viernes, 15 de mayo de 2020

RAÍCES, IDENTIDADES, TERRITORIOS. MÁS ALLÁ DEL ESTADO Y POR UN CAMBIO LIBERADOR


RAÍCES, IDENTIDADES, TERRITORIOS. 
MÁS ALLÁ DEL ESTADO Y POR UN CAMBIO LIBERADOR
Autores: Pablo Sastre y Laia Vidal. Publicado en http://ecologia-social.net


Un ser humano tiene una raíz en virtud de su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que conserva vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos del futuro. (Simone Weil, Echar raíces)



Preguntas principales y análisis

Nos preguntan sobre la relación entre territorios, identidades y raíces y el camino de la revolución y el cambio liberador en nuestros tiempos. ¿No habíamos ya dejado atrás toda etiqueta nacional, no éramos ya unos perfectos ciudadanos del mundo, gentes que nos movemos de aquí para allá, libres de toda constricción y restricción identitaria colectiva? ¿No es la defensa de la nación contraria al internacionalismo y la solidaridad entre los pueblos? Si estamos contra el Estado, ¿cómo podemos defender la autodeterminación de las naciones sin Estado sin caer en el estatismo? ¿Qué caminos se están trazando hoy en día, en pleno siglo XXI, para trascender las limitaciones de los enfoques propios del siglo XX? ¿Qué podemos aprender del pasado para dibujar el futuro? ¿Qué implicaciones tiene nuestra concepción política del mundo en la defensa de la vida en nuestro planeta, en nuestro lugar en el ecosistema planetario como seres humanos?


En la primera parte de este ensayo intentaremos humildemente plantear algunas respuestas a estas grandes preguntas. En la segunda parte, concretaremos los planteamientos y las propuestas que esbozamos en relación a los territorios concretos donde habitamos, Catalunya y Euskal Herria.
Antes que nada, un breve análisis de situación que nos pueda ayudar a entender por qué estamos dónde estamos. En primer lugar, decir que nos sorprende, hoy en día, que no solo no se vea la necesidad de tener en cuenta el enfoque territorial concreto en la proyección de cualquier estrategia de cambio emancipador, sino que no se entienda el enriquecimiento que supone a nivel humano, ecológico y revolucionario, la diversidad territorial y cultural en los tiempos que corren.
Si esto aún es así, es por varios motivos, a nuestro parecer.

La lacra de la incomprensión viene de lejos. Si partimos de la Nación -entendida como lugar-territorio en el que nacemos- podemos decir que existen dos proyectos relacionados con la Nación. Por un lado, existe la Nación que toma el camino del nacionalismo y el patriotismo,es decir, el camino burgués, que convierte a la nación en patria y, en segundo lugar, la nación entendida como pueblo, es decir el proyecto popular de nación. La primera tendencia es un proyecto de las élites, tiende a hacer evolucionar el sentimiento y la voluntad de la nación hacia fines abstractos, de superestructura simbólica (bandera, himno...) mientras que el segundo es un proyecto popular, la gente es y se siente pueblo, el sentimiento y la voluntad se relacionan con aquello concreto, un territorio, las relaciones y los vínculos reales que existen en éste, la ayuda mutua....se trata más bien
de un proyecto basado en una comunidad real, en modos de hacer y de ser, y menos en una comunidad imaginada, en modos de pensar y de pretender.

El primer proyecto, el proyecto burgués de nación, emerge sobretodo como reacción al estatismo de Estados más fuertes, es un proyecto defensivo, que ve como única salida la alianza entre el Estado y la Nación en una forma propia. Un ejemplo de este tipo podría ser el sionismo. En él lo importante es el Estado, las instituciones, y éstas pueden tomar formas monárquicas o republicanas sin que ésto afecte a su esencia real. El segundo proyecto parte de una reacción a unas opresiones que se sienten comunes por parte de unos pueblos que comparten ciertas peculiaridades, y podríamos poner por ejemplo el caso de Occitania o Bretaña. Estos pueblos, en los años 60's y 70's del siglo XX, no tuvieron un proyecto alternativo al proyecto burgués por lo que hace a la nación. En su seno se daba un tipo de nacionalismo de izquierdas, que bebía del sentimiento del pueblo, pero que no pudo salir del mismo modelo (capitalismo-estatismo), que propugnaba el proyecto burgués: su imaginación no iba más allá.

¿Por qué su imaginación no iba más allá? Si hablamos del proyecto popular de la nación tenemos que hablar históricamente de las izquierdas y el anarquismo. Las izquierdas y los anarquistas pasaron de un proyecto de identificación con su «patria chica» a un proyecto de identificación no con una «patria grande» como el Estado Nación, sino con una clase social.
Triunfó más su identificación con la clase proletaria que con una nación. Eso fue así por un lado porque su forma de vincularse y funcionar se sentía más identificada con unas maneras de hacer comunes, que tanto se daban en los pueblos y el mundo rural como más tarde se dieron en los ateneos y fábricas de las ciudades, que con una comunidad más abstracta que relacionaban con un proyecto interclasista que no deseaban. La clase proletaria se identificó con el sistema fabril, el economicismo, el paradigma del progreso, con un solo medio vital -el trabajo- en detrimento de otros medios configuradores de identidades. El anarquismo rural quizás no fue tan allá, porque tampoco fue tan allá su desarraigo, sin embargo tampoco supo trascender la patria chica con un proyecto más amplio que no cayera en los paradigmas de la modernidad estatal. El anarquismo, de hecho, confundió el odio al Estado con el odio a la nación. Para contrastar el proyecto burgués que intentaba unir Estado con nación, y debido a la primacía de las clases sociales como factor identitario, se fundó un imaginario internacionalista que relegaba en último lugar las cuestiones identitarias en un sentido amplio, contraponiendo la solidaridad entre pueblos a la defensa de un hecho nacional propio. Hoy en día este paradigma de internacionalismo mal entendido también ha sido cooptado por el sistema estatal-capitalista, que nos está llevando a un cosmopolitanismo que se ha convertido en un proyecto globalista destructor que parece tabú cuestionar, a riesgo de ser tachado de reaccionario o de estar contra el progreso. Así pues, las principales contradicciones de los enfoques nacionales, territoriales e identitarios aún no están resueltas hoy en día, pero afortunadamente existen numerosas luces al final del túnel, algunas ideas y prácticas que intentaremos esbozar a continuación.

Nuevos imaginarios para naciones no nacionalistas

Pensamos que desde posturas libertarias debe existir una disociación entre nación y estado. Creemos que es posible defender el hecho nacional sin caer en el nacionalismo y que ello es fundamental hoy en día, en un mundo donde el Estado ha triunfado, el pueblo cada vez está más desestructurado con entidad propia de «los de abajo», «los sin poder», y las personas concretas se encuentran más confundidas y desenraizadas. Creemos que la nación tiene una raíz popular que el proyecto de las élites eclipsa y coopta para sus propios fines. Podemos hacer varias consideraciones al respecto de un proyecto popular de nación en pleno siglo XXI:

- La nación es sólo uno de los muchos «medios vitales» que definen al ser humano y que lo sitúan en el mundo. Una planta para crecer y desarrollarse necesita una serie de condiciones. Ahora las plantas pueden crecer sin tierra-cultivos hidropónicos alimentados desde arriba- pero saliendo del paradigma del progreso tecnológico las plantas siempre se han alimentado de tierra, de sol, de aire, de agua...de todo un entramado de factores interdependientes que facilitan el despliegue de su vida y existencia. Todos estos factores se interrelacionan y las constituyen....son factores concretos,muy reales.

- Una cosa es renegar de los Estados, la otra es renegar de las raíces. Los zapatistas por ejemplo, o las kurdas, reniegan de los Estados pero no de sus raíces. Pretenden defender el hecho nacional sin caer en el nacionalismo,construir una democracia sin Estado, o una autonomía sin Estado, o un mundo donde quepan muchos mundos...son algunas de las formas de decir que esbozan un mismo proyecto, en el que hace falta profundizar. ¿Por qué? Es suficiente echar un vistazo a lo que está pasando en el mundo para darse cuenta de que es, mayormente, la rebelión hoy en el mundo, la rebelión de los pueblos enraizados - o de los que no han perdido completamente sus raíces - o de los que, habiéndolas mayormente perdido, buscan recuperarlas, o enraizarse aquí o allí...En este sentido, como autocrítica para Occidente, sorprende ver como se idolatran, veneran, defienden e importan las culturas «indígenas» de otros lugares del mundo (por ejemplo, las de America Latina) mientras que las propias se desconocen brutalmente, se niegan o se ven simplemente como reminiscencias del pasado. Todo esto tiene que ver con la defensa del progreso y la interpretacion lineal de la historia, de la que somos herederos la mayor parte de pueblos occidentales. No tenemos en cuenta ni defendemos nuestras propias raíces, puesto que el proceso de estatización de nuestras comunidades ha sido brutalmente impuesto, nos queda más lejano, y hemos acceptado este proyecto de Estado-Nación como si fuera una «evolución natural» de nuestras sociedades.

- Hoy en día se hace necesario redefinir «las raíces». Hay que hablar de las raíces reales: las que todas las gentes tienen o han tenido, hasta su masivo desraizamiento en estados y ciudades. Raíces que no surgen por estar durante generaciones en un sitio: ciudadanos de siempre pueden no tenerlas, pueblos errantes pueden tenerlas muy profundas. Enraizar es más una voluntad que un hecho: uno es en donde se hace, en donde vive, estas identidades pueden ser más cambiantes, pero no por ésto ser negadas. El enraizamiento puede ser una cualidad del ser, más que un territorio. El enraizamiento tiene muchas vertientes, con una base territorial o sin ella.

-No hay que confundir las estructuras políticas que dominan un territorio, con el territorio ni con la nación. Podemos definir el nacionalismo como la voluntad de que las estructuras políticas coincidan con los sentimientos-historia de un determinado grupo étnico-cultural que se arraigue en un territorrio homogéneo, cosa que genera muchos problemas y es un forzamiento innecesario de una realidad mucho más compleja. La territorialidad cobra sentido con el paso de las “ius gens” (comunidades autónomas) a la “ius civitae” (el estado organizado en base al territorio y a la propiedad individual). El perseguir una sola identidad para los pueblos genera muchas problemáticas. Se apela a la historia, a la territorialidad, al idioma, para defender en realidad la estandarización bajo la forma de un Estado, a pesar de que este promueve la homogeneización y el
autoritarismo imponiendo un único modo de ser sobre la diversidad de los pueblos.

-El nuevo imaginario y realidades que estamos desarrollando tienen una doble vertiente: por un lado recuperar nuestra tradición asamblearia popular, de derecho natural consuetudinario, basada en la propiedad comunal y las relaciones de proximidad y amor, y por otro lado, proyectar estas raíces hacia el futuro, hacia una nueva forma de ser y estar en el mundo, una revolución civilizatoria: nuevas formas de entender y concretar el común en el siglo XXI, descentralización, convivencia y reintegración con la naturaleza para la resiliencia ecológica y energética...Recuperar el pulso pueblo-poder oligárquico, que parece que hemos perdido. Nos ganaron primero por la fuerza y la imposición, hoy por la cooptación y la confusión.

Queremos una sociedad que vuelva a ser pueblo y un ser humano que vuelva a ser humano. Por una verdadera independencia: análisis concreto histórico-actual y propuestas de la autonomía y el comunal en Catalunya y Euskal Herria

Catalunya.Análisis

El nacionalismo catalán tiene una clara raíz burguesa, mientras otros «nacionalismos» de la península ibérica son de carácter popular y la burguesía local los rechazó. Así, no se puede hacer un único analisis del nacionalismo, se tiene que ver caso por caso. La burguesía catalana optó por aceptar y reconstruir el nacionalismo catalán, canalizando una voluntad y un sentimiento popular por una vía concreta, que excluye a muchas personas que se sienten catalanas pero que no se sienten identificadas con el proyecto burgués del estado-nación catalán. Esto ha sido así históricamente y lo sigue siendo hoy en día. El trabajo y la repercusión de la Plataforma por el No-Si en 2014 mostró que hay muchas personas que cuestionan las vías estatalistas a la independencia, pero que hace falta concretar un proyecto.

El «Procés» que lleva más de 7 años en Catalunya tratando de dar respuesta a las inquietudes de cambio de la gente a través de la supuesta «independencia» estatal, tiene aspectos negativos y positivos que se podrían resumir en:
La tergiversación del significado de democracia: si bien desde el 15M, y mucho antes por parte de diversos movimientos sociales, la impugnación de la democracia representativa y los partidos políticos era muy clara (frases como «no nos representan» eran constantes en las movilizaciones del 15M) y la desafección hacia la clase política era creciente (movilizaciones como las de «cerquemos el Parlamento» lo muestran), actualmente y desde el inicio de los procesos de referéndum para la independencia de Catalunya, la legitimidad y afección hacia la clase política se renueva y se mantiene. Se supone que un Estado más pequeño será más accesible a la gente,menos corrupto, que los impuestos los pagaremos más a gusto porque lo sentiremos como nuestro. Ya para el proyecto de independencia y todo lo que implica a nivel presupuestario se habla de fomentar el apoyo económico popular a éste: emitir «bonos patrioticos», de avazamiento de impuestos....Todo ésto deriva claramente en una renovacion de la legitimidad estatal y en el aumento de la confusión Estado-Pueblo. Se supone que con el proyecto de Estado catalán la clase política se pone al servicio de la voluntad del pueblo, pero ésto solo son apariencias pues en esencia nada cambia.
La forma como se decide la pregunta del referéndum, como se convoca, la misma pregunta -que incluye los conceptos de Estado y República como intrinsecamente ligados a la independencia- cerca cada vez más las mentes y las conciencias de las personas a lo que podría ser una verdadera emancipación.

- Al ser un referendum vinculante se supone que el gobierno hará lo que pida el pueblo....pero...¿no será el pueblo quien estará respondiendo a lo que quiere el gobierno? En este sentido, las «organizaciones de la sociedad civil» (ANC, Omnium Cultural..), que se presentan como mediadoras entre el pueblo y el gobierno -constituyendo asi un tandem, un doble filtro a lo que sería una verdadera democracia- , ya han dicho que estarán al lado de la Generalitat. Asi mismo, la AMI (Asociación de Municipios para la Independencia), se erige en representante del «mundo local», y se doblega al gobierno diciendo que «se pondrá a disposición del parlamento y del gobierno para hacer aquello que les pidan». En nuestra sociedad queda claro pues, que ya no hay proyecto popular, que ya no hay proyecto local, que ya no hay pueblo. Solo instituciones, representantes, delegados, mandados, o lo que sea. O esto quieren que pensemos....

- La propaganda es apabullante y los ataques a la libertad de consciencia constantes. Así no se puede pensar un proyecto de país, un proyecto de sociedad. Es el ritmo que marca la agenda de los de arriba. Pero hay mucha gente, desde hace años, que ya ha tomado en sus manos la construcción de la independencia real:las decenas de PAHC's por el territorio, los grupos de consumo y soberanía alimentaria, los sindicatos de barrio, las comunidades de vida autogestionada... Todo esto generalmente se ignora,o se pone en un lugar secundario y se habla solo de la independencia a un nivel abstracto, simbólico e institucional. Aparte, el paradigma de progreso capitalista o su contrapartida de socialdemocracia radical, impregnan las campañas por la independencia: unos apelan a la internacionalización, a las infraestructuras, a la competitividad, al espolio fiscal... los otros apelan al bienestar, a las pensiones, al paro...los dos comparten la varilla mágica de que la independencia lo cambiaría todo. Y los dos piensan desde un mismo paradigma, aunque desde distintas vertientes. La típica división entre izquierdas y derechas pintada con motivos nacionales que permitan dejar los equilibrios y las concreciones para más adelante. Pero lo que queda en último lugar, aquello de lo que no se habla, es de una tercera vía revolucionaria comunitaria, sin Estado, sin capitalismo, con pueblo autogestionado.

-No es possible una independencia basada en un modelo de bienestar, riqueza y progreso que no tiene en cuenta el contexto mundial actual, que aspira a situarse en la pirámide de poder y seguir viviendo en una burbuja de «bienestar» mientras la mayor parte del mundo se hunde. Sin un cambio de paradigma no hay independencia posible, solo un nuevo Estado. Tendremos un estado, pero no tendremos la independencia: somos, de hecho, mas dependientes que nunca: de los bancos y sus creditos y monedas, de la energía que llega de otros países, de nuestros jefes, de las ayudas estatales y subvenciones....Si los motivos de fondo para luchar no cambian, cualquier independencia será guiada por unos valores negativos que destruirán más y más a Catalunya y sus gentes y entorno natural.
En su posible lado positivo, el Procés puede tener algunos impactos en: 

- Romper el silencio que impera desde la transición respecto a la represión franquista en Catalunya. Están saliendo a la luz los numerosos casos de tortura por parte de la Operación Garzón en el 92, cuando Barcelona a luz de todos se estaba convirtiendo en ciudad olímpica con voluntad y necesidad de integrarse plenamente en el orden capitalista mundial, se hacen leyes para anular los juicios sumarísimos y reivindicar la memoria de los olvidados....es importante, no obstante, que con estos pasos tan importantes no se nos distraiga la atención que nos olvidemos de cuestionar el nuevo proyecto de «transición» a la catalana que nos quieren vender. Al pasar del régimen dictatorial franquista a un régimen de «democracia representativa», el Estado ganó autoridad y pudo mantener prácticamente intactas todas las estructuras legales de espolio del pueblo. Los movimientos sociales se relajaron y confiaron en el aparato politico para solucionar los problemas, de manera que el Estado pudo reducir su nivel de represión, llegando a cotas cada vez más perfeccionadas y sutiles en los métodos de dominación y ejercicio del poder. Hemos de evitar que esto vuelva a ocurrir.

- La insistencia en la desobediencia, aunque sea a un nivel muy limitado, a la legalidad vigente. Apelando a una legitimidad que puede ser cuestionable (por no ser quizás tan mayoritaria como algunos querrían), se pone sobre la mesa que las personas podemos no obedecer el marco legal vigente si consideramos que constriñe en nuestras voluntades y necesidades. Si esta conciencia de desobediencia se ampliara a la necesidad de impugnar todo el sistema social y de valores actual (propiedad privada absoluta, tiranía del dinero y el trabajo, dominio de la ciudad y el paradigma urbano, organización política estatista...) ya sería algo positivo, puesto que el cambio necesario necesita y necesitará amplias dosis de desobediencia. Pero....qué responsabilidades estamos dispuestos a asumir? La desobediencia normalmente implica unas convicciones profundas y unas responsabilidades asumidas, que un discurso simplista, masivo, de transición fácil y rápida como se hace desde el procés, no contempla. En el caso del procés, no estamos hablando de un conflicto donde el pueblo organizado se enfrenta a todas las formas de dominación sino que es un conflicto donde una u otra forma de organizacion estatal sale ganando, con apoyo o sin apoyo de la gente, y por lo tanto el pueblo siempre saldrá perdiendo y desgastándose, a no ser que todo lo que se haga se haga con consciencia y criterio revolucionario.

Inspiraciones

Ha llovido mucho desde nuestras primeras reflexiones en 2014 acerca de la cuestión independentista en Catalunya. En abril de 2015 conocimos de primera mano la propuesta del Confederalismo Democrático kurdo y sus reflexiones acerca del Estado y el nacionalismo y vimos en ello un espejo de nuestras voluntades y pensamientos al respecto, con la virtud de ser los kurdos un ejemplo real, en continua construcción y automejora, de aquello que pregonan. Los kurdos, junto a todas las personas que habitan en Rojava, ya no buscan la creación de un Estado, sino vivir en comunidades libres y autogobernadas, basadas en la democracia directa, sin sexismo y en equilibro ecológico. Dicen: «No queremos jugar a este juego. Queremos crear un juego nuevo. En vez de un Estado independiente, preferimos la autonomía».
En este sentido la lucha kurda puede resultar una inspiración para un movimiento mundial hacia una democracia verdadera, una economía cooperativa y hacia la disolución progresiva de los Estados- Nación.
Su objetivo no es reemplazar un gobierno de un Estado por un gobierno de otro Estado, sino acabar con el gobierno de cualquier Estado. Gobernar no con el poder sino contra el poder. Y dispersar de todas las formas posibles el poder centralista del Estado. Quieren acabar con el lema de «una bandera, una lengua, una nación». Exponen: «En los últimos centenares de años los pueblos han luchado contra el Estado y históricamente han conseguido la independencia, pero no han conseguido la libertad, porque no se han emancipado ellos mismos del Estado. Su concepto de libertad queda dentro de los limites estatales». (...) «Como kurdos, entendemos que nuestros problemas no se resolverán creando un nuevo Estado-nación: ¿cómo podemos superar el caos con el mínimo de sangre posible? ¿Cómo podemos encontrar una solución diferente a las actuales fronteras estatales?

En la otra punta del mundo, dentro de las fronteras de México, se alzan desde la década de los 90 ejemplos de autogestión y autogobierno que actualmente ya van más allá del zapatismo, organizando la autonomía de los pueblos originarios por doquier. Por ejemplo, las 140 colonias y comunidades de Ayutla de los Libres, que han reemplazado a las autoridades municipales por asambleas populares y en donde se han enfrentado claramente dos modelos, el de los partidos conservadores y el modelo de asamblea comunitaria, en un referendum popular realizado este 10 y 11 de junio pasado.
Frente a las leyes estatales reivindican autogobernarse en base a sus usos y costumbres. También es conocido el proceso de autonomía en Miochacán, donde han empezado un proceso que denominaron la "autonomía sin permiso de nadie". "El camino a seguir es la autonomía en los hechos. Un camino a partir del derecho histórico de los pueblos indígenas. No hay que pedirle permiso al gobierno. Hay que ir construyendo las condiciones para que haya autonomía real. Hay que hacer mucho trabajo de base. Trabajar mucho para que se den las condiciones y la determinación de la autonomía surja de las bases, del pueblo". Así, tras constatar las raíces de sus instituciones e historia comunal, reivindicaron al Estado los recursos para efectuar plenamente su autonomía como comunidades. No existen los partidos politicos, sino los comuneros habitantes de la comunidad que son elegidos directamente por ella.

En Cheran Keri, una lucha por la defensa de los bosques evolucionó en un movimiento por la libre determinación y autogobierno, expulsando a los partidos políticos y rigiéndose por usos y costumbres.
Tuvieron que hacer sus luchas legales contra el Estado, pero en este caso por una verdadera autonomía, no por una independencia simbólica e institucional. Requirieron que en Cherán se respetara el derecho a decidir y elegir a sus autoridades conforme a su derecho histórico, sustentándose como comunidad indígena por medio de su Título Virreinal de 1540.
El proceso de autonomía que se ha dado ha permitido diferentes formas de autogobernarse según las voluntades e idiosincracia propia de las comunidades: por ejemplo la comunidad de Tanaco decidió no participar en las elecciones por usos y costumbres de Cherán, e iniciar un proceso que concluyó en su propio procedimiento electivo. Tuvieron que reivindicarse para que el Estado los reconociera y la comunidad de Cheran Keri se posicionó a su lado apoyando que se les otorgara parte del presupuesto municipal de Cheran en proporción a su población para desarrollar su vía autónoma.

En otra comunidad, Pichátaro, el primer paso fue crear actividades de concientización mediante talleres, foros o conferencias, donde las autoridades civiles y comunales se nutrieron de información sobre los derechos que mantenían como comunidad originaria, datos estadísticos sobre la comunidad, documentos sobre las asignaciones presupuestales al Municipio, ejemplos históricos de lucha de comunidades originarias y la legislación internacional, nacional y estatal en materia indígena. Toda esta información les sirvió para exigir su derecho, derivado de la libre determinación y autogobierno, de administrar y ejercer directamente los recursos públicos que equitativamente les correspondían en relación con el porcentaje de población del municipio.

Propuestas:

Entonces en Catalunya de qué vamos cuando hablamos de independencia?
Hay que tener en cuenta diversos factores que nos desvían de la autonomía real y ir pensando una estrategia sobre la cual poder ir avanzando en un proyecto que impugne el Estado y vaya más allá de él en la recuperación de nuestras raíces. Un proyecto en qué podamos valorar en qué grados cada
paso nos acerca más a la autonomía o nos aleja de ella.

-En primer lugar es imprescindible restaurar el tejido social. El «Estado del bienestar» y en general, la ideología del bienestar, el consumismo y el dinero, nos ha apoltronado y nos ha hecho esclavos y cómplices de un sistema que hace aguas y que no nos hace felices. La pobreza que predomina en las
comunidades que hemos citado como inspiraciones es un factor clave porque hace necesaria la autoorganizacion y autogestion de la vida cotidiana. En los países en los que el Estado no ha desarrollado su faceta de «estado del bienestar», dando mijagas a la gente a cambio de paz social, es más fácil impugnarlo, y más necesario suplantarlo. Se muestra claramente para quién trabaja, ya que no puede trabajar para unos y otros, haciendo equilibrismos, como ha tratado de hacer aquí la socialdemocracia. En este sentido, las crisis económicas, energéticas, ecológicas, laborales, de valores, espirituales....que nos azotan pueden ser una oportunidad para despertar de un sueño en el que estamos sumidos, un gran golpe que nos haga reaccionar y cambiar de rumbo. Pero este cambio de rumbo requiere fuerza, ilusión, dedicación....porque sino el miedo y la incertidumbre se apoderaran de nosotros haciendo que nos resistamos más y más a abandonar los caminos trillados, aunque ésto nos lleve a un suicidio colectivo. Hay que hacer una revolución en las personas, en la conciencia de cada cual, en los valores. Un cambio de paradigma.

- Hay que recuperar la verdadera historia popular de nuestros pueblos. Recurrir, como hacen las comunidades originarias, a cualquier atisbo histórico que podamos analizar y entender para retomar formas de organización comunal que nos han sido robadas. El comunal no solo era un tipo de propiedad, sino un modo de estar en el mundo. Sin entender la cosmovisión que hacía posible el comunal, sin ir más allá del politicismo, no podremos cambiar la dirección de los acontecimientos. La historia y los referentes que nos vende el nacionalismo burgués no es la historia de nuestro pueblo, sino la historia de los vencedores. Los ilustrados, los amantes de la revolución liberal, del republicanismo, del progreso, de la tecnología...es una historia de las élites y que relega las costumbres populares a mero folcklore.
En este sentido estudiar profundamente la época medieval catalana, las revueltas populares del siglo XIX, la revolución libertaria del 36, los movimientos autónomos durante la transición, los disidentes de toda época y condición, la simbología, los ritos, las costumbres...todo ello nos dará unas bases argumentativas y una fortaleza y sentido para aprender del pasado y proyectar el futuro.

- El papel de las mujeres y de la resiliencia ecológica tiene que ser prepoderante en una verdadera revolución. Nuestra comunidad se ha destruido en primer lugar por la lucha contra las mujeres como puntales de la sociedad.
La ideología capitalista de la igualdad y el medrar dentro del sistema ha dividido al pueblo empezando con minar las relaciones entre mujeres y hombres, y se encuentra hoy en día atacando las bases de la vida en sí misma.
Nuestros hijos e hijas viven en un mundo hostil, alienado, donde «la gente no está donde debería estar, que es el verdadero sentido de la alienación.
No está con los suyos, está "a otra cosa", supuestamente más importante y que no lo es. Tampoco está en el lugar donde mejor está adaptado para vivir, está "en otro sitio", supuestamente mejor». Hasta que no cambiemos este paradigma de raíz, que tenemos tan metido dentro, todo cambio institucional no acabará con nuestras dependencias, sino que las acentuará. Por otro lado, la matriz que nos sustenta, que nos ha sustentado durante siglos, es la tierra, el aire, el sol, los árboles, el agua...y todo ello está entrando en una situación de caos, de impredecibilidad, que no somos capaces de captar en toda su extensión y gravedad. Tenemos que volver a reconectarnos con aquello que es parte intrínseca de nosotros, dejar de dominar y controlar a la naturaleza. El proyecto indepedentista tal y como se concibe habitualmente tiene un tinte ambientalista, de pretendida sustentabilidad, pero que no cuestiona el «progreso» material, ni el crecimiento económico, ni las grandes infraestructuras, ni la globalización neoliberal...y no nos damos cuenta que ya estamos en una situación límite en qué solo la fuerza de las comunidades enraizadas con un fuerte componente de ayuda mutua podrá resistir con más garantías al expolio generalizado, la pobreza energética, la exclusión masiva....

- Qué papel tienen las instituciones pues? Hay que recuperarlas, hay que reemplazarlas, hay que participar en ellas, o qué hay qué hacer?
Pues en el momento actual, la insistencia en las instituciones y los cambios desde ellas, nos debilita como pueblo. Las mejores energías de las personas preparadas y bien intencionadas se derivan hacia cauces institucionales, y las calles se vacían y se resienten. Las retóricas oficialistas nos distraen.
Cuando volvamos a ser una fuerza popular que pueda ser un actor de peso en sus reivindicaciones de autonomía a los Estados -al Estado que sea- se podrá priorizar la lucha legal, pero en la situación actual no está claro que esto nos vaya a ayudar. Un Estado es antitético a la autonomía y no parece factible que este mismo estado una vez constituido apoyara la autogestión y la autonomía generalizadas. Tendría que existir un movimiento popular de base con suficiente fuerza e independencia de las instituciones para poder representar una verdadera alternativa al sistema. A ello tendríamos que dedicar todas nuestras energías presentes y futuras.

-Pasar de la democracia independentista al comunalismo autonomista. Parece cada vez más difícil reivindicar la democracia sin caer en el estatismo, puesto que el sistema actual ha usurpado este concepto y le ha dado tantos tumbos que ha perdido todo su referente original. El comunalismo autonomista por otro lado, sería la propuesta de autogobierno por comunas asamblearias en vez de ayuntamientos institucionales, y de practicar una autonomía real en vez de luchar por una independencia simbólica. Recuperar el significado de «política» entendiendo no la política como arte de gobernar, que es el proyecto de las élites, sino el hecho de vivir la política como parte integral de una vida autónoma.

- Las luchas de resistencia a la usurpación de lo «público» para no perder aún más autonomía en el marco del sistema actual las haremos impugnando siempre la naturaleza no democrática y a menudo perversa de las instituciones actuales (solo hacer falta pensar en la educación y la sanidad, que no son malas solo porque sean privadas, sino por el paradigma de adoctrinamiento y delegación al que responden) y defendiendo la necesidad de crear otro tipo de instituciones comunitarias, como ya estamos haciendo desde los márgenes del sistema. Será buena toda lucha que tienda a generar el maximo de autogestión y autoorganización popular y que esté conectada con la transformación global de la sociedad. Ojalá el proceso de desobediencia legal que se predica a través del movimiento independentista se extienda a una desobediencia integral de todas las insituciones del sistema.

Para saber más:
Manifiesto por el No-Sí: la revolución sin Estado-Nación es la solución:

La vía revolucionaria del No-Sí:

El proyecto independentista desde una perspectiva revolucionaria:

Nacionalismos,independentismos y anarquismo:

Plataforma por el no-sí: www.no-si.cat y su antología de artículos:

Independencia sin Estado:

El comú català:

Fragments entorn a la revolució de Rojava:

Ayutla de los Libres se regirá sin partidos políticos y por la autonomía; es hora de que los pueblos se autogobiernen:

Historia sobre los consejos y autogobiernos comunales de Miochacán:

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