Hoy es 9 de marzo, ya no
es el Día Internacional de la Mujer, hoy seguramente que sean otros
temas los que atraen la atención de las masas televidentes. Hoy es
un buen día, como cualquier otro, para reflexionar sobre ello al
margen de la compulsiva corriente mediática que determina lo que es y
no es correctamente político.
Ya publiqué mi reflexión
al respecto en un artículo que titulé Todos los días son 8 de marzo, pero es obligado seguir haciéndolo todos los días, dada
la trascendencia que ello tiene en nuestras vidas (cualquiera que sea
nuestro sexo), como en la agenda del poder dominante, que ha
encontrado en la “cuestión de la mujer” un filón más con el
que perfeccionar su exitosa estrategia de Estado dedicada a
profundizar en la división y enfrentamiento entre las clases populares.
Recurro hoy al
pensamiento de dos mujeres cuyo feminismo está bien acreditado a lo
largo de su obra y trayectoria vital, en España y Argentina
respectivamente: Lidia Falcón y Zenda Liendivit. Recomiendo la lectura del
último artículo de Lidia Falcón en el diario Público de ayer, en
el que alerta y muestra su preocupación sobre las perversiones que
hoy acechan al movimiento feminista, así como de uno de los
artículos de la serie “Disparen contra el machismo”, publicado
en la revista Contratiempo, en los que Zenda viene reflexionando
acerca de la más preocupante de las perversiones a mi entender: la
que es maquinada desde el poder y sus instituciones.