viernes, 21 de febrero de 2025

EL ASUNTO DE LA VIVIENDA, ¿POR QUÉ NO TIENE ENMIENDA?


 

Otra vez el asunto de la Vivienda, en los parlamentos y en la calle, en las portadas de revistas y periódicos, en la televisión y en las redes sociales, otra vez de actualidad este tema, siempre recurrente, de vez en cuando puesto políticamente de moda, cuando a quienes fabrican la opinión pública no se les ocurre otra cosa de la que hablar, al igual que utilizan cada verano el recurso al monstruo del Lago Ness...estos días, pues, se vuelve a hablar de inquilinos, propietarios y ocupas, de los precios del alquiler y de las hipotecas, pero no se habla, nunca se habla, de lo más primordial en lo que concierne al asunto de la Vivienda, o sea, de la Propiedad: de las edificaciones y de los terrenos donde éstas se construyen, que en ambos casos pertenecen a la misma Tierra Común...como tampoco se habla del modo de Vivir para el que son diseñadas y construidas las viviendas, desde el más modesto pisito de barrio obrero, a la mansión más lujosa: siempre pensadas y construidas para impedir la surgencia (o insurgencia) de comunidad, siempre para aislarnos y disolvernos en el aislamiento de nuestra propia individualidad, en su modo asocial y competitivo, de contienda entre individuos y entre clases, nutriendo una perfecta y sostenible lucha de clases. Y todo eso para que sea tan visible como deseable la diferencia social, en los modos de habitar y de vivir-sin-convivencia, en urbes y viviendas, todas particulares y todas impropias, impropiamente construidas sobre la Tierra Común que es propiedad de todos y de nadie.

En la imagen de la izquierda: modos de vida domesticada, en la sociedades estatales y capitalistas: 

La vida en diferentes clases de viviendas, según clases sociales: de todos los modos posibles: el caso es impedir toda forma de comunidad no autorizada: para disolver al individuo, aislado y domesticado: como sea: en soledad o en multitud. 

Y, de todos los modos, la casa como producto industrial capitalista y mercancía que se puede vender, comprar o alquilar en un mercado inmobiliario que intrínsecamente es capitalista y, por tanto, especulativo. 

En la imagen de la derecha, foto de una casa volandera: 

Un grupo de ingenieros consiguieron levantar una casa de 25 metros cuadrados con 300 globos de colores, llenos de helio, en Los Ángeles (California), al más puro estilo de las películas Disney. La casa voló a unos 300 metros de altura durante algo más de una hora, logrando un nuevo record mundial al conseguir el vuelo con mayor cantidad de globos juntos. Todo forma parte de la filmación de la serie de National Geographic Channel, “¿How Hard Can It Be?” (¿qué tan dificil puede ser?). 

Y digo yo: ¿de qué servirá la propiedad de la Vivienda cuando ésta no sea una mercancía, ¿de qué, cuando los terrenos en los que se levantan las casas en las que vivimos sean declarados parte del Procomún Universal, o sea, propiedad de todos y de nadie?... ¿construiran las viviendas en el aire, como en la foto, suspendidas de globos?...De todos modos, ¿de qué serviría tener la propiedad de algo que no se puede comprar, ni vender, ni alquilar?...no, porque para entonces todas las casas serán un bien comunal, completamente al margen de los mercados, cuando nunca más pueda ser utilizada la vivienda como objeto  comercial, sino como un bien de uso,  solo de uso, que será gestionado y administrado por cada Asamblea Comunal, tambien administradora de la concreta parte de la Tierra Común en la que se levantan las casas, todos los edificios y todas las infraestructuras hincadas en la tierra.

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La respuesta a la pregunta del título es NO: el asunto de la vivienda no tiene enmienda en el contexto político de las actuales democracias estatales y capitalistas. No, mientras la vivienda siga siendo objeto de alquiler y compraventa, una mercancía más: como el trabajo humano, como un paraguas, un coche o una docena de huevos.

La creatividad de la Arquitectura contemporánea es absolutamente nula, un completo desastre, parejo al Desastre civilizatorio que se agudiza aceleradamente a medida que crecen las megaciudades, en concentraciones invivibles, planificadas para impedir toda forma de comunidad real y para el aislamiento social de los individuos, construidas por y para el mismo Desastre. 

La Arquitectura es un arte u oficio mercenario y servil, de siempre puesto al servicio de las clases dominantes, lo mismo en monarquías que en imperios o repúblicas, unas clases que desde el Neolítico se hicieron propietarias de la Tierra. Es la Arquitectura un arte propio del regimen  de la Propiedad, estatal,  capitalista, privada o pública. Es una de las principales Malas Artes, incapaz de imaginar urbanidades convivenciales, aldeas o ciudades realmente comunitarias y tan amables como eficientes. Históricamente, la Arquitectura es un arte servil, incapaz de concebir viviendas para habitantes libres, es un arte que solo sabe construir Viviendas aislantes, para señores, esclavos, sirvientes y asalariados: casas, chaletes o pisos para pobres de clases bajas y  medias,  y también mansiones -no menos aislantes- en aisladas urbanizaciones de lujo perfectamente vigiladas, protegidas y aisladas a base de alambradas, perros, policía propia y cámaras de seguridad. 

No saben, no quieren ni pueden hacer otra cosa, las arquitectas y arquitectos, porque ni siquiera llegan a imaginar una mínima posibilidad de Tierra Comunal donde construir casas comunales, no aisladas, ni aislantes, casas que no sean de propiedad particular o estatal. No, porque el suelo sobre el que diseñan casas y urbanizaciones solo es de papel o digital, hecho de la misma sustancia abstracta que el dinero.

Como laa democracias estatal-capitalistas, la Arquitectura es un arte  de la representación: de un  valor completamente abstracto, hecho a partir de imaginar derechos -de propiedad y de herencia- sobre los bienes comunes de la Tierra. A partir de esa ficción y de su básica ignorancia, no hay Arquitectura que  pueda   pensar, siquiera,  en espacios habitables y comunales,  en aldeas o ciudades que sean básicamente simbioéticas,  convivenciales, civilizadas.

 

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Para Entonces:

*Las casas serán un bien de propiedad comunal, cuyo uso será administrado por cada comunidad política (comuna) plenamente autónoma. Serán un bien comunal-local construido con trabajo cooperativo, sobre la Tierra Común  (el comunal universal propio de la Vida en todas sus formas y generaciones), que junto con el Conocimiento (comunal propio de la especie humana) constituirán el Procomún Universal,  material e inmaterial

El derecho de propiedad sobre tierras y edificios (lo que incluye a los medios de producción), para Entonces quedará extinguido al tiempo que se extinga la vida del actual titular-propietario, quedando abolido ya para siempre, junto al  derecho de herencia. Así, en solo dos generaciones todas las tierras pasarán a ser comunales del Procomún Universal. Y todas las viviendas, como todos los medios de producción, serán parte de la propiedad comunal-local de cada Comuna, con la única excepción de los medios y bienes propios  del trabajo artesanal, individual o doméstico. 

*Las casas se diseñarán en "manzanas" de no más de cuatro alturas y -de ser posible- siempre construidas sobre terrenos no cultivables. La planta más alta estará dedicada al cultivo en invernadero comunitario y a la producción autónoma de energía eléctrica, de origen eólico y fotovoltaico, suficiente para el atoconsumo de las viviendas de cada manzana y para los vehículos de movilidad personal. La planta a nivel de calle estará destinada a usos comunitarios y a espacios productivos propios de cada unidad doméstica (taller-tienda-oficina-almacén-garage), todos accesibles a pie de calle, bajo soportales. Las plantas intermedias serán las dedicadas a vivienda, con diferentes medidas y tipologías, con espacios interiores modulables, adaptables a las necesidades de diferentes usuarios, individuales o grupales. 

*Las casas de diseño y construcción capitalista serán remodeladas en conjuntos similares a las manzanas comunitarias. Esos viejos modelos se extinguirán al tiempo que los tipos de ciudades heredadas de las épocas medievales y modernas. El modelo de futura ciudad comunal  no será  plenamente urbano, ni plenamente rural, porque incorporará elementos de ambos mundos: una dimensión urbana habitable y peatonal, como la de algunas ciudades pequeñas y medianas, que se pueden recorrer caminando de punta a punta en no más de una hora en las que toda la población tenga posibilidad de practicar la horticultura y ganadería doméstica de autoconsumo en espacios intercalados en el tejido urbano y en un anillo de espacio productivo, tanto agropecuario como industrial en torno al casco urbano. Y el resto del territorio sea todo un comunal agropecuario y forestal, trabajado en cooperativas comunales a escala  bioterritorial (paisana).

*Téngase en cuenta que para Entonces, la plena autonomía/soberanía  corresponderá a cada Comuna, integrada cada una de ellas por una libre asociación de poblaciones de un mismo país o bioterritorio, una comunidad política autoconstituida y autogobernada por una Asamblea de Pares integrada por el conjunto de personas pobladoras del país, que siendo mayores de 14 años y que estando en pleno uso de sus facultades mentales, se sientan comprometidas  con los acuerdos de principios del Pacto Glocal, del Común y lo Común

1.Por el respeto y responsabilidad en el cuidado del conjunto de la Vida, de todas sus especies, individuos y generaciones, de animales y vegetales,  con especial respeto por todas y cada una de las vidas de nuestra propia especie homo sapiens

2.Por el respeto y responsabilidad en el cuidado del conjunto material de los bienes naturales que conforman la Tierra Común en todas sus partes (atmosfera, hidrosfera, biosfera y litosfera), que sostienen la vida y que en su conjunto habrán de ser reconocidos y declarados como Bien Comunal Universal.

3.Por el respeto y responsabilidad en el cuidado del conjunto inmaterial  del Conocimiento (llámese ciencia, con-ciencia, ética, moral o cultura), que es el Saber propiamente humano, de producción y transmisión necesariamente social en modo comunitario.

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PD:  Una alternativa de anticipación: la Vivienda Cooperativa

Si cierto es que en el asunto de la vivienda capitalista no cabe enmienda a la totalidad mientras no quede resuelta la cuestión principal de la propiedad comunal, sin embargo, sí cabe pensar en alternativas que sin caer en el reformismo, puedan suponer una anticipación del futuro modelo  comunal de urbanismo y vivienda. Me refiero al modelo de vivienda cooperativa  desarrollado por la cooperativa catalana "Sostre Civic" (Techo Cívico), que así definen los principios y valores en los que basan dicho modelo:

NO LUCRO Y PROPIEDAD COLECTIVA. La propiedad colectiva permanece a lo largo del tiempo, con duración indefinida y sin ánimo de lucro. La financiación del proyecto es colectiva, se limita el capital social retornable respecto al total de la inversión, y no hay recuperación de la cuota de uso para garantizar su asequibilidad.

AUTOGESTIÓN Y COMUNIDAD. Las futuras socias habitantes colectivamente lideran y se responsabilizan del proyecto, poniendo esfuerzos en el empoderamiento, formación y toma de decisiones durante todo el proceso. La intención es vivir de forma más comunitaria, mediante el apoyo mutuo, la solidaridad y la relación con el entorno poniendo a las personas y sus necesidades en el centro con la posibilidad de compartir espacios y servicios.

VIVIENDA ASEQUIBLE E INCLUSIVA. El traspaso del uso de la vivienda se realiza a través de la cooperativa, con criterios de acceso transparentes. La aportación inicial se limita a facilitar el acceso al proyecto a lo largo del tiempo. La autopromoción permite reducir los costes de producción de las viviendas y espacios comunes y el diseño participativo que dé respuesta a las necesidades.

REPLICABILIDAD Y MERCADO SOCIAL. Mediante la intercooperación y la colaboración con otras entidades, proyectos e iniciativas existentes fomentamos el mercado social y la economía solidaria (ESS). Compartimos los conocimientos con el sector y el entorno. Además, elaboramos acciones para fomentar y difundir el modelo entre las personas interesadas y las administraciones públicas.

SOSTENIBILIDAD. Trabajamos en la lucha por el derecho a la vivienda, con intencionalidad de corresponsabilidad con el entorno y vinculación al territorio y apostamos por la sostenibilidad medioambiental, la eficiencia energética y la reducción de los consumos. 

web:    https://sostrecivic.coop/es/

 

 

viernes, 14 de febrero de 2025

REVOLTES DE LA TERRE


Hace unos días me llegó información de la presentación de un nuevo movimiento ecologista en Cataluña, lo que resumo a continuación: cincuenta organizaciones en defensa del territorio de los Países Catalanes participan en  una nueva confluencia de luchas "para hacer frente al colapso ecosocial", con la denominación de "Revoltes de la Terre". El encuentro tuvo lugar el pasado 25 de enero en el centro social La Llavor del Prat de Llobregat. Revoltes de la Terra es el resultado de más de dos años de reuniones, encuentros y  debates entre personas y colectivos ecologistas del ámbito nacionalista de los Países Catalanes, en defensa del territorio. Este nuevo movimiento ecologista se presenta como una renovación de las “dinámicas de lucha” para “aglutinar fuerzas”, siguiendo el impulso de movimientos climáticos surgidos en los últimos años, como Rebelión o Extinción o Soulèvements de la Terre. Pretenden organizar encuentros por todo el territorio, en alianza con los grupos locales, donde combinar la reflexión y la propuesta con la acción "contra proyectos ecocidas”. Al mismo tiempo, como especifica un portavoz, los encuentros servirán para "ejemplificar y denunciar los mismos problemas que existen a escala global”.

Su propuesta parte de tres ejes: 1.“Confrontar al sistema tecnoindustrial con bloqueos”, 2.“Aprender a cubrir las necesidades para sostener la vida, crear comunidad, soberanía y autonomía” y 3. “Cambiar el sentido común, construir una nueva mirada, una cosmovisión que supere el individualismo, la destrucción de la naturaleza y que respete al resto de especies”. Además, dicen apostar por la diversidad generacional, territorial y estratégica...por unos encuentros intergeneracionales, masivos, festivos, lúdicos, que confronten y desborden los marcos, donde, sobre todo, "la gente venga a pasarlo bien y quiera volver”. “Abordamos el conflicto con  diferentes estrategias de lucha: los recursos jurídicos, la investigación, la denuncia o la acción directa. Pero también necesitamos las infraestructuras populares, una gran retaguardia de cuidados y todas las habilidades y conocimientos de campesinos, artistas, profesionales de la investigación, personas con oficios, vecinas organizadas, activistas…”.

Sinceramente, mi sentimiento respecto de este movimiento es contradictorio. Si les deseo suerte es porque pienso que en su inmensa mayoría  son gente joven que se toma el activismo ecologista  con la mejor de las intenciones, con mucha ilusión y con total honradez. Pero lo cierto es que les auguro un escaso recorrido, que no creo alcance más allá de dos o tres años, en lo que dura su novedad; y eso solo en caso de alcanzar la espectacularidad escénica y la relevancia mediática del movimiento francés al que pretenden emular, siguiendo su estela:  Soulevements de la Terre

Estas, como todas las organizaciones y movimientos ecologistas, a mi entender adolecen del mismo y básico fallo fundacional -que es de principios y también estratégico-, que les conduce inevitablemente a su disolución por cooptación, integrados al  mismo sistema al que  dicen enfrentarse. Consiste ese fallo en la  creencia de que la "razón ecológica" puede ser, por sí misma,  el eje de la solución a la crisis sistémica en la que está atrapada nuestra especie junto a otras muchas especies.  Esta creencia oculta una inmensa contradicción que invalida al ecologismo en su totalidad, por no cuestionar siquiera el derecho de Propiedad que históricamente pesa sobre la Tierra y que, precisamente, es causa principal y condición de posibilidad, no solo de la destrucción de los ecosistemas terrestres, también de la división de la sociedad humana en clases y su organización estatal, jerárquica y patriarcal en esencia. 

Ni yo ni nadie ha escuchado de estos movimientos el más mínimo cuestionamiento del "derecho de propiedad" sobre la Tierra, ni de la organización estatal de las sociedades humanas. Si acaso, a  lo más que llegan es a manifestar un vago sentimiento "anticapitalista" que así resulta decorativo, contradictorio y completamente superfluo. Porque, por principio, son inseparables los fines éticos y ecológicos, los del futuro de la vida en la Tierra y los de la emancipación humana.

Por eso mi pensamiento al respecto es autónomo e integral, bien diferente por principio y estrategia, que reclama la necesidad existencial de  un nuevo paradigma radical e integrador, de revolución convivencial y comunal a la altura del tiempo y condiciones del momento histórico en que estamos: a escala individual, como social y de especie. Con lo que ya sabemos, no podemos  pensar ningún futuro posible que no pase por una revolución integral dirigida a crear las condiciones de una sociedad sin clases y reintegrada a la Naturaleza de la que somos parte junto al resto de especies, animales y vegetales.  

Es quimérica toda pretensión de  "solución ecológica" sin un previo acuerdo en torno a  esos principios básicos, eso que desde hace años vengo denominando "un nuevo Pacto Social, global y local,  del Común y lo Común". Un Pacto para el reconocimiento y declaración de la Tierra en su conjunto, junto al Conocimiento humano, como bienes comunales  o procomún universal. Solo ese principio y con esa estrategia, comunal y ecológica, podrían frenar la deriva autodestructiva que aceleradamente viene siguiendo nuestra especie, a mi entender desde el Neolítico: cuando se fundara el primer Estado y desde entonces quedara establecido, "para siempre", un perverso Derecho de Apropiación sobre la Tierra, extensivo sobre el conocimiento y sobre el trabajo humano (productivo y reproductivo), un perverso derecho  con resultado necesariamente fatal:  devastador y destructivo por sistema, como estamos comprobando.

 

No obstante, al movimiento francés de Les Soulèvements de la Terre tengo que reconocerle  una novedosa y valiosa aportación, en la buena dirección de la revolución integral necesaria, que  marca la diferencia respecto del ecologismo patrio: allí han adoptado un punto de partida bien radical, en el sentido de no considerarse "protectores" de la Naturaleza -como hace el ecologismo de por aquí-, sino que, como ellos mismos dicen: somos la naturaleza que se defiende a sí misma, somos la Tierra que se subleva, somos las sublevaciones de la Tierra.

Solo este desplazamiento de perspectiva, ya incorpora una idea-fuerza que yo creo es potentísima, porque anuncia una ruptura con esa perversa linea divisoria que nos separa de la Naturaleza, esa secular y sistémica ignorancia  empeñada en desconocer lo que realmente es homo sapiens, una naturaleza de especie animal que quisiéramos disimular bajo el sueño de ser "otra cosa": algo así como una angelical especie extraterrestre,  recién aterrizada, procedente de otro planeta. 

Para más información: 

https://www.revoltesdelaterra.cat/

https://lessoulevementsdelaterre.org

 

lunes, 10 de febrero de 2025

HIPNOCRACIA: TRUMP, MUSK Y LA NUEVA ARQUITECTURA DE LA REALIDAD

 

Elon Musk y Donald Trump * Portada de  "Hipnocracia" junto a la foto de Jianwei Xun

 

Creo saber en qué consiste el movimiento ultraconservador y ultranacionalista (1) que está removiendo las bases del mundo que conocemos, el que saliera pactado tras la Segunda Guerra Mundial. Pero estoy empeñado en saber, además,  cómo funciona, a caballo de las novísimas tecnologías algorìtmicas de la Inteligencia Artificial que, por lo que anuncian sus acérrimos, abren una nueva forma "revolucionaria" (¡cómo no!) de gobernanza mundial, que dejará obsoleta toda idea de democracia, incluida la representativa y mala democracia  actual, la única que conocemos. 
Y por eso me ha interesado  este libro del filósofo Jianwei Xun (2), que todavía no ha sido publicado en castellano, solo en  italiano y en inglés. Su título es el mismo que he dado a este artículo. Tuve noticia de su publicación por la nueva revista europea  "Le grand Continent",  que desde 2019 es editada en París por el Grupo de Estudios Geopolíticos" (3). Se publica en varios idiomas, actualmente en francés, castellano e italiano, y proximamente en polaco y alemán.
 
Y a la espera de esa publicación en castellano, a partir de una reseña escrita en italiano he podido extraer el texto de la introducción, tras una traducción artesanal que, aunque tenga algún fallo,  me parece a mí que es fiel al sentido del texto original:

Introducción:

"La hipnocracia es el primer régimen que opera directamente en la conciencia. No controla el cuerpo. No reprime el pensamiento. Más bien induce un estado alterado de conciencia permanente.Un sueño lúcido. Un trance funcional.

La vigilia, de hecho, ha sido reemplazada por un sueño guiado. La realidad de una sugestión continua. La atención se modula como una onda. Los estados emocionales son inducidos y manipulados.

Y así, la sugestión se repite, incansable, y la realidad se disuelve en múltiples sueños guiados. El pensamiento crítico está suavemente adormecido y la percepción es remodelada, capa tras capa. Mientras tanto, las pantallas brillan incesantemente en la noche de la razón.

La información fluye como un humo hipnótico, alternando shock y letargo con un ritmo estudiado. La experiencia está fragmentada y se multiplica en mil espejos.

La repetición bate como un tambor subterráneo. Los sentidos están abrumados por estímulos constantes. La dopamina fluye por el sistema. La incredulidad se disuelve como una niebla por la mañana. El tiempo se retuerce sobre sí mismo. La memoria se convierte en un eco pálido. La obediencia fluye, invisible. La realidad se rompió en miles de realidades.

Ya no hay un centro, ni narrativa unificadora a través de la cual dar sentido al mundo. Nos encontramos en un espacio fragmentado, donde compiten innumerables historias. Un dominio extemporáneo, donde cada uno proclama la última verdad.

Estas narrativas no dialogan: chocan. Se superponen y reflexionan indefinidamente sobre sí mismas, creando una vertiginosa galería de espejos, donde la realidad y la simulación se vuelven sinónimos.

Pero el poder, mientras tanto, ha evolucionado mucho más allá de la fuerza física y la persuasión lógica. Se ha vuelto gaseoso o invisible, capaz de infiltrarse en todos los aspectos de nuestras vidas. Cada imagen, cada palabra, cada fragmento de datos ya no es neutral; y un arma sutil, diseñada para capturar, manipular y transformar la conciencia. Estamos en un estado permanente de hipnosis, donde la conciencia permanece atrapada, pero nunca completamente tranquila.

La era de la hipnocracia está en pleno apogeo.

En este escenario se mueven figuras emblemáticas, artífices y símbolos de esta época del mundo: Donald Trump y Elon Musk; que no son simplemente individuos poderosos, son los sacerdotes de este nuevo paradigma, fuerzas opuestas, pero complementarias, en la batalla por la realidad.

Por una parte, Trump vacía el lenguaje: su palabra, repetida al infinito, acaba vacía, sin sentido significativo y cargada de poder hipnótico. Por otro lado, Musk inunda nuestra imaginación de promesas utópicas destinadas a no materializarse, arrastrando las mentes en un trance perenne de anticipación obsesiva. Juntos modulan deseos, reescriben expectativas, colonizan el inconsciente.

Ambos han perfeccionado el arte de crear crisis, para después proponerse a sí mismos como solución. Trump evoca invasiones imaginarias para presentarse como protector. Musk anuncia apocalipsis de la inteligencia artificial, para luego proponerse como guardián de la humanidad. Es la técnica hipnótica de creación y resolución de problemas imaginarios.

Su implementación sobre la conciencia colectiva es tan profunda que las contradicciones más evidentes no solo no merman su poder, sino que lo refuerzan. Trump puede ser, simultáneamente, víctima de un sistema corrupto y el hombre más poderoso del mundo. Musk puede criticar el transhumanismo mientras implanta chips en el cerebro, y puede acusar a los multimillonarios mientras él acumula una  riqueza astronómica.

El elemento más inquietante es su capacidad para transformar cada crítica en conformidad, cada desgaste en prueba de autenticidad. Es la señal de la perfecta hipnosis: el sujeto hipnotizado interpreta cualquier intento de despertarlo como una razón para sumergirse más profundamente en el trance.

El verdadero peligro de la hipnocracia demuestra estar aquí: no necesita convencer a todos, le basta mantener una cierta masa crítica en estado de trance, para alterar por completo el campo de la realidad social. Trump y Musk han perfeccionado este arte para convertirse en los mayores hipnotizadores de nuestro tiempo.

Además, el capitalismo digital no es simplemente una evolución del capitalismo tradicional. Los algoritmos no son solo herramientas de cálculo y pronóstico: son tecnologías hipnóticas de masas. Y la economía de la atención no es solo un modelo de negocio: es un sistema de inducción al trance colectivo.

El entrelazamiento es totalizante y opera en múltiples niveles. Las plataformas sociales no venden publicidad: venden estados alterados de conciencia. Su producto no son los datos, es la sugestión profunda. No perfilan a los usuarios, modulan sus estados mentales. No rastrean comportamientos, inducen sueños.

Los algoritmos de recomendación son verdaderos técnicos de hipnotización automatizada. Cada nuevo plano es una inducción más profunda. Cada notificación es un desencadenante hipnótico. Cada flujo de contenidos en las redes sociales (feed) es una sesión de hipnosis personalizada. La personalización algorítmica no sirve para mostrarnos lo que nos interesa: sirve para mantenernos en un estado de trance óptimo para el consumo y el control.

El capital ya no acumula solo un valor excedente o económico: provoca estados alterados de la conciencia. Las criptomonedas no son solo especulaciones, son una forma de trance financiero colectivo. Los NFT no son solo activos digitales, son fetiches hipnóticos. El Metaverso no es una nueva frontera tecnológica, es un medio de sugestión integral.

La economía de las plataformas, por lo tanto, es una economía del trance. Y siempre con engaño: Uber no vende desplazamientos en coche, vende el sueño del emprendimiento independiente. Airbnb no alquila casas, comercia la fantasía de una vida alternativa. Amazon no entrega productos, distribuye microdosis de compra dopamínica, adictiva. La inteligencia artificial no emula a la inteligencia humana, perfecciona la técnica de inducción hipnótica. La economía del contrato esporádico (gig economy), sin relación laboral estable, no es solo de precariedad, es la inducción de un estado de trance laboral permanente, donde la explotación del trabajo autónomo o “por cuenta propia” se experimenta como libertad. Finalmente, el trabajo “flexible e inteligente” (smart working), no es solo un trabajo remoto (teletrabajo), es la transformación de toda la vida en trabajo".


Y éste es el índice de contenidos del libro:

Primera parte: Diagnóstico del presente: El experimento de Berlín. El trance algorítmico. El reinado de los reflejos. La formación de la subjetividad en la era de la hipnocracia. Breve genealogía de la hipnocracia. Arquitectura de la sugestión. Intimidad algorítmica. Simulación total. La ilusión de la acción. La economía de la anticipación. La memoria en la era del presente infinito.

Segunda parte: El ejercicio de la resistencia: Superar el fact-cheking. La absorción de la disidencia. Identidad líquida. La matriz del placer. Resistencia invisible. Criticar la crítica de la hipnocracia. La geopolítica hipnocrática. El espejo triturado. Prácticas de resistencia en la era hipnocrática. Epílogo. El otro plan.

 

* * *

Si la llegada de Donald Trump al gobierno de EEUU ha significado un subidón para los partidos de extrema derecha que en Europa ya están a las puertas de conseguir lo mismo, para los partidos del sector liberal-socialista o "progresistas"  ésto está provocando un gran revuelo y confusión, que les lleva a reclamar la conformación de un frente democrático de resistencia antifascista...una vez más, lo que nos hace pensar en un "deja vu" que suena a repetición de los mismos fracasos históricos de los movimientos revolucionarios, a cargo de  las izquierdas integradas o progresismo capitalista que, como otras veces, por no saber para quien faena,  no sabe si mata o espanta, repitiendo una y otra vez la misma jugada del frentismo, que disuelve los objetivos de la emancipación humana en el batiburrillo interclasista que se autodefine como "progresista", con total olvido de los malos resultados de esa experiencia histórica "frentista",  que tan eficazmente sirviera -y sigue haciéndolo- para  darle alas al sistema estatal-capitalista dominante.

Ignorar las actuales condiciones históricas y llamar fascismo a todo lo que no sabes qué es, lleva a graves errores estratégicos, como los que se cometieron en épocas pasadas y como ahora estamos a punto de asistir a su torpe repetición. No se puede combatir contra un enemigo que no sabes en qué consiste, y el recurso simplón de llamarlo "fascismo" por costumbre, acaba volviéndose en contra, sobre todo cuando acaba quedando en evidencia que juegas en el mismo equipo de esos fascistas, o sea, a favor de sus mismas instituciones:  de la Propiedad y el Patriarcado, del Trabajo asalariado, de la Democracia representativa, del Capitalismo y del Orden estatal o jerárquico que protege a todas esas instituciones, manteniendo así el "Estado Permanante" de división social y, por tanto, en un juego eterno de lucha de clases, en el que una parte siempre juega con las cartas marcadas. 

Lo ven, pero no se enteran.  

A propósito de tal sensación de "deja vu", conviene recordar la reflexión estratégica que acerca del "frentismo" hizo buena parte del anarquismo y del comunismo internacionalista,  lo que ahora recobra cierta actualidad, a la vista de los acontecimientos.  

Pienso que caer en la misma estrategia “frentista” del antifascismo supone un doble y gravísimo error: primero, porque la situación histórica actual es completamente diferente a la de los años treinta previos a la Segunda Guerra Mundial; y también porque insistir en una estrategia fracasada es la mejor forma de asegurar un nuevo fracaso.Los mismos comunistas internacionalistas, a día de hoy siguen sosteniendo la misma posición estratégica que entonces:

La lucha proletaria sólo puede ser efectivamente una lucha contra el fascismo, cuando es una lucha revolucionaria independiente, contra todos los Estados y por la abolición del trabajo asalariado. La polarización fascista/antifascista permite y obliga a los trabajadores a elegir uno de los campos burgueses presentes y a disolverse en él, de modo que dejan de existir como clase”.

Fuente: https://materiauxcritiques.wixsite.com/monsite/archives

Y en la revista “El Esclavo Asalariado” (1995-1996) se decía:

«En nombre de la unidad antifascista, el Comité Central de las Milicias se incorporó como un cártel de organizaciones al gobierno de la Generalitat. En nombre de la unidad antifascista, las milicias obreras se militarizaron y recibieron órdenes del gobierno central. En nombre de la unidad antifascista, se expropiaron comunidades, se nacionalizó parte de la economía y parte se devolvió a los propietarios originales. Lo que la clase obrera había conseguido fue destruido en nombre del antifascismo, no sin la participación, insistimos, de ministros anarquistas y del POUM.» (L’Esclave Salarié, nº4, p.7, nov. 1996)

Pero de ésto me ocuparé más adelante y más a fondo.


Notas:

(1) Conviene no olvidar que el significado del concepto "nación" es igualmente manejado por los "modernos" (liberales, marxistas, fascistas y socialdemócratas), como por los "postmodernos"  populistas de última hora:

“En realidad, el término «nación» equivale simplemente a la expresión democrático-burguesa de la soberanía popular, que según el liberalismo se manifiesta en el Estado. Por tanto, el fascismo no ha hecho más que heredar las nociones liberales, y su recurso al imperativo categórico de la nación no es más que otra manifestación del clásico engaño de ocultar la coincidencia entre el Estado y la clase capitalista dominante.” (Fuente: Le programme fasciste: Il comunista, 27 de noviembre de 1921, en: Communisme et fascisme, p.59, Textos del Partido Comunista Internacional, ediciones «Programme Communiste», Marsella, 1970).

(2) Jianwei Xun es así presentado por la revista Le Grand Continent: "es un analista cultural y filósofo nacido en Hong Kong, cuyo trabajo conecta los mundos de los medios, la teoría narrativa y la filosofía. Con formación en filosofía política y estudios de medios en la Universidad de Dublín, Xun pasó años asesorando sobre narrativas estratégicas para instituciones globales antes de dedicarse a la escritura. "Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad" es su primer libro, una exploración sin tapujos de los sistemas de poder que moldean la percepción y la realidad. Basándose en influencias que van desde la filosofía oriental hasta la teoría crítica occidental, Xun aporta una voz única a las conversaciones urgentes de nuestro tiempo".

(3) El Grupo de Estudios Geopolíticos se autodefine como centro de investigación independiente, fundado en La Escuela Normal Superior en 2017, dedicado a pensar el mundo y las relaciones internacionales a  escala de europea. La revista Le Grand Continent se autodefine como revista "consagrada a la geopolítica , a las cuestiones europeas y jurídicas, así como al debate intelectual y artístico que tiende a propiciar un debate estratégico, político e intelectual a la escala pertinente".

miércoles, 5 de febrero de 2025

EL LEGADO DE DAVID GRAEBER


La razón de este escrito es ayudar a difundir el legado de David Graeber, que ahora es accesible desde estas tres webs, que funcionan asociadas tras constituirse el "Instituto David Graeber" por su compañera, la artista Nika Dubrovsky, junto con un nutrido grupo de compañeros y amigos. Son éstas webs: 

https://davidgraeber.org/

https://davidgraeber.institute/

https://museum.care/

David Graeber falleció en Venecia en septiembre de 2020, con 59 años, víctima de una pancreatitis fulminante. Nacido en Nueva York (1961), fue un antropólogo y activista anarquista muy reconocido internacionalmente. Obtuvo su doctorado por la Universidad de Chicago en 1996 y fue profesor de antropología de diferentes universidades, en el Goldsmiths College de la Universidad de Londres, la Universidad de Yale y la London School of Economics. Graeber tuvo una larga historia de activismo político y social, con relevante liderazgo en las protestas contra el Foro Económico Mundial, fue miembro de la organización sindical Trabajadores Industriales del Mundo y uno de los líderes del movimiento Occupy Wall Street.

Hasta ahora, sus libros traducidos al castellano son éstos:

 

Una de sus últimas iniciativas, junto con  Nika Dubrovsky, es la que recibe el nombre de Museo de los Cuidados (https://museum.care/), a propósito de la cual adjunto este breve texto, publicado originalmente en Arts Of The Working Class April 2020,con traducción de J. Pérez de Lama (12/2023):

"El Museo de los Cuidados. Imaginando el mundo tras la pandemia". Nika Dubrovsky & David Graeber

[Imaginando el mundo tras la pandemia.] O más precisamente imaginando un mundo sano y sensato tras el virus, uno en que, en lugar de limitarnos a tratar de devolver las cosas al estado en que estaban, actuásemos a partir de lo aprendido. Por ejemplo, una gran proporción del trabajo de oficina, especialmente administrativo, de gestión, marketing, legal, financiero, de consultoría y similares se ha visto que son pura tontería [bullshit]. Si desaparecieran, no supondría diferencia alguna o incluso haría del mundo un lugar un poco mejor. La prueba es que durante la crisis la mayor parte de estos trabajos desaparecieron y el mundo siguió funcionando. Así que imaginemos por un momento que somos sensatos y simplemente dejamos de pretender que hay una razón para que toda esta gente continúe simulando para hacernos creer que trabajan todo el día, y en su lugar nos deshacemos de estos trabajos basura [bullshit jobs]. Bueno, una cuestión sería: ¿Qué haríamos con todo los edificios en que solían trabajar? Obviamente, aquellos trabajadores que son efectivamente útiles, que nos mantuvieron vivos y nos cuidaron durante la epidemia [«triste guasa» que DG acabara muriendo al final de la pandemia] — doctoras, enfermeras, limpiadores, mensajeros, electricistas, agricultores —, no necesitan grandes edificios de vidrio parece hacerlos sentir importantes. Algunos de estos edificios pueden ser dinamitados [demolidos]. Eso sería bueno porque significaría usar menos energía para mantenerlos acondicionados y demás, lo que reduciría las emisiones de carbono. Pero, seguro que no querríamos demolerlos todos.

Tras las revoluciones francesa y rusa, los palacios reales se convirtieron en museos estatales. Podríamos hacer algo parecido. Aunque siempre habría una forma más loca: la vuelta a la «normalidad». El modelo para esta vuelta podría ser lo que pasó tras la desindustrialización a gran escala de las metrópolis occidentales, cuando los antiguas fábricas y almacenes se transformaron en centros de arte privados, oficinas y edificios de vivienda para el tipo de gente que había trabajado allí antes. Para muchos es difícil imaginar que algo así no volviera en el caso de una rápida desbasurización [de-bullshitization] del trabajo sin que hubiera un cambio real del sistema financiero o de la estructura de poder y riqueza más en general. Las oficinas vacías serían compradas por inversores, que las transformarían en viviendas caras o en centros de arte cuya presencia aumentase el valor inmobiliario de la zona. La única alternativa que suele ponerse sobre la mesa es que el estado adquiera la propiedad de todo, ya sea como una práctica de socialismo de estado (que es básicamente un capitalismo de estado monopolista), ya de «nacionalsocialismo» de derecha (cualquiera que sea su forma actualizada al siglo 21).

[Como alternativa] queremos insistir en la posibilidad —no la probabilidad pero al menos sí la posibilidad— de la cordura. Imaginar que la experiencia del confinamiento y el colapso económico nos permita ver el mundo como realmente es, y que nos demos cuenta de que aquello a lo que habitualmente nos referimos como «economía» es simplemente la manera en que colectivamente nos mantenemos vivas unas a otras, nos proveemos unas a otras de las cosas que necesitamos y en general nos cuidamos unas a otras. Y digamos que también rechazamos el control social.

Las prisiones, después de todo, dan alojamiento y cubren el cuidado médico básico. Sin embargo, no son instituciones «cuidadoras». Lo que ofrecen no es cuidado porque el cuidado real supone no sólo cubrir las necesidades materiales, incluso no sólo permitir a los otros crecer y prosperar, sino también mantener y ampliar su libertad. Imaginemos que nos deshacemos de la idea de que la producción y el consumo son el único propósito de la vida económica y la sustituimos por el cuidado y la libertad. ¿Qué haríamos con los edificios?

En un mundo construido en torno a los cuidados y la solidaridad, gran parte de estos vastos y absurdos espacios de oficinas sería efectivamente dinamitada [destruida, demolida], pero algunos de estos edificios podrían convertirse en universidades libres, centros sociales y hoteles para los necesitados de vivienda. Podríamos llamarlos «Museos de los Cuidados» — precisamente porque serían lugares que no celebrarían la producción de ninguna clase, sino que ofrecerían espacios y medios para la creación de relaciones sociales y para imaginar formas de vida en sociedad completamente nuevas.




sábado, 1 de febrero de 2025

TRUMP Y EL ÉXITO DEL FACTOR "DIOS" (LA ILUSTRACIÓN OSCURA)

20/01/2025, relevo en la Casa Blanca. A la derecha, bandera publicitaria comercializada durante la última campaña electoral del partido republicano de EEUU, al módico precio de 5,46 dólares (IVA incluido).

En EEUU, según datos actuales procedentes del centro de investigación Pew Research Center, un 45% de la ciudadanía es protestante, un 20% son católicos y un 6% son creyentes de religiones no cristianas, entre los que se encuentran judíos (1,9%) y musulmanes (0,9%). O sea, que en total los creyentes son una clamorosa mayoría que sobrepasa el 70%. No es de extrañar, pues, que la religión forme parte sustancial del marketing electoral, tanto del partido republicano como del demócrata.

Según ese mismo centro de investigación sociológica, en las anteriores y últimas elecciones, el voto católico optó tres veces por los demócratas y dos por los republicanos, pero la postura de Trump en contra del aborto ha sido una baza jugada  para ganar el voto católico. 

Por otra parte, está habiendo una enorme profusión de análisis en torno al resultado electoral, pero llama mi atención que, a pesar de la relevancia sociológica y política de los anteriores datos, sean tan escasos los análisis elaborados en clave religiosa. Más aún cuando todo el mundo fue testigo directo de cómo la investidura de Trump tuvo una abrumadora escenificación litúrgica y ceremonial, de ambientación claramente religiosa, que sin duda fue muy planificada. Junto a Trump se prestaron a concelebrar: el obispo católico de Nueva York, el hijo de Billy Graham –considerado el evangelista más importante del S. XX–, un reverendo negro que de joven había formado parte de una banda callejera, más un rabino ultraortodoxo...todo un batiburrillo judeocristiano, y no sé por qué no incluyó al budismo o al islam, como no sea por su escasa relevancia estadística.  Todo ello para transmitir la elevación de Trump, por la gracia de Dios, a una condición presidencial cuasidivina.

Donald Trump ha anunciado su próximo mandato como una Edad de Oro y una "revolución del sentido común",  identificado éste con la creencia religiosa de la masa social de "creyentes" que le siguen. Tan es así que su discurso en el Capitolio más bien quería ser un sermón, y dar a entender que esa revolución del sentido común es más religiosa que política.   Y para corroborarlo,  volvió a decir eso de “me salvó Dios para hacer grande a América”, que sus feligreses se toman muy en serio, con la imagen en la cabeza del atentado en el que una bala rozó la oreja derecha de Donald Trump en medio de un mitin electoral celebrado en Butler (Pensilvania). Sin embargo, la muerte de uno de los asistentes al mitin pasó completamente desapercibida, siendo noticia muy por detrás del protagonismo de la oreja de Trump, que por aquellos días de julio incluso llegó a ser replicada en chocolate blanco por un confitero de Barcelona y comercializada al precio de 4,5 euros (IVA incluido). 

A mí me parece razonable que nos cuestionemos si estamos hablando de un movimiento religioso y no político. Que por eso pienso que no entienden nada quienes pretenden explicarlo en clave "política". Algo así me parece a mí que les está pasando a las izquierdas capitalistas contemporáneas, que por eso son residuales, por esa desubicación existencial que las descoloca,  es como querer  jugar al fútbol con las normas del baloncesto.

De nada sirve la obviedad escénica de ese espectáculo de masas, donde el factor "Dios" exhibe su éxito, haciéndole una pedorreta a la lucha de clases, mucho más cuando la Modernidad y su Ilustración habían llegado al mundo para anunciar  la muerte de Dios a la luz de la Ciencia. Si bien, también es cierto que quienes no somos creyentes lo que vemos es un nuevo uso, ahora pornográfico, del factor Dios. Ahora  como cebo electoral de la industria democrática.  

Como le pasara al antropólogo Albert Piette, yo también me pregunto por el origen de esta creencia religiosa que remodela un mundo que ya no puede ser más confuso. En su libro "El origen de la creencia", este antropólogo parte de una hipótesis que a mi entender es bien consistente:  homo sapiens es el único animal que sabe que morirá y ese saber le produce un sufrimiento insoportable. De ahí su necesidad de un Dios, para poder soñar una vida "otra", mejor y sin límite.

No es el primer antropólogo, ni el primer científico que -como muchos historiadores, paleontóologos y arqueólogos- han estudiado los enterramientos y el comportamiento humano ante la muerte, viendo las posibles ventajas evolutivas de la creencia religiosa. Me sorprendió que el mismo Albert Piette viera un relato evolutivo que va del homo neandertal, como "primer-pensador" (sobre la muerte),  al homo sapiens como "primer-creyente" en una posible otra-vida-más-allá. La hipótesis supone que esta creencia proporciona consuelo y como tal es retenida por la evolución y es transmitida culturalmente entre individuos y generaciones.  

Según descubrimientos recientes, el cerebro neandertal no tendría la misma organización neuronal que el de homo sapiens. Y por ahí debe andar la posible explicación a una importante diferencia en el comportamiento ante la muerte: la diferencia entre el uso de unos huesos (del cráneo) como objeto simbólico en sustitución de una ausencia  y  el acto de creer en la existencia de algo "increíble", como es la vida después de la muerte. Leyendo a A. Piette, me sorprende con esta afirmación: "hay una restricción inherente al acto religioso de creer: si creemos es porque es increíble". 

 La religión está experimentando una cierta efervescencia, se dice que vivimos un "reencantamiento" del mundo, disparado en múltiples direcciones y en medio de un torbellino caótico, esa atmósfera multiculturalista de nuestro tiempo, plagada de eclecticismos y  sincretismos tan de moda, que mezclan un poco de todo: orientalismo con una pizca de ecología profunda y psicología transpersonal, otro de ecología con animalismo, esoterismo y feminismo queer, veganismo y  neomisticismo...todo ello aderezado con unos toques  del último paradigma tecnocientífico. 

Pero lo que yo pienso, resumidamente, es que todo ésto que está sucediendo es lo propio de un tiempo que llega a término, que está en Sus Últimas. ÉSTO es la "condición póstuma" de la que hablan Marina Garcés y Maurice Merleau-Ponty, una condición que refiere al fin de la Modernidad Burguesa, un tiempo "del todo se acaba, en el que impera la fascinación por el Apocalipsis", que lleva camino de convertirse en nueva ideología dominante y que se contagia viralmente, adueñándose del pensamiento desde sus tripas más íntimas. 

Hasta los más cuerdos humanistas, los biosféricos,  han tirado la toalla y solo esperan resistir a un Apocalipsis que han acabado interiorizando, como antes hicieron con el Estado, contribuyendo decisivamente a naturalizar y universalizar la ideología propietarista y su moderno sistema de  dominación, el capitalismo. Da igual en qué variable del Estado lo hicieran, si democrático o totalitario, si de derechas o de izquierdas, si nacional o globalista. 

Así vimos acabarse la promesa de un futuro con progreso universal, con desarrollo y crecimiento sin fin, la promesa del final de las clases sociales. Vimos cómo se anunciaba también el fin de la historia y de las ideologías, porque ya solo quedaba una única historia y una única ideología dominante. 

Y ahora lo que estamos viendo es cómo se agotan los bienes naturales que sostienen la diversidad de la Vida, cómo se agota la energía fósil que hizo posible el éxito brutal del capitalismo, cómo se extinguen aceleradamente especies y ecosistemas...incluso vemos cómo el tiempo también se acaba y nos deja solo un mínimo futuro en el que cabe muy poca gente, cuando ha sido declarada y programada la privatización integral y definitiva de lo Común (la Tierra y el Conocimiento) y del Común: esa gente a la que el Estado y el Mercado llaman, respectivamente, indistintamente, "ciudadanos" y "clientes". Los Propietarios de la Tierra y del Conocimiento han pensado que  con la Inteligencia Artificial y con la  renovada economía corporativa de un capitalismo tecnofeudal, la mayoría de nosotros somos sobrantes,  que ya no nos necesitan ni como productores ni como clientes. 

Cierto que hace más de dos décadas que el futuro pasó a ser una idea pasada de moda, propia de nostálgicos revolucionarios, de visionarios y vejestorios ilustrados, cuando en plena globalización  capitalista ésta prometía un presente eterno y accesible, al que todo el mundo podía llegar, incluso la gente más paria y los países más atrasados.  Pero han bastado apenas tres décadas para mostrar con toda su crudeza la realidad al desnudo: una amenaza de extinción para el conjunto de la especie. 

Con el imperio de la Ilustración Oscura (directamente emparentada con ese patológico y patético "sentido común" de Donald Trump), hemos entrado en tiempo de descuento, un tiempo que bien podríamos aprovechar para  rearmar la Ilustración, ahora que ya sabemos cuáles fueron los errores que la llevaron a su propio  Reverso, en el que ahora estamos atrapados, derrota tras derrota. 

Hay mucha gente que está pensando en ello y se cuentan por miles los libros publicados y las conferencias académicas que reflexionan sobre ello con todo el rigor científico, no lo niego; pero estoy muy cansado de tanto leer diagnósticos muy buenos, pero ninguno realmente estratégico, ninguna propuesta de QUÉ HACER Y CÓMO ORGANIZARNOS, ANTE LA BESTIA.

Aún teniendo mi acuerdo, todos esos diagnósticos no han logrado cambiar el mío propio, elaborado a partir de su lectura y, sobre todo, de mi propia reflexión y experiencia. Puedo explicarlo en mil páginas y también puedo resumirlo en poco más de dos renglones: estamos atascados en un estado evolutivo todavía muy primitivo (Neolítico), lo que hace que nuestras sociedades sigan organizadas como desde hace miles de años, en las mismas instituciones  "estatales", fundadas a partir de nuestros más básicos e individuales instintos animales, que son los de propiedad territorial y reproductiva, precisamente los que sirven de fundamento a las arcaicas instituciones  estatales de la Propiedad y el Patriarcado, las que explican nuestro atasco evolutivo. 

Pero eso está cambiando, porque, por primera vez en la historia de la humanidad, al tiempo que al auge de la Bestia, asistimos al inédito despertar de una conciencia comunitaria que es radicalmente nueva, por ser "convivencial-de proximidad" y  "convivencial-de especie" al mismo tiempo. Por eso que,  dada esa urgencia y desesperanza de ahora, he decidido dedicar buena parte de la energía que me queda  a diseñar y explicar una propuesta estratégica, que concretaré en una formulación teórico-práctica: un Pacto Glocal (sobre los básicos principios del Común y lo Común) y una estrategia de confrontación/desconexión, a partir de iniciar un proceso autoconstituyente  -permanentemente abierto- de Asambleas Comunales de Autogobierno, a su vez libremente confederadas en solidarias redes de intercambio, cooperación y ayuda mutua, en todas las escalas territoriales.  Esa es mi creencia política, a modo de reilustración radical,  que necesariamente pasa por la disolución efectiva de las instituciones que sirven a la Bestia: del Mercado y del Estado.