El eurodiputado
del PdeCAT Ramón Tremosa espera que el presidente de la Generalitat,
Carles Puigdemont, aplique este martes los resultados del referéndum
del 1 de octubre y proclame la Declaración Unilateral de
Independencia (DUI), aunque, luego, podría suspenderla durante un
tiempo, siguiendo el modelo de Eslovenia, en busca del reconocimiento
internacional en caso de que el Estado español no acceda a celebrar
una consulta independentista acordada.
Lo
que está en juego estos días no es ni la independencia de la nación
catalana ni la soberanía del pueblo español, ya que ambas son
inexistentes además de imposibles en el contexto actual.
La
independencia de la nación catalana ni existe ni puede existir porque se sustenta en la creación de un Estado, cuando independencia y estado
son conceptos contradictorios y excluyentes entre sí. Ni los
individuos ni las naciones pueden ser independientes en el marco de
ningún Estado, porque impedir la independencia es, precisamente, la
razón de ser de todo Estado.
Y la
soberanía del pueblo español es otro tanto, pura fantasía, porque
todo el mundo sabe muy bien quién manda aquí realmente, que la soberanía de
todos los individuos y pueblos se halla secuestrada desde hace siglos
y que actualmente está en manos de corporaciones financieras
(capitalismo de mercado o de estado) y corporaciones estatales (Unión
Europea y USA en nuestro caso).
Luego, hoy
“el tema” no es la independencia ni la soberanía de nadie.
Lo será si algún día individuos y naciones somos capaces de
organizar nuestras vidas libre y democráticamente, lo que sólo será
posible con la disolución de las estructuras económicas y
políticas, Capitalismo y Estado, que nacieron para impedirlo.
Tal
y como se han ido sucediendo los acontecimientos a partir del 1-O,
“el tema” en cuestión hoy, a unas horas de la declaración de
independencia por el Gobierno de la Generalitat, es violencia o no
violencia.