lunes, 21 de julio de 2025

LA VERDAD OS HARÁ LIBRES

Le he pedido a la inteligencia artificial de OpenAI que me edite una imagen representativa del prototipo de humano “pisanubes”, una persona cualquiera, de sexo indefinido, de los acostumbrados a moverse fuera de la realidad y al principio me ha dado una respuesta cuasipoética que identifica al tipo "pisanubes" con el sujeto-masa carente de criterio, de comportamiento "veleta" :

Una silueta sencilla, sin nombre ni rostro,
camina sobre un mar de nubes blancas.
No es héroe ni leyenda, solo alguien —cualquiera—
con los pies ligeros y el alma en calma.

Cada paso disuelve la niebla,
cada huella se pierde en el cielo.
No busca destino, ni gloria, ni sentido:
camina porque el viento le ofreció el camino.

Y la IA de Google vuelve a preguntarme: “¿Te gustaría que hiciera una ilustración de esta escena, o prefieres una historia más larga basada en esta idea?”

Le digo que  lo que quiero es una imagen realista, de un individuo humano cualquiera y unisex, que sea representativa de la idea de Humano Pisanubes, que a mi entender es esa parte mayoritaria de la especie humana que es creyente de "verdades" imposibles...y ésta es la ilustración que me hace, su artificial idea de humano creyente y pisanubes unisex

 


La verdad os hará libres” es una frase atribuida a Jesuś de Nazaret, que figura en el Evangelio según Juan, capítulo 8, versículo 32, dirigida a los compatriotas judíos de su tiempo (primer tercio del siglo primero) en modo condicional: si permanecéis en mi palabra, siendo verdaderamente mis discípulos, entonces conoceréis la verdad y este conocimiento os hará libres”.

Pero lo cierto es que los seguidores de esa verdad anunciada por el predicador judío, quedaron atados al imaginario de una comunidad espiritual de ideología monárquica, tal como dijera él mismo al ser juzgado por Poncio Pilato : “mi reino (inmaterial) no es de este mundo (material)”.

Ahora, como entonces, la Tierra y el Tiempo siguen su errático curso por el Cosmos, mientras que varios miles de millones de vidas humanas tienen su pensamiento detenido en la misma vaga promesa de un “más allá” justiciero, donde serán castigados o recompensados por sus actos en el mundo real. Por sus obras los conoceréis” es otro de los proverbios del profeta nazareno, pronunciado en el sermón de la montaña para distinguir a los verdaderos de los falsos profetas.

Sustituyendo en esa frase “verdad” por “trabajo”, da la expresión “el trabajo os hará libres”, que en alemán se escribe “Arbeit macht Frei”, que en 1928 fue adoptada como eslogan de la República de Weimar (1919-1933) y  más tarde, durante el Tercer Reich (1933-1945) gobernado por el Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler, fue usada como lema inscrito a la entrada de los campos de concentración nazis. Lo cierto es que el trabajo que conoce la mayor parte de los humanos es trabajo asalariado (que no es sino la versión moderna del trabajo esclavo), en todo caso puesto al servicio y beneficio de un propietario individual o colectivo (empresa o Estado). Todo el mundo sabe, sin necesidad de consultar a la IA,  que esta forma de trabajo asalariado solo hace más libre a la parte propietaria,  de un contrato que necesariamente es siempre desigual, por el que se establece una relación salarial cuyo fin es la explotación parasitaria del cuerpo contratado.

Y si sustituimos “verdad” por “propiedad”, nos da la expresión “la propiedad os hará libres” que, como saben todos los humanos, pero no la IA (*), es el principio central de la práctica política que rige en este mundo, esa que considera a la propiedad privada como un derecho natural, básico y esencial para la libertad del individuo.  

Sabemos por propia experiencia, porque lo vemos a todas horas en el mundo real en que vivimos, que los propietarios son más libres que el resto de humanos, los asalariados, esa inmensa mayoría que nace ya desposeída, de los medios de producción como de los bienes raíces universales que, según pienso, son la Tierra y el Conocimiento. En todas las religiones y culturas, la inmensa mayoría de humanos ha sido educada en el sometimiento a los principios de propiedad y jerarquía, teniendo bien interiorizada la “normalidad” y “naturalidad” de dichos principios. El éxito del sistema de dominación que así estructurado viene organizando las sociedades humanas desde el Neolítico para acá, yo pienso que tiene  fundamento en su “naturalidad”, con origen en los naturales y más primarios instintos humanos que compartimos con muchas otras especies de animales, que son los de propiedad territorial y jerarquía social, y que yo pienso que son los responsables del éxito milenario del sistema de dominación que reconocemos hoy en la estructura institucional de nuestras sociedades en modo Estatal/Capitalista, que a escala individual y de especie, se corresponde con esos instintos animales de jerarquía social y propiedad territorial. Por experiencia, sabemos que en este Sistema,  la libertad funciona como un bien privado y escaso, necesariamente proporcional al estatus social y a la acumulación de propiedades.

No puede ser más obvio que este mundo en que vivimos, sigue rigiéndose hoy, como hace diez mil años (cuando se fundaron las primeras ciudades), sobre los mismos principios de propiedad y jerarquía, por eso que yo piense que estamos, a escala de especie, atrapados en un auténtico Atasco Evolutivo, enfangados en nuestra propia y natural animalidad, que nos lleva a organizar nuestras sociedades en modo jerárquico (patriarcal/estal y propietarista en modo de capitalismo político-estatal, territorial, productivo, reproductivo y financiero).

No cabe otra explicación, como la que basa la historia humana en una lucha de clases, irresuelta en más de cinco milenios de historia estatal, con dominio patriarcal y propietarista, una lucha  institucionalizada siempre a favor de las clases propietarias y gobernantes. No se explica la derrota continua de ese impulso racional, igualitario, convivencial y libertario, no se explica que prenda solo en exiguas minorías, no se explica si no es por la persistente y poderosa animalidad propia que todavía prima en el común de nuestra especie, solo se explica si  es  porque necesita algo más de tiempo, para espabilar y activarse.

No entro a valorar las supuestas "verdades", que dada la creatividad humana, pueden llegar a ser cuantificadas en inmensas e inagotables variedades. Lo cierto es que hoy sabemos verdades que no pudieron saber los humanos que nos precedieron. Por nuestro conocimiento científico, hoy vamos sabiendo que la verdad acerca de lo que realmente existe, es siempre cambiante, necesariamente dinámica, que sigue la flecha del tiempo en una dirección tan obligada y cambiante como irreversible.  Todo cambia, cambia de modo continuo la realidad, y eso hace que también cambie nuestro conocimiento de la misma, lo que llamamos "verdades". A partir de los avances de nuestro conocimiento en el campo de la física cuántica, sabemos que la realidad es mucho más compleja de lo que pensaron las generaciones que nos precedieron. Por ejemplo, ahora sabemos que junto a todo lo que existe como materia, entremedias también existe algo que es relacional y, por tanto, de naturaleza inmaterial. Y además, a mayor complejidad, vamos sabiendo que toda la realidad  es perfectamente incompleta sin la participación de un observador.  

Por eso, yo cada vez entiendo menos al ecologismo que suspira por una Naturaleza “perfecta”, libre de humanos; o al feminismo que, promovido por el Estado, se muerde la cola ignorando que así le presta un gran servicio al Leviatán, a la bestia estatal responsable del orden patriarcal que siguen nuestras sociedades.

La verdad es que hace dos mil años, nadie (ni Jesús de Nazaret) podía saber, ni siquiera imaginar, las verdades de las que tenemos conocimiento las actuales generaciones. Como, por ejemplo: que no somos criaturas de origen extraterrestre, sino que más bien somos producto de la misma Tierra, al igual que todos los individuos de todas las especies, de los cinco reinos en los que el conocimiento científico actual clasifica a los seres vivos, con base en características como la estructura celular, el tipo de nutrición y la complejidad del organismo: 1. Moneras (bacterias), 2. Protoctistas (protozoos y algas), 3. Fungis (hongos), 4.Vegetales (vasculares o no vasculares, con o sin semillas, y con o sin flores) y 5. Animales (vertebrados e invertebrados).  

O verdades como que todos los humanos, sin excepción, somos criaturas de un ayuntamiento sexual, entre una hembra y un macho de nuestra misma especie homo-sapiens, todos pertenecientes al mismo reino animal. Es así porque sabemos que en “verdad” no puede ser de otra manera, aunque también sea cierto que la mayor parte de individuos de nuestra especie todavía ignore el alcance de estas verdades y de sus consecuencias a futuro.

La verdad es que resulta increíble que a día de hoy, dos mil años después de aquel predicador judío de nombre Jesús, todavía exista una mayoría de humanos que mantienen conversaciones con imaginarios seres de origen extraterrestre (dioses), o con representaciones gráficas o escultóricas de ángeles, vírgenes y santos (yo mismo fui creyente durante toda mi infancia). Por sí solo, ya este hecho da idea del monumental Atasco Evolutivo en el que estamos involucrados a escala de especie.

La verdad es que pocos humanos son conscientes de su propia condición animal, de ser animales pertenecientes a la clase de vertebrados integrada por peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, estando nosotros formando parte de este último grupo, el de los mamíferos, que se caracterizan por tener pelo o pelaje, glándulas mamarias que producen leche para alimentar a sus crías, y por ser mayoritariamente vivíparos, que desarrollan sus crías dentro del vientre materno...animales vertebrados que respiramos a través de pulmones y que somos homeotérmicos, porque nuestros cuerpos mantienen una temperatura constante.

La verdad es que hoy sabemos que el sistema social en el que vive el conjunto de mamíferos humanos, desde hace no menos de diez mil años se fundamenta en un doble instinto animal de propiedad territorial y reproductiva, que es nuestro más primario instinto, que compartimos con otras muchas especies de animales, un instinto que la cultura humana viene interpretando desde hace tres siglos como "derecho natural", que le sirve de base ideológica al orden dominante en su moderna versión estatal/neoliberal, hoy a punto de otro cambio de piel,  que será ultraliberal y totalitaria a lo bestia, sin disimulo. 

En el supuesto de que queramos escapar al inexorable destino que la Ley Natural sabemos que tiene reservado para el conjunto de especies (incluso para el total de la Materia), pienso que estamos obligados a superar el Estado Bruto, de  animalidad primaria, que está paralizando la evolución humana. Tengo el convencimiento de que, aunque sea seguro que nuestra especie acabará por extinguirse como el resto de especies, nuestra propia y singular evolución nos ha proporcionado un atisbo de inteligencia subversiva, que si no llega a ser suficiente para sortear ese fatal destino entrópico, al menos servirá para el intento de mejorar la calidad convivencial de las vidas humanas, así como para prorrogar la existencia de nuestra especie, aunque solo sea por unos pocos más de cientos de millones de años.

 

Notas:

(*) En la búsqueda normal acerca de la frase "la propiedad os hará libres", el buscador de Google no sabe ni contesta y remite a la frase original de los Evangelios. Sin embargo, su Inteligencia Artificial dice lo siguiente: 

"Esta frase no tiene un origen único ni una autoría establecida, pero ha sido utilizada en distintos contextos críticos, políticos y económicos como una ironía o crítica al capitalismo, al neoliberalismo o a la ideología de la propiedad privada como base de la libertad individual. Contextos comunes de uso:

Crítica al neoliberalismo: En este contexto, la frase "La propiedad os hará libres" se utiliza para cuestionar la idea de que la propiedad privada es el fundamento esencial de la libertad. A menudo se critica cómo en sistemas capitalistas modernos se considera que solo quienes poseen propiedad (tierras, capital, medios de producción) tienen verdadera libertad de acción o seguridad.

Referencias filosóficas y marxistas: Desde el marxismo, se ha señalado históricamente que la propiedad privada de los medios de producción es una fuente de desigualdad. Por eso, algunos usos de la frase son una crítica directa a la visión liberal clásica de que la propiedad garantiza libertad.

Uso satírico: También aparece en obras literarias, artículos o discursos como frase satírica, remarcando el contraste entre las promesas de libertad del sistema capitalista y la realidad de desigualdad y exclusión.

martes, 24 de junio de 2025

LA INSURRECCIÓN COMO ARTE (IN MEMORIAM DE JACQUES CAMATTE)

 

Para nosotros la insurrección es un arte (Camatte, 1961): "tenemos una pasión ardiente por la humanidad y su emancipación, pero no por ello vamos a lanzarnos imprudentemente, a cuerpo descubierto, a la batalla. Siempre debemos intentar dominar la estrategia, el terreno de la lucha. En caso contrario, nuestro adversario se asegurará, tarde o temprano, del mantenimiento del orden".

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La obra de Camatte tuvo repercusión  directa en  grupos de la ultraizquierda europea durante los años setenta, pero en general es muy desconocida, probablemente porque su abandono del marxismo clásico y la evolución de su pensamiento le convirtieron en "problemático", pero es indudable su influencia en un gran número de autores y organizaciones.

Sus escritos han interesado recientemente a corrientes de pensamiento contemporáneo, tales  como el de "comunización", el "primitivismo" anarquista o el "aceleracionismo", y gracias a notables representantes de dichas tendencias, como Fredy Perlman y Jhon Zerzan, o los grupos franceses "Théorie Communiste", "Aufheben", "Endnotes" y, sobre todo, "El Comité Invisible".

Que yo sepa, sus últimos escritos datan de 2023. Son dos artículos titulados "Death and Extinction" y "Nothing Is Resolved" (Muerte y extinción, Nada está resuelto), incluidos en una edición especial de la revista "Insurgent Notes: Journal of Communist Theory and Practice" (Notas Insurgentes: Revista de Teoría y Práctica Comunista"),   dedicada a analizar la guerra de Ucrania. En castellano, sus textos han sido traducidos principalmente por Federico Corriente, también por la agrupación comunista de izquierda "Barbaria"; y en Sudamérica han sido difundidos principalmente por el grupo argentino de los "Cuadernos de Negación".

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Jacques Camatte nació en 1935 en Plan-de-Cuques (Francia). Ejerció como profesor de Ciencias de la Tierra en una escuela de Rodez, en la que intentó aplicar métodos basados en el espíritu cooperativo que consideraba inherente a todo ser humano. Escritor y teórico radical, inicialmente vinculado al Partido Comunista Internacional (facción de la Izquierda Comunista Italiana liderada  por Amadeo Bordiga), hasta su ruptura con ellos a mediados de la década de los sesenta. Esa facción era opuesta a participar en elecciones y al revisionismo estalinista, afirmando que la URSS era un estado capitalista. Si bien Camatte tuvo una relación cercana a Amadeo Bordiga, abandonó su militancia en el PCI en 1966, con una escisión nada amistosa.

Llama mi atención que coincidiera con Amadeo Bordiga en afirmar que "aunque los fascistas perdieron militarmente la guerra, lo cierto es que el fascismo la ganó" (como sistema, se entiende).

En su última época vivió retirado en una granja de permacultura, junto con su hija y su nieto. Falleció recientemente, el 19 del pasado mes de abril de este año 2025. Considerado por quienes le conocieron como persona de calidad excepcional, con su abundante producción teórica Camatte se convirtió en referencia fundamental de la teoría comunista contemporánea, contribuyendo decisivamente a revitalizar  la perspectiva crítica del comunismo radical.   No sólo era un tenaz y concienzudo investigador, con una original visión de la existencia humana, sino que también se dice de él que estaba profundamente comprometido en "encarnar" la teoría a través de su modo de vivir.

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La "errancia" de la especie, a partir de su separación de la naturaleza.

“Se debe salir de la errancia y destruir la conciencia represiva que inhibe el devenir hacia el comunismo. Para ello es esencial dejar de percibirlo como prolongación del Modo de Producción Capitalista, dejar de pensar que basta con eliminar el valor de cambio y hacer triunfar el valor de uso, ya que, como hemos visto, esta dicotomía ya no significa nada en nuestros días; por otro lado el valor de uso está aún ligado al valor, pero centrado en el principio de utilidad y no de productividad, ligado por tanto a la dominación directa de los seres humanos, por lo que es inseparable de la propiedad privada. El comunismo no es un nuevo modo de producción; es la afirmación de una nueva comunidad. Por eso mismo es una cuestión de ser, de vida, aunque sólo sea porque se produce un desplazamiento fundamental: de la actividad engendrada al ser vivo que la ha producido”. (Jacques Camatte, Errancia de la Humanidad). [N. del T.]
 
El concepto "gemeinwesen" (comunidad humana), en el centro del pensamiento político de Jacques Camatte
 
No existe en castellano una traducción satisfactoria del vocablo germano  "gemeinwesen", siendo  frecuentemente traducido como "comunidad humana", que viene a designar la comunidad tal como se expresa subjetivamente en cada individuo, es decir, el modo en que cada  individuo subjetiva el ser social en sí mismo. 
El propio Marx, en los manuscritos de 1844  afirmaba que la sociedad capitalista es la negación de esa "comunidad humana", mientras que ésta comporta la abolición de la dicotomía individuo/comunidad y el despliegue de la vida de los hombres y mujeres como  verdadera comunidad (unidad-con) humana, resignificando así la política como  ciencia y arte (conocimiento y oficio) de la con-vivencia, inseparable de  nuestra pasión por la emancipación humana, la misma que nos mueve a la necesidad de insurrección frente a la civilización capitalista.
 

La necesidad de rearticular el "partido-comunidad" histórico. 
 
Camatte proponía retomar la insurrección como arte, al tiempo que añadía la necesidad de rearticular lo que Marx llamó el partido histórico, "adecuando nuestras perspectivas y estrategias a las condiciones actuales de la dominación capitalista". En el texto "Origen y función de la forma partido", escrito en 1961, señalaba que "el partido, lejos de ser una estructura burocrática separada del movimiento real, es una fuerza impersonal por encima de las generaciones, que representa a la especie humana (…), que es la conciencia de la especie”. En concordancia con esta premisa, en su  "Tesis sobre la revolución comunista", de 1969, concebía como objetivo principal la “reconstitución del Partido Comunista”, entendiendo por partido precisamente el partido histórico, al que más adelante llamará "partido-comunidad", al que atribuirá como función esencial su capacidad de prever el curso de los acontecimientos. Sin esta pre-visión, "el partido será incapaz de orientarse hacia la emancipación radical, sin ninguna posibilidad de  superar la guerra de clases". 
 
La necesidad de autoabolición del  proletariado: la necesaria negación del capital no puede desarrollarse más que a través de la negación práctica del proletariado como clase de la sociedad del capital.
 
Ya desde el comienzo de su producción teórica, Camatte estuvo inspirado por la obra de  Amadeo Bordiga -quien fuera uno de los fundadores del Partido Comunista de Italia- y temprano denunciante, como  él mismo, de la naturaleza capitalista de la  URSS, anticipando su colapso a partir de su incompetencia en el mercado mundial. 
Camatte entenderá la abolición del valor-trabajo como presupuesto básico de una transformación social radical, pero a diferencia de otros marxistas (como Kurz), argumentó que esa abolición solo es posible mediante la autoabolición del proletariado. Camatte abandonó  la exaltación del proletariado,  afirmando la necesidad de su negación como condición de la subversión radical respecto de la civilización capitalista: "sin subvertir la domesticación de la humanidad y su comportamiento destructivo con la naturaleza será imposible salir de la sociedad de clases y su estructura represiva de la psique y el comportamiento"...lo que le llevaría a pensar que nuestra especie podrá extinguirse mediante su artificialización y fusión con las prótesis tecnológicas desarrolladas por el capital. La "salida" de este mundo, para Camatte sería la emergencia de un nuevo Homo Gemeinwesen (homo comunitario), con una ruptura e inversión "del modo de ser en la enemistad que por milenios ha fundado la perpetuación de las sociedades de clases".

En 2009 Camatte propuso los conceptos (diferenciados) de dominación formal y real del capital.  

Marx se propuso demostrar que el capitalismo es un sistema históricamente transitorio, que se basa en la explotación de los trabajadores. El valor incorporado a las mercancías por el trabajo  es superior al valor de la fuerza de trabajo expresada en salario.  Gran parte de los marxistas actuales olvidan que esta básica desigualdad, concretada como plusvalía, es debida a un ancestral "derecho de propiedad"  sobre los medios de producción, que otorga a los capitalistas el derecho a apropiarse del fruto del trabajo ajeno. Recordemos que,  según Marx, el concepto de "valor" en el capitalismo es una categoría social resultante de las relaciones de producción, donde el trabajo humano es la fuente del valor y el capital busca su acumulación a través de la explotación de dicho trabajo. Camatte acertó a diferenciar las fases históricas que siguiera el proceso de autonomización del valor/trabajo, señalando que "sólo a través del proceso de las revoluciones proletarias y de las dos guerras mundiales, la civilización capitalista accedió a su dominación real en todas las esferas de la reproducción social, constituyendo un entramado de socialización totalizante que deviene en comunidad material del capital". 

De un artículo escrito junto a Gianni Collu, con el título de "Transición: de la dominación formal a la dominación real del capital", transcribo:

"La dominación real del capital significa, además, que al proletariado no sólo le son expropiados su tiempo de vida y su capacidad mental, sino que el tiempo de la circulación ahora prevalece sobre el de la producción (a un nivel espacial). La sociedad del capital crea una población “improductiva” a gran escala, crea su propia “vida” en función de su propia necesidad: fijarlos a la esfera de la circulación y a las metamorfosis de la plusvalía acumulada. El ciclo se cierra en una identidad: todo el tiempo de los hombres es tiempo socialmente necesario para la creación y circulación/realización de plusvalor. Todo puede ser medido por las agujas de un reloj. Ya en "La miseria de la Filosofía", Karl Marx decía que "el tiempo es todo, el hombre es nada. La mayor parte del tiempo, él es el envoltorio del tiempo".

La autoemancipación, contra toda "dinámica de enemistad"

En su última época, el pensamiento de Camatte evolucionó para acabar rechazando toda dinámica de enemistad entre los seres humanos, consigo mismos y con el resto del mundo viviente, pasando a plantear la autoemancipación como discontinuidad con la  milenaria domesticación de la humanidad, con la represión parental y  la separación del resto de la naturaleza, todo aquello que en conjunto Camatte caracterizaba como "dinámica de la enemistad".

En el sitio web de la revista "Invariance", Jacques Camatte aparecía resaltado su lema «yo no tengo enemigos», como testimonio firme de su rechazo a prolongar la dinámica de la enemistad.

Los rackets y la gregaridad son los residuos aberrantes de la comunidad.

Camatte fue lector de Adorno durante la década de los 70. De hecho, su teoría de los "rackets" desarrollada en "Sobre la organización" o "Transición", que será fundamental en su posterior evolución teórica está claramente inspirada en la anterior teoría de los rackets de Horkheimer y  Adorno, contribuyendo a ampliar críticamente esa teoría: al constituirse el capital en comunidad material  desaparece el capitalista tradicional propio de la sociedad burguesa, siendo reemplazado por la banda económica, mafia o "racket", que yo entiendo en referencia a las grandes corporaciones tecno-financieras que controlan el flujo económico en esta fase tardía del capitalismo, actuando como verdaderos "señoríos" neofeudales que hoy mantienen una tensa relación de simultánea  competencia y alianza con el moderno Estado-nacional, en modo similar al de los señoríos (feudos) respecto de las monarquías medievales.  

"Tras la constitución del capital en ser material, y por tanto en comunidad social, el personaje tradicional del capitalista desaparece, el proletariado disminuye relativamente —a veces, de forma absoluta—, y las nuevas clases medias se expanden. El capital no puede valorizarse (…) a menos que una partícula de su ser, a la vez que se autonomiza, se enfrente al conjunto social y se ponga en relación con el equivalente socializado total, el capital. Tiene necesidad de esta competencia, porque no existe más que por diferenciación. A partir de ahí se constituye un tejido social basado en la concurrencia entre organizaciones rivales (rackets)" (Camatte & Collu, 1972, p. 2).

 

La causa de la gravedad de la enfermedad del Covid19 no es el virus: es la decadencia de nuestra especie.

En el ensayo titulado "Instauración del riesgo de extinción", decía Camatte que "la gran diversidad de síntomas está relacionada con el hecho de que la enfermedad revela en realidad las disfunciones anteriores al interior de la especie, así como su obsolescencia, y las causadas por ella dentro de la biosfera. Es más que una enfermedad porque, en tanto que operadora de revelaciones, se impone como un apocalipsis. Pero, vuelvo a repetirlo, la causa de su gravedad no es el virus, sino el estado (de decadencia) de la especie".

En ese mismo ensayo, escrito por Camatte  en pleno confinamiento por la pandemia, que fuera traducido al castellano y publicado en 2021 por el grupo chileno "Vamos hacia la vida", leo ésto: 

"Tal decadencia se manifiesta, en particular, a través del gran desarrollo de las enfermedades autoinmunes, debido a la desrregulación del sistema inmunitario, la multiplicación de los cánceres, la depresión (cf. La fatiga de ser uno mismo – depresión y sociedad de Alain Erhenberg, Ed. Odile Jacob), el odio a uno mismo (cf. Glosas X), el aumento de las enfermedades mentales, la obesidad cada vez más extendida, así como diversas enfermedades vinculadas a una mala alimentación o al uso de drogas, el descenso de la fertilidad masculina, la posible desaparición del cromosoma "Y", etc... Esto explica por qué algunas personas dicen que nadie murió por el Coronavirus, sino con él. Esta afirmación se hace a menudo después de que se hayan realizado las autopsias. Sin embargo, todavía existe el problema de la presencia del virus.          ¿Cómo lo entendemos? Estas personas no dan una respuesta eficaz y tengo la impresión de que están minimizando el fenómeno, aunque sólo sea porque tienden a negar la existencia de una pandemia. Otros informan de una conspiración mundial, lo cual, una vez más, no explica nada".

Abandono de la perspectiva marxista, su "otro" concepto de comunismo.

Fue a principios de los años setenta cuando Camatte llegó a argumentar cómo el capitalismo había logrado acomodar a la humanidad a su forma, llegando a rechazar la noción de revolución tal como ha sido tradicionalmente concebida. Así, la clase proletaria, según Camatte, se convirtió en un aspecto del capital, carente de capacidad para superar su situación. En tanto el capital se había tornado totalitario en su estructura, no dejando a nada y a nadie fuera de su influencia -en un proceso que Camatte denominaba de "domesticación"-, todo movimiento revolucionario posterior  ya no sería de lucha entre clases, sino basado en la lucha de la humanidad contra el capital.

La "visión comunista" de Camatte propone la necesidad de un nuevo comienzo para la especie humana, una dirección contraria a la de su  errancia en las sociedades de clase y a lo que Camatte denominaba "su devenir fuera de la naturaleza”. La especie, decía, está enferma de represión, Homo Sapiens ha devenido históricamente a través de su errancia en una especie estructurada por la represión que se perpetúa totalitariamente en la reproducción social y en la vida de cada individuo. El comunismo, por tanto, solo podrá emerger a través de una ruptura práctica con un devenir histórico de milenios, como surgimiento de una Gemeinwesen (verdadera comunidad) en la que sea  abolido el antagonismo entre la especie y el individuo.

*** 

A modo de conclusión: la errancia, tan ideológica como estratégica, de las izquierdas de inspiración marxista.

Sin duda que Jacques Camatte es un eslabón perdido de la crítica social contemporánea, siendo su obra inspiradora -aunque con escaso reconocimiento- de  algunos debates plenamente actuales, como la teoría de la comunización, que  propone una visión radical del comunismo, donde la revolución social significa una transformación radical e integral de todas las relaciones sociales y económicas, en lugar de una transición gradual hacia un Estado comunista. 

Si bien es cierto que tanto la obra de Camatte, como la actual corriente de "comunización" guardan gran parecido con el paradigma de democracia integral y comunalista que vengo elaborando y proponiendo desde hace más de una década, enseguida me rechina lo que yo considero el núcleo de esa proverbial "errancia propia", ideológico-estratégica, que Camatte comparte con el conjunto de las izquierdas de inspiración marxista: esa enorme sensibilidad social y capacidad para la crítica, junto a una fatal ignorancia del significado histórico de la Propiedad  y del Estado como "condiciones previas" de la dominación capitalista. Eso es lo que a mi entender determina un sistemático fallo, su propia errancia   de principios y estrategias, que ciega toda posibilidad de emancipación humana por esa vía comunista, la del "Estado-Partido", cuyas contradicciones han sido desveladas por la propia experiencia histórica, a lo largo de los "revolucionarios" siglos XIX y XX, que nos han situado en la misma casilla de salida, solo que ahora al borde de un autentico riesgo de autoextinción.

Y es que a pesar del inmenso conocimiento  y  experiencia histórica que acumula nuestra especie, predominan unas izquierdas propietaristas, proletaristas y proestatistas, que siguen erre que erre, atascadas en su carril de pensamiento y partido único, actuando así de tapón o freno de la rebelión humana contra el Sistema de Domesticación que directamente nos conduce a la extinción. 

Por todo ello, encuentro gran contradicción en el pensamiento de quienes, aún con la mejor de las intenciones, como en el caso de Jacques Camatte, todavía son capaces de decir  que "superar emancipatoriamente la crisis actual, que remite a una larga historia de errancia y auto-domesticación de la especie, requiere de  una inversión completa del camino hasta ahora recorrido por la especie, lo que implicaría abandonar la dinámica de la enemistad en cuanto modo básico de relación social sobre la que se funda la perpetuación de la errancia de la humanidad y su camino acelerado hacia la completa locura, cuya consecuencia lógica será en última instancia la autoaniquilación de la especie".

martes, 17 de junio de 2025

5º ANIVERSARIO DE LA PANDEMIA. Cuadernos y Manifiesto: para el colapso del capitalismo y contra la ilusión estatal

 

 

El 14 de marzo de 2020 el Gobierno socialdemócrata de Pedro Sánchez aprobó la declaración del estado de alarma en todo el territorio del estado español, para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por la COVID-19. Estamos, pues, en el 5º aniversario. El estado de alarma se prorrogó hasta las 00:00 horas del día 21 de junio de 2020, así que el próximo sábado se cumplirán 5 años del final del confinamiento.
 
No soy la única persona a la que le llamó la atención la fácil sumisión de la gente de izquierdas, al estado de alarma dictado por el gobierno de Pedro Sánchez. Con todo, olvidar y pasar página de aquello, le está siendo mucho más fácil a la gente alineada con las derechas que a la gente de izquierdas. Tiene su lógica porque, en general, la gente de pensamiento conservador está mejor adaptada a vivir en estado de sumisión, ya que para estas personas la jerarquía y las clases sociales constituyen su orden social "normal" y "natural”. La ausencia de crítica y resistencia por parte de las izquierdas fue acompañada de una hábil instrumentación política del sector social más friki y folklórico, me refiero a los "pisanubes", terraplanistas y conspiranoicos, a los que el discurso estatal convirtió en la única y oficial oposición a una gestión de la pandemia llena de contradicciones, tintes totalitarios y explicaciones pseudocientíficas, que mucha gente tragó para no ser relegados al cajón de los conspiranoicos. Conspiranoicos o pisanubes, sí, pero de ninguna manera conspiradores. No, porque ese espacio está desierto desde hace ya muchos años: nadie mínimamente organizado conspira hoy contra los poderes del sistema capitalista dominante, los visibles y los ocultos, nadie contra sus gobiernos y estados, nadie desde que el Sistema lograra integrar completamente a todas las oposiciones, incluidas las izquierdas de todo tipo, que dejaron de cuestionar al aparato "Estado" sin llegar a comprender que éste no es sino la forma política del Sistema. 


Nadie de ese espacio ideológico queda hoy que cuestione el sistema capitalista en su integridad, nadie que cuestione la Ley de la Propiedad capitalista que instituye y sacraliza el robo de los bienes comunales universales, de la Tierra y el Conocimiento. Nadie mínimamente organizado que conspire contra un sistema cuya forma política es el estado-nación-moderno, la misma que tanto adoran liberales, como fascistas y estalinistas. Nadie que conspire...y mucho menos durante la pandemia, cuando  izquierdas y derechas coincidieron en una misma veneración, sumisa y hasta religiosa, por el aparato político (el Estado) del Sistema. 

Definitivamente, el conjunto de las izquierdas sigue intentando algo tan imposible como resucitar a una clase proletaria ya inexistente; y buscando la confrontación escénica con un simbólico enemigo de clase, la burguesía, que si lo fue, ahora es mucho más: TODO UN SISTEMA, toda una sociedad global estratificada en dobles segmentos, como clientes y contribuyentes. Ya tenemos bien aprendido eso de que  "el Estado y el Mercado somos Todos". Toda una sociedad  fragmentada con su pensamiento único y su propia forma de vida capitalista,  de individuos agregados en masa, todos tratados como  los "idiotes" del   ejemplar modelo de la democracia griega,  en la que solo podían decidir los propietarios y sacerdotes, quedando excluida la mayoría social compuesta por siervos, esclavos y todas las mujeres.  Toda una sociedad tratada, al igual que entonces, como idiotas asociales, necesariamente apolíticos e irresponsables,  tal como hoy corresponde a las ficticias democracias estatales y parlamentarias, todas liberales y sucedáneas o "representativas".

De ahí la proverbial desorientación programática y estratégica de todas las izquierdas, y su confusión  con las políticas liberales e identitarias,  que tan eficazmente están contribuyendo en todo el mundo a despejar el camino de una extrema derecha adaptada a los nuevos tiempos y tecnologías, ultraliberal y totalitaria sin disimulo en un mundo a punto de entrar en una tercera guerra mundial preparatoria de la nueva economía feudal -con todo el poder repartido entre   "democracias monárquicas", al estilo Donald Trump o Xi Jinping,  y corporativos señoríos tecnológico-financieros, toda una evolución hacia el feudalismo con la que el Sistema espera sobrevivir a su propio colapso.

Podrá ser casualidad, pero las fechas de la pandemia del Covid19 me parece a mí que marcan el comienzo de un nuevo ciclo histórico mundial, cuyo factor más sobresaliente es el auge ideológico y electoral de las facciones conservadoras, ultraliberales y de  extremas derecha, junto al declive generalizado de todas las izquierdas, lo que a su vez marca el inicio de un convulso proceso de reorganización geopolítica, de las Corporaciones económicas y estatales a escala global, siendo testigas las actuales generaciones  de un relevo histórico en la dirigencia mundial del Orden Capitalista, entre los  imperios estatales de los EEUU de América y de la República Popular de China, ambos con similares economías capitalistas, ambos igualmente republicanos y nacionalistas, con ideologías "oficialmente" contrarias solo en su apariencia:  un estado con aire protofascista y  protocomunista el otro, ambos de igual naturaleza sistémica:  totalitaria en modo capitalista y estatista.

La izquierda real ha sido abandonada, ahí no queda nadie. No hay más remedio que reconstruirlo, actualizado al contexto histórico de la nueva Barbarie.   Todos los que estaban en ese sitio, declarados en rebeldía,  ya ni siquiera son capaces de imaginar sociedades no-capitalistas y menos aún no-estatales, ni ninguna otra forma de habitar la Tierra. Ya olvidaron el viejo sueño humano de comunidades convivenciales e igualitarias, realmente democráticas, el proyecto civilizatorio de un mundo Procomún  compartido,  de bienes materiales e inmateriales que, como  la Tierra y el Conocimiento, son los bienes comunales universales que, respectivamente, son propios de la Vida en general y de nuestra especie en particular.

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Recordemos quién gobernaba en USA y en China en 2020, en medio de la pandemia,  que ambos estados estaban gobernados por los mismos presidentes de ahora: por el multimillonario y empresario republicano Donald Trump y por el ingeniero químico y comunista Xi Jinping. Donald Trump ejerció como presidente entre 2017 y 2021, y se convirtió en el 47.º presidente de EEUU a partir de enero del presente año 2025, con clara mayoría sobre el partido demócrata a pesar de su errática gestión de la pandemia en su anterior periodo de gobierno. En el caso de Xi Jinping, éste fue designado Secretario General del Partido Comunista Chino en noviembre de 2012 y es presidente de la república desde marzo de 2013.

Al contrario que Donald Trump, para frenar la propagación de la pandemia, Xi Jinping adoptó la política dinámica de “cero COVID”, cuyo objetivo consistió en diagnosticar y aislar rápidamente a los casos y contactos cercanos, si bien, hubo gran incertidumbre acerca de la relación del gobierno chino con la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como acerca del impacto real de las medidas de aislamiento en el orden social, incluyendo la economía, el empleo y la salud mental de la sumisa y disciplinada población china.

Reproduzco a continuación el texto publicado por la web de “Cuadernos para el colapso” -(1), (2)- de una entrevista que le hizo la revista suiza “Moins! Journal romand d’écologie politique” a los autores (anónimos) del "Manifiesto Conspiracionista" editado en 2022, publicado en Francia por “Éditions du Seuil” y en España por la editorial “Pepitas de Calabaza”. 

 

LA ILUSIÓN ESTATAL

Obra fuera de lo común y anónima, el Manifiesto conspiracionista (Seuil, 2022) [en castellano en la editorial Pepitas de calabaza, 2022) ] despliega un conjunto de ideas para un argumentario acusatorio repleto de referencias y sin estructuración explícita. La «conspiración» –que el sentido común asocia de buen grado a complots secretos urdidos por unos cuantos villanos malintencionados– arroja luz sobre la organización de la moderna desposesión de los seres humanos. Ejemplo tras ejemplo, se ve cómo la gobernanza se desarrolla en la serenidad de los salones y de ejercicios de simulación de la vida real. El Estado se revela a la vez como una máquina de alienación y una cortina de humo para desviarnos de los lugares del poder efectivo. Un manifiesto que nos invita a respirar juntos, contra el mundo-máquina. ¡Entrevista exclusiva!

Publicado en enero de 2022, el Manifiesto parece que ya no está disponible. ¿Qué ha pasado?

Puede parecer una locura, pero este libro ha sido despublicado, a pesar de que se vendía bien, o incluso mejor que nunca. Que nosotros sepamos, es una novedad en la historia de la edición francesa: una despublicación con restitución integral de los derechos franceses y extranjeros, de cuentas y stocks. Se sabía que un tweet o un post de Facebook se podía «despublicar» en un clic, pero un libro… eso no se había visto nunca. Y todo ello ha transcurrido en el mismo gran silencio cómplice que ha rodeado y sigue rodeando los abusos inverosímiles que han marcado la gestión de la Covid y su solución vacunal.

"La insurrección que viene", el libro del Comité Invisible, había sido incluido integralmente en un expediente de instrucción antiterrorista, algo no visto desde la guerra de Argelia. Ahora, con la despublicación del Manifiesto Conspiracionista tras más de un año de distribución comercial, hemos sentado una especie de precedente, un precedente tanto más inquietante cuanto que interviene sin ruido ni escándalo, con nocturnidad. Hay que verlo como un homenaje del vicio a la virtud, o más bien de la mentira a la verdad. Por lo demás, cuando esto ocurrió, no pusimos el grito en el cielo, ni buscamos gloria por ello. La época soporta dosis cada vez más ínfimas de verdad, particularmente el público francés, con su racionalismo mórbido, su cientificismo atávico y su grandiosidad nacional. Y este libro contenía dosis masivas de ella. Hay que decir que desde su publicación, e incluso antes, las presiones a Seuil (la editora) tanto internas como externas, incluídas las policiales, nunca han cejado en el empeño de hacerse con su pellejo. La formidable voluntad de no saber, que aflige ahora a la mayoría de los que pretenden ser críticos sociales, ha llegado a hacer desaparecer la afrenta que representa el Manifiesto para ellos. No se podía imaginar una confirmación más perfecta de sus tesis.

Lúcido y necesario para unos, peligroso para otros, el libro ha recibido una acogida muy contrastada. ¿Cuál era su objetivo?

¿Contrastada? ¡Estáis siendo educados! No, uniformemente hostil, al menos en Francia. Todos aquellos que, ya fueran periodistas, izquierdistas, gente de «cultura», ambiciosos, cobardes o influenciadores, habían apoyado con sus acciones u omisiones la gestión gubernamental de la Covid, se sintieron legítimamente atacados.

El hecho de que los libreros de izquierdas se hayan creído en la obligación de esconder el libro en el fondo de sus estanterías para no ser acusados de «conspiracionismo» es en sí mismo cómico, aunque diga mucho del grado de terror ideológico reinante, pero no deja de inquietar el hecho de que los autodenominados «anarquistas» busquen aliarse con un antiguo miembro de la Ligue du LOL (3) o con los periodistas de L’Observateur en su pequeña cruzada contra la intolerable herejía del Manifiesto. La decadencia del humor es uno de los indices más seguros de la fascistización de una sociedad. Y la pérdida de toda lucidez intelectual suele preceder a los grandes horrores históricos.

El objetivo del Manifiesto es explícito desde su introducción: el epíteto «conspiracionista» constituye un arma retórica de descalificación dirigida contra todos aquellos que buscan comprender las fuerzas que arrastran a esta civilización hacia un desastre a fin de cuentas rentable, contra todos aquellos que se niegan a resignarse a semejante destino. Prestar consistencia teórica a esta categoría, manejarla como una evidencia, es de facto ponerse del lado de la dominación, cualesquiera que sean los edificantes motivos que se aleguen. Con el Manifiesto hemos intentado aportar, como siempre hemos hecho, una inteligibilidad estratégica de los procesos en curso. Al constatar cómo este libro anticipa y hace legible la nueva «guerra fría» declarada tras la invasión de Ucrania, tenemos la impresión de haber hecho un trabajo útil. Nuestra proposición «política» es la de asumir la conspiración positivamente, como disposición a la conspiración contra los dueños de este mundo. Una proposición suficiente y banalmente autónoma, después de todo.

¿De qué modo puede servir la «conspiración» para comprender el papel de los Estados y las relaciones de poder?

¡He aquí una pregunta que, formulada desde la Confederación Helvética, no deja indiferente a nadie! En Suiza es difícil ignorar lo que significa el provechoso y organizado reino del secreto, o el discreto pero definitivo divorcio entre lo que se dice y lo que se hace. Muchos de los acontecimientos mundiales, vistos desde las puertas cuidadosamente cerradas de los bufetes de abogados, bancos, laboratorios o sedes centrales suizas, por no hablar de las reuniones extraoficiales de Davos, ofrecen una cara completamente diferente y algo más realista de lo que la vulgata histórica proclama. Obsérvese más de cerca la trayectoria de un gran filántropo como Stephan Schmidheiny, el magnate suizo del amianto condenado formalmente a 18 años de prisión firme por sus pequeñas masacres industriales, amante de las plantaciones industriales de eucaliptos en tierras mapuches y coorganizador de la Cumbre de la Tierra de Río en 1992. O la de su gran amigo canadiense Maurice Strong, hombre de negocios del petróleo, la minería, el agua y la energía, cofundador del IPCC y del Foro de Davos, gran capitoste de la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente de 1972, de las Cumbres de la Tierra bajo la égida de la ONU y miembro ejecutivo de la Fundación Rockefeller, pero también inventor de la noción orwelliana de «desarrollo sostenible» e intermediario bien remunerado en el escándalo del programa de la ONU «petróleo por alimentos» para Irak.

También es instructiva la trayectoria, en el siglo XX, de pioneros de la propaganda como Walter Lippmann, oficialmente periodista y teórico, pero sobre todo asesor de presidentes y hombre de confianza de los servicios secretos estadounidenses y británicos. No contento con inspirar los 14 puntos de Wilson, teorizar cínicamente la necesidad de la manipulación mediática de las masas democráticas ya en 1922, organizar la conferencia fundacional del neoliberalismo en París en 1938 o propagar la noción de «Guerra Fría», conspiró literalmente toda su vida, llegando incluso a participar en la concepción de la CIA. La necesidad de una conspiración de las élites por el bien de la humanidad nunca le abandonó desde su afiliación, cuando era un joven estudiante socialista en Harvard, a la Sociedad Fabiana. Toda acción histórica comporta una dimensión conspirativa, simplemente porque el poder es una cuestión de lealtad personal; hay conspiración en todas partes y, en cierto modo, esto es una buena noticia. No son sólo misteriosos procesos impersonales los que arrastran a las civilizaciones hacia su fatalidad, existe también el poder de actuar, por parte de los dominantes, pero también de la nuestra. Si para los dominantes es tan importante negar la dimensión conspirativa en el ejercicio del poder, es porque conocen su potencia e intentan reservársela en exclusiva. Por nuestra parte, sólo nos hace falta la audacia de conspirar contra ellos, a ser posible de manera tan feliz como siniestra es la suya.

Tras algunas vacilaciones, finalmente hemos incluido la palabra «cibernética» en nuestro glosario (véanse las páginas 16-17). ¿Qué relación tiene con la «conspiración» de la que habláis?

¡Hacéis bien en plantear esta cuestión! Figuraos que Heinz von Foerster, secretario de las Conferencias Macy que apadrinaron la cibernética, dice exactamente lo siguiente sobre la década 1943-1953, en un texto que sirve de introducción a las transcripciones de estas conferencias en su edición zuriquesa: «Es la década de una conspiración, un «respirar juntos» entre una veintena de curiosos, intrépidos, elocuentes, ingeniosos y pragmáticos soñadores que acordaron dejar que su diversidad fuera su guía». Por supuesto, la cibernética, como ciencia del control y de la comunicación, y como ciencia del control a través de la comunicación, reviste todos los estigmas del contexto en el que nació –la Segunda Guerra Mundial, el Proyecto Manhattan, el alistamiento de científicos, sociólogos, antropólogos, psicólogos, teóricos y profesionales de la comunicación, etc. en el empeño bélico estadounidense–, pero sobre todo lleva el sello de las fundaciones «filantrópicas» estadounidenses cuya principal preocupación desde los años veinte son el control social, si es posible a nivel biológico, y la «gobernanza» de las democracias industriales de masas, en particular a través de los mass-media, es decir, la preocupación por preservar el poder por parte de la fracción más conspirativa del Capital. Como ha mostrado Bernard Dionysius Geoghegan en Code, From information theory to French theory, la cibernética sirvió inicialmente para recubrir con un barniz «científico», «epistemológico» y en el fondo religioso, un proyecto político y antropológico de colonización interna de las sociedades occidentales –un proyecto consciente de ingeniería social–. ¡Por supuesto que era necesario incluir la cibernética en vuestro glosario!

Algunos pensadores tecnocríticos hablan de la autonomía de la técnica, cuando las cosas se hacen «forzados por las circunstancias». Vosotros desarrolláis este punto, al tiempo que lo equilibráis con una reflexión sobre quienes planifican este mundo-máquina. ¿Quiénes son esos «ellos» que contraponéis a menudo al «nosotros»?

Hay, del lado del capital, de sus burocracias gerenciales, de sus think tanks transnacionales, de sus fundaciones filantrópicas, de sus agencias de comunicación, de sus servicios secretos, en resumen, de su tecnocracia, un grado de reflexividad histórica y estratégica que nuestro orgullo se niega a admitir. En el fondo, es humillante dejarse timar por los mismos burdos trucos que ya utilizaba  Edward Bernays (4), o denunciados por Smedley Butler en su War is a racket, hace un siglo. Sí, fue British Petroleum quien lanzó la noción de «huella de carbono» en 2003 para difundir entre la población su culpabilidad concentrada en el saqueo de la vida en la Tierra. Sí, el modelizador del informe Meadows sobre los «límites del crecimiento» en 1972, Jay Forrester, no era otro que el jefe del proyecto Whirlwind en los años 50, que se utilizó para dotar al sistema de defensa antiaérea estadounidense SAGE con un ordenador adecuado, y nunca ha negado sus relaciones con el Pentágono. Y sí, no se trata sólo de que las industrias petroleras, químicas, tabaqueras o farmacéuticas lleven casi un siglo desplegando las más retorcidas estrategias de influencia para poder continuar con sus fechorías hasta el fin de los tiempos, sino que en realidad todo el asunto del «Medio ambiente», tal y como se plantea en los medios de comunicación es un señuelo lanzado deliberadamente por nuestros enemigos para neutralizar nuestra legítima venganza. Parafraseando a Deleuze, las estructuras que pisotean el medio ambiente son a tal punto excrecencias de las que se jactan de identificarse con él, que parecen dos funciones complementarias. No sin razón, cuando el conservador Haeckel apenas había inventado la «ecología», el comunero Reclus le opuso su mesología. Es bastante vertiginoso, pero cuanto más se acentúa y unifica planetariamente el despliegue tecnológico, mayor es la brecha entre las ontologías practicadas esotéricamente por los arquitectos del sistema y las ontologías obsoletas cuyo mantenimiento en la sociedad es asegurado públicamente. Lo único que importa a los dueños de este mundo es que su maquiavelismo se mantenga dentro de los límites de la «negación plausible». La obsolescencia programada es la manifestación más banal de la conspiración capitalista en nuestras vidas. La masa de crímenes sobre la que se ha construido esta civilización exige actualmente la liquidación de todo lo que no es ella, a fin de que, al no tener afuera, quede también sin juzgar. El crimen quisiera, habiéndose convertido en mundo, dejar de ser crimen.

En el panorama más bien sombrío que pintáis, uno se pregunta cómo podemos «conspirar» por nuestra parte –es decir, respirar juntos– o incluso cómo podemos simplemente «respirar»…

En realidad, es muy sencillo. Basta con encontrarnos, experimentar una percepción compartida del mundo, de lo que ocurre, de la vida que se desea, y dotarnos de los medios materiales, tanto cotidianos como ofensivos, para sostener y desplegar esta forma de vida singular. No pretendemos que esto pueda advenir sin guerra civil. Pero, después de todo, ¿no nació Suiza de una guerra civil hábilmente librada por campesinos armados?

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Notas:

(1) https://cuadernosparaelcolapso.noblogs.org/post/2024/03/13/la-ilusion-del-estado/#more-813

(2) Cuadernos para el Colapso n.º 0. Fragmentos en torno al encuentro, la furia y el éxodo. Dos reseñas:

a) De la web anarquista www.botiga.ellokal.org: "Cuadernos para el colapso. Fragmentos en torno al encuentro, la furia y el éxodo.

(…) "No queda otra que intensificar los conflictos y revueltas, no solo para evitar que la vida se vea reducida a una angustiosa supervivencia, sino además para quebrantar una normalidad que bloquea con su masiva inercia el acceso a otras maneras de vivir, a otras percepciones, y a fogonazos de una necesaria liberación de gestos, palabras, imaginación.

Al mismo tiempo que se crean, extienden y defienden ferozmente estructuras comunitarias que desertan de la lógica capitalista, una tarea se nos resiste. Una investigación nómada que establezca vínculos entre ellas y ayude a expandirlas. Una investigación intercomunal sobre sus hallazgos y sus carencias, sus obstáculos y su potencia, de manera que rompamos el sentimiento de dispersión y aislamiento frente a la amplitud de los territorios. Una investigación apasionada que nos permita comprender la red de infraestructuras que hacen funcionar este mundo: 1) para clarificar en qué consiste nuestra dependencia; y 2) para que el colapso deje de aparecer como una simple pesadilla para millonarios y pueda convertirse en verdadero éxodo".

b) De la web Traficantes de Sueños: www.traficantes.net

En primer lugar, porque no da igual ver una cosa o ver otra. Como tampoco da igual la manera de ver las mismas cosas. En este sentido, lo que vemos, aquello que tratamos y la manera de tratarlo, nos modifica internamente y modifica el aspecto del mundo. Modifica de esta forma el sentido de las relaciones que mantenemos y lo acuciante de nuestra tarea.La cuestión no es que haya un acceso al mundo que sea falso y otro verdadero, o que en general se viva con una conciencia alienada que haya que desalienar por medio de la crítica. Cualquiera puede percibir lo que está ocurriendo: que vivimos un empobrecimiento creciente de vidas precarias, que la catástrofe ecológica es ineluctable. Pero no todos y todas lo vemos de la misma manera, ni por tanto extraemos las mismas consecuencias prácticas. La cuestión es que cada cosa vista, cada verdad situada, cada evidencia vivida y sentida comporta unas consecuencias y templa una tonalidad emotiva: un aletargamiento exhausto o un expectante furor; una prudencia desmedida o un alegre arrojo; un incremento de la confusión y la duda, o algunas certezas afiladas como cuchillos. Desde aquí no vemos que las cosas estén progresando, ni esperamos que el tiempo que viene traiga ninguna estabilidad nueva. Tampoco vemos que con un esfuerzo de presión «política» y un programa de reformas en todos los ámbitos, sea posible interrumpir o hacer bifurcar el aciago mundo del capital que nos habita. Desde aquí, lo que vemos, es toda una civilización que está colapsando. Colapso económico y ambiental, energético y existencial, metafísico y demográfico. Nosotros y nosotras, antropomorfosis del capital ? es decir, la misma vida que satura diariamente el tráfico de nuestras ciudades y nuestra dependencia de ella?, somos el colapso.

Estos cuadernos quieren ser una excusa para encontrarnos, una contribución a revertir la dispersión acelerada en que vivimos, una invitación a transitar entre experiencias de construcción, de sanación, de apoyo mutuo y de simple rechazo de lo existente. Estos cuadernos quieren compartir algunas intuiciones y anudar algunas amistades, como una contribución más a la recomposición de una fuerza histórica a la altura de la época”.

(3) La Liga LOL es un grupo privado en Facebook, de blogueros, periodistas, comunicadores y publicistas influyentes de Francia, cuyas supuestas actividades de acoso fueron objeto de un escándalo en 2019. [nota del editor]

(4) Publicista austriaco-estadounidense considerado como el padre de la propaganda moderna vía «relaciones públicas», trabajó para el gobierno estadounidense y la industria tabacalera. [nota del editor]