miércoles, 9 de marzo de 2022

DE LA GUERRA ECONÓMICA A LA ECONOMÍA DE GUERRA

Publicado por COMMUNIA, DIARIO DE EMANCIPACIÓN, el 9 de marzo de 2022

 Enlace: https://es.communia.blog/de-la-guerra-economica-a-la-economia-de-guerra/

 «No a la guerra». Cartel sobre una casa en Rusia.

 «No a la guerra». Cartel sobre una casa en Rusia.

La prohibición de compras de hidrocarburos rusos por EEUU y Gran Bretaña, el plan de reducción de 2/3 del consumo de gas ruso por la UE y la respuesta que se dibuja inminente desde Moscú, amenazan con la transformación inmediata y general de la guerra económica en economía de guerra en toda Europa, desde Yakutia a las Azores. A la vista ya un empobrecimiento de los trabajadores de todo el continente de una velocidad y violencia no vista desde la última guerra imperialista mundial.

De las sanciones al bloqueo de las exportaciones de gas y petróleo rusos 

Biden comunica ayer la prohibición de compra de hidrocarburos rusos. Eligió de fondo un retrato a caballo de Theodor Roosevelt evocador de la guerra de Cuba, primera gran afirmación imperialista de EEUU.

Este lunes, con el flujo de gas de Rusia a Alemania a través de Polonia parado desde el viernes, se alcanzaron nuevos precios récord en Europa. Los especuladores andaban como locos. EEUU preparaba una prohibición de exportaciones de gas y petróleo ruso y presionaba con toda su fuerza diplomática a Gran Bretaña y la UE para que se unieran.

Ayer finalmente, EEUU prohibió las importaciones de hidrocarburos rusos y Gran Bretaña se unió. La UE, mucho más dependiente del gas para mantener su estructura productiva en pie, se negó a una prohibición total de efectos arrasadores. En su lugar presentó un plan draconiano para reducir en 2/3 el consumo de fuentes energéticas rusas a lo largo de el presente año.

Para hacernos una idea del impacto de lo que viene, uno de los pilares del plan pasa por reducir el consumo de calefacción. El informe de la Agencia Internacional de la Energía que evaluaba el coste de reducir en 1/3 la dependencia del gas ruso, es decir, la mitad del objetivo actual de la UE para este año, decía que, de media y contando los países de Sur, la calefacción de los europeos tendría que reducirse un grado. No parece tanto, pero en la práctica se traduciría en un desastre social y sanitario en los hogares trabajadores de los países del Este y el interior de Europa. Ahora dupliquemos el objetivo.

Los trabajadores de ambos lados de la frontera UE principales víctimas de las sanciones y la restricción de compras

Y tengamos en cuenta que el precio de partida del gas es ya una locura. En una familia española de consumo medio, la factura anual tras las últimas subidas, ya está por encima de 2.000€. Si hasta ayer estaba claro que no era un fenómeno temporal, hoy toda expectativa sensata, con el plan de la UE en la mano, apunta a una subida brutal de precios en el horizonte más próximo.

Mientras tanto, la primera fase de la guerra económica, el bloqueo de exportaciones críticas, empieza a hacerse sentir en Rusia.

Por supuesto, la burguesía ve con preocupación el cierre sine die de las bolsas y la pequeña burguesía ve preocupada el corralito decretado ayer que reduce sus ahorros en divisa a 10.000$. Pero para la gran mayoría de la población y especialmente para los trabajadores, que viven al día, la situación es mucho más grave: las fábricas de capital extranjero (Volkswagen, Volvo, etc.) están despidiendo en masa, escasean ya medicamentos y en los supermercados empiezan los racionamientos de alimentos básicos.

Para los trabajadores migrantes ni siquiera es posible mandar ya dinero a casa, y por lo que nos cuentan, ya está en marcha una ola de retrasos e impagos de salarios, la forma más barata para las empresas de financiar el desastre financiero.

En Ucrania mientras tanto, la economía de guerra es ya una realidad. Con casi un 40% de empresas que no pagan el salario a sus trabajadores, el gobierno está reconvirtiendo la estructura productiva a toda velocidad para la producción bélica y ha decretado la movilización forzosa de los trabajadores. Al hacerlo no solo los militariza y despoja de sus derechos más básicos, los convierte de paso en objetivo de los bombardeos del ejército ruso.

De la guerra económica a la economía de guerra

 Ayer en Rusia el gobierno presentó de urgencia una serie de decretos para aliviar una situación que ya ha explotado en huelgas salvajes en algunas fábricas ante el impago de salarios. El primer paquete intenta poner en marcha a toda velocidad una industria de medicamentos genéricos básicos para sustituir las importaciones bloqueadas y abre la puerta a mantener a una parte de las PYMEs locales con contratos públicos.

Pero a la noche, después del discurso de Biden presentando la prohibición de compras de gas, Putin firmó un nuevo decreto de restricción de exportaciones. El decreto da poderes al gobierno para «cerrar el grifo» del gas, el petróleo y las materias primas a toda una serie de «países hostiles» entre los que están, obviamente, AUKUS y la UE. La lista de restricciones concreta se hará pública entre hoy y el viernes.

La amenaza hecha explícita unas horas antes por el viceprimer ministro Novak, está a punto de ejecutarse. Si el gobierno ruso corta las exportaciones de petróleo y gas a la UE, el barril subiría muy posiblemente a 300 dólares y el shock sobre todo el sistema económico global sería brutal... en especial para los trabajadores. Europa entera -Rusia, Ucrania, la UE- pasaría de la guerra económica a la economía de guerra.

No olvidemos qué son y qué papel tenemos en la guerra económica de las clases dirigentes europeas y americanas

 Las sanciones reflejan con claridad la naturaleza tanto de la guerra imperialista como de la «integridad nacional»: las clases dirigentes atacan los «negocios» de sus rivales, su «libertad» para mover, colocar y rentabilizar capitales a nivel personal y colectivo, es decir como estado.

En el curso de la matanza armada y en el cálculo del impacto de las sanciones, las vidas de los explotados son meros instrumentos de cada clase dirigente para conseguir mejores condiciones «estratégicas» en guerras futuras, mercados, infraestructuras, materias primas y, a fin de cuentas, rentabilidad.

Los «sacrificios» que todas las clases dirigentes anuncian ahora con distintas excusas no son sino sacrificios por la rentabilidad de sus inversiones actuales y por las expectativas futuras de cada capital nacional.

Seamos claros: Los soldados rusos van al frente a morir y matar a sus iguales para que la gigantesca finca de sus explotadores esté mejor «posicionada» en conflictos futuros. Los soldados ucranianos para que la finca de sus explotadores no se vea saqueada y dividida por los rivales vecinos. Los trabajadores del resto de Europa y América son llamados a tragar sacrificios en sus condiciones de vida más básicas (calentarse, cocinar, iluminar sus casas) en «solidaridad con Ucrania». Pero la palabra Ucrania, en ese contexto no señala a la gran masa de los habitantes de su territorio, sino al negocio de sus dueños y aliados.

Esta guerra, como todas las demás, expresa que «sacar el negocio adelante», el objetivo principal de «los dueños de todo ésto», es cada vez más incompatible con la necesidad humana más básica y universal: mantener la vida.

G
M
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