El estado de bienestar se está desmoronando en toda Europa y sólo estamos en los inicios de su destrucción. Hemos entrado en un ciclo económico nuevo en el que el capitalismo europeo ya no puede competir con los sistemas financieros ni productivos de los capitalismos nacionales emergentes (China, India y Brasil, fundamentalmente). Hemos iniciado un periodo de decadencia de la economía europea que va a durar tanto como lo que tarden esos países en entrar en una crisis similar o aún peor. Es así, el capitalismo no puede funcionar de otra manera. Necesita crisis cíclicas para reajustar los costes y mantener su tasa de ganancia y la acumulación de capital. Pero no es sólo un sistema económico, para sostener su hegemonía se ha convertido en un sistema totalitario necesitado de intervenir en todos los órdenes de la vida humana a fin de lograr su dominio del modo más eficiente, contando con la pasividad y complicidad de la mayoría social.
Los partidos y movimientos sociales de la izquierda son responsables históricos de haber hecho el juego a esa estrategia totalitaria del capitalismo, ya que lo han reforzado al no combatirlo en sus fundamentos, alentando a las masas a seguir los mismos principios del capitalismo (propietarismo y consumismo, desarrollismo y crecentismo, estatismo y oligocracia), que han anulado al sujeto individual y comunitario, que han dado soporte ideológico a la falsa democracia del llamado estado de bienestar, y que son la causa de las contínuas derrotas frente al sistema.
Si no tenemos el conocimiento sobre la naturaleza del sistema que queremos combatir, no comprenderemos los errores cometidos ni la dimensión de la encrucijada histórica en la que estamos. Si no alcanzamos a comprender hasta qué punto cada uno de nosotros está contaminado por los principios negativos del capitalismo, nunca tendremos oportunidad de superarlo.
La actual recesión sólo va a detenerse cuando la mayoría social acepte el objetivo buscado con la crisis, que es la reducción del presupuesto de los servicios públicos, además del empleo precario y mucho más barato. Para ello, el gobierno prepara ya los pactos necesarios con la izquierda y los sindicatos procapitalistas, que incluirán algunos retoques “políticos” que acallen las demandas de los movimientos sociales surgidos a partir del 15M.
Por otra parte, la mayoría de las personas que ahora lo están pasando mal por efecto de la crisis, lo van a pasar peor en adelante, cuanto tengan la certeza de que ya nada será como antes, cuando vean que lo mejor que pueden esperar del futuro es llegar a tener un empleo precario y de muy baja remuneración. Toda esa mayoría precaria, sumida en el desconcierto y en la adversidad de sus propias vidas, no están en disposición de alcanzar un estado de conciencia que les lleve a comprender todo ésto. De ahí que estemos necesitados de una acertada y urgente estrategia que nos integre a todos y que a todos nos permita afrontar los más inmediatos efectos de la crisis, mientras aprovechamos esa experiencia para ir madurando nuestras formas de pensar y actuar, a nivel individual y comunitario.
Con tal intención, propongo desde aquí la actualización de una estrategia casi tan antígua como la humanidad: las redes vecinales de ayuda mutua.