El movimiento 15M, como todos los movimientos ciudadanistas de los últimos años y del momento actual, aún no ha elaborado un diagnóstico adecuado de la situación. La crisis que vivimos es multidimensional y global, es el resultado lógico de un sistema que desde hace dos siglos inició su hegemonía mundial en base a sus dos estructuras fundamentales: la economía de mercado y la democracia representativa; esta estructura institucional sirve a su objetivo último que es la progresiva y creciente concentración de poder en manos de una oligarquía internacional que dirige la política y la economía mundial. Por tanto, la alternativa sólo puede ser global y multidimensional, descentralizando el poder en todos sus ámbitos (político, económico, social y cultural), en una transición revolucionaria hacia la democracia, que sólo podrá llevar a cabo un movimiento global con un programa universal dirigido a convertirse en mayoritario. Ese programa, aunque de ámbito global, ha de construir desde abajo los fundamentos del proyecto democrático, concentrando su energía en la conquista del poder próximo, en las comunidades locales, allí donde la autonomía entendida como autogobierno (condición imprescindible para la verdadera democracia) es posible, expandiéndolo como una red confederal de ámbito internacional.
Hay que poner en marcha ese proyecto, el PROYECTO DEMOCRACIA, mediante la confluencia de todos los activistas mundiales que hoy luchan desconectados en los espacios fragmentados propios de la cultura postmoderna (ciudadanistas, ecologistas, feministas, libertarios, antiglobalización, identitarios, ecoaldeas, vía campesina, etc), sin un programa verdaderamente alternativo al capitalismo neoliberal, lo que a la larga significa su deriva reformista, su progresivo desgaste y, como tantas veces hemos visto, su marginalidad, cuando no su integración en el sistema capitalista. El paradigma de la democracia real ya tiene su base teórica inicial, desarrollada por Takis Fotopoulos (democracia inclusiva), ahora hay que construir el movimiento global que lo sustente y lo haga avanzar.
Todo ello es compatible con los objetivos a corto plazo y de acción directa, como los que promueve el 15M y otros movimientos y organizaciones autónomas, a fin de frenar el deterioro de derechos sociales y de condiciones de vida, desencadenado por los gobiernos estatales que actúan de peones del mercado en esta crisis global, que no es sino el único mecanismo de ajuste que posee el sistema para continuar su expansión y reproducción.