Por el santoral hoy es día de las santas Bonajunta y Humbelina. Y mañana (13F), de Santa Fusca y Santa Viridiana. Mírelo, si no se lo cree...y al margen del santoral hoy es el Día de Reflexión, señor Cayo...sí, sí, como se lo digo. Hay que ver, ya hay días "mundiales" de todo, incluso hay un calendario de "días mundiales raros". Precisamente mañana, el 13F, es uno de ellos, Día Mundial del Infiel o del Amante; ni casualidad, ni cachondeo, señor Cayo, mire que sin salir de febrero también se celebra un día mundial del Orgullo Zombie (5F), del Hombre del Tiempo (7F), de los Sonidos Curativos (16F), y el de los Amores Imposibles es el 20F, que coincide con el Día Mundial de Amar a tu Mascota.
Me disculpen las paisanas y paisanos de la ONG "Paz Verde" (Greenpeace), si traduzco (entre paréntesis) algunas palabras de la noticia relativa al “pueblo de los taburetes”, que es como llamábamos los de Valladolid al pinariego e industrioso pueblo de Iscar, donde resulta que se localiza la industria avícola, ¿o aviar?, causante de esta alarmante noticia:
“Las explotaciones industriales (grandes ciudades) son el entorno perfecto para la proliferación de este tipo de virus, ya que numerosos individuos genéticamente muy similares se ven obligados a vivir hacinados. Este es precisamente el modelo predominante en España y cada vez más en el mundo. Si a ésto se suma que los animales (ciudadanos) se suelen trasladar a largas distancias (vacaciones, migraciones) se da una segunda condición que facilita la propagación del virus (pandemia). Y ésto no es porque falten las medidas de bioseguridad (sistema sanitario) en estas explotaciones, sino simplemente porque estos ambientes crean el hábitat ideal para los patógenos.”
No me diga que esta noticia de la pandemia aviar no está bien traída, que no es acertada metáfora. Porque “aviados” o “apañados” estamos (según se diga en Valladolid o Palencia), “de nunca acabar” en todo caso, ¿a que sí, señor Cayo?...
Pues fíjese usted, qué oportuno el chiguito ese murciano que llaman Pedro-García-Olivo (que no, no es ningún candidato de la E al revés), que es un profe, murciano y escritor anarquista, uno de esos que como usted ya no cree ni en la Virgen del Carmen que se le apareciera de cuerpo presente, ni aunque lo hiciera con una rosa en el puño o rodeada de gaviotas y aros olímpicos de color violeta, que no, pero a lo que iba, fíjese qué detalle el suyo, que ayer, aunque pareciera sin querer, le dedicaba a usted unas palabras:
“Sí, se vació una parte grande de la llamada España. Quienes ahora dicen defenderla, desde los partidos y las instituciones, más bien se defienden a sí mismos y alimentan sus anhelos de protagonismo político. El interior de la Península se convertirá en un desierto. Pero también se vació la crítica publicitada, que sigue muriendo en las arenas del Estado Social, del bienestarismo analgésico. La crítica se nos presentará como una suerte de nada, un hueco acariciado por palabras gastadas y silencios estratégicos. Se vació el corazón de las gentes, hasta el punto de que demasiadas historias de amor lo serán también de economía. Las emociones fueron desecadas. El vacío de la persona contemporánea occidental es difícilmente superable. Le cabe, por supuesto, el narcótico de las compras y de los viajes, que es la forma estándar de ratificar su insignificancia y su culpa. Entre tanto vacío, entre tanta falsía, me acerco al almendro de mi patio y le hago una foto. Porque está lleno y no miente; le asiste la belleza de no ser humano”.
Ya hay que estar harto, ¿verdad, señor Cayo?, para llegar a decir todo ésto, siendo murciano y no leonés o castellano...ah, y no se me moleste, que lo de “persona contemporánea occidental” no va por usted, que ya sé que usted es castellano viejo, ni leonés ni manchego.
Y el
lunes San Valentín, 14F, Día de los Enamorados, señor Cayo: resaca y recuento electoral definitivo. Y otro lunes más al sol, habitual, desolador, de esta tierra de hidalgos con iphone, venidos a menos sin
parar desde los tiempos de la Mesta y puede que me quede corto...Y aún
hay pardillos de capital y provincia que ven gran modernidad y progreso
humano en el cambio de los tiempos, ¡ovejas, señor Cayo, nos cambian las ovejas por gallinas, por vacas y gochos industriales!, no sé dónde iremos a parar, señor Cayo, no sé.
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