sábado, 27 de mayo de 2023

DESAFIANDO A LA MODERNIDAD CAPITALISTA . IV CONFERENCIA, HAMBURGO, ABRIL DE 2023


 

Video de la convocatoria: https://youtu.be/2oBMVv2LxMM  

Programa: https://networkaq.net/downloads/program_eng.pdf  

Web de la Conferencia: https://networkaq.net/

La modernidad capitalista y su origen, el patriarcado, nos han llevado no solo al borde de la destrucción de la sociedad humana tal como la conocemos, sino también de nuestro mundo. Sin embargo, no todo es inútil, si adoptamos una postura colectiva, podemos salir del caos con una mejor civilización — civilización democrática — pero solo si hacemos algo al respecto ahora. No necesitamos buscar otro mundo en otro lugar; queremos nuestro mundo de vuelta!”.  

Con este texto se iniciaba la presentación de la IV Conferencia Internacional “DESAFIANDO A LA MODERNIDAD CAPITALISTA”, celebrada el pasado mes de abril en Hamburgo, ante la acostumbrada indiferencia de los medios de comunicación oficiales. Más de 30 ponentes internacionales hablaron de sus análisis y luchas contra la lógica destructiva del sistema estatal-capitalista y del tipo de organización comunitaria que puede contrarrestarla. En 23 talleres diferentes, los y las participantes pudieron relacionarse e intercambiar ideas y experiencias sobre historia, resistencia, organización y estrategia revolucionaria. A medida que se vayan editando y traduciendo las numerosas ponencias presentadas iré publicando una selección de los textos más interesantes. 

De momento, traigo aquí un texto de Azize Aslan relativamente reciente, que tiene el sugestivo título de “La economía anticapitalista en Rojava. Las contradicciones de la lucha kurda”. Mi interés por este libro es proporcional a mi posición crítica y a mi proximidad respecto de la revolución kurda, cuyos principios y estrategias comparto en gran parte, si bien mantengo algunas diferencias que tienen mucho que ver, precisamente, con algunas de las contradicciones de las que trata este libro de Azize Aslan. Próximamente me propongo publicar un texto propio, dedicado específicamente a tratar de estas contradicciones y diferencias, una ideológicas y otras estratégicas, básicamente referidas al sesgo nacionalista de la revolución kurda y a su praxis de la ideología de género, que junto a una imprecisa definición de la propiedad privada y de lo comunal (cuando se refiere a los bienes universales de la tierra y el conocimiento), a mi entender son las grandes contradicciones irresueltas, tanto en su formulación teórica como en su forma organizativa (comunas y cooperativas) y que, al igual que le sucede a la revolución zapatista, le impiden superar y trascender el orden de la modernidad dominante, haciendo muy difícil que cuaje y se contagie como modelo de democracia radical, con alcance global y realmente alternativo e integral. Con todo, es admirable el esfuerzo de autocrítica que hace Azize Aslan en este libro, con el que contribuye a que la revolución kurda y su confederalismo democrático siga siendo a día de hoy una apuesta revolucionaria “todavía viva”.


Azize Aslan es kurda, luchadora-activista del movimiento de mujeres del Kurdistán. Estudió economía e hizo su maestría en economía del desarrollo en Estambul. En esos años empezó a apoyar la organización de las cooperativas de mujeres. Desde entonces trabaja temas vinculados con la economía de las mujeres y el proceso del cooperativismo en Kurdistán. Hizo su doctorado en sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH) de la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla).Trabajó sobre el proceso autónomo de Rojava (Kurdistán-Siria) y la organización de la economía social. El libro reúne los trabajos de investigación que integran la tesis doctoral de Azize Aslan. El libro obtuvo el Premio Cátedra Jorge Alonso 2021.

En una de las reseñas que se han hecho del libro se dice:¿en qué y cómo se concreta una economía anticapitalista? ésta es una de las preguntas a las que busca contestar esta investigación. Basándose en un profundo trabajo de campo, fruto del acompañamiento de la autora a diferentes proyectos productivos actualmente funcionando en Rojava (Kurdistan sirio), el libro se centra en la organización de la economía social, en las cooperativas y la economía de las mujeres, para analizar la capacidad transformadora de la experiencia de Rojava enfatizando no tanto en los resultados como en los procedimientos y en el cambio de paradigma y de subjetividades que ello genera. El libro arranca con el despliegue de un marco teórico en el que se discute el contenido y la forma de entender palabras como "izquierda", "revolución", "nación", "Estado" o "lucha de clases" a lo largo del tiempo y según determinados contextos históricos. Contrapone la perspectiva socialista tradicional y su idea del partido proletario con otras corrientes de pensamiento entre la que destacan la experiencia zapatista y los aportes de teóricos del movimiento kurdo. Posteriormente la autora describe el contexto histórico, político y geoestratégico del Kurdistan para pasar a estudiar la organización productiva y social desde las comunas, abordando también sus límites y carencias”.

Y en el prefacio del libro, dice John Holloway: en el caso de Azize, mi duda principal era que, por ser kurda, su tesis sobre la lucha kurda podría resultar un trabajo acrítico. Este es un desafío para cualquier investigación de un movimiento de rebeldía. Queremos apoyar el movimiento, no queremos hacer nada para debilitarlo, siempre existe la tentación de ocultar o no querer ver los problemas que se nos presentan. Pero si no criticamos, estamos contribuyendo a la conversión del movimiento en un movimiento jerárquico y autoritario, que es exactamente lo que no queremos hacer.

Es un dilema que enfrenta cualquier investigación rebelde, porque cualquier rebeldía es contradictoria, no existe ninguna pureza, siempre existen tensiones entre corrientes identitarias que se adhieren a límites conocidos y corrientes anti-identitarias que empujan a trascender todos los límites. En el movimiento que apoya a los zapatistas, por ejemplo, hay una diferencia de énfasis entre quienes se fijan más en el carácter indígena del movimiento y quienes dan más peso a su reinvención del proceso anticapitalista mundial. En el caso de los kurdos existen tendencias más nacionalistas y tendencias que enfatizan más su creación de un mundo nuevo anti-patriarcal y anticapitalista. Estas diferencias pueden existir como facciones, sobre todo en organizaciones jerárquicas, pero en movimientos de inspiración comunal, es más bien cuestión de entender cómo estas tensiones se van desarrollando en el detalle cotidiano del movimiento. Una parte crucial de esta cotidianidad es la organización de la economía. Es un gran mérito del trabajo de Azize que coloca el carácter contradictorio del movimiento kurdo en el centro de su investigación y que desarrolla el tema precisamente en un estudio detallado de la organización económica y sus dificultades. Eso implica por un lado un conocimiento detallado basado en un trabajo de campo desarrollado en condiciones que a mí me hubieran provocado terror, y también una apertura a discutir las contradicciones del proceso en el contexto de una discusión más general de lo que significa revolución anticapitalista y anti-patriarcal. Es un logro enorme el trabajo de Azize, que nos habla también de la apertura y fuerza auto-crítica que es una característica del Movimiento Kurdo”.

Puede ser descargado el libro completo en este enlace:

http://www.catedraalonso-ciesas.udg.mx/sites/default/files/2021_-_economia_anticapitalista_en_rojava.pdf

Más textos de Azize Aslan en: https://unam1.academia.edu/AzizeAslan




martes, 23 de mayo de 2023

BERNARDO DEL CARPIO, ENTRE BORGES Y EL FLAMENCO

 

Cueva-tumba situada junto al Monasterio de Santa Maria la Real (Aguilar de Campoo), donde -según la leyenda- fue enterrado Bernardo del Carpio, primer héroe del romancero castellano.

 

Cada poco encontramos nuevos y sorprendentes rastros del más antiguo personaje de leyenda del romancero, Bernardo del Carpio, en la literatura escrita en lengua castellana como en la tradición oral y en el folclore, especialmente en el cante flamenco.

1. Entre Borges y el flamenco

 Resumo a continuación un texto del escritor argentino Carlos García, con ese mismo título (“Bernardo del Carpio, entre Borges y el flamenco”):

La ceguera y la propia pusilanimidad, obligaron a Borges a convivir con su madre, que, para colmo, vivió casi cien años. Sin embargo, considero que la figura angular de su vida, al menos de su novela familiar, fue el padre: dueño de una “ilimitada biblioteca inglesa” y escritor él mismo, aunque frustrado, un hombre apacible y melancólico (cf. C. García 2016).

No es casual, pues, que una de las primeras piezas literarias de Borges, quizás la primera de todas, una obra de teatro escrita hacia 1906, estuviera relacionada con una figura que siente piedad filial para con su padre: Bernardo del Carpio.

 

Borges niño
 

 No conozco ediciones completas del “Bernardo del Carpio” de Borges, sino apenas los fragmentos reproducidos por Torre Borges (1987, 29). La letra de este manuscrito difiere considerablemente de la que muestra otro muy temprano: “The Gods” (Helft 2013, 23). Considero que en ese caso fue Borges el amanuense, mientras que el texto sobre Bernardo del Carpio fue puesto por escrito por otra mano.

La figura de “Bernardo del Carpio” no fue un invento de Borges: existió realmente, al menos en el imaginario del pueblo español. Borges toma y reelabora en ese texto un personaje de la épica hispana, conservada en varios romances y canciones que relatan, en una vertiente, la lucha de un hijo por liberar y recuperar a su padre y restaurar el honor de ambos.

Desde Menéndez Pidal en adelante, la mayoría de los estudiosos coincide en afirmar que Bernardo no fue una figura histórica, sino que fue creada como réplica local a la épica francesa y a los nacionalismos que esta propiciaba. Bernardo habría sido el vencedor de los franceses en Roncesvalles (aunque hay quien supone que Bernardo existió realmente y sí venció a los franceses, pero en otro sitio o en otra fecha)".

Texto completo en este enlace: Entre Borges y el flamenco

2. Los libros de flamenco, la prosa de Azorín y el comercio de cal de Bernardo del Carpio

Recojo aquí el resumen de otro curioso texto, cuyo autor en este caso es Luis Suárez Ávila, del Puerto de Santa María (Cádiz, 1944), posiblemente el decano de los investigadores flamencos y máxima autoridad mundial en el Romancero, sobre la memoria y reverencia que sienten y conservan los gitanos de la baja Andalucía en torno a la leyenda del héroe del romancero, Bernardo del Carpio. 

Resumen:

“Así hallé en 1570 el bautizo de un gitano al que le pusieron Bernardo del Carpio, que se casó en Triana con una Bárbola Fernández y que fueron padres de otro Bernardo del Carpio en 31 de enero de 1616. En Sanlúcar, en el Archivo de la Parroquia de La O, en 1730, encontré otro Bernardo del Carpio, gitano, que estaba casado con Luisa Lutgarda Medrano, también gitana y eran padres de Bernardo del Carpio, nacido el 23 de mayo de 1730, y de dos hijos más: Bartolomé Joseph y Joseph Felipe. También en Sanlúcar, en 1760, hallé en el Catastro de Ensenada a un Bernardo del Carpio, oficial de herrero y esquilador de ganado. En 1783, en el Censo ordenado por Carlos III, en Sanlúcar, otro Bernardo del Carpio, casado con Josefa Valencia son padres de otro Bernardo del Carpio, viudo. En esa misma fecha, la gitana sanluqueña Bernarda del Carpio es madre de un hijo pequeño.

También en Sanlúcar, el 7 de septiembre de 1790, un nuevo Bernardo del Carpio aparece en un documento de la Hermandad de la Caridad y Pobres Desamparados. Pero lo más impresionante es que, un buen día, al cabo de muchos años, con la guía de teléfonos en la mano, estaba yo buscando el número de no sé quién en Jerez y me hallé, de pronto, con lo siguiente: “Carpio del Carpio, B. del / Acebuche, 14, 956311885”. Y me dije: “Aquí llamo yo”. Marqué el número y me salió un señor: “¿Don Bernardo del Carpio?”, pregunté. “No –me dijo–, Bernarda era mi madre, que ha muerto el 4 de septiembre de 1998 con 81 años”. Y no se me ocurrió otra cosa que preguntarle con el santo y seña de los gitanos: “¿Usted vende cal?”. “Por los cuatro costados”, me respondió. “Pues vamos bien”, le dije y le añadí que por qué le habían puesto ese nombre a su madre. Me dijo que era un nombre familiar, que un tío de su madre, a quien querían mucho, se llamaba Bernardo del Carpio y que había uno o dos más en su familia, más antiguos. En efecto, en el Archivo Histórico de Jerez encontré luego al tal tío, en la calle Acebuche, 14, empadronado en 1889, llamado Bernardo del Carpio Medina. Y, en el número 5 de la misma calle, a dos mujeres llamadas Bernardina del Carpio, madre e hija.

De otra parte, José Morón Moroncillo, romancista gitano de El Puerto de Santa María, nacido en 1870, que criaba gallos de pelea, ponía a sus pollos los nombres de Oliveros, Montesinos, Pulgar o Bernardo del Carpio, gallo este último nunca vencido en una pelea y que murió de viejo en Trujillo del Perú.

Todos estos “Bernardos del Carpio”, gitanos, me traen a la memoria hechos tan ilustrativos como la costumbre francesa del siglo XI de poner a los hijos nombres como Roldán, Oliveros o Montesinos, por mor de los cantares de gesta y la adopción por la familia Menéndez Pidal de los nombres de Jimena, Diego o Gonzalo. Por cierto, que cuando nació Diego Catalán Menéndez-Pidal, contaba él, tuvieron la tentación de ponerle de nombre Arnaldos, como el conde del romance.

A medida que iba recogiendo romances a los gitanos, percibí el abrumador número de textos de Bernardo del Carpio que iba encontrando. Los he recogido a Miguel Niño El Bengala, a Pepe Torre, a Jose El Negro, a Alonso, a Juana y a Dolores los del Cepillo, a Gabriela de los Reyes; a Juan de los Reyes Santos El Sopa, a Juan de los Reyes Pastor, a Luisa Pastor Monge, a Agujetas El Viejo, a Manuel Agujeta, a Jeroma La del Planchero, a Ramón Medrano… Fueron once textos de “Bernardo al pie de la torre + Bañando está las prisiones + Entrevista con el Rey” y dieciocho textos de “Bernardo del Carpio, Con cartas y mensajero”, además de otros tres antes recogidos por Manrique de Lara, en 1916, o uno hallado por Don Álvaro Picardo, en 1922. El tema de Bernardo del Carpio, el primero que recogí, es una constante entre los gitanos bajoandaluces.

La devoción de estos gitanos por el héroe del romancero, que gasta su vida pidiéndole a su tío el Rey Alfonso El Casto la libertad de su padre, el conde de Saldaña, preso en el castillo de Luna, les hace incluso adoptar su propio nombre. Bernardo y estos gitanos tienen parejas inquietudes. Bernardo del Carpio está encastrado en las vidas de estos gitanos que, durante generaciones enteras, en memoriales desgarradores, han estado reclamando a los respectivos reyes la libertad de sus padres, esposos, hijos, hermanos, presos, como forzados, en las galeras de El Puerto de Santa María, base e invernadero de las galeras reales de España, Capitanía General de las Costas de Andalucía y Capitanía General del Mar Océano”.

Texto completo en este enlace

3. Antonio Mairena cantó el romance de Bernardo del Carpio

"Romance de Bernardo El Carpio” por Antonio Mairena: Escuchar

 


Ésta es la primera vez que se graba el romance con el aire de la antigua soleá bailable. La melodía de lo que canta Antonio es la común entre los gitanos bajoandaluces, que la cantaban y la cantan aún en las bodas gitanas junto a la alboreá. De hecho la copla con la que cierra se suele cantar por alboreá y es muy común entre los cantaores bajoandaluces. Aunque Mairena fue siempre un defensor a ultranza de las tradiciones gitanas fue él el primero en dar a conocer al gran público este hermoso cante que se conservó hasta entonces en la intimidad de los hogares gitanos. Y es que finalmente en Antonio Cruz muchas veces podía más el artista que el gitano, cosa que le acarreó ciertos problemas con algunos de su raza, que no vieron con buenos ojos el que Antonio diera a conocer este cante tan vinculado a la ceremonia nupcial. El romance pone fin a este disco que supuso todo un revulsivo en el panorama flamenco de su época. La grandeza y fuerza que recorren sus surcos se perciben aún en las escuchas que hacemos hoy, casi medio siglo después. En esos años no había en el mercado discográfico una obra comparable a ésta, que abrió nuevas vías y públicos, lo que vino a demostrar que era posible llegar a más gente sin caer ni un ápice en la comercialidad. Antonio con este disco empieza, en definitiva, a enseñar a la afición una nueva forma de enfocar el cante flamenco. (Luis y Ramón Soler, 2004)

Salió Bernardo a cazar
una nochecita oscura
de perritos y lebreles
lleva cercaita la mula

Se ha levantao un vientecito
y una agüita mu menua
fue a ampararse a una torre
pa no mojarse la pluma 

Dentro de la torre suena
aquel de las fuerzas muchas
está cantando un romance
que Bernardo mu bien escucha

Dicen que yo tengo un hijo
y que Bernardo le llaman
toito el que me viene a ver
me cuenta de sus azañas

Si no las tienes pa tu pare
mi Dios,para quien las guardas:
Monta Bernardo a caballo
y pa El Carpio va que volaba

Buen rey, deme uste a mi pare
si mi obra se lo merece
con el puño de mi espada
y mi manita prudente

Pongase usté a trecho
que lo mando yo
como si lo mandara
el gobernador




 

 

 

martes, 4 de abril de 2023

EN LA DERIVA HACIA NO SABEMOS DONDE

Sólo en estos estados extremos, que son a un tiempo de máximo peligro y de máxima exaltación de la vida, le es posible al hombre establecer con sus semejantes y con el resto de los seres una relación que no sea de utilidad económica ni de dependencia política, sino de compasión, es decir, de participación o comunicación existencial. Pero aquello que los seres anhelan comunicar o compartir es la irreductible diferencia que les singulariza, la desgarradura que les separa a unos de otros, la impotencia que les impide trascender su propia finitud. Así, lo que se da a comunicar es la imposiblidad de la comunicación. Lo que se pone en común es la ausencia de comunidad. He aquí la tragedia. He aquí, no obstante, lo único que puede reunir a los hombres; lo único que puede incitarles a vivir soberanamente, "sin padre, sin patria y sin patrón"; lo único, en fin, que puede hacerles arder en común hasta el límite de la muerte.

(Antonio Campillo, “Georges Bataille: la comunidad infinita”)

En ese mismo texto, acerca de la figura de Georges Bataille decía Antonio Campillo que “no es extraño que ahora, treinta años después de su muerte, cuando el cielo de la historia vuelve a cubrirse de negros nubarrones, los escritos de Bataille adquieran una actualidad inesperada”.

La utilidad de leer a Georges Bataille

Siento que convivo en una época de aceleradas transformaciones, que suceden en todos los campos de la actividad humana, pero que experimentamos principalmente en: 1.el paso hacia una sociedad de la información (que ya es un capitalismo de datos) sustentada en internet y su promesa de inteligencia artificial; 2. en la masiva migración de masas humanas empobrecidas hacia las ricas sociedades que alcanzaron su bienestar al coste de la pobreza de esas masas hoy forzadas a emigrar; y 3. el agotamiento de un modelo económico insostenible, basado en el falso supuesto de un crecimiento ilimitado logrado a partir de la disponibilidad de energías fósiles “baratas” e “inacabables”, obtenidas -no se olvide- con violencia.

Si algo más caracteriza a esta época, si hay algo más que la haga completamente singular, es su más trágica herencia del siglo XX, es el exterminio metódico. Por costumbre, nos viene a la memoria el holocausto judío, pero este tenebroso paradigma lo expresó mejor que nadie, con meridiana claridad, aquel oficial norteamericano que al mando de un pelotón asesinó a toda una población (My Lai) en la guerra de Vietnam y que ante un tribunal declaró después que “no había ido a la guerra para usar el sentido común, sino para cumplir órdenes”...y que, además, éstas estaban justificadas, porque él no fue allí para matar a vietnamitas, sino a su ideología, y que no los mató personalmente, no, “porque yo estaba allí representando a los Estados Unidos de América, mi país”. No se puede expresar mejor la banalidad del mal que caracteriza a esta época.

Podríamos resumir todo ello en un inédito paradigma ético, propiamente “moderno”, caracterizado por un sistema de valores propio de las sociedades desarrolladas entre la desaparición de los bloques capitalista/comunista y los años finales del siglo XX, un sistema de valores con fundamento en las ideologías (liberalismo, socialismo, comunismo, fascismo y anarquismo) surgidas de la Ilustración y asentadas en la burguesa revolución industrial. En el tránsito a una sociedad posindustrial, el peso de esa herencia ideológica ahonda en el desconcierto por las novedades de esta nueva época que no acaba de llegar,en la que asistimos a profundas transformaciones, de las que vemos emerger un nuevo sistema social carente de valores estables y de ideologías propias, como anestesiado y excitado por momentos, abocado a una deriva que unos ven como anuncio de colapso y otros como oportunidad de revolución.

Por ahora, esta crisis sistémica no permite vislumbrar otra forma de vida alternativa que no consista en ganarle tiempo al tiempo, en una huida hacia adelante guiada por una ética materialista que haga posible una ilusoria prórroga de un “estado de bienestar” que en el tránsito, a no sabemos dónde, vemos agotarse a la par que el petróleo de cuyas rentas vivió.Y como en todo periodo de grandes cambios, cuando las sociedades entran en crisis el miedo aflora por todas partes: miedo a lo porvenir y desconocido, a la inseguridad que ello conlleva, miedo a la pérdida y, en definitiva, miedo a la muerte; una muerte que hasta ahora teníamos relegada al olvido y que una pandemia de obligada inmunidad (aislamiento) nos ha actualizado, sobrevenida, como anuncio de ese incierto futuro al que histriónicamente hubo quien denominó “nueva normalidad”, o sea: más aislamiento por sistema, más carencia de comunidad...que a unos debilita y a otros excita.

El miedo ejerce sus particulares modos de expresión identitaria, como autodefensa del sujeto frente a la pérdida de identidad que supone el aislamiento y desarraigo normalizados en la modernidad y ahora decretados por la "nueva" normalidad. De ahí la efervescencia de múltiples identidades por todas partes, cuyo culmen son, sin duda, las nuevas formas de fascismo, añorantes de comunidad, dispuestas a reeditar la “nación”, el mayor invento del Estado moderno, esa “comunidad” artificial creada a su medida y que emparenta para siempre al Estado con el fascismo.Decía Georges Bataille que “la vida exige hombres reunidos y los hombres sólo se reúnen por un caudillo o por una tragedia” (1). Tal es la confusión que cabe pensar si, por la reunión de ambas causas, no acabarán siendo sacrificados la mayor parte de los hombres.

Sabemos, por experiencia histórica, que en el movimiento de masas estos miedos se expresan en forma de intolerancia y xenofobia, de insensibilidad, insolidaridad y aislamiento radical, buscando un refugio identitario que compense la carencia de comunidad, pero también la impunidad que concede el anonimato en medio de las multitudes. La ausencia de valores y de memoria histórica están favoreciendo este rebrote de nuevos fascismos asociados a espacios identitarios de todo signo, ganando terreno en las democracias liberales que hasta ahora venían siendo capitalizadas exclusivamente por las clases medias.Y el miedo es el mecanismo común al que recurren ambos frentes, en la creencia de avanzar en direcciones contrarias, lo que sólo sucede en su apariencia y para el marketing. Hay miedo para todos: a los efectos del cambio climático, a los grandes desastres naturales, a una próxima guerra mundial en ciernes, al fin del petróleo y a la ausencia de energías realmente alternativas, al desempleo y al exceso de trabajo, a la sobrepoblación urbana y a la despoblación rural, al machismo y al feminismo, al internet del Gran Hermano y al apagón tecnológico...

No es del todo cierta la novedad de esta época, que tanto se parece a la del auge del fascismo y el estalinismo en la Europa del siglo XX, por eso he rescatado el pensamiento de alguien que dedicó su vida a actuar y reflexionar comprometidamente en medio de una sociedad convulsa, no menos que la nuestra, sumida en la deriva hacia estados totalitarios. Me refiero a Georges Bataille (2), quien durante el auge del fascismo y el estalinismo en Europa supo, como nadie, plantear un lúcido análisis de aquella situación de inevitable deriva hacia estados totalitarios, junto a una respuesta personal comprometida. Acabo de leer “Lo que entiendo por soberanía”, de cuya introducción es autor Antonio Campillo, profesor de filosofía de la Universidad de Murcia. Este libro es descargable mediante este enlace:

Lo que entiendo por soberanía

Y para quien todavía no se haya acercado al pensamiento de G.Bataille traigo aquí un texto que me parece una magnífica introducción, de la que es autor el mismo Antonio Campillo:

GeorgesBataille: la comunidad infinita

Notas:

(1) De “La representación de Numancia”, Georges Bataille, en "Crónica nietzscheana")

(2) Georges Bataille (1897-1962) ejerció de bibliotecario en la Biblioteca Nacional de París y en la municipal de Orleans. Mantuvo tormentosas relaciones con los movimientos políticos, literarios y filosóficos de su tiempo: el comunismo, el surrealismo y el existencialismo. Heidegger dijo de él que era la mejor cabeza pensante de Francia. En G. Bataille confluyen ideas de Hegel, Marx, Niestzsche, Weber, Durkhein, Mauss y Freud. Su obra ha ejercido una gran influencia en autores como Foucault, Derrida y Baudrillard.


miércoles, 15 de marzo de 2023

URBANIZACIÓN Y DESPOBLACIÓN, DEL ARTE Y DEL TERRITORIO

 

En la primavera de 2017 el centro de creación artística “Espacio Tangente” de Burgos me invitó a presentar una ponencia en el marco del III Encuentro del Foro Arte&Territorio. Este es el documento que resume el contenido de mi comunicación, que a punto de perderse,  he rescatado y aquí lo conservo a disposición de quien pudiera interesarle.

URBANIZACIÓNY DESPOBLACIÓN, DEL ARTE Y DEL TERRITORIO

Unos días después de presentar esta ponencia, Rubén García (Flash) y yo realizamos la intervención artística que habíamos diseñado en recuerdo de los últimos pobladores de los pueblos que, como Ceniceros (Las Loras de Burgos), quedaron vacíos y abandonados en el olvido en la década de 1.960. La intervención consistió, fundamentalmente, en una jornada poética y reivindicativa de encuentro entre amigos y gentes del lugar, entre los que se encontraban algunos de los últimos pobladores de Ceniceros. Conservo un par de vídeos que resumen el proyecto que denominé “In Memoriam Communitatis”:

vídeo IN MEMORIAM COMMUNITATIS 1

Presentación del proyecto de la intervención a realizar en Ceniceros.

video IN MEMORIAM COMMUNITATIS 2

Resumen de la intervención y el encuentro.

 

martes, 14 de marzo de 2023

CÓMO CAMBIAR EL CURSO DE LA HISTORIA HUMANA, de Graeber y Wengrow


La historia que nos hemos estado contando sobre nuestros orígenes es incorrecta y perpetúa la idea de la inevitable desigualdad social. David Graeber y David Wengrow preguntan por qué el mito de la “revolución agrícola” sigue siendo tan persistente y argumentan que hay mucho más que podemos aprender de nuestros antepasados.

Acabo de revisar y editar una traducción automática al castellano de un artículo de David Graeber y David Wengrow. Seguiré con otros artículos todavía no traducidos ni publicados en castellano.  

El enlace para su lectura en pdf es éste: 

https://es.scribd.com/document/631332892/Como-Cambiar-El-Curso-de-La-Historia-Humana

lunes, 13 de marzo de 2023

SUPERAR LA ANIMALIDAD PRIMARIA DEL PENSAMIENTO MODERNO, BURGUÉS Y PROLETARIO


¿Cómo no ver la correspondencia entre la lucha animal por el dominio sexual y la institución estatal del patriarcado, o entre el primario instinto animal de propiedad territorial y la institución del derecho a la propiedad de la tierra, del conocimiento y del gobierno, como a su concentración y acumulación capitalista?, ¿ y cómo no apreciar que el "éxito" de la civilización dominante  pudiera residir, precisamente, en su “naturalidad”. El predominio de lo que se ha dado en llamar “darwinismo social” es más que evidente en el orden social de la civilización estatal-capitalista y todo intento de reducción a su significación “científica” se derrumba ante la evidencia empírica de su amoralidad, intrínseca, institucional.

Está en juego una comprensión holística del devenir histórico de nuestra especie, la necesidad de una revolución epistemológica y hermenéutica, más cuando hoy sabemos lo que no pudieron saber las generaciones que nos precedieron, cuando a la luz de los últimos descubrimientos arqueológicos han quedado rotos todos los mitos y clichés que pesaban sobre las sociedades antiguas, previas a la civilización estatal-capitalista surgida hace cinco mil años en el Creciente Fértil, fijando la idea de aquellas sociedades como atrasadas y salvajes, en modo que sirviera a justificar el mito del Progreso como propio de la modernidad burguesa/proletaria.

Y sin embargo, hoy sabemos de aquellas sociedades antíguas lo que no pudieron saber las sociedades precedentes. Los últimas investigaciones y descubrimientos en el campo de la arqueología y la antropología han puesto al descubierto realidades sociales bien contrarias a los clichés asignados por las ciencias sociales de la Modernidad. Hoy sabemos que hubo grandes concentraciones urbanas con una organización social altamente igualitaria, en las que no se han hallado huellas de templos o palacios, ni de ningún otro rastro de la existencia de élites propietarias y gobernantes, mientras que sí hay rastro de edificios comunitarios y casas sin diferencias significativas. La idea moderna de idílicas democracias-directas, confinadas en pequeñas aldeas campesinas, ha sido desacreditada y hoy tenemos bien claro que hubo sociedades urbanas con antigüedad de más de cinco mil años, en Eurasia y en América, con democracias directas y más igualitarias que las actuales que solo han llegado a ser sucedáneas o representativas.

En el contexto de la expansión del conocimiento científico durante el Renacimiento, los intentos tradicionales de explicación filosófico-religiosa se volvieron cuestionables y ésto condujo al predominio de una filosofía positivista respecto de la interpretación científica de los hechos históricos, que no precisaba de apelar a explicaciones teológicas o metafísicas, como era práctica habitual hasta entonces. Pero ésto se quedó en pura intención filosófica, confrontada por una realidad de sentido contrario, como evidencia la naturaleza abstracta y metafísica, cuasi religiosa, de los nuevos mitos de la modernidad burguesa/proletaria, los del Estado, la Nación, la Propiedad, el Capital-dinero, o la creencia religiosa en la Tecnología y la Ciencia.

Si esa mentalidad positivista centraba su proyecto civilizatorio en una “sociedad del bien”, los hechos históricos han mostrado su perversión epistemológica, como han evidenciado las fracasadas revoluciones burguesas y proletaristas, que no han podido ocultar su voluntad totalitaria, economicista y depredadora. De ahí la mala fama que acompaña al positivismo y a su lógica universalista.

En el camino hacia una revolución integral  del conocimiento, tan necesaria como en los campos de la ética, la ecología, la política y la economía, hay que considerar como hitos fundamentales las ideas de científicos como Charles Darwin (1809-1882), Thomas Kuhn (1922-1966), Reinhart Koselleck (1923-2006) o Jacques le Goff (1924-2014).

En los ambientes intelectuales de la época de Darwin se discutían las ideas de superpoblación y competencia en la lucha por la vida, que defendiera Thomas Malthus en su “Ensayo sobre el principio de la población”, siendo decisiva su lectura para la formulación de la Teoría de la Selección Natural de Darwin. En pleno auge de esta teoría y tras muchas controversias iniciales, el concepto de selección natural fue trasladado a las relaciones sociales.

“La estructura de las revoluciones científicas”, escrita en 1962 por Thomas Kuhn marca un hito en la historia del Conocimiento; en su reflexión Kuhn llegó a concluir que los conceptos de Aristóteles no eran peores que los de Newton, solo diferentes. Con Khun se popularizó el término “paradigma”. Por otra parte, “La historia de los conceptosde Reinhart Koselleck es un riguroso instrumento hermenéutico para la interpretación de las fuentes históricas. La historia de los conceptos tiene como objeto “impedir la incorrecta aplicación al pasado de expresiones y conceptos de la vida jurídica del presente”, de modo que la historia conceptual sea considerada como crítica de la historia de las ideas.

Por otra parte, el medievalista Jacques Le Goff, representante de la Nueva Historia, exploró en profundidad una visión de la Edad Media alejada de romanticismos y otros anacronismos. Combatió los estereotipos predominantes en torno a la Edad Media, analizando esta época en sus fundamentales aspectos de tiempo, trabajo y cultura. Tiempo de la Iglesia, del mercado, del trabajo, de la cultura eclesiástica, de la tradición religiosa y del ritual simbólico del vasallaje, realizando una intensa y amplia aproximación histórica que comprende desde la descomposición del imperio romano hasta el Renacimiento, descubriendo así el espíritu ("mentalidad" según Le Goff) de una época que no fue ni tan uniforme ni tan oscura como suele presentarse.

Coincido plenamente con esta reflexión del líder kurdo Abdullah Öcallan: la Modernidad tiene precedentes, al contrario de lo que piensan la mayoría de las ciencias sociales...ya sean de izquierda, derecha o centro. Ningún intelectual de izquierda, incluido Karl Marx, dudó de la singularidad de la Modernidad o de que esta modernidad fuera europea.../...El socialismo real, por otra parte, a pesar de las afirmaciones en sentido contrario, nunca pensó en representar una modernidad diferente, ni teórica ni prácticamente. Aunque los portavoces del socialismo real a menudo afirmaban representar una nueva civilización, se referían al desarrollo y la competencia con el capitalismo en todos los ámbitos. Pensaban que estaban más cerca de las plantillas básicas y los pilares de la modernidad capitalista (el industrialismo, el Estado-nación y el capitalismo de Estado en sustitución del capitalismo privado) que del propio capitalismo, y por ello declaraban que su principal tarea era superar al sistema capitalista. Los experimentos socialistas reales, sobre todo en Rusia y China, demostraron rápidamente ser la sangre fresca que necesitaba la modernidad capitalista. El objetivo primordial de todos los movimientos de liberación nacional, considerado como la cima del éxito, era alcanzar lo antes posible a la modernidad dominante y lograr así una vida feliz. Nadie dudaba realmente de esta orientación teórica y práctica.

Sin embargo, si se examina el contenido y la forma de los últimos cuatrocientos años de modernidad dominante, no sólo llegaremos a la conclusión de que se trata de la manifestación más reciente de los tiempos (modernidades) de los cinco mil años de civilización. Al mismo tiempo, será fácil analizarlas cuando veamos que van de la mano y son eslabones de una cadena.Con mi defensa, tanto en este volumen como en los dos anteriores, intenté echar por tierra esta concepción de una modernidad universal singular y demostrar que siempre existe una alternativa a la modernidad dominante y que, a pesar de todos los intentos de suprimirla y disfrazarla, sigue existiendo en todas sus formas y contenidos como una cara de un par dialéctico de opuestos” (1).

Mi propia reflexión incluso va más allá en la búsqueda de precedentes, como ya dije al comienzo de este escrito, acerca de la sofisticada continuidad y actualización “moderna” de nuestros más primarios instintos animales, de dominio sexual y territorial, institucionalizados en formas sociales de jerarquía, como derecho “natural” al gobierno patriarcal (el Estado) y a la apropiación (capitalista) de la Tierra y el Conocimiento, los bienes comunales universales de los que depende nuestra existencia junto a la de todas las formas de vida.

De acuerdo con Öcalan en que siempre existió, en todas las latitudes, una realidad social más o menos rebelde y siempre opuesta al estado de dominación; de acuerdo en que no podría haber existido éste “Estado” sin la sociedad cotidiana del Común, de la ayuda y el cuidado mutuo en comunidad, sin una básica medida moral y ecológica del comportamiento humano. Sin esa sociedad básicamente comunitaria, oculta bajo el aparataje institucional y tecnológico de la economía convertida en política, no podría sostenerse el orden de la dominación. El problema no reside en su existencia, sino en la continuidad de su hegemonía, que ya tiene una antigüedad que va camino de superar los cinco milenios.

La clave puede consistir, a mi entender, en un cambio radical de paradigma científico o del conocimiento, que sea holístico y no compartimentado, que no separe los campos de la experiencia humana en ciencias Físicas y Sociales, como hace el pensamiento “moderno”. Dados los peligros y amenazas que se aceleran y estrechan sobre el próximo futuro de nuestra especie, necesitamos con extremada urgencia comprender que podemos seguir existiendo “naturalmente”, como animales racionales que han evolucionado a partir de un instinto singular, de conciencia ética y ecológica, que nos distingue del resto de animales y nos hace responsables de cuidar la diversidad y calidad del conjunto de la vida.

En el camino hacia ese nuevo paradigma, empecemos por comprender que en el pasado existieron otras y diferentes “modernidades”, y que siempre tenemos abierta la posibilidad de crear otras formas de vivir, y de organizarnos evitando el Capitalismo y el Estado,  que la actual modernidad ni es tan singular ni tan insuperable.El arqueólogo David Wengrow es autor, junto al antropólogo David Graeber, del libro “El amanecer de todo”. En este vídeo (con subtítulos en castellano) explica muy bien la  existencia de esas antiguas modernidades:

David Wengrow: https://youtu.be/8SJi0sHrEI4

Adjunto también, la versión en audio del libro El amanecer de todo

Nota:
(1) Del libro "Sociología de la libertad" (2008), de Abdullah Ocalan.Este libro es el tercer volumen de una obra de cinco volúmenes titulada "El Manifiesto de la Civilización Democrática". El objetivo general de los dos volúmenes anteriores consistió en aclarar lo que implicaba el poder y la modernidad capitalista. Aquí, Öcalan presenta su original tesis de la civilización democrática, basada en su crítica a la modernidad capitalista.