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Cueva-tumba
situada junto al Monasterio de Santa Maria la Real (Aguilar de
Campoo), donde -según la leyenda- fue enterrado Bernardo del
Carpio, primer héroe del romancero castellano. |
Cada
poco encontramos nuevos y sorprendentes rastros del más antiguo
personaje de leyenda del romancero, Bernardo del Carpio, en la
literatura escrita en lengua castellana como en la tradición oral y
en el folclore, especialmente en el cante flamenco.
1.
Entre Borges y el flamenco
Resumo
a continuación un texto del escritor argentino Carlos García, con ese mismo título
(“Bernardo del Carpio, entre Borges y el flamenco”):
“La
ceguera y la propia pusilanimidad, obligaron a Borges a convivir con
su madre, que, para colmo, vivió casi cien años. Sin embargo,
considero que la figura angular de su vida, al menos de su novela
familiar, fue el padre: dueño de una “ilimitada biblioteca
inglesa” y escritor él mismo, aunque frustrado, un hombre apacible
y melancólico (cf. C. García 2016).
No
es casual, pues, que una de las primeras piezas literarias de Borges,
quizás la primera de todas, una obra de teatro escrita hacia 1906,
estuviera relacionada con una figura que siente piedad filial para
con su padre: Bernardo del Carpio.
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Borges niño
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No
conozco ediciones completas del “Bernardo del Carpio” de Borges,
sino apenas los fragmentos reproducidos por Torre Borges (1987, 29). La letra de este manuscrito difiere considerablemente de la que
muestra otro muy temprano: “The Gods” (Helft 2013, 23). Considero
que en ese caso fue Borges el amanuense, mientras que el texto sobre
Bernardo del Carpio fue puesto por escrito por otra mano.
La
figura de “Bernardo del Carpio” no fue un invento de Borges: existió
realmente, al menos en el imaginario del pueblo español. Borges toma
y reelabora en ese texto un personaje de la épica hispana,
conservada en varios romances y canciones que relatan, en una
vertiente, la lucha de un hijo por liberar y recuperar a su padre y
restaurar el honor de ambos.
Desde
Menéndez Pidal en adelante, la mayoría de los estudiosos coincide
en afirmar que Bernardo no fue una figura histórica, sino que fue
creada como réplica local a la épica francesa y a los nacionalismos
que esta propiciaba. Bernardo habría sido el vencedor de los
franceses en Roncesvalles (aunque hay quien supone que Bernardo
existió realmente y sí venció a los franceses, pero en otro sitio
o en otra fecha)".
Texto completo en este enlace: Entre Borges y el flamenco
2.
Los libros de flamenco, la prosa de Azorín y el comercio de cal de
Bernardo del Carpio
Recojo
aquí el resumen de otro curioso texto, cuyo autor en este caso es
Luis Suárez Ávila, del Puerto de Santa María (Cádiz, 1944),
posiblemente el decano de los investigadores flamencos y máxima
autoridad mundial en el Romancero, sobre la memoria y reverencia que
sienten y conservan los gitanos de la baja Andalucía en torno a la
leyenda del héroe del romancero, Bernardo del Carpio.
Resumen:
“Así
hallé en 1570 el bautizo de un gitano al que le pusieron Bernardo
del Carpio,
que se casó en Triana con una Bárbola
Fernández
y que fueron padres de otro Bernardo del Carpio en 31 de enero de
1616. En
Sanlúcar, en el Archivo de la Parroquia de La O, en 1730, encontré
otro Bernardo del Carpio, gitano, que estaba casado con Luisa
Lutgarda Medrano,
también gitana y eran padres de Bernardo del Carpio, nacido el 23 de
mayo de 1730, y de dos hijos más: Bartolomé
Joseph
y Joseph
Felipe.
También en Sanlúcar, en 1760, hallé en el Catastro de Ensenada a
un Bernardo del Carpio, oficial de herrero y esquilador de ganado. En
1783, en el Censo ordenado por Carlos III, en Sanlúcar, otro
Bernardo del Carpio, casado con Josefa
Valencia
son padres de otro Bernardo del Carpio, viudo. En esa misma fecha, la
gitana sanluqueña Bernarda
del Carpio
es
madre de un hijo pequeño.
También
en Sanlúcar, el 7 de septiembre de 1790, un nuevo Bernardo del
Carpio aparece en un documento de la Hermandad de la Caridad y Pobres
Desamparados. Pero lo más impresionante es que, un buen día, al
cabo de muchos años, con la guía de teléfonos en la mano, estaba
yo buscando el número de no sé quién en Jerez y me hallé, de
pronto, con lo siguiente: “Carpio del Carpio, B. del / Acebuche,
14, 956311885”. Y me dije: “Aquí llamo yo”. Marqué el número
y me salió un señor: “¿Don Bernardo del Carpio?”, pregunté.
“No –me dijo–, Bernarda era mi madre, que ha muerto el 4 de
septiembre de 1998 con 81 años”. Y no se me ocurrió otra cosa que
preguntarle con el santo y seña de los gitanos: “¿Usted vende
cal?”. “Por los cuatro costados”, me respondió. “Pues vamos
bien”, le dije y le añadí que por qué le habían puesto ese
nombre a su madre. Me dijo que era un nombre familiar, que un tío de
su madre, a quien querían mucho, se llamaba Bernardo del Carpio y
que había uno o dos más en su familia, más antiguos. En efecto, en
el Archivo Histórico de Jerez encontré luego al tal tío, en la
calle Acebuche, 14, empadronado en 1889, llamado Bernardo
del Carpio Medina.
Y, en el número 5 de la misma calle, a dos mujeres
llamadas Bernardina
del Carpio,
madre e hija.
De
otra parte, José
Morón Moroncillo,
romancista gitano de El Puerto de Santa María, nacido en 1870, que
criaba gallos de pelea, ponía a sus pollos los nombres de Oliveros,
Montesinos, Pulgar o Bernardo del Carpio, gallo este último nunca
vencido en una pelea y que murió de viejo en Trujillo del Perú.
Todos
estos “Bernardos del Carpio”, gitanos, me traen a la memoria
hechos tan ilustrativos como la costumbre francesa del siglo XI de
poner a los hijos nombres como Roldán, Oliveros o Montesinos, por
mor de los cantares de gesta y la adopción por la familia Menéndez
Pidal de los nombres de Jimena, Diego o Gonzalo. Por cierto, que
cuando nació Diego
Catalán Menéndez-Pidal,
contaba él, tuvieron la tentación de ponerle de nombre Arnaldos,
como el conde del romance.
A
medida que iba recogiendo romances a los gitanos, percibí el
abrumador número de textos de Bernardo del Carpio que iba
encontrando. Los he recogido a Miguel
Niño El
Bengala,
a Pepe
Torre,
a Jose
El
Negro,
a Alonso, a Juana y a Dolores
los del Cepillo,
a Gabriela
de los Reyes;
a Juan
de los Reyes Santos El
Sopa,
a Juan de los Reyes Pastor, a Luisa Pastor Monge, a Agujetas
El Viejo,
a Manuel
Agujeta,
a Jeroma
La del Planchero,
a Ramón
Medrano…
Fueron once textos de “Bernardo al pie de la torre + Bañando está
las prisiones + Entrevista con el Rey” y dieciocho textos de
“Bernardo del Carpio, Con cartas y mensajero”, además de otros
tres
antes recogidos por Manrique de Lara, en 1916, o uno hallado por Don
Álvaro Picardo,
en 1922. El
tema de Bernardo del Carpio, el primero que recogí, es una constante
entre los gitanos bajoandaluces.
La
devoción de estos gitanos por el héroe del romancero, que gasta su
vida pidiéndole a su tío el Rey
Alfonso El Casto
la libertad de su padre, el conde de Saldaña, preso en el castillo
de Luna, les hace incluso adoptar su propio nombre. Bernardo y estos
gitanos tienen parejas inquietudes. Bernardo del Carpio está
encastrado en las vidas de estos gitanos que, durante generaciones
enteras, en memoriales desgarradores, han estado reclamando a los
respectivos reyes la libertad de sus padres, esposos, hijos,
hermanos, presos, como forzados, en las galeras de El Puerto de Santa
María, base e invernadero de las galeras reales de España,
Capitanía General de las Costas de Andalucía y Capitanía General
del Mar Océano”.
Texto
completo en este enlace
3.
Antonio Mairena cantó
el romance de Bernardo del Carpio
"Romance
de Bernardo El Carpio” por
Antonio
Mairena: Escuchar
Ésta es la primera vez que se graba el romance con el aire
de la antigua soleá bailable. La melodía de lo que canta Antonio es
la común entre los gitanos bajoandaluces, que la cantaban y la
cantan aún en las bodas gitanas junto a la alboreá. De hecho la
copla con la que cierra se suele cantar por alboreá y es muy común
entre los cantaores bajoandaluces. Aunque Mairena fue siempre un
defensor a ultranza de las tradiciones gitanas fue él el primero en
dar a conocer al gran público este hermoso cante que se conservó
hasta entonces en la intimidad de los hogares gitanos. Y es que
finalmente en Antonio Cruz muchas veces podía más el artista que el
gitano, cosa que le acarreó ciertos problemas con algunos de su
raza, que no vieron con buenos ojos el que Antonio diera a conocer
este cante tan vinculado a la ceremonia nupcial. El romance pone fin
a este disco que supuso todo un revulsivo en el panorama flamenco de
su época. La grandeza y fuerza que recorren sus surcos se perciben
aún en las escuchas
que
hacemos hoy, casi medio siglo después. En esos años no había en el
mercado discográfico una obra comparable a ésta, que abrió nuevas
vías y públicos, lo que vino a demostrar que era posible llegar a
más gente sin caer ni un ápice en la comercialidad. Antonio con
este disco empieza, en definitiva, a enseñar a la afición una nueva
forma de enfocar el cante flamenco. (Luis y Ramón Soler, 2004)
Salió Bernardo a cazar
una
nochecita oscura
de perritos y lebreles
lleva cercaita la
mula
Se ha levantao un vientecito
y una
agüita mu menua
fue a ampararse a una torre
pa no mojarse
la pluma
Dentro de la torre suena
aquel de
las fuerzas muchas
está cantando un romance
que Bernardo
mu bien escucha
Dicen que yo tengo un hijo
y que
Bernardo le llaman
toito el que me viene a ver
me cuenta de
sus azañas
Si no las tienes pa tu pare
mi
Dios,para quien las guardas:
Monta Bernardo a caballo
y pa
El Carpio va que volaba
Buen rey, deme uste a mi pare
si
mi obra se lo merece
con el puño de mi espada
y mi manita
prudente
Pongase usté a trecho
que lo
mando yo
como si lo mandara
el gobernador