lunes, 2 de abril de 2018

¿PATRIARCADO SOSTENIBLE?

Fotos de la revista Contratiempo (mayo del 68, Marilyn Monroe y 8M)
Puede que ya sea tarde, porque los acontecimientos han avanzado mucho, pero pienso que el feminismo genuino, necesariamente antipatriarcal y por tanto antisistema, está obligado a reelaborarse al ver que la amenaza de cooptación por parte del sistema es más que evidente, cuando su agenda está siendo integrada en la de las instituciones del mismo sistema que en teoría pretende combatir. Lo primero a considerar es que no debiera haber duda al respecto de si en el movimiento cabemos o no los hombres, porque si no cabemos es que, efectivamente, ya es demasiado tarde.

Podremos acusar de todo al sistema dominante, pero no de que disimule mucho en su intención de hacerse con el discurso feminista. Ya pasó con el ecologismo, que de cuestionar el orden económico y político estatal-capitalista, pasó a legitimarlo, contribuyendo decisivamente al reforzamiento del armazón ideológico del sistema a través de su idea del desarrollo sostenible. ¿No estará el feminismo en la misma tesitura histórica? Convendréis conmigo que, como mínimo, merece la pena considerar este riesgo más que evidente, que a cada día que pasa se convierte en certeza.

En tal sentido, me ha parecido oportuno rescatar un par de artículos de la argentina Zenda Liendivit (revista Contratiempo) que, juntos, aportan una interesante reflexión al respecto, estando escritos antes y después del 8M:

domingo, 25 de marzo de 2018

ANTROPOFAGIAS Y OTROS ERRORES MAYÚSCULOS


Vosotros haced lo que queráis, pero yo le voy a cambiar el nombre a este planeta en el que vivimos. 

No puede ser que sigamos por más tiempo llamando Tierra a un planeta en el que la tierra es sólo una parte y no la mayor ni la más significativa. Es un error mayúsculo que hay que corregir. Me diréis que yo no tengo autoridad para hacer este cambio, vale, ¿quién la tiene entonces?, porque de no ser un humano -como yo por ejemplo- no sé de nadie que pueda hacerlo. Es tarea humana nombrar el mundo y cada cosa, porque sólo nosotros usamos la palabra, le ponemos nombre a lo que existe. Cierto es que cualquier nombre que pongamos siempre será subjetivo, afectado siempre por un criterio propio y exclusivamente humano, eso sucederá siempre, con todos los nombres de todas las cosas. Pero aún con esa limitación de obligada subjetividad, estaremos de acuerdo que “mesa” es un buen nombre, como “nube” o como “rosa”, porque se aproximan mucho a lo que nombran, porque a nadie engañan ni a nadie pretenden confundir. Puede que el nuevo nombre que yo le he puesto al planeta no les parezca apropiado ni a los jilgueros, ni a las orquídeas, ni a las piedras, pero nunca lo sabremos, porque nunca lo dirán... y el que calla otorga.

martes, 20 de marzo de 2018

LA BATALLA POR BARCELONA

Jordi Graupera


Precisamente porque repudio el sistema político dominante, me interesa saber por dónde va. Barcelona será el próximo escenario de una larga batalla que no ha hecho más que comenzar y que tendrá una gran trascendencia en el inmediato futuro político porque, entre otras cosas, significará el definitivo hundimiento de la izquierda estatalista (Podemos, IU y PSOE), responsable directa del auge de la fórmula “ciudadanista” (Cs), esa innovadora versión de fascismo democrático que con toda seguridad se impondrá en Europa durante los próximos años.

“Hoy es un gran día”, han dicho con aire de misterio algunos notables “indepes” republicanos y de izquierdas, no sé si porque hoy presentarán un acuerdo definitivo para la investidura del nuevo President o por la conferencia que Jordi Graupera pronunciará esta noche en el teatro Victoria de Barcelona. JG es un perfecto desconocido en esta parte de España en la que vivo, cuya audiencia se reparte entre la Uno o la Sexta con el mismo furor que entre el Real Madrid y el Barcelona. Pero el caso es que esta conferencia marcará el debate sobre las elecciones municipales del 2019 en Barcelona. JG, filósofo y periodista, colaborador habitual en medios de comunicación y residente desde hace años en Estados Unidos, donde desarrolla su carrera académica -actualmente en Princeton-, propondrá que las estructuras de partido den un paso al lado y que sean los militantes quienes hagan posible unas primarias abiertas a la ciudadanía, que trasciendan las siglas de los partidos.
Hace unos días leí con atención lo que decía Bernat Dedeu (periodista incuestionable como “indepe”) al respecto de JG:

“A Jordi le dispararán, que es un niño bien que ahora vuelve de los Estados Unidos con la pretensión de salvar la tribu, como si fuera un mesías. Todo aquello que él tiene de bueno, todo su talento y su bondad, será utilizado como un arma arrojadiza por los ratoncillos de la envidia, demasiado interesados en repartirse aquello que nos han dejado de nación. A Jordi le llamarán neocón, le llamarán soberbio, le dirán que habla demasiado bien, todo para que vuelva a Princeton con la cola entre las piernas y pidiendo perdón por haber propuesto una opción ganadora para una de las ciudades más bellas del mundo, más todavía cuando recuerde a los candidatos indepes como han pervertido la memoria del 1-O hasta dejarla más sucia que el alcantarillado. Pero sobre todo, amigo mío, no te perdonarán que, hoy por hoy, seas una de las pocas esperanzas que tiene la Rosa de Foc para volver a intentar encender la cerilla de la alegría ambiciosa. Ya te puedes preparar cuando aterrices, Graupi”.


Y si hoy me ha interesado todo ésto es porque me ha suscitado un presentimiento que, por supuesto, no es obligado compartir conmigo: la Cataluña republicana -autonómica o estatalista- está predestinada a ser el refugio de la última izquierda superviviente, allí acabarán exiliados los últimos republicanos españoles, a los que Carles Pugdemont, un republicano de derechas, les hará los honores, no sin un regusto de venganza.

lunes, 12 de marzo de 2018

miércoles, 7 de marzo de 2018

9M, VUELTA A LA "NORMALIDAD"

9 DE MARZO, VUELTA A LA "NORMALIDAD"

Hay humanos que pueden parir y otros que no. Todos los primeros son mujeres y de entre éstas, las que llegan a parir uno o más hijos son “madres” además de mujeres. Supongo que hasta aquí estaremos de acuerdo...pero ¿de quién es ese hijo o hijos?, ¿es de la mujer que pare y del hombre que la fecunda?...eso es lo que se entiende ahora y desde hace algunos siglos (muy pocos en el contexto de la evolución humana), porque no siempre fue así, no al menos durante la mayor parte de la historia humana. En las antiguas sociedades matriarcales esa interrogante estaba fuera de lugar, no había duda al respecto: de entre los dos humanos necesarios para engendrar un hijo, sólo era identificable uno de ellos, la mujer-madre, porque el hombre-padre podía ser cualquiera. La figura del padre, tal como hoy la entendemos, era desconocida en aquellas comunidades, porque todos los hombres eran padres de todos los hijos y por eso todos los hijos llamaban “padre” a todos los hombres y sólo llamaban "madre" a la mujer que les había parido y criado.

martes, 27 de febrero de 2018

CUANDO LOS CUERPOS SE JUNTAN


Hay como una agotamiento de lo que llamamos política. Se presiente una necesidad de cambio, que a diferencia de pasadas épocas históricas, ahora es sentido como una necesidad universal, porque la política es hoy percibida sólo como economía y ésta como algo global e incontrolable, como las corporaciones financiero-mercantiles y político-estatales.

La economía ha llegado a impregnar todas las vidas, no hay forma más totalitaria de sentir el peso del Poder que tener nuestras vidas condicionadas por la política/economía, ninguna otra forma mejor de interiorizar el dominio absoluto de la economía sobre las vidas humanas, en su conjunto y sobre cada una de nuestras individuales vidas. 

Ya se ha hecho impensable la política como posible arte de la convivencia, ya sólo tiene existencia en clave utilitaria y económica. Esto es así porque venimos de una época en la que el Estado parecía poder proporcionarnos una cierta seguridad económica, que por eso se hizo llamar "Estado de Bienestar". Pero esa sensación de seguridad ante el futuro se ha esfumado, sabemos que aquella época de aparente abundancia era sólo una ficción financiera y política, sabemos que toda la economía -y por tanto toda la política- no es otra cosa que una inmensa burbuja, que se infla y desinfla aleatoriamente, según ciclos de naturaleza caótica, imprevisible e incontrolable, que se suceden al albur del puro azar, como una bola atrapada en la deriva circular de la ruleta de un casino. Porque eso es, exactamente, la política/economía hoy, un casino.