La clase política
confunde y nos confunde intencionadamente con estos dos conceptos que ellos
utilizan indistintamente. Pero la diferencia es total, y es clave para
comprender por qué la democracia sigue siendo un proyecto a estas alturas de la
historia humana. Para ver dicha diferencia es necesario aclarar la que existe
entre comunidad real e imaginada. Recurro para ello a David de Ugarte, que define la comunidad real como “un grupo de
personas que interactúan entre sí de forma sostenida en el tiempo,
reconociéndose una identidad común que proyectan en un hacer juntos”, en
contraposición a las “comunidades imaginadas, como la nación, la clase o el
género, en las que se reconoce una cualidad, un atributo, con otros a los que
sólo se puede imaginar y a partir de los
cuales se pretende que todos los miembros compartan - conscientemente o no- una identidad diferenciada”.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
ALGUIEN TUVO QUE GANAR LAS ELECCIONES EN CHILE
En la primera vuelta de las elecciones chilenas, la
mayoría del padrón, el 51,01%, decidió no ir a votar. Por tanto, con estos resultados “nadie” debería gobernar en Chile. Pues no, no es así, la ley de la partitocracia dice que las elecciones siempre las tiene que ganar "alguien". Así que alguien ha ganado las elecciones a pesar de tener un apoyo popular exiguo, de tan sólo
el 22,48 % de los electores. “Alguien” es la señora Bachelet, lo que la permite pasar a la segunda vuelta y, con toda probabilidad, ser
la próxima presidenta de Chile, a pesar de contar con tan escaso porcentaje de votos.
jueves, 7 de noviembre de 2013
EL TAPÓN DE LA IZQUIERDA
Estamos acostumbrados a pensar en
las revoluciones del pasado, las que sucedían antes y durante un cambio
político radical, en el que unos gobernantes eran desalojados del poder -vivos
o muertos- y otros les sucedían. La revolución se producía antes y en el
momento del cambio, al día siguiente la revolución moría: un nuevo Estado
sucedía al anterior, una nueva casta de élites dirigentes tomaban el poder en
nombre y en lugar del Pueblo. En la revolución que ahora toca, eso no podrá suceder; entre otras cosas, porque, con los antecedentes que traemos, nadie se atreverá
a llamar Revolución a un mero cambio de gobierno o de Estado.
sábado, 2 de noviembre de 2013
VA SIENDO HORA DE ACTUAR CONTRA EL LENGUAJE
“Va
siendo hora de actuar contra el lenguaje, de hacerle confesar su peligrosidad y
su falta de inocencia: el mundo cambió y también sus formas de nombrarlo. Hay
que reformular la gramática que opera, siempre opera, sobre nosotros mismos”.
(31/10/13, nota de tapa, revista Contratiempo)
Por la escasa audiencia
que tiene el ideal de la revolución, pudiera ser que quienes comulgamos con esa
idea nos estemos equivocando de estrategia y que quizá fuéramos mejor comprendidos
si fuéramos capaces de recuperar el significado original y utilitario de las
palabras. El sentido de la revolución podría adquirir así una significación real
y no idealista, no confundible con el idealismo propio del lenguaje burgués
imperante, con la palabrería del Poder. Para comprender ésto, bastaría ver que
el éxito de la Dominación consiste básicamente
en el triunfo de la abstracción, en su idealidad, perfectamente representada
por el Dinero, su ideal más abstracto, sublime y sagrado.
jueves, 31 de octubre de 2013
EL CABRERO, PASTOR DE NUBES
No sigo el flamenco, ni conocía
al Cabrero hasta el pasado viernes, que nos fuimos hasta Vitoria sólo para
verle y escuchar su cante hondo, rural y rebelde. Reconozco que fui cargado de
prejuicios, reconozco que me vine convencido, porque pude verle y sentirle muy de cerca:
cómo se entregaba a su oficio, cómo decía versos propios y ajenos con corazón y
sin aditivos, con la poderosa herramienta
de su voz siempre al servicio del poema, de su sentido.
domingo, 27 de octubre de 2013
LA ESTRATEGIA DEL BISONTE
Antes del 15 de mayo de 2011, yo tenía una posición de izquierdas y
posibilista; siempre fui reacio a encuadrarme en ninguna organización política
y, no obstante, siempre que me lo han pedido he colaborado, incluso formando
parte de listas electorales; por ejemplo, he sido candidato de la CGT en elecciones
sindicales y también he participado en elecciones locales, tanto con el PSOE como
con Izquierda Unida. Hasta el estallido de la crisis y el surgimiento del 15M
no veía posibilidad alguna de ganar terreno al poder, más que apoyando
las luchas reivindicativas, junto al conjunto de la izquierda política, por
reformistas que me parecieran. Hasta entonces, aún manteniendo mi visión más o
menos autónoma y libertaria, no podía concebir otra dirección más efectiva para
avanzar hacia el socialismo, aunque fuera poco a poco. Era todo lo que se podía
hacer, lo único que me parecía posible. Tan descomunal me parecía –y me parece-
la ventaja del poder, que cualquier pequeño avance, incluso cualquier
no-retroceso, contaba con mi apoyo incondicional.
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