No hacía falta esperar a que surgiera la Covid19, era previsible. La pandemia de infoxicación global se venía cociendo desde la crisis del 2008 en los foros competentes. Mediáticamente fue preparándose un clima social y político “preparatorio”, coincidiendo con el cambio de rumbo de la agenda geopolítica de la globalización capitalista, forzada ésta por repentinos vértigos y urgencias energéticas y climáticas, potencialmente desencadenantes de masivas rebeliones sociales. Llevo tiempo señalando el papel de “tapón” que vienen desempeñando las izquierdas sindicales y políticas, taponando las vías de agua que a cada momento se abren en el sistema de la globalización capitalista. Unos, los liberalsocialistas, porque esperan remontar su posicionamiento electoral a base de pescar en caladeros centristas; y los que critican a éstos porque están entretenidos en contradictorias tácticas de “radicalismo transversal”, cansados de estar sentados, en una eterna y mística espera del resurgir de conciencia de la clase obrera.Y así deambulan, desorientados, disparando fuego amigo sin ton ni son, por descampados identitarios que irreversiblemente les van alejando de una clase obrera que ni sabe que lo es ni quiere serlo, que solo existe en las afueras coloniales de este moderno mundo low cost global, estatal y capitalista, el mismo mundo que ayudaron a construir estas izquierdas "neo", a base de "bienestarismo analgésico" -como diría Pedro García Olivo-, en consensuada competencia con neoliberales y neofascistas.
Auguro que esta pandemia de infoxicación, esta viscosa sublimación del pensamiento único, significará su tumba por décadas. Con su autismo dócil y acrítico, estas neoizquierdas le han hecho la cama al neofascismo en auge, que si hasta ahora no tuvo problema en integrarlos en su agenda neoliberal, como vistosa y funcional oposición, llegado el momento se los llevará por delante sin pensárselo dos veces. No se han enterado, ni quieren enterarse de por dónde sopla el aire, y en poco tiempo veremos que ni siquiera serán tema de conversación...no falla, se recoge lo que se siembra.
Con dos sospechosos años de silencio y retraso, estamos viendo surgir en estos días algunas pocas reacciones autocríticas, a buenas horas mangas verdes. Pero sean bienvenidas aunque sea a destiempo y, lo más probable, demasiado tarde. Traigo, como ejemplos, estos dos artículos, uno de Angeles Maestro, y otro de Jesús García Blanca, publicados recientemente en LA HAINE :
El silencio suicida de la izquierda ante la gestión de la pandemia Covid
Angeles Maestro-La Haine-05/02/2022
"La
ausencia de posiciones críticas por parte de las organizaciones de
la izquierda ha dejado sin referencia alguna a los colectivos más
conscientes de la clase obrera".
Soy antivacunas, antisistema y antifascista
Jesús García Blanca-La Haine-09-02-2022
"Soy antivacunas porque soy antisistema, y soy antisistema porque soy
antifascista. Y podría añadir que si las cosas se llevan hasta las
últimas consecuencias, no se me ocurre que se pueda ser a antisistema y
antifascista sin ser antivacunas. Enseguida explico este aparente
embrollo".
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