Formo parte de esa minoría que, libre y conscientemente, opta por la abstención electoral. Decidí dejar de votar a partir del 15M. No formo parte de ningún partido político, tampoco de ninguna organización anarquista. Cuando votaba (la mayor parte de mi vida), lo hacía con escasa fe en esta democracia (de hecho, me abstuve en el referendum constitucional) y cuando votaba lo hacía a favor del PSOE, de IU, o a de la CGT en las sindicales; no lo hacía por convicción, sino porque votar me parecía un mal menor, pensaba que con la izquierda avanzaríamos algo, frenaríamos al capitalismo...pero la izquierda ha gobernado tantos o más años que la derecha y el sistema de dominación es hoy más fuerte y la sociedad mucho más débil.
He dedicado mucho tiempo a analizar lo que sucede, a estudiar la historia y a contrastar mi pensamiento con otras visiones, y de esta experiencia he obtenido un conocimiento, he aprendido y sigo aprendiendo; sé distinguir la diferencia histórica entre izquierda y derecha...hasta que la izquierda llega al poder, luego no la percibo en nada sustancial, es la misma diferencia que entre Mercadona y Carrefour o entre Telecinco y la Sexta, competencia en la forma y alianza en lo sustancial: la razón de Mercado, la razón de Estado.