martes, 17 de junio de 2025

5º ANIVERSARIO DE LA PANDEMIA. Cuadernos y Manifiesto: para el colapso del capitalismo y contra la ilusión estatal

 

 

El 14 de marzo de 2020 el Gobierno socialdemócrata de Pedro Sánchez aprobó la declaración del estado de alarma en todo el territorio del estado español, para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por la COVID-19. Estamos, pues, en el 5º aniversario. El estado de alarma se prorrogó hasta las 00:00 horas del día 21 de junio de 2020, así que el próximo sábado se cumplirán 5 años del final del confinamiento.
 
No soy la única persona a la que le llamó la atención la fácil sumisión de la gente de izquierdas, al estado de alarma dictado por el gobierno de Pedro Sánchez. Con todo, olvidar y pasar página de aquello, le está siendo mucho más fácil a la gente alineada con las derechas que a la gente de izquierdas. Tiene su lógica porque, en general, la gente de pensamiento conservador está mejor adaptada a vivir en estado de sumisión, ya que para estas personas la jerarquía y las clases sociales constituyen su orden social "normal" y "natural”. La ausencia de crítica y resistencia por parte de las izquierdas fue acompañada de una hábil instrumentación política del sector social más friki y folklórico, me refiero a los "pisanubes", terraplanistas y conspiranoicos, a los que el discurso estatal convirtió en la única y oficial oposición a una gestión de la pandemia llena de contradicciones, tintes totalitarios y explicaciones pseudocientíficas, que mucha gente tragó para no ser relegados al cajón de los conspiranoicos. Conspiranoicos o pisanubes, sí, pero de ninguna manera conspiradores. No, porque ese espacio está desierto desde hace ya muchos años: nadie mínimamente organizado conspira hoy contra los poderes del sistema capitalista dominante, los visibles y los ocultos, nadie contra sus gobiernos y estados, nadie desde que el Sistema lograra integrar completamente a todas las oposiciones, incluidas las izquierdas de todo tipo, que dejaron de cuestionar al aparato "Estado" sin llegar a comprender que éste no es sino la forma política del Sistema. 


Nadie de ese espacio ideológico queda hoy que cuestione el sistema capitalista en su integridad, nadie que cuestione la Ley de la Propiedad capitalista que instituye y sacraliza el robo de los bienes comunales universales, de la Tierra y el Conocimiento. Nadie mínimamente organizado que conspire contra un sistema cuya forma política es el estado-nación-moderno, la misma que tanto adoran liberales, como fascistas y estalinistas. Nadie que conspire...y mucho menos durante la pandemia, cuando  izquierdas y derechas coincidieron en una misma veneración, sumisa y hasta religiosa, por el aparato político (el Estado) del Sistema. 

Definitivamente, el conjunto de las izquierdas sigue intentando algo tan imposible como resucitar a una clase proletaria ya inexistente; y buscando la confrontación escénica con un simbólico enemigo de clase, la burguesía, que si lo fue, ahora es mucho más: TODO UN SISTEMA, toda una sociedad global estratificada en dobles segmentos, como clientes y contribuyentes. Ya tenemos bien aprendido eso de que  "el Estado y el Mercado somos Todos". Toda una sociedad  fragmentada con su pensamiento único y su propia forma de vida capitalista,  de individuos agregados en masa, todos tratados como  los "idiotes" del   ejemplar modelo de la democracia griega,  en la que solo podían decidir los propietarios y sacerdotes, quedando excluida la mayoría social compuesta por siervos, esclavos y todas las mujeres.  Toda una sociedad tratada, al igual que entonces, como idiotas asociales, necesariamente apolíticos e irresponsables,  tal como hoy corresponde a las ficticias democracias estatales y parlamentarias, todas liberales y sucedáneas o "representativas".

De ahí la proverbial desorientación programática y estratégica de todas las izquierdas, y su confusión  con las políticas liberales e identitarias,  que tan eficazmente están contribuyendo en todo el mundo a despejar el camino de una extrema derecha adaptada a los nuevos tiempos y tecnologías, ultraliberal y totalitaria sin disimulo en un mundo a punto de entrar en una tercera guerra mundial preparatoria de la nueva economía feudal -con todo el poder repartido entre   "democracias monárquicas", al estilo Donald Trump o Xi Jinping,  y corporativos señoríos tecnológico-financieros, toda una evolución hacia el feudalismo con la que el Sistema espera sobrevivir a su propio colapso.

Podrá ser casualidad, pero las fechas de la pandemia del Covid19 me parece a mí que marcan el comienzo de un nuevo ciclo histórico mundial, cuyo factor más sobresaliente es el auge ideológico y electoral de las facciones conservadoras, ultraliberales y de  extremas derecha, junto al declive generalizado de todas las izquierdas, lo que a su vez marca el inicio de un convulso proceso de reorganización geopolítica, de las Corporaciones económicas y estatales a escala global, siendo testigas las actuales generaciones  de un relevo histórico en la dirigencia mundial del Orden Capitalista, entre los  imperios estatales de los EEUU de América y de la República Popular de China, ambos con similares economías capitalistas, ambos igualmente republicanos y nacionalistas, con ideologías "oficialmente" contrarias solo en su apariencia:  un estado con aire protofascista y  protocomunista el otro, ambos de igual naturaleza sistémica:  totalitaria en modo capitalista y estatista.

La izquierda real ha sido abandonada, ahí no queda nadie. No hay más remedio que reconstruirlo, actualizado al contexto histórico de la nueva Barbarie.   Todos los que estaban en ese sitio, declarados en rebeldía,  ya ni siquiera son capaces de imaginar sociedades no-capitalistas y menos aún no-estatales, ni ninguna otra forma de habitar la Tierra. Ya olvidaron el viejo sueño humano de comunidades convivenciales e igualitarias, realmente democráticas, el proyecto civilizatorio de un mundo Procomún  compartido,  de bienes materiales e inmateriales que, como  la Tierra y el Conocimiento, son los bienes comunales universales que, respectivamente, son propios de la Vida en general y de nuestra especie en particular.

 ***

Recordemos quién gobernaba en USA y en China en 2020, en medio de la pandemia,  que ambos estados estaban gobernados por los mismos presidentes de ahora: por el multimillonario y empresario republicano Donald Trump y por el ingeniero químico y comunista Xi Jinping. Donald Trump ejerció como presidente entre 2017 y 2021, y se convirtió en el 47.º presidente de EEUU a partir de enero del presente año 2025, con clara mayoría sobre el partido demócrata a pesar de su errática gestión de la pandemia en su anterior periodo de gobierno. En el caso de Xi Jinping, éste fue designado Secretario General del Partido Comunista Chino en noviembre de 2012 y es presidente de la república desde marzo de 2013.

Al contrario que Donald Trump, para frenar la propagación de la pandemia, Xi Jinping adoptó la política dinámica de “cero COVID”, cuyo objetivo consistió en diagnosticar y aislar rápidamente a los casos y contactos cercanos, si bien, hubo gran incertidumbre acerca de la relación del gobierno chino con la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como acerca del impacto real de las medidas de aislamiento en el orden social, incluyendo la economía, el empleo y la salud mental de la sumisa y disciplinada población china.

Reproduzco a continuación el texto publicado por la web de “Cuadernos para el colapso” -(1), (2)- de una entrevista que le hizo la revista suiza “Moins! Journal romand d’écologie politique” a los autores (anónimos) del "Manifiesto Conspiracionista" editado en 2022, publicado en Francia por “Éditions du Seuil” y en España por la editorial “Pepitas de Calabaza”. 

 

LA ILUSIÓN ESTATAL

Obra fuera de lo común y anónima, el Manifiesto conspiracionista (Seuil, 2022) [en castellano en la editorial Pepitas de calabaza, 2022) ] despliega un conjunto de ideas para un argumentario acusatorio repleto de referencias y sin estructuración explícita. La «conspiración» –que el sentido común asocia de buen grado a complots secretos urdidos por unos cuantos villanos malintencionados– arroja luz sobre la organización de la moderna desposesión de los seres humanos. Ejemplo tras ejemplo, se ve cómo la gobernanza se desarrolla en la serenidad de los salones y de ejercicios de simulación de la vida real. El Estado se revela a la vez como una máquina de alienación y una cortina de humo para desviarnos de los lugares del poder efectivo. Un manifiesto que nos invita a respirar juntos, contra el mundo-máquina. ¡Entrevista exclusiva!

Publicado en enero de 2022, el Manifiesto parece que ya no está disponible. ¿Qué ha pasado?

Puede parecer una locura, pero este libro ha sido despublicado, a pesar de que se vendía bien, o incluso mejor que nunca. Que nosotros sepamos, es una novedad en la historia de la edición francesa: una despublicación con restitución integral de los derechos franceses y extranjeros, de cuentas y stocks. Se sabía que un tweet o un post de Facebook se podía «despublicar» en un clic, pero un libro… eso no se había visto nunca. Y todo ello ha transcurrido en el mismo gran silencio cómplice que ha rodeado y sigue rodeando los abusos inverosímiles que han marcado la gestión de la Covid y su solución vacunal.

"La insurrección que viene", el libro del Comité Invisible, había sido incluido integralmente en un expediente de instrucción antiterrorista, algo no visto desde la guerra de Argelia. Ahora, con la despublicación del Manifiesto Conspiracionista tras más de un año de distribución comercial, hemos sentado una especie de precedente, un precedente tanto más inquietante cuanto que interviene sin ruido ni escándalo, con nocturnidad. Hay que verlo como un homenaje del vicio a la virtud, o más bien de la mentira a la verdad. Por lo demás, cuando esto ocurrió, no pusimos el grito en el cielo, ni buscamos gloria por ello. La época soporta dosis cada vez más ínfimas de verdad, particularmente el público francés, con su racionalismo mórbido, su cientificismo atávico y su grandiosidad nacional. Y este libro contenía dosis masivas de ella. Hay que decir que desde su publicación, e incluso antes, las presiones a Seuil (la editora) tanto internas como externas, incluídas las policiales, nunca han cejado en el empeño de hacerse con su pellejo. La formidable voluntad de no saber, que aflige ahora a la mayoría de los que pretenden ser críticos sociales, ha llegado a hacer desaparecer la afrenta que representa el Manifiesto para ellos. No se podía imaginar una confirmación más perfecta de sus tesis.

Lúcido y necesario para unos, peligroso para otros, el libro ha recibido una acogida muy contrastada. ¿Cuál era su objetivo?

¿Contrastada? ¡Estáis siendo educados! No, uniformemente hostil, al menos en Francia. Todos aquellos que, ya fueran periodistas, izquierdistas, gente de «cultura», ambiciosos, cobardes o influenciadores, habían apoyado con sus acciones u omisiones la gestión gubernamental de la Covid, se sintieron legítimamente atacados.

El hecho de que los libreros de izquierdas se hayan creído en la obligación de esconder el libro en el fondo de sus estanterías para no ser acusados de «conspiracionismo» es en sí mismo cómico, aunque diga mucho del grado de terror ideológico reinante, pero no deja de inquietar el hecho de que los autodenominados «anarquistas» busquen aliarse con un antiguo miembro de la Ligue du LOL (3) o con los periodistas de L’Observateur en su pequeña cruzada contra la intolerable herejía del Manifiesto. La decadencia del humor es uno de los indices más seguros de la fascistización de una sociedad. Y la pérdida de toda lucidez intelectual suele preceder a los grandes horrores históricos.

El objetivo del Manifiesto es explícito desde su introducción: el epíteto «conspiracionista» constituye un arma retórica de descalificación dirigida contra todos aquellos que buscan comprender las fuerzas que arrastran a esta civilización hacia un desastre a fin de cuentas rentable, contra todos aquellos que se niegan a resignarse a semejante destino. Prestar consistencia teórica a esta categoría, manejarla como una evidencia, es de facto ponerse del lado de la dominación, cualesquiera que sean los edificantes motivos que se aleguen. Con el Manifiesto hemos intentado aportar, como siempre hemos hecho, una inteligibilidad estratégica de los procesos en curso. Al constatar cómo este libro anticipa y hace legible la nueva «guerra fría» declarada tras la invasión de Ucrania, tenemos la impresión de haber hecho un trabajo útil. Nuestra proposición «política» es la de asumir la conspiración positivamente, como disposición a la conspiración contra los dueños de este mundo. Una proposición suficiente y banalmente autónoma, después de todo.

¿De qué modo puede servir la «conspiración» para comprender el papel de los Estados y las relaciones de poder?

¡He aquí una pregunta que, formulada desde la Confederación Helvética, no deja indiferente a nadie! En Suiza es difícil ignorar lo que significa el provechoso y organizado reino del secreto, o el discreto pero definitivo divorcio entre lo que se dice y lo que se hace. Muchos de los acontecimientos mundiales, vistos desde las puertas cuidadosamente cerradas de los bufetes de abogados, bancos, laboratorios o sedes centrales suizas, por no hablar de las reuniones extraoficiales de Davos, ofrecen una cara completamente diferente y algo más realista de lo que la vulgata histórica proclama. Obsérvese más de cerca la trayectoria de un gran filántropo como Stephan Schmidheiny, el magnate suizo del amianto condenado formalmente a 18 años de prisión firme por sus pequeñas masacres industriales, amante de las plantaciones industriales de eucaliptos en tierras mapuches y coorganizador de la Cumbre de la Tierra de Río en 1992. O la de su gran amigo canadiense Maurice Strong, hombre de negocios del petróleo, la minería, el agua y la energía, cofundador del IPCC y del Foro de Davos, gran capitoste de la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente de 1972, de las Cumbres de la Tierra bajo la égida de la ONU y miembro ejecutivo de la Fundación Rockefeller, pero también inventor de la noción orwelliana de «desarrollo sostenible» e intermediario bien remunerado en el escándalo del programa de la ONU «petróleo por alimentos» para Irak.

También es instructiva la trayectoria, en el siglo XX, de pioneros de la propaganda como Walter Lippmann, oficialmente periodista y teórico, pero sobre todo asesor de presidentes y hombre de confianza de los servicios secretos estadounidenses y británicos. No contento con inspirar los 14 puntos de Wilson, teorizar cínicamente la necesidad de la manipulación mediática de las masas democráticas ya en 1922, organizar la conferencia fundacional del neoliberalismo en París en 1938 o propagar la noción de «Guerra Fría», conspiró literalmente toda su vida, llegando incluso a participar en la concepción de la CIA. La necesidad de una conspiración de las élites por el bien de la humanidad nunca le abandonó desde su afiliación, cuando era un joven estudiante socialista en Harvard, a la Sociedad Fabiana. Toda acción histórica comporta una dimensión conspirativa, simplemente porque el poder es una cuestión de lealtad personal; hay conspiración en todas partes y, en cierto modo, esto es una buena noticia. No son sólo misteriosos procesos impersonales los que arrastran a las civilizaciones hacia su fatalidad, existe también el poder de actuar, por parte de los dominantes, pero también de la nuestra. Si para los dominantes es tan importante negar la dimensión conspirativa en el ejercicio del poder, es porque conocen su potencia e intentan reservársela en exclusiva. Por nuestra parte, sólo nos hace falta la audacia de conspirar contra ellos, a ser posible de manera tan feliz como siniestra es la suya.

Tras algunas vacilaciones, finalmente hemos incluido la palabra «cibernética» en nuestro glosario (véanse las páginas 16-17). ¿Qué relación tiene con la «conspiración» de la que habláis?

¡Hacéis bien en plantear esta cuestión! Figuraos que Heinz von Foerster, secretario de las Conferencias Macy que apadrinaron la cibernética, dice exactamente lo siguiente sobre la década 1943-1953, en un texto que sirve de introducción a las transcripciones de estas conferencias en su edición zuriquesa: «Es la década de una conspiración, un «respirar juntos» entre una veintena de curiosos, intrépidos, elocuentes, ingeniosos y pragmáticos soñadores que acordaron dejar que su diversidad fuera su guía». Por supuesto, la cibernética, como ciencia del control y de la comunicación, y como ciencia del control a través de la comunicación, reviste todos los estigmas del contexto en el que nació –la Segunda Guerra Mundial, el Proyecto Manhattan, el alistamiento de científicos, sociólogos, antropólogos, psicólogos, teóricos y profesionales de la comunicación, etc. en el empeño bélico estadounidense–, pero sobre todo lleva el sello de las fundaciones «filantrópicas» estadounidenses cuya principal preocupación desde los años veinte son el control social, si es posible a nivel biológico, y la «gobernanza» de las democracias industriales de masas, en particular a través de los mass-media, es decir, la preocupación por preservar el poder por parte de la fracción más conspirativa del Capital. Como ha mostrado Bernard Dionysius Geoghegan en Code, From information theory to French theory, la cibernética sirvió inicialmente para recubrir con un barniz «científico», «epistemológico» y en el fondo religioso, un proyecto político y antropológico de colonización interna de las sociedades occidentales –un proyecto consciente de ingeniería social–. ¡Por supuesto que era necesario incluir la cibernética en vuestro glosario!

Algunos pensadores tecnocríticos hablan de la autonomía de la técnica, cuando las cosas se hacen «forzados por las circunstancias». Vosotros desarrolláis este punto, al tiempo que lo equilibráis con una reflexión sobre quienes planifican este mundo-máquina. ¿Quiénes son esos «ellos» que contraponéis a menudo al «nosotros»?

Hay, del lado del capital, de sus burocracias gerenciales, de sus think tanks transnacionales, de sus fundaciones filantrópicas, de sus agencias de comunicación, de sus servicios secretos, en resumen, de su tecnocracia, un grado de reflexividad histórica y estratégica que nuestro orgullo se niega a admitir. En el fondo, es humillante dejarse timar por los mismos burdos trucos que ya utilizaba  Edward Bernays (4), o denunciados por Smedley Butler en su War is a racket, hace un siglo. Sí, fue British Petroleum quien lanzó la noción de «huella de carbono» en 2003 para difundir entre la población su culpabilidad concentrada en el saqueo de la vida en la Tierra. Sí, el modelizador del informe Meadows sobre los «límites del crecimiento» en 1972, Jay Forrester, no era otro que el jefe del proyecto Whirlwind en los años 50, que se utilizó para dotar al sistema de defensa antiaérea estadounidense SAGE con un ordenador adecuado, y nunca ha negado sus relaciones con el Pentágono. Y sí, no se trata sólo de que las industrias petroleras, químicas, tabaqueras o farmacéuticas lleven casi un siglo desplegando las más retorcidas estrategias de influencia para poder continuar con sus fechorías hasta el fin de los tiempos, sino que en realidad todo el asunto del «Medio ambiente», tal y como se plantea en los medios de comunicación es un señuelo lanzado deliberadamente por nuestros enemigos para neutralizar nuestra legítima venganza. Parafraseando a Deleuze, las estructuras que pisotean el medio ambiente son a tal punto excrecencias de las que se jactan de identificarse con él, que parecen dos funciones complementarias. No sin razón, cuando el conservador Haeckel apenas había inventado la «ecología», el comunero Reclus le opuso su mesología. Es bastante vertiginoso, pero cuanto más se acentúa y unifica planetariamente el despliegue tecnológico, mayor es la brecha entre las ontologías practicadas esotéricamente por los arquitectos del sistema y las ontologías obsoletas cuyo mantenimiento en la sociedad es asegurado públicamente. Lo único que importa a los dueños de este mundo es que su maquiavelismo se mantenga dentro de los límites de la «negación plausible». La obsolescencia programada es la manifestación más banal de la conspiración capitalista en nuestras vidas. La masa de crímenes sobre la que se ha construido esta civilización exige actualmente la liquidación de todo lo que no es ella, a fin de que, al no tener afuera, quede también sin juzgar. El crimen quisiera, habiéndose convertido en mundo, dejar de ser crimen.

En el panorama más bien sombrío que pintáis, uno se pregunta cómo podemos «conspirar» por nuestra parte –es decir, respirar juntos– o incluso cómo podemos simplemente «respirar»…

En realidad, es muy sencillo. Basta con encontrarnos, experimentar una percepción compartida del mundo, de lo que ocurre, de la vida que se desea, y dotarnos de los medios materiales, tanto cotidianos como ofensivos, para sostener y desplegar esta forma de vida singular. No pretendemos que esto pueda advenir sin guerra civil. Pero, después de todo, ¿no nació Suiza de una guerra civil hábilmente librada por campesinos armados?

***

Notas:

(1) https://cuadernosparaelcolapso.noblogs.org/post/2024/03/13/la-ilusion-del-estado/#more-813

(2) Cuadernos para el Colapso n.º 0. Fragmentos en torno al encuentro, la furia y el éxodo. Dos reseñas:

a) De la web anarquista www.botiga.ellokal.org: "Cuadernos para el colapso. Fragmentos en torno al encuentro, la furia y el éxodo.

(…) "No queda otra que intensificar los conflictos y revueltas, no solo para evitar que la vida se vea reducida a una angustiosa supervivencia, sino además para quebrantar una normalidad que bloquea con su masiva inercia el acceso a otras maneras de vivir, a otras percepciones, y a fogonazos de una necesaria liberación de gestos, palabras, imaginación.

Al mismo tiempo que se crean, extienden y defienden ferozmente estructuras comunitarias que desertan de la lógica capitalista, una tarea se nos resiste. Una investigación nómada que establezca vínculos entre ellas y ayude a expandirlas. Una investigación intercomunal sobre sus hallazgos y sus carencias, sus obstáculos y su potencia, de manera que rompamos el sentimiento de dispersión y aislamiento frente a la amplitud de los territorios. Una investigación apasionada que nos permita comprender la red de infraestructuras que hacen funcionar este mundo: 1) para clarificar en qué consiste nuestra dependencia; y 2) para que el colapso deje de aparecer como una simple pesadilla para millonarios y pueda convertirse en verdadero éxodo".

b) De la web Traficantes de Sueños: www.traficantes.net

En primer lugar, porque no da igual ver una cosa o ver otra. Como tampoco da igual la manera de ver las mismas cosas. En este sentido, lo que vemos, aquello que tratamos y la manera de tratarlo, nos modifica internamente y modifica el aspecto del mundo. Modifica de esta forma el sentido de las relaciones que mantenemos y lo acuciante de nuestra tarea.La cuestión no es que haya un acceso al mundo que sea falso y otro verdadero, o que en general se viva con una conciencia alienada que haya que desalienar por medio de la crítica. Cualquiera puede percibir lo que está ocurriendo: que vivimos un empobrecimiento creciente de vidas precarias, que la catástrofe ecológica es ineluctable. Pero no todos y todas lo vemos de la misma manera, ni por tanto extraemos las mismas consecuencias prácticas. La cuestión es que cada cosa vista, cada verdad situada, cada evidencia vivida y sentida comporta unas consecuencias y templa una tonalidad emotiva: un aletargamiento exhausto o un expectante furor; una prudencia desmedida o un alegre arrojo; un incremento de la confusión y la duda, o algunas certezas afiladas como cuchillos. Desde aquí no vemos que las cosas estén progresando, ni esperamos que el tiempo que viene traiga ninguna estabilidad nueva. Tampoco vemos que con un esfuerzo de presión «política» y un programa de reformas en todos los ámbitos, sea posible interrumpir o hacer bifurcar el aciago mundo del capital que nos habita. Desde aquí, lo que vemos, es toda una civilización que está colapsando. Colapso económico y ambiental, energético y existencial, metafísico y demográfico. Nosotros y nosotras, antropomorfosis del capital ? es decir, la misma vida que satura diariamente el tráfico de nuestras ciudades y nuestra dependencia de ella?, somos el colapso.

Estos cuadernos quieren ser una excusa para encontrarnos, una contribución a revertir la dispersión acelerada en que vivimos, una invitación a transitar entre experiencias de construcción, de sanación, de apoyo mutuo y de simple rechazo de lo existente. Estos cuadernos quieren compartir algunas intuiciones y anudar algunas amistades, como una contribución más a la recomposición de una fuerza histórica a la altura de la época”.

(3) La Liga LOL es un grupo privado en Facebook, de blogueros, periodistas, comunicadores y publicistas influyentes de Francia, cuyas supuestas actividades de acoso fueron objeto de un escándalo en 2019. [nota del editor]

(4) Publicista austriaco-estadounidense considerado como el padre de la propaganda moderna vía «relaciones públicas», trabajó para el gobierno estadounidense y la industria tabacalera. [nota del editor]

sábado, 7 de junio de 2025

LA TESIS DE ESTRASBURGO (MANIFIESTO DE "MOSÉS DOBRUSKA")

 

Toda acción histórica comporta una dimensión conspirativa, simplemente porque el poder es una cuestión de lealtad personal; hay conspiración en todas partes y, en cierto modo, esto es una buena noticia. No son sólo misteriosos procesos impersonales los que arrastran a las civilizaciones hacia su fatalidad, existe también el poder de actuar, por parte de los dominantes, pero también de la nuestra. Si para los dominantes es tan importante negar la dimensión conspirativa en el ejercicio del poder, es porque conocen su potencia e intentan reservársela en exclusiva. Por nuestra parte, sólo nos hace falta la audacia de conspirar contra ellos, a ser posible de manera tan feliz como siniestra es la suya.(2024, La ilusión del Estado, Cuadernos para el colapso).

Si hemos sido derrotados, no podemos hacer nada más que volver a empezar desde el comienzo. Y por suerte, la tregua, probablemente muy breve, que tenemos concedida entre el fin del primer acto y el principio del segundo acto del movimiento, nos brinda el tiempo preciso para realizar una labor de imperiosa necesidad: estudiar las causas que hicieron ineludibles tanto el reciente estallido revolucionario como la derrota de la revolución, …(Engels, Revolución y contrarrevolución en Alemania, Londres 1851)

 

CÓMO EMPEZÓ TODO

Mosés Dobruska denunció la ley de Moisés, que supuestamente perpetuaba la ignorancia del pueblo hebreo, en lugar de revelarle las verdaderas enseñanzas de la química y la física: "todos nuestros reproches caerán en cambio con justicia y razón solo sobre Moisés... que supo cubrir la verdad con un velo tan espeso, tan duradero, que ha llegado hasta nosotros, sin que millones de hombres hayan podido perforarlo; y que aún hoy millones creen encontrar en estas verdades celestiales, diametralmente opuestas a nuestras verdades terrenas, el establecimiento y el sostén de la realeza, contraria a la naturaleza y a todos los principios"

El texto que sigue apareció en diciembre 2023 en la web alemana "Die Aktion 4.0"  (https://olaf.bbm.de/die-aktion-2), su traducción al castellano la he tomado de la web "Cuadernos para el colapso". Es un texto anónimo, firmado mediante el seudónimo "Mosés Dobruska" (1), nombre de un enigmático personaje de origen judío, que fuera personalidad relevante durante la revolución francesa, y que recientemente ha sido rescatado del olvido por Silvana Greco, mediante la publicación del libro "El sociólogo hereje". 

No se conserva ningún retrato de Dobruska, pero la silueta negra en la portada del libro representa la escurridiza y fascinante identidad de un autor que, a lo largo de su vida cambió varias veces de nombre, residencia y religión. Nacido en Moravia y guillotinado en París  bajo el nombre de Junius Frey (Junius Brutus Libero). El texto manuscrito que figura en esa portada era un mensaje para su hijo, escrito antes de su muerte en una copia recién impresa de "Philosophie sociale". Es su momento más intenso de la verdad, su testamento: "debes saber que morir no es nada, pero que es cruel ser incomprendido y no poder continuar, para trabajar por la Libertad".

 

TESIS DE ESTRASBURGO

 

1

En el curso de su colapso interior, esta sociedad no ha encontrado mejor truco para jugársela a sus oponentes que tomarles prestada su nueva moral de sustitución. Por eso, en la fase final del nihilismo la opresión se expresará en términos de ecología, feminismo y antirracismo. Los fascistas llevan las de ganar, por contra, presentándose como los verdaderos partidarios de la libertad, de la democracia, de la alternativa contrahegemónica y, por último, de la revolución.

2

Ha llegado el tiempo del feminismo Barbie y de la izquierda Pfizer, de los anarquistas pro-censura y de los autónomos pro-otan, del horizontalismo autoritario, de la energía nuclear verde y del estalinismo vacunal, de los bombardeos por los derechos lgtbiqa+ y del anti-papa –el papa que en materia de migrantes, de ecología, de crítica del capitalismo, de la guerra o de la jerarquía, devuelve al izquierdismo a su inanidad devolviéndolo a su origen–.

3

No hay nada más serio, y más seriamente contemporáneo, que la teología. La ignorancia teológica es la que le permite a ésta perpetuar su reinado al amparo de la política, la economía, la ciencia, la filosofía, la literatura e incluso de la vida cotidiana. Para superar a la teología habrá que superar su desconocimiento. Ateos, ¡un esfuerzo más si queréis ser revolucionarios!

4

«Se asiste ahora a una verdadera manía para consagrar al feminismo, la sociedad ha llegado incluso a adoptar una actitud de promoción… Los modos son múltiples e insidiosos y, aunque no se quiera, se corre el riesgo de caer en ellos y ser atrapado. La necesidad de reconocimiento propia de las mujeres se ve estimulada por un clima de interés y de oportunidades prácticas. La sociedad está dispuesta a aceptar las premisas del feminismo sin comprender la evolución que clarifica esas mismas premisas. Ve en el feminismo una ideología, dicho de otra manera, un poder, y como tal lo respeta porque él confirma –en lugar de ponerlo en crisis– eso que queremos subvertir» (Carla Lonzi, Escritos, voces de Italia, 1977)

5

«El gran peligro consistiría en sustituir el mito de las clases obreras portadoras del futuro de los valores por el de la defensa del medio ambiente, de una salvaguarda de la biosfera que podría tomar con la misma facilidad un carácter totalmente totalizador, totalitario (…) A la industria nada le gustaría más que utilizar al movimiento ecologista como ha utilizado al movimiento sindical para su propia reestructuración del campo social (…) El movimiento ecologista debe entonces, en mi opinión, preocuparse prioritariamente de su propia ecología social y mental.» (Félix Guattari, Chimières, nº 28, 1991-1992)

6

El movimiento obrero fue derrotado por haber criticado a la sociedad burguesa en su propio lenguaje –el de la economía–. Actualmente hay chiflados que pretenden desafiar a la sociedad cibernética en su propio lenguaje –el de la ecología–. Si esta sociedad envuelve a esos activistas con una mirada tan benevolente es porque pretenden llevarnos a una derrota similar.

7

El escritor de ciencia-ficción ecologista Kim Stanley Robinson declaró recientemente: «Me reúno con muchos tecnócratas, y a algunos les gustaría que hubiera mucho más activismo. (…) Las alianzas y una sinergia son posibles entre tecnócratas, activistas y acciones ciudadanas de masas». Nadie se alía con alguien más fuerte que él sin convertirse, conscientemente o no, en su vasallo. Actuar guiado por el inconsciente no ha constituido nunca una excusa.

8

Los activistas de la ecología están agotando los últimos recursos subjetivos movilizándolos inútilmente contra quienes «agotan los recursos naturales». Al igual que a sus «enemigos», apenas les preocupa cómo se forman y se reconstituyen tan preciados recursos: el valor, el entusiasmo, la confianza, los saberes. En tanto que extractivistas a su manera, ellos aspiran a ser reconocidos como interlocutores al mismo nivel por la otra mafia del extr-activismo.

9

La ecología es el nombre de un problema, en ningún caso de una solución. Cuando es una civilización la que desfallece, cuando, por tanto, es la forma en que nuestros problemas están configurados la que se vuelve problemática en sí misma, no hay «solución» por ninguna parte. «Los ecologistas nos enseñan por qué y cómo está en juego el futuro del hombre. Pero es al hombre y no al ecologista al que le corresponde decidir su futuro.» (Georges Canguilhem, La cuestión de la ecología, 1973)

10

El discurso del progreso ha permitido al Capital superar toda resistencia interna a los estragos que suponía la modernización. Su función era mucho menos cuestión de legitimar que de desinhibir. Servía menos a fines de convicción externa que interna. Actualmente su rendimiento es casi nulo, incluso negativo. A juzgar por sus resultados, ya nadie puede creer en el progreso. Paradójicamente, es el discurso ecologista el que ha tomado el relevo.  De ahora en adelante, el Capital buscará en la ecología, con su bioeconomía y su green new deal, la fuerza para continuar haciendo lo que siempre ha hecho: explotar, arrasar, masacrar, producir. El discurso ecologista no es eso a pesar de lo cual todo continúa como antes, sino eso que autoriza la perpetuación del business as usual y la profundización del desastre. Así pues, en el futuro tendremos biotecnologías, energía nuclear y geoingeniería en nombre de la ecología.

11

El último recurso que han encontrado para silenciar a las mujeres ha sido el de autorizarlas a hablar solo en cuanto que «nosotras, las mujeres». El antifeminismo se realiza como feminismo exactamente del mismo modo que el anti-ecologismo se realiza como ecologismo.

12

El presente estado social es un estado alucinatorio. Las categorías de la psicopatología se han convertido en las mejores categorías para el análisis político; no es necesario buscarlas más allá del DSM [Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders]. El reinado, propiamente orwelliano, de la mentira sobre todas las cosas no es un mal, sino una enfermedad.

13

El síntoma es el resultado de un estado de sufrimiento sin salida. Aquel que no encuentra en ninguna parte de la Historia que le cuentan el hilo que lleva al mundo en el que ha nacido, no puede encontrar el hilo de su propia vida. «Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera».

14

Hay quienes hacen la historia y quienes la cuentan. Los que hacen la historia saben que los que la cuentan mienten, pero esta mentira es también para ellos la condición para poder continuar haciéndola, sin impedimentos.

15

«Fueron militares rusos, en la Rusia soviética, quienes enseñaron a los alemanes las tácticas de guerra con carros blindados gracias a la cual arrollaron a Francia durante la Segunda Guerra Mundial; también fueron cuadros soviéticos quienes instruyeron a los primeros pilotos de asalto alemanes, que tantas sorpresas iban a dar al comienzo de ese mismo conflicto» (Franz Jung, El camino hacia abajo). En agosto de 1936, es decir, después del estallido de la Guerra Civil española, la totalidad del Comité Central del Partido Comunista italiano firma un llamamiento «por la salvación de Italia y la reconciliación del pueblo italiano». Decía: «Los comunistas adoptan el programa fascista de 1919, que es un programa de paz, libertad y defensa de los intereses de los trabajadores, y os dicen: luchemos juntos por la realización de este programa». ¡Apañáosla como podáis con esto!

16

Jamás ha habido tan pocas personas que hablen en nombre propio como en esta sociedad de narcisismo generalizado. La magia social te tiene pillado por el ego. Operar más allá del ego no es ningún mandato moral, sino una condición estratégica.

17

En el fondo el activismo es de naturaleza esencialmente terapéutica. Si se deja a un lado el revuelo mediático pasajero que puede ocasionar, no tiene otro efecto que permitir al activista «sentirse mejor consigo mismo», procurarle el sentimiento distintivo de no ser «como todos los demás» –esa masa pasiva de imbéciles y puercos anestesiados–. Para el activista, pretender actuar «por los demás», «por el planeta», «por el bien» no es más que una modalidad retorcida de narcisismo y autopromoción universal. En este comercio de indulgencias no hace falta más que trabajar, amparándose en motivos genéricos y generosos, para su propia promoción moral individual.

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La mezcla de cooperación y competición, de información y disimulo, de sumisión y traición, pacificación y guerra, individualismo fanático y mandatos sociales que tejen la presente sociedad imperial se ha ingeniado en los términos de la teoría de juegos. No es por casualidad que el sitio de California donde esta teoría ha sido desarrollada es el mismo lugar donde se concibieron posteriormente todos los dispositivos cibernéticos individualizados de los cuales constituye el código fundamental. A la pregunta «¿qué aplican las aplicaciones?», la respuesta es simple: la teoría de juegos.

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En los años 50, los creadores de la teoría de juegos tenían por afición jugar en la cafetería de la Rand corporation, donde trabajaban, a un juego de mesa que habían inventado; su nombre era «Fuck your buddy!». «Fuck your buddy!» (“que se joda tu amigo”) es la moral implícita de todas las relaciones sociales actuales –tanto afectivas como profesionales, amistosas o comerciales, virtuales o cotidianas–. No hay nada menos lúdico que la gamificación universal. No hay nada que no se haya convertido en un terreno de competición, incluso el número de «amigos», y por tanto, la simpatía se vuelve un momento de hostilidad general.

20

Las ficciones sociales son por naturaleza eficaces. La antigua ficción consistía en que el hombre era propietario de su fuerza de trabajo y la vendía al propietario de los medios de producción. El sujeto humano seguía siendo libre hasta en la sumisión y soberano hasta en la alienación de su tiempo y sus fuerzas. Su dignidad y su integridad quedaron fijadas para toda la eternidad, aunque fueran ultrajadas a diario. Este era el tema del humanismo clásico, del que juristas y militantes nunca nos dejan de hablar sin una punzada de nostalgia, pero al que son incapaces de reconocer como una ficción social perfectamente obsoleta. El que ahora prevalece es el del capital humano. El tema del capital humano se define como la agregación de su capital social, su capital salud, su capital relacional, su capital cultural, su capital capilar, etc. En ningún caso, él es propietario del capital que él es. Él es su capital social, su capital salud, su capital relacional, su capital cultural, su capital reputacional, su capital capilar, etc. Y no son cosas que pueda alquilar, alienar, poner a disposición de otros sin perderlas en ese mismo instante, sin perderse a sí mismo

Eso le pone más celoso. Tampoco son cosas que existan por sí mismas, más allá de las interacciones sociales que les dan existencia y que, por tanto, importa multiplicar tanto como sea posible. Estos capitales son capitales oxidables, igual que hay monedas oxidables [de interés negativo]: sólo tienen que ser activados, cuidados, acumulados, apreciados, maximizados, en resumen: producidos en cualquier momento y en cualquier interacción –amenazados como están por su devaluación. El sujeto del capital humano, en cuanto siervo del capital que es mucho más que dueño de sí mismo, empresario de sí mismo mucho más que sereno propietario de su persona, sólo conoce las interacciones estratégicas cuyos resultados se trata de optimizar

La teoría de juegos, en la que ninguna finta, ninguna mentira, ninguna traición está de más para alcanzar sus fines, es la teoría de este «sujeto» de una precariedad absoluta, de una obsolescencia programada y de una inconsistencia tal que puede ser cancelada al menor paso en falso, según los movimientos imprevisibles de la opinión y los códigos vigentes. Haber hecho del animal humano ese centro de cálculo vacío, frenético y angustiado; esta es la mutación antropológica que han coronado las redes sociales.

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Amante especialmente celosa, esta sociedad acoge como una conmovedora muestra de lealtad cada vez que uno de sus miembros consiente en traicionar a un amigo, un allegado o un pariente, por el bien de ella y de sus manidos «valores». Lo que está surgiendo, tras el ritual mediático de la confesión pública, es una sociedad de la traición –una sociedad en la que la traición recíproca, es decir, la posibilidad de que se produzca en cualquier momento, se considera un nuevo pacto social–. Toda la parresía (etimológicamente, parresía significa "decir todo", en el sentido de expresar lo que se piensa sin reservas) que se derrama sobre el público es la que no tiene lugar en las relaciones que ella pone en tela de juicio y remite mediante su adulación a su definitiva espectralidad.

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El imperativo alineamiento ideológico exigido a los ciudadanos durante la operación covid –seguida de la operación Ucrania, la operación Clima y la operación Palestina– ha sido la ocasión para la especie de revuelta de los mediocres que siempre acompaña a la fascistización de las sociedades.

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El fascismo ya ha ganado cuando todos han renunciado a pensar el «episodio covid». Todo el mundo pudo ver claro entonces lo que valía la «cultura», y cómo todos esos «intelectuales críticos» estaban más apegados a su estatus social que a su pensamiento. El desprecio de la cultura y la inteligencia mostrado por esta izquierda zombi quedó sellado por su mutismo cómplice, mucho antes de que los fascistas vinieran a pisotearla.

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Quienes pretenden que en alguna parte habría una fuerza constituida, un determinado movimiento sobre el que apoyar la posibilidad de una revolución, o simplemente capaz de oponerse a las maniobras gubernamentales, no hacen más que engañarse y engañar. Al ocupar así el terreno, obstaculizan que emerja algo nuevo, capaz de apoderarse de la época y de retorcerle el cuello.

25

La necesidad de fantasear con la existencia de un movimiento proviene de que, para cierto número de ilusos, esta ficción hace las veces de consistencia social: ellos «formarían parte». En efecto, es común que, cuando no se sabe lo que se quiere, se llegue a querer existir –y por tanto, fatalmente, a fracasar ya que existir no puede resultar de una voluntad. Algunos han creído, manifiestamente, que se podía aplicar a la revolución la consigna «fake it until you make it» (fingir hasta que lo logres), que tiene tanto éxito en la economía de las start-ups.

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A medida que las redes sociales han extraído lo esencial de la existencia social y de la valorización a ella vinculada, los militantes radicales se han reducido insensiblemente a un subsector marginal de dichas redes, que los ha subsumido casi integralmente. La imposibilidad, y el carácter finalmente superfluo, de disponer de una estrategia efectiva se deriva lógicamente. De ahora en adelante, los movimientos sociales están allí en primer lugar como soporte para la existencia individual de los militantes en las redes sociales. Si no conducen a ninguna parte, si no importa que desemboquen en una victoria o a una derrota, es porque ya cumplen ampliamente esta función básica.

27

Para el activista, la razón de ser de la acción sólo es relativa a las imágenes que pueden producirse, y más aún a la explotación política de estas imágenes, así que no hay por qué escandalizarse de la aberración estratégica o del pasotismo táctico de dichas acciones. La verdadera eficacia de la acción reside fuera de ella misma, en los efectos secundarios que debe permitir. Desde este punto de vista, un herido grave no es necesariamente una pérdida, y una derrota rotunda puede también convertirse con facilidad en un éxito patente; si al menos no se es demasiado sensible al sufrimiento de los mártires.

28

El triunfalismo desubicado, seguido del mutismo sobre la derrota una vez que ésta se ha consumado, designa una de las formas más perversas que toma el amor por la derrota de la izquierda, tanto entre los activistas como entre los sindicalistas. La celebración de victorias inexistentes enmascara oportunamente la retirada final o, las más de las veces, la completa ausencia de estrategia. Hay que considerar, sin paradoja alguna, que los verdaderos derrotistas son aquellos que, siempre positivos, no dejan de aplaudir y felicitarse a sí mismos. Y que son aquellos que critican «el movimiento» sin complacencia, los que manifiestan más claramente su rechazo a dejarse vencer estúpidamente y, por tanto, su determinación a ganar.

29

Hay quien quiere vencer y quien quiere ser reconocido, es decir, quien considera una victoria ser reconocido. La verdadera victoria no tiene que ver con el enemigo, sino con la posibilidad de desplegar los propios planes justo después de los éxitos tácticos. Y hay que tener planes.

30

La forma en que, de repente, no quedó nadie para enfrentarse al gobierno durante el golpe de mundo cuya ocasión fue servida por el covid, apoya esta otra hipótesis: que todo el mundo está en otra parte.

31

No existe el privilegio de la conciencia política. Nadie ha resultado ser más embaucado, en los últimos años, que quienes se creen «politizados». Nadie ha sido más estúpido que las personas «cultivadas». Hay que buscar a aquellos con los que haremos la revolución por todas partes excepto entre los «politizados» –éstos tienen demasiado capital social que perder como para no ser estúpidos y cobardes–.

32

Ya no tendréis noticias nuestras, o sólo por accidente. Desertamos de vuestro espacio público. Nos pasamos al bando de la construcción real de fuerzas y formas. Nos pasamos al bando de la conspiración, al bando del conspiracionismo activo. We are «exiting the vampire’s castle». See you on the outside! (Estamos «saliendo del castillo de los vampiros». ¡Nos vemos en el exterior!)

33

Creer lo suficiente en lo que se piensa como para no decirlo. Creer lo suficiente en lo que se hace como para no hacerlo público. Dejar a los cristianos y los izquierdistas, el gusto publicitario del martirio.

34

Sólo habrá lo que construyamos. Precisamente porque no hay nadie a quien salvar es tan necesaria una revolución. La cuestión política central del siglo XXI consiste en saber cómo constituir realidades colectivas no fundadas en el sacrificio.

35

«Desde ahí que queremos contribuir a crear, como un frente de ondas colectivo, las condiciones para un cambio cultural ético que nos saque de la trampa de la cohabitación cultural actual centrada en relaciones de desconfianza y de control, de dominación y de competición propias de la cultura patriarcal-matriarcal que llevamos prácticamente por todo el planeta» (Humberto Maturana & Ximena Dávila, Habitar Humano)

36

Los que han ganado la guerra se llenan la boca de la palabra «paz». Los que se han apropiado de todo sólo hablan de inclusividad. Aquellos animados por el cinismo redomado sólo hablan de bondad. Incluso han conseguido el milagro de convertir a casi todos los izquierdistas y militantes del mundo a esos «valores». Así es como han logrado reprimir incluso la posibilidad de una revolución. Y en efecto, los vencedores saben muy bien que no existe una revolución inclusiva, ya que consiste, como mínimo, en su exclusión violenta. Tampoco existe una revolución benévola o ecológica –a menos que se considere que lo sería quemar palacios, enfrentarse a las fuerzas armadas o sabotear las grandes infraestructuras–. «Sólo la violencia sirve donde reina la violencia», decía Brecht. Para los vencedores, la paz es simplemente la eternidad de su victoria.

37

Los cabrones utilizan todas las ideologías humanitarias posibles para proscribir toda compartición neta en el seno de la humanidad –lo que obviamente les perjudicaría–. Nosotros militamos por un mundo sin cabrones. Nos parece un programa mínimo a la par que coherente y satisfactorio.

38

Aprender a reconocer a los cabrones y, para empezar, admitir su existencia, está en el origen de nuestra fuerza: el analfabetismo y el indiferentismo en cuestiones éticas benefician obviamente a los cabrones.

39

El Partido se fortalece depurándose de sus elementos oportunistas, nihilistas, escépticos, covidianos, perversos, narcisistas, posmodernos, etc.

40

La verdadera potencia colectiva sólo puede construirse con quienes ya no tienen miedo a estar solos.

 

                                                             Moses Dobruška


Nota:

(1). Mosés Dobruska (1753- 1794) fue un contradictorio personaje,  hombre de negocios, literato y filósofo social. Nacido en Moravia en una familia judía afiliada a la secta herética de los sabateos, Dobruska se convirtió al catolicismo a una edad temprana, logró un ascenso social notable en la corte de los Habsburgo en Viena y luego emigró a Francia para unirse a la Revolución. Durante su estancia en París tomó el nombre de Junius Frey, fue muy activo entre los jacobinos, pero solo logró sobrevivir a su propia Philosophie por un corto tiempo. Acusado de conspirar en nombre de potencias extranjeras, fue guillotinado el 5 de abril de 1794, en el auge del Terror, el mismo día que Georges Jacques Danton también fue a la horca.   

Cuando apareció su "filosofía social" despertó un interés considerable, tanto que fue apreciada nada menos que por Immanuel Kant. Greco muestra cómo la obra de Dobruska también tuvo otros lectores ilustres, quienes por diversas razones no mencionaron, entre sus fuentes, a un forastero de dudosa reputación, quien sufrió una condena tan injusta como difamatoria. De la filosofía social  se derivan algunos conceptos clave de las disciplinas sociales tal como las conocemos hoy. Un iniciador entusiasta y desafortunado, a veces un teórico brillante, Moses Dobruska merece un papel propio en la historia del pensamiento sociológico.

jueves, 5 de junio de 2025

ESTE ES MI CUERPO, ESTA ES MI SANGRE: VUESTRO PADRE CAPITAL

 

Hace unos cuantos años un amigo me prestó un libro que estaba subrayado, muy subrayado, por un lector anterior a mí y a mi amigo. Enseguida me dí cuenta de que tenía delante dos libros en uno, el del autor y el del subrayador. Supe así tanto, o más, de aquel lector anónimo que del propio autor del libro. Pues eso es lo que he hecho con el texto de Giorgio Cesarano “La insurrección erótica y otras provocaciones”, lo he subrayado según lo iba leyendo y de ese gesto surge este cuaderno, que es algo más que un resumen o una reseña, que incluso en el orden algo he cambiado y también he añadido pequeñas aportaciones propias, que a buen seguro delatan en cuánto pudiera yo estar de acuerdo con el autor, el poeta, traductor y mítica figura de la "crítica radicale" del setenta italiano, que fue una corriente de influencia situacionista y consejista que operó en Italia por medio de publicaciones teóricas y pequeños grupos armados, durante los llamados "años de plomo" (1968-1978). 

El texto completo, que he editado en pdf, está publicado y se puede descargar mediante este enlace: 

https://www.scribd.com/document/872143582/Este-Es-Mi-Cuerpo-Esta-Es-Mi-Sangre-Vuestro-Padre-Capital

Giorgio Cesarano fue defensor, en sus propias palabras, de “una insurrección erótica, para emancipar a la especie de las formas de domesticación y automatismos de la fase más vengativa de la dialéctica civilizatoria”. Todo lo que escribía Giorgio Cesarano, al igual que los poemas de “L’erba bianca” (1959), venía a ser su personal registro de un mundo en desavenencia. Contra el que yo también me siento tan vivo como vencido

Escrito a poco menos de un año de su suicidio, su "Manual de supervivencia" es la obra clave en el trabajo teórico de Giorgio Cesarano. Desde los años 70, el autor milanés observaba que la expansión del capitalismo sobre la totalidad del planeta exigía actualizar el pensamiento político. Tanto el mundo como las subjetividades a partir de ahora se han vuelto ficticias. Se redefinen los términos del conflicto; no ya "socialismo o barbarie" sino "comunismo o extinción de la especie humana". Lejos de invocar las formas históricas de la revolución, Cesarano propone, en un mismo movimiento, tanto un análisis profundo de la expansión del capital como una crítica radical de las subjetividades contemporáneas. A la supervivencia organizada opone un verdadero conocimiento profundo indisolublemente vinculado a la verdadera guerra: la "insurrección erótica, que es un tomar las armas, un duelo contra la muerte cotidiana, un minucioso sabotaje de la persona social" y, finalmente, la realización de la comunidad humana en la totalidad del universo en proceso.

Muy desconocido en España, el libro fue editado por primera vez en castellano el pasado año, 2024, por la editora argentina “La cebra”. Nota: a quienes quieran mayor información sobre Giorgio Cesarano, la crítica radical y las fructíferas discusiones que se dieron en su interior, les puede interesar los libros “Apocalipsis y sobrevivencia” de Francesco Santini y “Un terrorismo en busca de dos autores” de Miguel Amorós.