miércoles, 9 de diciembre de 2015

LA TUMBA OLVIDADA DE BERNARDO DEL CARPIO: MARKETING Y LEYENDA


 

Este artículo es una operación de marketing: pretende poner en valor la olvidada (y posiblemente falsa) tumba de Bernardo del Carpio en Aguilar de Campoo.
Un grupo de gente interesada en la revalorización del patrimonio local, estamos intentando promover la recuperación del Viejo Camino a Santiago que por aquí pasaba en los primeros tiempos de la peregrinación a Compostela, entre los siglos IX y XI, antes de que la frontera de los reinos cristianos bajara hacia el sur y permitiera hacer el Camino por las llanas tierras de la meseta, ya liberadas del asedio sarraceno y mejor equipadas, con una renovada red de puentes y calzadas, nuevos monasterios, hospitales y hospederías, merced al empeño del rey leonés Alfonso VI. Este rey, incluso concedió ventajosos fueros -hoy serían subvenciones- a las poblaciones por las que pasaba el Camino, en su afán de promover la peregrinación a Santiago.

Alfonso VI ya tenía en proyecto incrementar las peregrinaciones cuando en el año 1075 abrió el Arca Santa de Oviedo y los obispos de entonces reconocieron oficialmente las reliquias allí contenidas, procedentes de Toledo, desde los tiempos de la invasión musulmana del año 711. Aquellas reliquias sirvieron de eficaz propaganda para una nueva variante del Camino, que permitía llegar a Santiago por Asturias tras venerar aquellas santas reliquias. Así nació el llamado Camino de San Salvador o Camino de Santiago Real.
Antes que nada, hay que advertir de que sobre la propia existencia de la tumba del apóstol Santiago se ciernen fundadas dudas acerca de su veracidad histórica, tanto como sobre las reliquias certificadas por la curia de obispos en Oviedo a principios del siglo XI. Lo cierto es que, aunque fueran falsas, ambas tumbas, la de Santiago y la de Bernardo del Carpio, forman parte de las leyendas populares que han ayudado a construir nuestra larga historia.
Ahora me interesa especialmente la modesta tumba aquí existente, la del héroe leonés Bernardo del Carpio, olvidada en medio del peñascal de la Peña Longa, unos metros por encima de la carretera que saliendo de Aguilar sigue la dirección de Cervera, a la altura del monasterio de Santa María la Real. Allí está esa tumba, viendo pasar el tiempo, como la Puerta de Alcalá, pero mucho más modesta e invisible.
La excavación arqueológica de la cueva en que se halla la verdadera o falsa tumba se realizó bajo la supervisión del director del Centro de Estudios del Románico, Jaime Nuño por aquel entonces, según consta en el Boletín Cultural nº 10 de la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar, de julio de 1986. En este mismo Boletín, acerca de la cueva se dice entre otras cosas:


Refiere el documento de fundación del Monasterio que cuando el caballero Alpidio trataba de dar caza a un venado descubrió en la peña antedicha, junto al lugar donde hoy esta el antiguo cenobio, dos pequeñas ermitas abandonadas: una contenía reliquias de San Pedro y San Pablo Apóstol, la otra, situada mas abajo, guardaba las de Santa Maria, Santa Engracia, San Juan Bautista, San Pelayo Mártir y San Martín Confesor, según rezaban tres letreros (8).
No es difícil asociar la primera ermita con la Cueva de Bernardo -ya lo dice fray Antonio Sánchez- y la segunda con la de los "Gitanos", desaparecida parcialmente por el ensanche de la carretera de Cervera. Dentro de la cueva aun es posible ver la cubierta de un sepulcro, con toda certeza mil veces violado, en el que con letra gótica se nos cuenta quien es el difunto que ahí reposa. El deterioro del conjunto es evidente: junto a toda la tierra removida aparecen sillares en total desorden e incluso la inscripción se ha perdido en parte, aunque gracias a fray Antonio Sánchez sabemos que cuando se hallaba completa decía: "Aquí yace sepultado el noble y esforzado cavallero Bernardo del Carpio defensor de España hijo de don Sancho Díaz conde de Saldaña i de la infanta doña Ximena hija del rey don Alonso llamado el Casto. Murió por los años de 850" (9). Como se puede ver aquí, en contradicción con todas las demás fuentes, se hace a Bernardo no sobrino del rey, sino nieto.
El emperador Carlos, en uno de sus viajes, visito el enterramiento del caballero llevándose su espada, que aun hoy se puede contemplar en la Armería de Madrid. El mismo cronista nos dice que junto a este sepulcro se hallaba otro, el de Fernán Gallo "natural de Burgos, Canciller Maior en la batalla de Roncesvalles donde perdió un ojo mas no el estandarte" (10). Sobre la tumba, la leyenda: "Quoniam in vita, bernarde, conjunximus facta pulchra jungamos modo sepulcra" (11), que el monje tradujo por: "Pues en la vida, Bernardo, seguimos buenas venturas, juntemos las sepulturas" (12).
Cuando Sebastián de Miñano entre 1826 y 1829 y Pascual de Madoz entre 1845 y 1850 redactan sus respectivos Diccionarios Geográfico-Estadísticos, este enterramiento aún se podía ver. Hoy no queda ni rastro de el. Mas aun, en la misma Crónica del Monasterio se habla de que fuera de la cueva, en el suelo de la ermita propiamente dicha, bajo "una lapida bien grande algo levantada con una espada labrada en la misma piedra por armas", reposan los restos del caballero francés don Bueso, derrotado en batalla por el propio Bernardo (13). Miñano y Madoz no hablan ni del enterramiento ni de la ermita probablemente ya desaparecida y con cuyos restos -románicos- se levantaría el actual muro de cierre de la cueva.
Con los pocos restos que actualmente se conservan nos podemos plantear varias incógnitas. Las primeras surgen con el carácter del enterramiento, pues si por un lado ya hay que tener en cuenta el hecho de que el propio Bernardo de Carpio es personaje nacido en la leyenda y no en la historia, por otro es importante destacar como una inscripción funeraria que por su tipo de letra se podría fecharen el siglo XV, correspondería a la sepultura de alguien que murió en el siglo IX.
¿A que se debe todo esto? La evidencia de falso enterramiento procurado por los monjes ya quedo apuntada por Miguel de Unamuno en Visiones y Andanzas Españolas (14). Durante la Edad Media es practica común en iglesias y monasterios la invención de sepulturas de personajes famosos -algunos realmente las poseían- y de imágenes o reliquias milagrosas. Esto, sumado a la tradición de fundación antiquísima, hace que la institución gane en nobleza y prestigio constituyendo un buen sistema de atracción de devotos y peregrinos. En la España cristiana medieval contamos con un notable ejemplo: el hallazgo del cuerpo del Apóstol Santiago y su ubicación en Compostela, dando lugar a uno de los movimientos económicos y culturales mas importantes del medioevo, el Camino de Santiago o Camino francés, uno de cuyos ramales secundarios probablemente pasaba por Aguilar (15).
(8). Fray Antonio SÁNCHEZ: op. cit. Actualmente solo se conservan las dos primeras lineas de la inscripción.
(10). Anotaciones al margen de Fray Antonio SÁNCHEZ: op. cit., Fol. 223.
(11). según nota de Don Juan Manuel BEDOYA en: Sebastián de MIÑANO: _Diccionario Geográfico-Estadistico de España y Portugal_. Madrid, 1826. edición _Provincia de Palencia_ a cargo de Guillermo HERRERO, Jesús CASTAÑON y Maria Valentina CALLEJA. Publicaciones de la institución Tello Téllez de Meneses. Palencia, 1979. Pag. 34.
(12). Anotaciones al margen de Fray Antonio SÁNCHEZ: op. cit. Fol. 223.
(13). Fray Antonio SÁNCHEZ: op. cit. Fol. 223.
(14). Miguel de UNAMUNO: _Visiones y Andanzas Españolas_.
(15). Luciano HUIDOBRO SERNA: _Breve historia de la Muy Noble Villa de Aguilar de Campoo_. Publicaciones de la institución Tello Téllez de Meneses, no. 12. Palencia, 1954. edición 1980. Pags. 72-74.

Así, parece probado el falso enterramiento de Bernardo del Carpio en la cueva de Peña Longa y parece confirmarse que, en realidad, se trataba de una operación de marketing a cargo de los monjes fundadores del monasterio, dotado con dos hospederías de peregrinos, no lo olvidemos, en un momento en que declinaba el flujo de peregrinos por el viejo camino que pasaba por Aguilar, en favor del nuevo camino, llamado "francés", por tierras del sur y por la nueva variante asturiana que desviaba a los peregrinos para ver las reliquias de Oviedo.
Sin embargo, estoy en desacuerdo con la afirmación que en este documento introduce la duda acerca de la existencia histórica de un Camino a Santiago por Aguilar de Campoo y que éste, en todo caso, de existir sería “un ramal secundario” del camino francés.
Creo probada la existencia de un Camino a Santiago por aquí, procedente de tierras vizcainas, dadas las abundantes testimonios arqueológicos de la iconografía peregrina a lo largo de todo el itinerario que transcurre por las comarcas vizcaínas, burgalesas, palentinas y leonesas en el que situamos el Viejo Camino que pasaba por Aguilar de Campoo, al abrigo y protección de las fortalezas que jalonaban la frontera cristiana, mucho antes de que el Camino Francés actual, ocupado por la invasión musulmana, fuera siquiera imaginable.

Hay que recuperar y revalorizar la tumba de Bernardo del Carpio, aunque sólo sea para seguir contando la leyenda épica de aquel héroe medieval leonés que, como el Cid (*), sustenta lo mejor de la literatura épica en lengua castellana. Hay que recuperar y dignificar esa tumba para despertar el interés de los nuevos peregrinos (ahora mejor informados) por el Viejo Camino de Santiago que, por invisible que ahora sea, aquí está, aquí sigue estando desde el siglo IX en que fuera inventada -o no- la tumba del apóstol Santiago.

(*) Se dan, a partes iguales, sustanciales coincidencias, como diferencias, entre los personajes de Rodrigo de Vivar y Bernardo del Carpio: uno es indiscutible en su veracidad histórica, mientras que el otro permanece en la nebulosa que media entre los hechos históricos documentados y la invención literaria. En la épica de lengua castellana, ambos son héroes populares crecidos por la leyenda, cuya memoria es exagerada y transmitida a través de los romances, escritos al gusto del pueblo. Pero el Cid es un héroe “cristiano”, que guerrea contra el invasor musulmán, mientras que Bernardo del Carpio es un héroe “nacional”, que mata a Roldán, héroe nacional francés, tan cristiano como Bernardo del Carpio, derrotando a las tropas de Carlomagno en Roncesvalles en alianza con las tropas sarracenas conquistadoras de Zaragoza. Y ésto nos da mucho en qué pensar, un argumento más para rescatar del olvido la leyenda sobre la vida de Bernardo del Carpio y sobre su muerte en Aguilar de Campoo.

 



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