Tuve noticia hace unos días de la iniciativa "Arte contra el olvido" surgida en Boadilla de Rioseco, que es una pequeña población de la Tierra de Campos leonesa, cerca de Sahagún. Ayer nos dió por dedicar el día a visitar esa zona por la que hemos pasado con mucha frecuencia, pero siempre de camino a otra parte, sin meternos por las carreteras secundarias que llevan a esos pequeños pueblos de ese País terracampino que abarca tierras de cuatro provincias -León, Zamora, Valladolid y Palencia-, dos leonesas y dos castellanas.
Tierra de Campos es lo que los libros de geografía denominan "comarca natural" y a lo que yo me refiero como "bioterritorio" o "país", porque su "paisaje" es lo que tienen más en común las personas y pueblos que habitan esas tierras, que por eso entre sí se reconocen como "paisanos" de la misma Tierra de Campos, cualquiera que sea su provincia burocrática.
Hacía un día de perros y deambular por las callejas del pueblo, mediolloviendo y con un viento helado de esos que te congelan las orejas y te hacen andar más deprisa de lo que sería normal en primavera y sin embargo disfrutamos del paseo descubriendo imágenes de obras de arte que te sorprenden apareciendo de forma inesperada en rincones que de otro modo nadie miraría y mucho menos con ese aire y ese frío, convirtiendo al pueblo en un museo de arte al aire libre. Me imagino que en días más soleados, la escena de los vecinos curiosos mirando a los turistas mirones que recorren su pueblo mirando las fotos y pinturas que decoran las paredes de sus casas y naves agrícolas.
Me gustan estas iniciativas y solo tengo un PERO: sobra todo ese penoso discurso de la "españa-vacía", tan hueco, tan sobado, tan impotente. En los pueblos pequeños hay que contar con los que están y no gastar la escasa energía que nos queda en quimeras turísticas o industriales, mientras abandonamos la verdadera riqueza que proviene de la vida en comunidad, libre y autónoma, compartiendo el Conocimiento y la Tierra Común. A ver si nos enteramos de que, seamos los que seamos, muchos o pocos, lo que nos falta, más que gente, es sentido de "comunidad", que en eso las aldeas nos hemos igualado en lo peor con las grandes urbes, repletas de gente aislada y solitaria. Tanto es así que sería muy propio que se hablara menos de la "españa-vacía" y más de la "españa-repleta"...fijaros qué futuro el de millones de personas hacinadas en bloques de pisos, sin ni siquiera un metro cuadrado de tierra donde producir su propio alimento. Eso sí que es una bomba de relojería, una condena a la competencia despiadada, por el trabajo y el comercio, un Estado de Guerra permanente que se rige por la ley de la selva, donde, se mire por donde se mire, la guerra y el genocidio están siendo normalizados como herramientas propias del desarrollo sostenible, porque en la lógica del Beneficio "sobramos" más de la mitad de la gente que habitamos este mundo.
Con todo este pensar que me asola, aún así, recomiendo un paseo "interior o, artístico", según cada cual, por Boadilla de Rioseco y el País de la Tierra de Campos.
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