Fotografía de Dimitris Messinis |
Nada le hace falta al triunfo de la civilización.
Ni el terror político ni la miseria afectiva.
Ni la esterilidad universal.
El desierto no puede crecer más: está por todas partes.
Pero aún puede profundizarse.
Ante la evidencia de la catástrofe, están los que se indignan y los que se activan,
los que denuncian y los que se organizan.
Nosotros estamos del lado de los que se organizan.
Proposición nº 1 del Llamamiento de TIQQUM
El pensamiento heterónomo
es, necesaria y simultáneamente, estatalista y capitalista. De tal modo que quien es partidario del Estado sólo puede ser
anticapitalista con padecimiento de esquizofrenia moral y política.
Y es así porque la realidad histórica, la construida y realmente
existente, no es parcelable ni desintegrable, no puede ser
descompuesta analíticamente, en partes, por más que convenga a la
interpretación y argumentación de quienes pretenden acoplar la
realidad a la dimensión de sus particulares argumentos. Es así
porque Estado y Capital conforman un “todo” concreto e
irrefutable, que gobierna totalitariamente el curso de la vida
individual y colectiva. Si bien, ésto sólo puede ser entendido
desde la experiencia reflexiva y consciente, nunca sólo desde la
teoría académica o sólo desde el deseo utilitario.