Apocalipsis-Trump, imégenes creadas con Inteligencia Artificial |
Cuando escribo ésto, en el Capitolio todo está a punto para la ceremonia de coronación imperial que allí tendrá lugar esta tarde (20/01/2025), con ocasión de la toma del poder en EEUU por el magnate Donald John Trump, por segunda vez, ahora a sus 78 años de edad.
Será en plena aceleración reaccionaria a escala mundial; y en el ambiente hay como un andancio, que decimos por las montañas Palencia, algo así como un vértigo que se contagia por aldeas y barrios de todo el mundo, ante lo que parece un tsunami imparable de nuevos nacionalismos de extrema derecha, que a mi entender ni son nuevos ni deberíamos llamarlos nacionalismos, sino más bien "estatalismos", más que nada por no seguir alimentando la sistemática corrupción del lenguaje que es característica de nuestras democracias liberales, en las que tan fácilmente se tiende a cambiar la realidad a partir de alterar el significado de los conceptos.
Así, por ejemplo, con total ambigüedad, se hace colar la confusión conceptual entre "Nación" y "Estado": una Nación que en la realidad refiere a la comunidad cultural y prepolítica integrada por los hablantes de una misma lengua materna y un Estado que en realidad corresponde al aparato militar y burocrático del que históricamente se han servido las élites para ejercer su dominio sobre la Sociedad y la Naturaleza.
Es falso, pues, el dilema que plantean quienes ven la situación actual como una simple confrontación entre nacionalistas "de derechas" (como Trump o Milei) y globalistas "de izquierdas" (como Pedro Sánchez y muy poco más). Por favor, véase cómo los capitalistas que juegan a la Bolsa, al igual que los pequeños comerciantes de una misma calle son necesariamente enemigos, al igual que los proletarios que en dura competencia se disputan un mismo puesto de trabajo en el mercado laboral. Véase que unos y otros son enemigos POR SISTEMA: un orden social que es estatal y capitalista por su propia naturaleza primaria, fundada en el más primario instinto de nuestra condición animal, que es el de Propiedad territorial y reproductiva, o sea, nada diferente al orden social de los animales de otras especies. Más sofisticado en su apariencia tecnológica e institucional (Estado-Capitalismo-Patriarcado)...sí, pero bajo la misma ley animal de la selva.
Por favor, véase la emoción que en los campos de fútbol conmueve y hermana a gente desconocida entre sí, en torno a "su equipo", aunque éste lo integren jugadores de diferentes razas y nacionalidades comprados en el mercado futbolero. Su vínculo emocional, su pasión, no es con los que juegan, es con la masa de los que vociferan y animan a "su equipo" en la misma lengua; es por sentirse parte de esa comunidad lingüística, de los que allí solo tienen en común una misma lengua materna, la que cada individuo tiene "de nación o nacimiento". Ni siquiera "su equipo" es suyo, "del Común", sino más bien es propiedad de uno o más socios-empresarios- capitalistas...y véase el fervor de los independentistas de todo pelaje, su patriotismo, de derechas o de izquierdas, fijado en la comunidad cultural-inmaterial de su lengua materna y común, ese sentimiento de básica comunidad que tan bien han sabido instrumentalizar las élites dominantes al servicio del Estado, como sentimiento "nacionalista" de las masas y en su propio beneficio, claro.
Por eso, ese sentimiento "de nación" en esencia es prepolítico, emocional, cultural y no político, porque al Estadio se va a ver jugar a un equipo de fútbol, no a tratar de los asuntos políticos que conciernen a la masa allí congregada. Por eso deberíamos decir "estatalismo" en vez de "nacionalismo", para no seguir contribuyendo a la corrupción del lenguaje que subyace al sistema de dominio estatal-capitalista.
¡Menos mal que no es globalista el nacionalista Trump, que de momento, solo quiere anexionarse a Canadá, Groenlandia y Panamá!. Todos estos nuevos falsos nacionalismos son verdaderos estatalismos, nacen todos con un claro sesgo totalitario, con ramalazo imperialista y con un indisimulable tufo neofascista. Y es que, como el agua de la montaña tiende a bajar al valle, por efecto de una inexorable ley de la gravedad, todo Estado tiende a su forma ideal de Imperio.
Hace tiempo que dejé de darle vueltas a ésto que ya se veía venir desde hace años. Al menos yo empecé a verlo venir después de que disolviéramos en Aguilar de Campoo una de las últimas Asambleas del 15M. Dejé de darle vueltas, digo, porque entiendo -o quiero entender- de qué va "ésto" del Capitalismo y del Estado. Y, sobre todo, de dónde viene esta afiliación masiva a la Apolítica por parte de las mismas clases medias y trabajadoras que en 2011 llenaban las plazas del 15M.
El caso es que hoy ha llamado mi atención lo dicho recientemente por alguien muy de la cuerda de Trump, un tal Peter Thiel, que es uno de los individuos más poderosas de Estados Unidos (empresario, administrador de fondos de inversión libre y capitalista de riesgo, el que fundara PayPal junto con Elon Musk), quien pronostica el inicio de una Nueva Era a partir de hoy lunes, añadiendo un mensaje críptico y un tanto enigmático: "oscuras cuestiones emergerán en las últimas semanas crepusculares de nuestro interregno"....según este elemento, “vivimos en los últimos días de un mundo muy antiguo”, y ésto es lo único en lo que estoy con él totalmente de acuerdo.
Su
hipótesis
viene
acompañada de vaticinios que están asustando a mucha gente,
porque
a
propósito de los primeros dias de esa supuesta “nueva era
del Apocalipsis-Trump”,
Peter
Thiel
ha anticipado los primeros acontecimientos que
sucederán al
comienzo de esta nueva era, o sea desde ya, cosas como éstas: “pronto
se revelará una vasta conspiración milenaria: desde el asesinato de
John F. Kennedy hasta el suicidio de Epstein, pasando por la
Covid y por Anthony Fauci, las organizaciones mediáticas, las
burocracias, las universidades y las ONG financiadas por el Estado,
que tradicionalmente delimitaban la conversación pública, serán
derrotadas. La verdad saldrá a la luz”. Además, afirma
estar convencido de que “en la vieja guerra entre
democracia y libertad, internet está ganando la guerra, las
instituciones del antiguo régimen se están derrumbando"...¿se
entiende, no?, con eso el tal Peter Thiel acaba de despejar en un pis-pas la ecuación civilizacional que trae por la calle de la amargura al mundo entero, porque, según Thiel: "Internet, por fin, significa el triunfo de la libertad sobre la democracia". Solo Milei puede ser más cachondo.
Hay, pues, que prepararse para la entrada, si no en una nueva era, sí en una nueva dimensión mental-patológica, concretamente esquizofrénica, de la política a escala global, para poder soportar el estilo críptico-paranoico que tomará la nueva Apolítica imperial del Gran Zar americano a partir de hoy, 20 de enero de 2025...por favor, apunten bien esta fecha.
Resumo lo que pienso al respecto y puestos a profetizar yo no voy a quedarme atrás: el mandato de Trump para nada marcará el inicio de una nueva era, su proyecto de imperio (un Estado a lo Bestia), está más gastado que la pana y es bastante más antiguo que el romano acueducto de Segovia. No obstante, pienso que dentro de cuatro años, cuando Trump finalice su mandato y en caso de llegar vivo y cuerdo a esa fecha, yo me veré obligado a agradecerle que me haya ayudado a demostrar, de modo práctico e irrefutable, mi ya vieja teoría acerca de la Historia de la Evolución Humana, por la que pienso y afirmo que a estas alturas de los tiempos, en 2025, todavía nuestra especie sigue atascada en el Neolítico.
En serio, ¿es que nadie ve que aún siendo una de las especies más sociales y, sin duda, la más avanzada tecnológicamente, hoy como hace no menos de 10.000 años, esta especie nuestra, homo sapìens, sigue organizando su compleja existencia a partir de una ley salvaje de la Propiedad territorial y reproductiva. De ahí la remota antigüedad de las instituciones estatales, en origen creadas por una alianza de sacerdotes-propietarios-mercenarios para proteger esos salvajes "derechos" de apropiación y de herencia, sobre la Tierra y el Conocimiento (nuestros bienes comunales universales), lo que necesariamente incluye el derecho machista a la apropiación privada de las hembras reproductoras.
Por favor, mirad los programas de todos los partidos políticos, o las constituciones estatales, todas, de extremo a extremo, que por ningún lado encontraréis una propuesta parecida a una Declaración de la Tierra y el Conocimiento como Procomún Universal...no, nada de eso...ni ecosocialistas, ni feministas, ni comunistas, ni anarquistas, nadie, nada de nada, nadie que se atreva a cuestionar la Propiedad.
Y así, de qué futuro post-Trump podemos hablar, que no sea un más-de-lo-mismo y en bucle...de qué democracia, de qué ecología, de qué justicia o igualdad, de qué feminismo, de qué otro mundo mejor...en qué futuro podemos siquiera pensar mientras seguimos atascados en la neolítica era estatal de la Propiedad?
No sé lo que esperáis vosotres de la Era Trump. Para mí lo único positivo que espero de los próximos cuatro años (aparte de seguir vivo), es lo que ya dije antes: que Trump me ayudará a demostrar en la práctica lo que no logro demostrar con el pensamiento y la palabra, que diez mil años después de inventar la agricultura y la política sigamos atascados en el Neolítico.
Eso sí, cuatro años más cerca de superarlo...que a optimista no hay quien me gane.
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