Manifestación nacionalista contra el nacionalismo
«El
gobierno despótico es un orden de cosas donde el superior es vil y
el inferior está envilecido»
Nicolás
Chamfort, seudónimo de Nicolas Sébastien-Roch (1741 -1794),
moralista francés, lúcido y escéptico, elegido miembro de la
Academia Francesa en 1782.
ESPAÑA, CATALUÑA Y EL TERCER ESTADO
Antes
de que la modernidad pudiera configurarse como obra del Estado, las
mismas élites
que alumbraron la ideología estatal,
llamaban “estados”
a otras
cosas. Distinguían
tres estados: nobleza, clero y pueblo.
Los dos primeros estaban
integrados por aquellos
individuos que no
necesitaban producir nada mientras
pudieran vivir del trabajo
del tercer estado (el resto
de individuos, dedicados a trabajar
para sí mismos
y para los dos estados
“superiores”).
Lo que caracterizaba esa división social era, fundamentalmente, la
forma en que cada uno de
esos estados
se ganaba la vida: nobleza
y clero no trabajaban, no ganaban su
sustento con el trabajo, ni
manual ni intelectual, eran
“trabajadores” a su modo
estatal (esencialmente
militar y clerical e, incipientemente, comercial). Su
sustento provenía de la
renta de tierras expropiadas o heredadas y de los
impuestos aportados bajo
amenaza de violencia armada.
En eso consistía la legalidad constituyente del moderno Estado
burgués. Solucionada
la primera parte del
“sistema” con la legalización de la apropiación privada, la
hacienda
estatal venía a ocuparse
de la segunda parte,
mediante los
Presupuestos del Estado con
los que financiar, mediante
impuestos sustraídos al Tercer Estado, las necesidades de los dos
primeros estados, así
como
las crecientes necesidades del aparato legal, burocrático y militar
necesario al funcionamiento de los nuevos estados surgidos de la
revolución burguesa.