En relación a les pràcticas comunales tradicionales en pueblos de Soria y Burgos, en el año 1.933 se publicó en la revista «Estampa» el artículo titulado "¡En Burgos y en Soria se ha establecido el comunismo!", escrito por un periodista bastante desinformado, que se hacía un lío con el comunismo y con las tradiciones campesinas en torno a los bienes comunales. Valga un extracto como muestra:
"-¡Aquí no hay obreros parados ni cuestión social! ¡Aquí cada uno tiene su porqué! Uno mira los indicadores. Por allí dice "Arcadia". Pero no. Los indicadores marcan Quintanar de la Sierra, o Covaleda, o San Leonardo, o Vilviestre del Pinar, o Neila, o cualquier otro nombre dichoso. Que aquí hasta los nombres de los pueblos tienen transparencia de pastoral.
Interviene un párroco:
-Es que aquí se reparten por igual los productos de la tierra, y los vecinos vienen a sacar del reparto de mil quinientas a dos mil pesetas anuales. Por eso no hay pobres ni obreros sin trabajo.
-Entonces ésta es una región comunista, suelta uno sin querer, y luego le pesa, porque ha podido asustar al cura, que forma parte del corro de informadores. Pero éste recibe el denominativo con satisfacción:
-Sí, sí, me dice; eso es: un país comunista."
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La "Suerte de Pinos" en Burgos y Soria es lo mismo que en los pueblos de la Montaña Palentina llamamos "suerte de leñas", que por aquí lo más normal es que sea leña de roble. En general, este "derecho de suertes" todavía pervive en muchos pueblos del norte peninsular, como un mínimo rastro del derecho consuetudinario en torno a los bienes comunes de remoto origen altomedieval. Este derecho de suertes es una manera ancestral de gestionar los recursos forestales y un privilegio de posesión comunal y disfrute comunitario de los recursos forestales por los vecinos de los pueblos que han conservado este derecho tradicional, ya completamente desfigurado, porque la institución del comunal genuino es inseparable del Concejo como institución propia de la democracia vecinal y comunitaria que empezara a practicarse en la Península Ibérica, como en buena parte de Europa, a partir de la descomposición del imperio romano, culminada en el siglo V, y antes de que poco a poco se fueran integrando, primero en el regimen visigodo y feudal, y en el regimen liberal a partir del siglo XVIII, hasta su práctica desaparición con las sucesivas amortizaciones del Estado (1) que sirvieron para privatizar estos bienes y financiar la modernización del nuevo estado-nación liberal.
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La web "reconstruir el comunal" publicó recientemente una noticia que ha pasado completamente desapercibida, referida a la declaración por la Junta de Castilla y León de la denominada "suerte de pinos" (en varios municipios de las provincias de Soria y Burgos) como BIC (Bien de Interés Cultural inmaterial). La publicación en el B.O.E es del 20 de diciembre de 2.024.
En este enlace puede leerse el texto que corresponde a dicha noticia:
También se han hecho eco de la declaración de la Suerte de Pinos como BIC los periódicos "Heraldo-Diario de Soria" y "La Razón":
EN EL "HERALDO-DIARIO DE SORIA"
Y éste es un vídeo explicativo, elaborado en 2012:
LA SUERTE DE PINOS, aprovechamiento forestal comunal ancestral (2024: «bien de interés cultural»)
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Enlace al vídeo de la entrevista a Antonio Ortega Santos (2):
«Y, de hecho, la herramienta que nace para controlar el orden público, –ese orden público, creado por el Estado, que supone privatizar los bienes comunes–, la herramienta se llama Guardia Civil (3). El origen de la Guardia Civil es crear un cuerpo militar armado rural que mantuviera ese orden público, ese statu quo, que es un statu quo de privatizar los bienes comunes.»
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PD: Próximamente publicaré un estudio en torno a los "comunales del siglo XXI", donde trataré de explicar las profundas razones de mi desacuerdo con las interpretaciones -académicas o no- de los comunales históricos, así como daré cuenta del grave error estratégico que a mi entender suponen todos los intentos de recuperación "nostálgica" de los comunales campesinos, en una época como la actual, radicalmente urbana, en la que las condiciones de existencia humana se dan a escala de especie, por primera vez en la historia humana, en el contexto de un orden social estatal/capitalista que es radicalmente nuevo y diferente, que nada tiene que ver con aquel mundo campesino, de contexto local, religioso y feudal. Que por eso, desde hace más de una década vengo trabajando en la propuesta de un nuevo concepto de Comunalidad, a la altura de las condiciones del siglo XXI.
(1) Estas amortizaciones tuvieron lugar a finales del siglo XVIII con la denominada Desamortización de Godoy (1798) —aunque hubo un antecedente durante el reinado de Carlos III y después, en 1924. Básicamente consisten en un proceso de privatización y puesta en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y otros bienes que hasta entonces no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en poder de las llamadas "manos muertas": las Órdenes religiosas que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones y testamentos, además de los llamados baldíos y las tierras comunales.
(2) Antonio Ortega Santos es autor de "La tragedia de los cerramientos. Desarticulación de la comunidad en la provincia de Granada" (2.002).
(3) El cuerpo de la Guardia Civil se creó en 1.844. La Ley de
Desamortización Civil, o Ley de Madoz, con la que se expropiaron
millones de hectáreas de bienes comunales de los pueblos, estuvo vigente
de 1.855 a 1.925.
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