siendo tan cínica como vergonzosa la sumisión europea al poderío imperialista de USA, sigue sin estar justificada la agresión del ejército ruso a la población ucraniana.

8. La OTAN, capitalismo contra capitalismo. Siguiendo su propia lógica existencial, la OTAN debió disolverse tras el desmoronamiento de la Unión Soviética. Pero lejos de eso, siguió expandiéndose forzando un innecesario acoso y humillación al Estado ruso, un estado tan capitalista como todos los asociados a la OTAN. No estamos ante un conflicto entre dos bloques ideológicos antagónicos, como sucediera en el periodo de la Guerra Fría, ahora ambas partes comparten la misma ideología y estamos, por tanto, librando una guerra de fondo entre bloques capitalistas que pugnan por el Monopolio a escala del Mercado global, en una lucha a muerte por las últimas reservas de materias primas que restan en un planeta esquilmado. El peligro es máximo, como nunca antes lo fue, porque estamos asistiendo a una nueva conformación de los bloques en liza, determinado por la decadencia del imperio USA en paralelo al auge del imperio chino, lo que anuncia una lucha en la que a los dos imperios contendientes les interesa la guerra y consecuente ruina del contrario, a condición de que suceda lo más lejos posible de sus respectivos territorios y, en todo caso, como siempre, a condición de que los muertos los pongan los “otros”, o sea, los pueblos o gente del Común.

9. La Madre Rusia. Acabo de leer el nuevo libro de Carlos Taibo, “Marx y Rusia. Un ensayo sobre el Marx tardío”, publicado en enero de este mismo año, antes de que estallara la guerra en Ucrania. En este libro nos desvela el autor a un viejo Marx interesado por el movimiento de los naródniki, el movimiento de los campesinos rusos autoorganizados como comunas rurales y enfrentados a los kulàks, los propietarios de las tierras. Este libro analiza la deriva del pensamiento marxiano en sus últimos años, acerca de realidades sociales que para él eran nuevas, proponiendo un debate sobre el desarrollo histórico de las formaciones sociales premodernas o precapitalistas, lo que en palabras de Shanin, serían las “tradiciones revolucionarias vernáculas, producto singular de las sociedades nativas”. Carlos Taibo le reconoce a Marx el propósito sincero de aprender de estos movimientos populares y de abrir nuevas perspectivas a su pensamiento, un nuevo Marx que protestaba contra la mecanización, la racionalización abstracta, la reificación, la disolución de los lazos comunitarios y contra la mercantilización de las relaciones sociales. De tal manera que le plantearon a Marx “problemas teóricos y prácticos muy serios”, que tiempo atrás había despachado, ligeramente, con Proudhon y Bakunin. El movimiento de las comunas rurales rusas fue, según dice el autor del libro, una especie de socialismo agrario construido sobre entidades económicas autónomas, entre varios pueblos, enlazados en una Federación que sustituía al Estado. Su primera organización surgió en la década de 1860 con la denominación de “Tierra y Libertad”. Al parecer, los naródniki pensaban que el socialismo no era necesariamente, como sí pensaba Marx, resultado del desarrollo industrial, y compartían el mismo propósito general de derrocar a la monarquía y al sistema de propiedad, para distribuir la tierra entre los campesinos, pero...al mismo tiempo, contradictoriamente, pensaban que el campesinado no conseguiría la revolución por sus propios medios, que la Historia sólo podía ser hecha por héroes, personalidades destacadas “que guiarían a los campesinos hacia la revolución”. No era la primera vez, ni el primer lugar donde ésto ocurría, esta pasividad, este miedo a la libertad y a la responsabilidad que conlleva, ésto ya sucedió en Iberia, a las comunidades campesinas de la Alta Edad Media. Pero es de agradecer esta referencia a las comunas rurales rusas en este momento en que la Madre Rusia anda nuevamente perdida en su propia nostalgia, desesperada por reencontrar su alma zarista, de estado imperial...y así no puede imaginar siquiera otro camino que no sea el de la guerra.

10. Encrucijada existencial, entre la empatía y la entropía. Pasará la guerra de Ucrania, perdurarán por un tiempo sus graves secuelas y seguiremos atrapados en la misma encrucijada, entre dos direcciones opuestas e imposibles de conciliar, porque se excluyen mutuamente. Lo más cierto es que ya nada será igual.

Estamos entrando en un Tiempo Nuevo, con dos posibles comienzos: uno ya condimentado, como reinicio capitalista, “verde y revolucionario” y con guión ya marcado: Agenda 2030, Green New Deal, cuarta revolución industrial, inteligencia artificial, subcontrata de la propiedad, de la producción y del trabajo bajo el Monopolio del Acceso, Estado difuso y Eugenesia “humanitaria”.

Y otro comienzo, también necesariamente revolucionario, y también en ciernes, pero mucho más atrasado, emplazado a resolver la ecuación paradójica que conforman la empatía y la entropía: paz o guerra, extinción o naturaleza, Estado o Comunidad, ser o no ser.

Que yo sepa, no hay otra.


 



miércoles, 9 de marzo de 2022

DE LA GUERRA ECONÓMICA A LA ECONOMÍA DE GUERRA

Publicado por COMMUNIA, DIARIO DE EMANCIPACIÓN, el 9 de marzo de 2022

 Enlace: https://es.communia.blog/de-la-guerra-economica-a-la-economia-de-guerra/

 «No a la guerra». Cartel sobre una casa en Rusia.

 «No a la guerra». Cartel sobre una casa en Rusia.

La prohibición de compras de hidrocarburos rusos por EEUU y Gran Bretaña, el plan de reducción de 2/3 del consumo de gas ruso por la UE y la respuesta que se dibuja inminente desde Moscú, amenazan con la transformación inmediata y general de la guerra económica en economía de guerra en toda Europa, desde Yakutia a las Azores. A la vista ya un empobrecimiento de los trabajadores de todo el continente de una velocidad y violencia no vista desde la última guerra imperialista mundial.

De las sanciones al bloqueo de las exportaciones de gas y petróleo rusos 

Biden comunica ayer la prohibición de compra de hidrocarburos rusos. Eligió de fondo un retrato a caballo de Theodor Roosevelt evocador de la guerra de Cuba, primera gran afirmación imperialista de EEUU.

Este lunes, con el flujo de gas de Rusia a Alemania a través de Polonia parado desde el viernes, se alcanzaron nuevos precios récord en Europa. Los especuladores andaban como locos. EEUU preparaba una prohibición de exportaciones de gas y petróleo ruso y presionaba con toda su fuerza diplomática a Gran Bretaña y la UE para que se unieran.

Ayer finalmente, EEUU prohibió las importaciones de hidrocarburos rusos y Gran Bretaña se unió. La UE, mucho más dependiente del gas para mantener su estructura productiva en pie, se negó a una prohibición total de efectos arrasadores. En su lugar presentó un plan draconiano para reducir en 2/3 el consumo de fuentes energéticas rusas a lo largo de el presente año.

Para hacernos una idea del impacto de lo que viene, uno de los pilares del plan pasa por reducir el consumo de calefacción. El informe de la Agencia Internacional de la Energía que evaluaba el coste de reducir en 1/3 la dependencia del gas ruso, es decir, la mitad del objetivo actual de la UE para este año, decía que, de media y contando los países de Sur, la calefacción de los europeos tendría que reducirse un grado. No parece tanto, pero en la práctica se traduciría en un desastre social y sanitario en los hogares trabajadores de los países del Este y el interior de Europa. Ahora dupliquemos el objetivo.

Los trabajadores de ambos lados de la frontera UE principales víctimas de las sanciones y la restricción de compras

Y tengamos en cuenta que el precio de partida del gas es ya una locura. En una familia española de consumo medio, la factura anual tras las últimas subidas, ya está por encima de 2.000€. Si hasta ayer estaba claro que no era un fenómeno temporal, hoy toda expectativa sensata, con el plan de la UE en la mano, apunta a una subida brutal de precios en el horizonte más próximo.

Mientras tanto, la primera fase de la guerra económica, el bloqueo de exportaciones críticas, empieza a hacerse sentir en Rusia.

Por supuesto, la burguesía ve con preocupación el cierre sine die de las bolsas y la pequeña burguesía ve preocupada el corralito decretado ayer que reduce sus ahorros en divisa a 10.000$. Pero para la gran mayoría de la población y especialmente para los trabajadores, que viven al día, la situación es mucho más grave: las fábricas de capital extranjero (Volkswagen, Volvo, etc.) están despidiendo en masa, escasean ya medicamentos y en los supermercados empiezan los racionamientos de alimentos básicos.

Para los trabajadores migrantes ni siquiera es posible mandar ya dinero a casa, y por lo que nos cuentan, ya está en marcha una ola de retrasos e impagos de salarios, la forma más barata para las empresas de financiar el desastre financiero.

En Ucrania mientras tanto, la economía de guerra es ya una realidad. Con casi un 40% de empresas que no pagan el salario a sus trabajadores, el gobierno está reconvirtiendo la estructura productiva a toda velocidad para la producción bélica y ha decretado la movilización forzosa de los trabajadores. Al hacerlo no solo los militariza y despoja de sus derechos más básicos, los convierte de paso en objetivo de los bombardeos del ejército ruso.

De la guerra económica a la economía de guerra

 Ayer en Rusia el gobierno presentó de urgencia una serie de decretos para aliviar una situación que ya ha explotado en huelgas salvajes en algunas fábricas ante el impago de salarios. El primer paquete intenta poner en marcha a toda velocidad una industria de medicamentos genéricos básicos para sustituir las importaciones bloqueadas y abre la puerta a mantener a una parte de las PYMEs locales con contratos públicos.

Pero a la noche, después del discurso de Biden presentando la prohibición de compras de gas, Putin firmó un nuevo decreto de restricción de exportaciones. El decreto da poderes al gobierno para «cerrar el grifo» del gas, el petróleo y las materias primas a toda una serie de «países hostiles» entre los que están, obviamente, AUKUS y la UE. La lista de restricciones concreta se hará pública entre hoy y el viernes.

La amenaza hecha explícita unas horas antes por el viceprimer ministro Novak, está a punto de ejecutarse. Si el gobierno ruso corta las exportaciones de petróleo y gas a la UE, el barril subiría muy posiblemente a 300 dólares y el shock sobre todo el sistema económico global sería brutal... en especial para los trabajadores. Europa entera -Rusia, Ucrania, la UE- pasaría de la guerra económica a la economía de guerra.

No olvidemos qué son y qué papel tenemos en la guerra económica de las clases dirigentes europeas y americanas

 Las sanciones reflejan con claridad la naturaleza tanto de la guerra imperialista como de la «integridad nacional»: las clases dirigentes atacan los «negocios» de sus rivales, su «libertad» para mover, colocar y rentabilizar capitales a nivel personal y colectivo, es decir como estado.

En el curso de la matanza armada y en el cálculo del impacto de las sanciones, las vidas de los explotados son meros instrumentos de cada clase dirigente para conseguir mejores condiciones «estratégicas» en guerras futuras, mercados, infraestructuras, materias primas y, a fin de cuentas, rentabilidad.

Los «sacrificios» que todas las clases dirigentes anuncian ahora con distintas excusas no son sino sacrificios por la rentabilidad de sus inversiones actuales y por las expectativas futuras de cada capital nacional.

Seamos claros: Los soldados rusos van al frente a morir y matar a sus iguales para que la gigantesca finca de sus explotadores esté mejor «posicionada» en conflictos futuros. Los soldados ucranianos para que la finca de sus explotadores no se vea saqueada y dividida por los rivales vecinos. Los trabajadores del resto de Europa y América son llamados a tragar sacrificios en sus condiciones de vida más básicas (calentarse, cocinar, iluminar sus casas) en «solidaridad con Ucrania». Pero la palabra Ucrania, en ese contexto no señala a la gran masa de los habitantes de su territorio, sino al negocio de sus dueños y aliados.

Esta guerra, como todas las demás, expresa que «sacar el negocio adelante», el objetivo principal de «los dueños de todo ésto», es cada vez más incompatible con la necesidad humana más básica y universal: mantener la vida.

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miércoles, 23 de febrero de 2022

LA CAGADA DEL PATO MECÁNICO

Me refiero al pato autómata ideado y construido en el siglo XVIII por un ingeniero visionario llamado Jacques de Vaucanson, un pato metálico capaz de moverse, comer y defecar como un pato real. Crear vida artificial se convirtió en su obsesión tras alucinar con la mecánica perfecta que observara en el reloj de una iglesia, de tal modo que su primer intento consistiría en un autómata musical, un flautista de latón que tocaba hasta doce piezas musicales diferentes y al que incluso llegó a ponerle una “piel” que imitaba a la humana. Se llegó a decir de aquel ingenio mecánico que “solo le faltaba darle un alma”. Pero el éxito de este robot fue superado posteriormente por su invento más famoso, un pato dotado con sistema digestivo, que comía grano y lo digería antes de cagarlo. Sin duda, todo un prodigio de la mecánica, dotado con un complejo sistema de músculos artificiales, de conductos digestivos y sobre todo, con un sistema químico que lograba digerir el grano y convertirlo en excremento; si bien, no deja de ser sorprendente que a nadie pareciera preocuparle el hecho científico de que el excremento arrojado por el pato no fuera un resto de lo ingerido sino todo el nutriente al completo, y que, por tanto, a aquel pato le faltaba, además del alma, un estómago real.

Antes de esta histórica cagada artificial, el filósofo Francis Bacon (1626) había resumido perfectamente la utopía burguesa y su ideal científico: “la vida humana liberada del esfuerzo de trabajar”, ¿para qué, si el trabajo puede ser hecho por autómatas?

Tanto Vaucanson como Bacon se adelantaron a su tiempo y aquel ideal burgués tendría que esperar a que la ciencia avanzara algo más. De momento, el trabajo tendrían que seguir haciéndolo  esclavos y sirvientes, los de siempre, aquellos  que no siendo propietarios de la Tierra, ni poseedores del Conocimiento, necesitan trabajar para poder vivir. Porque la tarea de pensar era considerada por aquellos burgueses como  la  propiamente humana, antítesis del trabajo manual y servil y, por eso, la tarea propia de aquellos que podían vivir sin necesidad de trabajar. Podría decirse, como los campesinos de Carlo Levi en “Cristo se detuvo en Éboli”: nosotros no somos hombres”, no realmente, ni burgueses, ni cristianos, porque somos otra cosa...somos trabajadores, autómatas imperfectos y provisionales por tanto, destinados a ser sustituidos algún día por robots mucho más perfectos.

Pues ese día ha llegado, porque la ciencia, sin otra cosa más interesante que hacer, se ha volcado en ello. Ya hay robots capaces de desempeñar casi todos los trabajos y no solo aquellos que precisan de más fuerza y resistencia, también y especialmente aquellos que son repetitivos, como los propios de las cadenas de producción en casi todas las fábricas y talleres. Y pueden hacerlo con gran precisión, rapidez y economía, que acerca a cero los costes marginales por unidad de producto. Es facil de entender, porque el coste marginal es el incremento del coste al producir N+1 unidades de determinado producto, respecto al coste de producción de N unidades del mismo producto.

La utopía burguesa está a punto de ebullición, pero no sin graves contradicciones, porque olvida un pequeño detalle: no todos los hombres son burgueses propietarios, ni siquiera de pequeñas parcelas  y, por tanto, hay una inmensa masa de autómatas trabajadores a punto de ser declarados "obsoletos", sin otra función que la de meros consumidores. Y aquí es donde, aparentemente, falla la utopía burguesa, porque si los antiguos autómatas no trabajan, sin ingresos, ¿con qué  pagarán los productos que consuman y de cuya venta han de vivir los inteligentes dueños de la tierra y del conocimiento?

Muchos comentaristas políticos y científicos de oficio economista, se han precipitado al deducir un  seguro suicidio capitalista en base a esta contradicción aparentemente insuperable. Se han precipitado porque sí existe  solución a esta contradicción. Sucederá, ya está sucediendo, como explicaré a continuación.

La ecuación planteada tiene como  solución única, primero, evitar la rebelión social que pudiera provocar una  incontrolable revuelta de las masas desocupadas, al tiempo que, progresivamente, habría que eliminar de la ecuación a los “disfuncionales”, para lograr así un punto de equilibrio, de tal modo que queden solo los  suficientes expertos, básicamente informáticos e ingenieros, los estrictamente necesarios para el manejo y mantenimiento de las máquinas productoras, junto a aquellos que, sin ser expertos en nada, tengan que realizar los trabajos no cubiertos por las máquinas. Tienen calculado que solo así quedará suficiente reserva de bienes naturales disponibles en el planeta. En todo caso, gran parte de los nuevos autómatas podrán tener apariencia humana, incluso estar programados para “pensar” en modo algoritmo, a condición de resultar tan económicos como los autómatas de Vaucanson, o sea, privados de alma y estómago.

En su novela utópica “La Nueva Atlántida”, Francis Bacon describe una tierra mítica, llamada Bensalem, en la que pone en boca de uno de los hombres sabios que la habitan la descripción del método utilizado en sus invenciones. Los mejores ciudadanos de Bensalem pertenecen a un centro de enseñanza denominado “La Casa de Salomón”, donde se llevan a cabo experimentos científicos con el objetivo de comprender y conquistar la Naturaleza y aplicar este conocimiento en la mejora de la sociedad. En su utopía, Bacon apuesta por una reforma de la sociedad a través de la ciencia aplicada, la tecnología; una sociedad en la que los hombres pueden alcanzar la armonía mediante el control de la Naturaleza, incluida la humana, de modo que en la Nueva Atlántida logran la felicidad debido a su perfecta organización social, centrada en la Naturaleza y en las normas científico-técnicas, si bien, Bacon ponía gran énfasis en valorar al máximo la propia existencia, cuidando cada cual de sí mismo como condición previa de la armonía social.

No me digan que esta utopía no parece una profecía de la sociedad que estamos viendo nacer, que no suena con la melodía del proyecto ecotecnológico en curso, eso que llaman Green New Deal, sustanciado como “cuarta revolución industrial” teorizada por Klaus Schwab, fundador del Foro Economico Mundial o Foro de Davos, teoría que le sirve para describir las claves de la nueva revolución tecnologica o nueva utopía burguesa, que prefiero llamar "propietarista" y no meramente capitalista, que solo correspondería a la  época industrial a punto de ser superada.

Para el diseño de las nuevas máquinas y autómatas, dotados de inteligencia artificial, Klaus Schwab, como buen capitalista y científico, conoce muy bien las ventajas económicas que se derivan de prescindir de un alma y un estómago, elementos que solo ocasionan inconvenientes, cuando no sufrimientos, además de cuantiosos costes de producción y mantenimiento a cargo del Estado. No es que Klaus Schwab sea antirreligioso, por prescindir del alma humana en los autómatas, simplemente su religión es científica en modo tecnológico; como tampoco debiera sorprendernos que en su proyecto de nueva sociedad apenas mencione al Estado, en un acto reflejo - como de vergúenza ajena -, porque el artilugio estatal a Schwab le sigue pareciendo, como a los liberales y socialistas modernos, tan impresentable como necesario al proyecto transhumanista,  a pesar del alto coste que conlleva.

 

 Cuando ésto escribo, un gran revuelo informativo se esparce por todo el mundo: los tanques rusos están ocupando parte del territorio de Ucrania y se suceden los bombardeos cerca de Odessa, de Kiev y por otras ciudades de la exrrepública rusa.

Hasta hace pocos días pensábamos que la guerra-guerra quedaría como estrategia eugenésica residual, limitada a las fronteras “exteriores”, las del mundo subdesarrollado; pensábamos que esa estrategia quedaría reducida a muchas y pequeñas guerras libradas por el control de las últimas materias primas del planeta, pensábamos que el proyecto transhumanista y eugenésico continuaría por otros métodos: guerras comerciales, cibernéticas y bacteriológicas en modo de pandemias, esterilizaciones camufladas, medicina industrial y variadas políticas contraceptivas... pero este ultimo movimiento del Estado Ruso viene a confirmar que la guerra puede extenderse al conjunto del mundo también en su descarnada forma bélica. Tal es la necesidad y la prisa por deshacerse de la parte sobrante de la población mundial. 
 
Sin alma ni estómago, el Pato Mecánico sigue excretando su gran cagada: todo lo que toca, todo lo que come.

 

viernes, 18 de febrero de 2022

VACUNAS, ELECCIONES Y REQUENCOME

 

Foto de EL ESPAÑOL, con esta nota:"En un colegio de Salamanca ha desaparecido el censo electoral, un vocal se negó a usar la mascarilla, la Junta Electoral de Zona ha ordenado su sustitución por un suplente y seguidamente la Policía le ha abierto un expediente al vocal negacionista".

  

El pasado 13F me cayó en suerte la obligación de actuar como vocal de una mesa electoral en las votaciones a las Cortes de Castilla y León. Enterado por la prensa que podía solicitar la exención por ser mayor de 65 años y considerando mi déficit de entusiasmo para tales eventos, llamé por teléfono a la Junta Electoral de zona para preguntar por el procedimiento para solicitar dicha exención. Me dijeron que ya no había lugar porque habían pasado los siete días que para ello establece la normativa electoral. Me acordé de mi condición de no vacunado y, por si colaba, volví a llamar otra vez para explicar que se me había olvidado alegar que, además de ser viejo, no estoy vacunado. Me dijeron que lo tenían que consultar y hubo un largo silencio al otro lado del teléfono antes de decirme que, aunque fuera de plazo, presentara la solicitud de exención por razón de mi edad (?). Y así lo hice al día siguiente, por escrito y presencialmente, comprometiéndose la Junta Electoral a notificarme por teléfono su decisión al respecto. Nadie me llamó y llegado el día me presenté puntualmente en el local electoral, ese domingo a las 8 de la mañana. A la entrada pasaban lista y al tiempo que daba mi nombre, observé que estaba tachado en amarillo; y enseguida me dijeron que podía irme a casa. Y allí me fui, más contento que unas pascuas.

El Estado puede obligarme a estar en una Mesa electoral y también podría obligarme a votar y a vacunarme, pero, de momento, se queda con las ganas y no se atreve a hacer ninguna de las dos cosas. Podría estarle agradecido, pero no, no puedo porque cada vez que hay elecciones y no voto, siempre hay alguien que, en nombre del Estado y del supuesto bien común que representa, me recuerda que solo si voto estoy autorizado a críticar y hasta para hablar de política. Y con la vacunación de la Covid, el Estado se ha comportado conmigo mucho peor todavía: durante dos años (y no sé hasta cuando), me he visto sometido a un sistemático y persistente acoso mediático y social, bien directamente, a cargo de los medios al servicio del Estado, o bien en modo inducido, a cargo de un asfixiante entorno social, que nunca pude imaginar tan acrítico ni tan sumiso.

A día de hoy, estoy sano y contento, porque me voy librando de la gripe y de la covid, de vacunas y elecciones. Como otros años, ni siquiera he pasado la gripe, o si la he pasado ha sido sin enterarme, como tantas otras veces, sin necesidad de vacunarme. Y no es que yo desconfíe de las vacunas en general y por sistema, como sí desconfío de las elecciones. La vacuna de la gripe no me la he puesto nunca, porque tengo comprobado que en cada epidemia funciona bien mi sistema inmunológico; y siendo así, no veo justificado someterme al riesgo de una vacunación precipitada, sin diagnóstico ni prescripción médica, masiva e indiscriminada, además de comunicada y gestionada caóticamente.

Me va a ser difícil superar los agravios e insultos de los que he sido objeto, como la sarta de argumentos simplones y pseudocientíficos que he tenido que soportar durante estos dos largos años. Solo espero que pase el tiempo, para que se me pase este cabreo que tengo y para que el conocimiento realmente científico se imponga sobre la propaganda estatal y sobre su relato único y totalitario, más comercial y político que científico.

Soy dado a que me duren poco los rencores y, de hecho, ahora solo tengo un pequeño requencome, que diría mi abuela Rosa. Y es que todavía no me explico por qué el Estado me envió a casa el pasado 13F, librándome de las elecciones...¿sólo por no estar vacunado?

viernes, 11 de febrero de 2022

ESTE VACÍO QUE NOS HACINA EN MACROGRANJAS URBANAS

 


Por el santoral hoy es  día de las santas Bonajunta y Humbelina. Y mañana (13F), de Santa Fusca y Santa Viridiana. Mírelo, si no se lo cree...y al margen del santoral hoy es  el Día de Reflexión, señor Cayo...sí, sí, como se lo digo. Hay que ver, ya hay  días "mundiales" de todo, incluso hay un calendario de "días mundiales raros". Precisamente mañana, el 13F, es uno de ellos,  Día Mundial del Infiel o del Amante; ni casualidad, ni cachondeo, señor Cayo, mire que sin salir de febrero también se celebra un día mundial del Orgullo Zombie (5F),  del Hombre del Tiempo (7F),  de los Sonidos Curativos (16F), y  el  de los Amores Imposibles es el 20F, que coincide con el Día Mundial de Amar a tu Mascota.

Pues ale, me pongo a reflexionar sobre una noticia de ayer mismo,  en vísperas de las votaciones a las Cortes de Castilla y León: “Greenpeace documenta el foco de gripe aviar en Íscar (Valladolid) para denunciar que las macrogranjas son una bomba de relojería” https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/comunicados/macrogranja-aviar/

Me disculpen las paisanas y paisanos de la ONG "Paz Verde" (Greenpeace), si traduzco (entre paréntesis) algunas palabras de la noticia relativa al “pueblo de los taburetes”, que es como llamábamos los de Valladolid al pinariego e industrioso pueblo de Iscar, donde resulta que se localiza la industria avícola, ¿o aviar?, causante de esta alarmante noticia:

Las explotaciones industriales (grandes ciudades) son el entorno perfecto para la proliferación de este tipo de virus, ya que numerosos individuos genéticamente muy similares se ven obligados a vivir hacinados. Este es precisamente el modelo predominante en España y cada vez más en el mundo. Si a ésto se suma que los animales (ciudadanos) se suelen trasladar a largas distancias (vacaciones, migraciones) se da una segunda condición que facilita la propagación del virus (pandemia). Y ésto no es porque falten las medidas de bioseguridad (sistema sanitario) en estas explotaciones, sino simplemente porque estos ambientes crean el hábitat ideal para los patógenos.”

No me diga que esta noticia de la pandemia aviar no está bien traída, que no es acertada metáfora. Porque “aviados” o “apañados” estamos (según se diga en Valladolid o Palencia),  “de nunca acabar” en todo caso, ¿a que sí, señor Cayo?...

Pues fíjese usted, qué oportuno el chiguito ese murciano que llaman Pedro-García-Olivo (que no, no es ningún candidato de la E al revés), que es un profe, murciano y escritor anarquista, uno de esos que como usted ya no cree ni en la Virgen del Carmen que se le apareciera de cuerpo presente, ni aunque lo hiciera con una rosa en el puño o rodeada de gaviotas y aros olímpicos de color violeta, que no,  pero a lo que iba, fíjese qué detalle el suyo, que ayer, aunque pareciera sin querer,  le dedicaba a usted unas palabras:

Sí, se vació una parte grande de la llamada España. Quienes ahora dicen defenderla, desde los partidos y las instituciones, más bien se defienden a sí mismos y alimentan sus anhelos de protagonismo político. El interior de la Península se convertirá en un desierto. Pero también se vació la crítica publicitada, que sigue muriendo en las arenas del Estado Social, del bienestarismo analgésico. La crítica se nos presentará como una suerte de nada, un hueco acariciado por palabras gastadas y silencios estratégicos. Se vació el corazón de las gentes, hasta el punto de que demasiadas historias de amor lo serán también de economía. Las emociones fueron desecadas. El vacío de la persona contemporánea occidental es difícilmente superable. Le cabe, por supuesto, el narcótico de las compras y de los viajes, que es la forma estándar de ratificar su insignificancia y su culpa. Entre tanto vacío, entre tanta falsía, me acerco al almendro de mi patio y le hago una foto. Porque está lleno y no miente; le asiste la belleza de no ser humano”.

Ya hay que estar harto, ¿verdad, señor Cayo?, para llegar a decir todo ésto, siendo murciano y no leonés o castellano...ah, y no se me moleste, que lo de “persona contemporánea occidental” no va por usted, que ya sé que usted es castellano viejo, ni leonés ni manchego.

Y el lunes San Valentín, 14F, Día de los Enamorados, señor Cayo: resaca y recuento electoral definitivo. Y otro lunes más al sol, habitual, desolador, de esta tierra de hidalgos con iphone, venidos a menos sin parar desde los tiempos de la Mesta y puede que me quede corto...Y aún hay pardillos de capital y provincia que ven gran modernidad y progreso humano en el cambio de los tiempos, ¡ovejas, señor Cayo, nos cambian las ovejas por gallinas, por vacas y gochos industriales!, no sé dónde iremos a parar, señor Cayo, no sé.





MANGAS VERDES, LA IZQUIERDA VACIADA

La condición esencial para pensar en términos políticos a escala global es ver la unidad del sufrimiento innecesario que existe hoy en el mundo. Este es el punto de partida. (John Berger)


No hacía falta esperar a que surgiera la Covid19, era previsible. La pandemia de infoxicación global se venía cociendo desde la crisis del 2008 en los foros competentes. Mediáticamente fue preparándose un clima social y político “preparatorio”, coincidiendo con el cambio de rumbo de la agenda geopolítica de la globalización capitalista, forzada ésta por repentinos vértigos y urgencias energéticas y climáticas, potencialmente desencadenantes de masivas rebeliones sociales. Llevo tiempo señalando el papel de “tapón” que vienen desempeñando las  izquierdas sindicales y políticas, taponando las vías de agua que a cada momento se abren en el sistema de la globalización capitalista. Unos, los liberalsocialistas, porque esperan remontar su posicionamiento electoral a base de pescar en caladeros centristas; y los que critican a éstos porque están entretenidos en contradictorias tácticas de “radicalismo transversal”, cansados de estar sentados, en una eterna y mística espera  del resurgir de  conciencia de la clase obrera.Y así deambulan, desorientados, disparando fuego amigo sin ton ni son, por descampados identitarios que irreversiblemente les van alejando de una clase obrera que ni sabe que lo es ni quiere serlo, que solo existe en las afueras coloniales de este moderno mundo low cost global, estatal y capitalista, el mismo mundo que ayudaron a construir estas izquierdas "neo", a base de "bienestarismo analgésico" -como diría Pedro García Olivo-, en consensuada competencia con neoliberales y neofascistas. 

Auguro que esta pandemia de infoxicación,  esta viscosa sublimación del pensamiento único, significará su tumba por décadas. Con su autismo dócil y acrítico, estas neoizquierdas le han hecho la cama al neofascismo en auge, que si hasta ahora no tuvo problema en integrarlos en su agenda neoliberal, como vistosa y funcional oposición, llegado el momento se los llevará por delante sin pensárselo dos veces. No se han enterado, ni quieren enterarse de por dónde sopla el aire, y en poco tiempo veremos que ni siquiera serán tema de conversación...no falla,  se recoge lo que se siembra. 

Con dos sospechosos años de silencio y retraso, estamos viendo surgir en estos días algunas pocas reacciones autocríticas, a buenas horas mangas verdes. Pero sean bienvenidas aunque sea a destiempo y, lo más probable, demasiado tarde. Traigo, como ejemplos, estos dos artículos, uno de Angeles Maestro, y otro de Jesús García Blanca, publicados recientemente en LA HAINE : 

 El silencio suicida de la izquierda ante la gestión de la pandemia Covid

Angeles Maestro-La Haine-05/02/2022

"La ausencia de posiciones críticas por parte de las organizaciones de la izquierda ha dejado sin referencia alguna a los colectivos más conscientes de la clase obrera".

Soy antivacunas, antisistema y antifascista

Jesús García Blanca-La Haine-09-02-2022

"Soy antivacunas porque soy antisistema, y soy antisistema porque soy antifascista. Y podría añadir que si las cosas se llevan hasta las últimas consecuencias, no se me ocurre que se pueda ser a antisistema y antifascista sin ser antivacunas. Enseguida explico este aparente embrollo".

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